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The Reason por misery_182

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Notas del fanfic:

Hey you!

Esta es la primera cosa original que publico, también es la primera que termino jojo. Justo hoy de hecho, si hay errores de tipeo, hay dispensen xD

Que emoción, espero tener muchos reviews, y todo solo porque es algo original, iih… ya pues.

Y esta vez, ni por ser algo original me salvé del disclaimer…

Disclaimer: La canción se llama The reason, y pertenece a la banda Hoobastank. Hermosa, hermosa canción.
Y ya saben, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Notas del capitulo:

Como dije antes, hay parejas heterosexuales pero se compensa al final, lo prometo, y un montón de groserías que uso a diario xD

No pretendo ofender a nadie con lo que escribí, en serio, y si alguien llega a sentirlo así, lo siento mucho, solo es una forma de expresarse y aunque está mal, las personas la usamos, y sí, me incluyo. Así que de antemano, discúlpenme.

Espero lo disfruten, sin más, ¡a leer!

Futbol, cerveza y amigos. Esa era la definición de una tarde perfecta para él.

A veces se reunían en su casa, pero hoy la responsabilidad era de otro, gracias a Dios, pensó con alivio. La última vez que recordaba una reunión de esas, habían terminado tan borrachos que de algún modo, al día siguiente, la mesa de centro de su pequeña sala había terminado hecha pedazos y ninguno recordaba porqué y ninguna de sus novias había querido decirles que había pasado, ni siquiera su novio.

Pero él no era gay, solo su novio. Y eso no era algo que molestara a ninguno, ni a ellos ni a ellas.

Como fuera, los padres de su amigo tenían una pequeña reunión en el patio trasero pero les habían dejado la sala y una hielera con cerveza, y si no era suficiente podrían salir y tomar más. Todo bien, todo perfecto. Hasta que sus respectivas parejas decidieron aparecer por obra del maldito mago Merlín o quien sabe que idiotez había dicho Miguel, el anfitrión.

No estaba tan mal, ellos podían quedarse dentro y las chicas y su novio afuera, disfrutando de la discada*, pero por alguna razón no salían, no se movían y no hablaban, por más que hubieran intentado ofrecerles algo de tomar o de comer.

Observaban a un amigo de la hermana de Miguel, un español o algo así, rubio, ojiazul, bien parecido… no era la gran cosa, a su parecer.

-Pero míralo, es tan guapo…- decía la chica rubia, Sandra, sin importarle que su novio Daniel la escuchara.

-Tan caballeroso…- dijo Victoria, embobada, sin notar la mirada de Ángel.

-Tan fuerte…- se mordió el labio inferior Christian, el único chico, rubio y de ojos verdes, ante la mirada atónita e incrédula de su chico, Erick.

-Tan sexi…- susurró la última, Marta, tomando su cabello castaño con nerviosismo, ignorando a Miguel.

-Hola- las saludó el chico que miraban desde hacía unos minutos.

-Hola… dijeron atontadas. –Yo soy Victoria, pero tu puedes decirme Vicky- se presentó acomodando su negro cabello.

-¿Vicky?- Ángel abrió grandes sus azules ojos.

-Yo me llamo Sandra, pero dime Sandy- sonrió coqueta la rubia de cabello corto.

-¿S-Sandy?- un tic aparecía en uno de los ojos de Daniel.

-Yo me llamo Marta, pero de cariño me dicen Mar- la chica se aproximó al rubio sonriendo.

-Ma-Ma-Ma-Marta…- tartamudeó Miguel, sin dejar de mirarla.

-Y yo soy Christian- el chico se mordió el labio inferior –pero dime Chris- se lamió los labios mirándolo coquetamente.

-¿Pero que mierda? ¿Chris?- lo llamó Erick, pero igual que las otras tres, hizo caso omiso, y se fueron en compañía del extranjero.

-Yo soy Enrique- les sonrió galán. -No me puedo imaginar que tan bellas personas serán por dentro, teniendo en cuenta lo guapas y guapo que son- alcanzaron a escuchar antes de que salieran de la casa, para integrarse a la pequeña fiesta.

Los cuatro chicos a sus espaldas apenas podían mantenerse en pie. Asombro, incredulidad, frustración, impotencia, ira… todo revuelto se reflejaba en sus ojos.

-Coqueteándole a otro en mis narices…- Dani se dejó caer en el primer lugar que encontró, aún sin recomponerse.

-Solo yo… dijo que solo yo podía llamarlo Chris- lo imitó Erick, un chico de cabello café, casi negro y ojos negros como la noche.

-Tranquilos, él está bueno, yo me quedé igual que ellas cuando lo conocí…- esa era la hermana de su amigo Miguel, Cecilia, muy parecida a él, cabello castaño claro y ojos cafés.

-No estás ayudando Ceci- la calló su hermano, casi corriéndola de la habitación.

La chica se fue a la cocina a seguir ayudando a su madre con la comida.

-Coqueteándole a mi novia delante de mí, eso es caer bajo- dijo decaído Ángel.

-Diciéndoles que son más bellas por dentro que por fuera- lo arremedó el de cabello negro, Daniel –esas son mariconadas.

-¿Bellas por dentro? Si, pero por dentro del sostén- se burló Miguel abriendo una cerveza.

-Habla por ti- lo calló Erick, medio divertido medio molesto.

-Venga, ¿que apoco Chris no está todo bueno?- se rio Ángel, el de ojos azules, los otros se rieron.

-Pero que jjjjjjoto- se burló de nuevo el castaño, imitando la voz de un video que habían visto en internet.

Afuera las muchachas y los chicos charlaban, riendo divertidos. El pelinegro se puso de pie y observó por la ventana.

-Me siento desplazado- admitió.

-Y que lo digas- apoyó el castaño, mirando al techo.

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there´s many things I wish I didn´t do
but I continue learning

-Pero para mi, que ese es puto, no te ofendas Erick- se disculpó Daniel.

-¿Cómo que puto?

-Marica, Miguel, marica- explicó molesto.

-¿Y porqué crees eso?- cuestionó Ángel.

-Pues mira, nada más mira- señaló a lejos -¿desde cuando un chico entiende a una mujer? ¿Tú las entiendes?

-Pues no- negó bastante obvio.

-¿Desde cuando un chico entiende de moda, de sentimientos y esas cosas? ¡Nunca! ¿Me oyes?- dijo alterado fumando.

-Si, pero eso no quiere decir que sea puto- señaló Ángel, mirándolos. -A ver, Erick, tu eres gay, dime ¿sabes de esas cosas?

-Pues no, ¿qué voy a andar sabiendo yo de esas pendejadas? Pregúntale a Chris- sacudió una mano, como quitándose la responsabilidad.

-¿Ya vez? Erick no sabe de eso y es gay, el que sepa de esas cosas no lo hace gay- recalcó.

-¿Y el que no lo sepa si? Además Erick es un caso único, y lo sabes, hasta él mismo lo admite, él no es gay, solamente le gusta Chris, los demás chicos ni le van ni le vienen, él lo ha dicho- lo señaló con el cigarro.

-Si, si, ya cállense, al rato se les pasa, vamos a ver el juego- pidió el de ojos negros, esperando así desviar la conversación de su sexualidad.

-¿Qué al rato se les pasa?- preguntó aun más molesto Daniel. –Es mas, mira- lo jaló del brazo para que viera por la ventana. Las tres chicas iban detrás del rubio, este abrazaba a la rubia por los hombros y al chico le acariciaba la barbilla con su mano libre.

-Ese wey… yo lo mató Dani, lo mato- dijo moviéndose para ir detrás del extranjero.

-Hey, tranquilos- pidió Miguel, asomándose para ver lo que pasaba, Enrique le estaba besando el cuello a su novia, Marta, su amada. –Será cabrón- susurró lleno de ira.

-Paren, no podemos llegar solo porque si y reclamarle cosas que ni siquiera sabemos que son…- habló Ángel.

-Asómate.

-¿Qué?- obedeció a su pelinegro amigo y vio al foráneo abrazando melosamente a Victoria, su Vicky. -¿Pero y ese quien se cree? ¿Cree que puede llegar y bajarnos a nuestras novias nada más porque se le antoja?- dijo enojado, sin que ninguno notara que las chicas y los dos muchachos habían caminado lejos.

-Ahí vienen, siéntense, hagan como que no les importa- recomendó Erick, tumbándose en el sofá. Los otros lo obedecieron y miraron distraídos el inicio del partido.

La puerta se abrió y las tres chicas y el chico entraron a ver a sus respectivas parejas.

-Nee, Miguel- llamó su novia, Marta, sentándose a su lado –¿Qué están haciendo?- preguntó melosa.

-Mirando el partido… no, no, no- se enderezó como si de verdad le interesara lo que pasaba.

-¿Y no quieren venir con nosotros? Enrique nos pidió que le mostráramos la ciudad- dijo el de ojos verdes, sonriéndole a su pareja.

-¿Y perdernos el juego? Nah, ni que estuviera loco…- respondió sin mirarlo.

-Vengan, acompáñenos- pidió Sandra moviendo un poco a Daniel para llamar su atención.

-Shh…- la calló enderezándose –pero que, eso es falta árbitro- señaló la pantalla.

-¿Para que nos quieren?- preguntó Ángel sin dejar de ver la televisión -¿no que Enrique es muy esto y aquello?- dijo cambiando su voz.

-Es cierto, vámonos- Vicky se puso de pie –Enrique puede acompañarnos y ninguno de estos nos hará falta- los señaló despectivamente.

-Si, anda, váyanse con ese pendejo- susurró Daniel. Todos excepto sus tres amigos lo miraron de mala manera y luego se fueron, azotando la puerta.

-Serás idiota- lo regañó Erick –seguro que me mandan a dormir al sofá- habló apenas se cerró la puerta.

-Venga ya, no le abras la puerta y mándalo a dormir con Enrique- torció los labios al decir su nombre.

-Imbécil.

-Olvidémonos de ese cabrón y de ellas y vamos de juerga- sugirió Miguel pasándose una mano por el cabello, despeinándose más todavía. A Erick no le importó que solo se refiriera al grupo con ese pronombre, tampoco le importaba si en ese momento hacían chistes sobre su sexualidad, estaba demasiado enojado como para notarlo.

-Opino igual, que se vayan a la mierda- estiró un brazo Ángel.

-Oh, pero si están celosos, que lindos…- escucharon una voz conocida en la puerta.

-Lárgate Ceci y déjanos en paz, ¿quieres?- pidió su hermano.

-No, pero si es tan divertido mirarlos así, celosos de Enrique, enojados… admitiendo cosas que ni estando borrachos dirían…- se burló –sigan, sigan hablando así, anden- alentó recargada en el marco de la puerta.

-¿Pero que no ese es tu amigo?

-Si, pero no importa- se encogió de hombros –sigan hablando.

-¿Tienes una grabadora?- señaló acusadoramente el ojinegro.

-Me ofendes Erick, yo no soy ese tipo de persona- lo miró de mala manera –yo solo quiero ayudarlos…

-¿Ayudarnos? ¿Cómo podrías ayudarnos?- interrogó Dani, moviendo las manos con desesperación.

-No necesitamos tu ayuda, gracias- dijo–no confío en ella, que se vaya- Erick comenzaba a enojarse en serio.

-Déjala que hable Erick- pidió Ángel, tranquilo.

-A ver Ceci, ¿qué quieres que hagamos?- preguntó su hermano, exasperado.

-Ellas, bueno, ellas y él- corrigió viendo de reojo a Erick –se van con Enrique porque es muy caballeroso y se la pasa diciéndoles cumplidos- dijo cuidando sus palabras.

-¿Y?

-Y… se van con él porque ustedes no son así cuando están juntos. Si ustedes fueran un poco más, no sé, románticos- recalcó –tal vez no se dejarían impresionar a la primera por un par de palabras bonitas y gestos amables, como abrirle la puerta, besarle la mano cuando la saludan, decirle un piropo romántico- señaló antes de que empezaran a hacer sus malos y pervertidos chistes.

-¿Quieres que seamos como ese pendejo?- preguntó resumiendo Dani.

-Un poco no les vendría mal…- asintió.

-¿Y qué sugieres que hagamos para “ser como él”?- cuestionó su hermano, caminando a su alrededor.

-Tengan una cita.

-¿Una cita? ¿Y qué mierda es eso?- habló por todos Erick.

-¿Cómo que qué es? Pues una cita- dijo alarmada ante la confundida mirada de los chicos –cuando salen a bailar, a tomar algo, un café, no sé- explicó.

-No, no es mi estilo.

-Ni el mio- apoyó Miguel –nunca he tenido una cita con nadie- admitió.

-¿Con nadie? ¿En serio?- los miró incrédula -¿Y como hicieron para que fueran novios?- trató de encontrarle explicación.

-Tu me presentaste a Marta, ¿recuerdas?- se excusó el mismo.

-Yo conocí a Sandra en la prepa, la veía a diario…- se encogió de hombros Dani.

-Chris trabajaba en una heladería de por mi casa en el verano, solo le pagaba un helado de vez en cuando, lo demás es historia.

-Vicky era mi vecina y el día de su graduación no tenía acompañante y me pidió que yo fuera con ella…- relató Ángel –le dije que no me gustaba bailar pero aun así me llevó a la pista, luego la besé y…- también se encogió de hombros.

-¿Y cómo hacen cuando salen juntos?

-La llamo y digo algo como: paso por ti en una hora y ella solo dice si, sin preguntar ni nada.

-Si, me pasa igual- corroboraron los otros tres.

-¿Es que nunca les han regalado flores, chocolates… que sé yo?

-No…- negaron los cuatro al mismo tiempo.

-Es increíble como pueden aguantarlos siendo tan anti románticos, tan insensibles…- se quejó la más chica y salió de la casa, molesta por la culpa de esos rompecorazones.

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Llevaban rato hablando sobre el mismo tema, era insólito, imposible que algo como eso pasara. No podían, no querían aceptarlo, era demasiado para ellas. Ellas, porque no era como si a él le importara mucho.

-¿Pero quien iba a pensar que era gay?- preguntó la rubia.

-Pues yo no- admitió Vicky.

-Pues quien lo iba a pensar, si es tan guapo, atlético, tan caballeroso…

-Pero si tu novio es muy guapo y atlético Marta- defendió Sandra.

-Ya pero no es caballeroso ni romántico como Enrique- dijo decaída.

-Si, al final el único que podía tener suerte con él es Chris…

-Eh, si es guapo, pero sino es con Erick, yo no voy a ninguna parte- admitió recargando la cara en la palma de su mano.

-Erick es el menos romántico de los cuatro- se rio Vicky.

-Si, pero, a mi me gustaría alguien divertido, gracioso, con buen cuerpo, guapísimo, romántico, caballeroso… como Enrique, pero en el cuerpo de Erick, ¿sabes?

-Si, como agarrar todo lo bueno de Enrique y lo bueno de Miguel- dijo Marta –y meterlo en una licuadora para sacar al hombre perfecto.

-Exacto, metería los modales de Enrique y los labios de Dani- se mordió su propio labio la rubia.

-Los ojos de Ángel…

-El cuerpo de Miguel…

-La voz de Erick…- terminó el chico, suspirando.

-Pero eso es imposible- los sacó de su ensoñación Vicky, haciendo un puchero.

-Si, pero se vale soñar, es gratis- la calló la castaña.

-Oye, Chris- lo llamó Sandy -y si terminas con Erick y Enrique te invitara a salir, ¿aceptarías?

-Nah, no creo…

-¿No? ¿Pero porqué si estás diciendo maravillas de él? Creí que te gustaba…- cuestionó Vicky.

-Anda ya, es guapo eso nadie se lo quita, pero es que Erick… tu sabes, tiene algo que a pesar de todo no me puedo separar de él, ¿me entiendes?

-Es como si, como si te sintieras completo cuando estas a su lado- habló con ojos soñadores Marta –protegida, como si a su lado todo tomara sentido y a la vez dejara de existir.

-Si, como tocar el cielo con las manos*- citó aquella canción que tanto les gustaba Vicky.

-Es amor- concluyó Sandra, sonriendo tontamente. Y los otros tres dijeron si en un susurró que solo ellos mismos pudieron escuchar, quedándose en silencio.

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Y ellos seguían hablando maravillas del extranjero -nótese el sarcasmo-. Que si era gay o no, que si bebería, ¿cuánto alcohol soportaría? Se preguntaron. Cada uno imaginando que ya estaba besando y toqueteando a sus respectivas parejas, ardiendo del enojo, apretando las latas de cerveza para descargar su ira… olvidándose de la final de futbol por completo.

El timbre de la puerta principal llamó su atención, sacándolos de sus pensamientos homicidas.

-¿Pero quien toca?- dijo fastidiado Dani.

-Juro que le romperé la cara a quien quiera que esté detrás de esa puerta- Miguel se puso de pie para abrir. –Oh, pero que coincidencia…- susurró al ver a la razón de su enojo parado frente a él.

-Hablando del rey de Roma y el pendejo que se asoma- susurró apenas audible Erick, después de asomarse para ver quien había llegado.

-Hola, ¿puedo pasar?- preguntó cortés.

-Pero claro que…

-Si, pasa- lo interrumpió Ángel, poniéndose de pie. -¿Una cerveza?- ofreció, sentándose donde minutos antes había estado.

-No, gracias, no tomo- se negó sonriendo un poco.

-Marica, ¿qué te dije?- susurró Dani, solo para él.

-¿Y las chicas?- preguntó Ángel, dándole un trago a su bote.

-Se quedaron en el centro comercial, yo salgo mañana temprano, y quería despedirme de ustedes- dijo mirándolos con precaución.

-¿Te vas mañana?

-Gracias a Dios- dijo entre dientes Erick, terminando el contenido de su bote. Enrique lo miró seriamente.

-Si, me hubiera gustado quedarme más tiempo y poder conocerlos, las chicas y Christian hablaron maravillas de ustedes- dijo con precaución.

-¿En serio?- Ángel lo miró sorprendido.

-Si, pasaron toda la tarde discutiendo quien de ustedes era el mejor de todos…

-¿Y qué decían?- preguntó Miguel, inclinándose un poco hacia adelante.

-Que les encanta verlos jugar futbol, que no importa que ustedes se queden mirando el partido porque aprovechan para ir de compras… que son excelentes novios y otras cosas- bajó la cabeza avergonzado.

-¿E-eso dijeron?- Erick lo miró incrédulo.

-Si, y yo les quería preguntar ¿por qué no quisieron acompañarnos?- los miró detenidamente a todos. –Ellas dijeron que estaban celosos, pero no se preocupen, soy gay pero tengo novio- se apuró a agregar ante la atenta y negra mirada del que tenía enfrente. –Erick, tranquilo, Christian no es mi tipo, pero es un gran chico, tienes suerte- le dijo haciendo que se relajara –todos, tienen suerte, son chicas estupendas, maravillosas y guapísimas- les dijo poniéndose de pie. –Bien, ya me voy, se me hace tarde, con permiso y gusto en conocerlos- les sonrió saliendo sin esperar a que alguien lo acompañara a la puerta.

-¿Soy el único que se siente como un idiota?- preguntó en voz alta Erick.

-No, no eres el único- Miguel se recargó y hecho la cabeza hacía atrás.

-Mierda- susurró Dani.

-Ellas… pasaron todo el día hablando de nosotros y… nosotros enojados por la culpa de ese imbécil…

-Deberíamos de hacer algo, recuerden que les hablamos muy feo antes de que se fueran…- suspiró Ángel.

-¿Y que quieres que hagamos? No es tan fácil, Sandy es una fiera- dijo Dani, él solo le decía así cuando quería que lo perdonara, pero nunca delante de alguien más.

-¿Y crees que Vicky es una perita en dulce?

-Y ni hablar de Chris…

-Tal vez Ceci tenía razón…- recordó Miguel.

-¿Dices que las invitemos a salir?- Ángel lo miró sin comprender.

-Si, al cine, a cenar, que sé yo…

-¿Y si eso no funciona?- preguntó Dani.

-Si eso no funciona… seremos el “club de los solteros” de nuevo- se burló tratando de reducir la tención

-Bien- accedió Erick.

-Invitémoslas a salir- repitió Ángel.

Y fueron al centro comercial, donde se suponía que se encontraban las chicas, cada quien en su auto, cada quien ideando una manera para reconciliarse.

I´m sorry that I hurt you
it´s something I must live with every day
and all the pain I put you through

Dani caminaba por el segundo piso, buscando  aquella cabeza rubia por todos lados, en el área de la comida no estaba, entonces caminó a los helados que siempre le pedía que compraran. Ahí estaba, tomándose algo, mirando su celular, cuidando la hora como si esperara a alguien a quien se le había hecho tarde.

-¿Por qué tan sola?- la saludó acercándosele por la espalda.

-¿Dani?- la rubia inmediatamente reconoció su voz -¿qué haces aquí?- lo miró confundida.

-¿Quieres ir al cine?- ignoró su pregunta.

-¿Qué?

-Vamos al cine, ¿si?- le sonrió galán, tomándola de la mano para ir al cine que había dentro del centro comercial.

-Si- sus ojos azules brillaron y sus labios dibujaron una linda sonrisa.

-¿Qué película quieres ver?- le preguntó mirando la cartelera, abrazándola por los hombros. La rubia recordó que iba a ver una película con sus dos amigas y su amigo pero seguro que a su pelinegro no le agradaría la idea.

-Elige tu- le sonrió un poco tímida –seguro que no te gusta la que yo elija.

-No, veremos la que tu quieras, en serio- le sonrió para darle confianza.

-¿En serio?- el chico asintió, besándole los labios. La chica sonrió y se rascó la mejilla con nerviosismo.

-¿Y si dejamos la película para otro día y nos vamos a…- se paró de puntitas para alcanzar hablarle en el oído. La sonrisa del pelinegro se ensanchó y luego salieron rápidamente del centro comercial.

I wish that I could take it all away
and be the one who catches all your tears
that´s why I need you to hear

El castaño de ojos claros seguía buscando a la muchacha, estaba caminando por uno de los pasillos mirando por todos lados. Del otro lado, ahí estaba, parada mirando uno de los aparadores, sin interés realmente, o eso quiso pensar el chico. Se le acercó lentamente, esperando que no lo viera.

-Vicky…- la llamó el castaño, como temiendo que estuviera molesta.

-Ángel- sonrió ampliamente y lo abrazó por el cuello -¿me extrañaste?

-Si... ¿y tu? ¿Me extrañaste?- la tomó por la cintura, pegándola a su cuerpo. Suspiró aliviado, sonriendo.

-Si- admitió decaída, después de como se habían ido de la casa, que su chico fuera a buscarla era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.

-Ven, vamos…- la tomó de la mano y se la llevó sin explicarle nada, a pesar de que le insistió todo el camino. Se detuvieron afuera de un bar al que solían ir, a tomar algo, mas que nada, porque él no bailaba.

-¿Te gusta esa canción, verdad?- la miró sonreír, sentados con una cerveza cada uno.

-¿Cómo lo sabes?- volteó a verlo.

-Casi siempre estas escuchándola…- la miró fijamente –en tu iPod, en la computadora, cuando sale en la radio subes el volumen…

-¿Te diste cuenta?- sonrió conmovida.

-Vamos a bailar- movió la cabeza en dirección a la pista.

-Pero a ti no te gusta bailar….

-Pero a ti si… vamos- se puso de pie y extendió una mano esperando que la chica la tomara.

-Ángel…- susurró apenada.

-No te voy a esperar toda la noche- le dijo, aunque ambos sabían que era mentira, al final la pelinegra accedió, totalmente sonrojada.

Caminaron tomados de la mano al centro de la pista, Vicky lo abrazó por el cuello y él la pegó a su cuerpo, comenzando a moverse de acuerdo al suave ritmo de esa canción. Miguel jugaba con su largo cabello y le acariciaba la espalda, dando suaves besos en su hombro descubierto, aspirando hondo su perfume.

-Miguel… vámonos- pidió la chica en un susurró, antes de que si quiera la canción terminara.

-¿A dónde quieres ir?- se separó de ella para verle el rostro. La chica sonrió y le susurró al oído un par de palabras, el castaño accedió formando una sonrisa.

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No le quedaba otro lugar, tenía que salir al estacionamiento y como su novia no traía auto seguro tomaba un taxi. Y fue hasta ese lugar, no había mucha gente, cosa que agradeció, notándola parada a la orilla de la banqueta, buscando dinero en su cartera.

-Mar… amor…- susurró el chico, despacio antes de que tomara un taxi.

-¿Miguel?- se separó instintivamente, mirándolo asustada.

-Parece que viste a un fantasma…- frunció el ceño, tirando lo que quedaba de su cigarro al suelo.

-¿Qué haces aquí?

-Nada… ¿te llevo?- le mostró las llaves de su auto, la castaña sonrió y asintió tímidamente.

-¿A dónde vamos?- lo miró confundida, estaban en el centro, muy lejos de donde ella vivía.

-¿Tienes hambre?- ignoró su pregunta y su respuesta también, y detuvo el auto frente a un restaurante italiano al que había ido alguna vez, no recordaba cuando.

-Bueno ¿y a ti que te pasa?- preguntó Marta, sentada delante de él, esperando a que les sirvieran.

-¿Por qué?

-Nunca me invitas a ningún lado y de un día para otro hasta a cenar me traes- señaló el restaurante.

-Si no te gusta nos vamos…

-Chantajista- hizo un puchero, recibiendo un beso de parte de su novio, haciéndola sonreír enseguida.

-Solo disfrútalo…- le sonrió de medio lado Miguel. La pelilarga se cambió de silla, a su lado y se acercó tomando su brazo melosamente.

-Y si después de cenar vamos a tu casa…- susurró en tono sugerente.

-Me parece una idea excelente…- volvió a sonreír, besándola en los labios.

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Ahí estaba, iba un par de metros delante de él, con ese caminar tan singular que lo distinguía, fuera donde fuera podía descubrirlo solo por ver como se movía al caminar.

No lograba alcanzarlo, apurado como siempre, pensó divertido. Corrió un poco para detenerlo, tomó su hombro y lo giró.

-¿A dónde con tanta prisa?- saludó.

-¡Erick! ¿Qué haces aquí?- lo miró sorprendido.

-Tus amiguitas me dijeron que no tenías en que irte a tu casa así que…- mintió.

-Ay aja…- se dio la media vuelta y empezó a caminar, de nuevo.

-Hey, espera- volvió a correr para alcanzarlo, lo vio sentado en la banqueta del estacionamiento. –Escucha Chris, lo siento…- susurró sentándose a su lado, el nombrado lo miró de reojo –lamento todo lo de hoy, estaba celoso… todos- agregó para hacerlo menos embarazoso.

-Erick- susurró el de ojos verdes, conmovido, sonriendo dulcemente.

-¿Quieres ir a dar una vuelta?- le preguntó cambiando el tema, moviendo el pie insistentemente, desesperado y nervioso.

-¿Qué? ¿Me estás invitando a salir?- el rubio cambió su expresión, sorprendido.

-Nah… solo quería dar una vuelta, un par de cervezas… si te estoy invitando a salir- dijo al fin mirando al cielo.

-¿Quién eres y qué hiciste con mi novio?- lo miró entrecerrando los ojos, tocándole el rostro para medir su temperatura, sonriendo divertido.

-Quería invitarte a salir, pero si no quieres bueno, te llevo a casa y ya…- se puso de pie, caminando resignado.

-No, vamos- sonrió imitándolo.

-Genial- le sonrió de medio lado, como le encantaba que sonriera de ese modo, tan prepotente, tan arrogante, tan sexi… el rubio no se movió y como Erick lo había tomado de la mano también se detuvo. -¿Qué ocurre?- lo miró preocupado, acercándosele para tomarle el rostro.

Sin previo aviso, Chris cazó sus labios en un ligero beso que fue tomando fuerza gracias al más alto, lo abrazó por la cintura atrayéndolo más a su cuerpo y el rubio se aferró a su cuello, revolviéndole el cabello, despeinándolo.

-¿Y no te gustaría cambiar esas cervezas por algo más… caliente?- propuso sensual, mordiéndose el labio.

-Me agrada la idea- sonrió de medio lado, tomando otra vez su mano para ir hasta su auto. Le abrió la puerta, cosa que nunca hacía, porque no quería hacerlo sentir como a una chica, pero no le importó. Erick se situó detrás del volante y encendió el auto, subiendo el volumen al radio, iba a cambiar de estación pero una mano lo detuvo, volteó a ver a su chico.

-Me gusta esa canción- le sonrió como disculpándose, el otro asintió y subió más el volumen, saliendo del aparcamiento, conduciendo rápidamente.

-Pinche tráfico- susurró enojado el castaño, golpeando el volante y escuchó una risita proveniente de su derecha. -¿Qué es tan gracioso?- volteó para verlo.

-Tu…- sonrió divertido.

-¿Yo?- lo miró alzando una ceja –a ver si esto te parece gracioso- susurró quitándose el cinturón de seguridad para alcanzar a besarlo. Lento, romántico, sensual.

-Sigue siendo gracioso- susurró el rubio cuando se separaron, el castaño frunció el ceño, normalmente eso servía para que lo dejara en paz –los otros autos, están pitando Erick- explicó, el ojinegro se giró sobre su asiento y luego observó al frente viendo un gran espacio entre el auto de enfrente que avanzaba y ellos, además los otros carros empezaban a avanzar por los otros carriles, rebasándolos. –Vamos, antes de que alguien baje y te golpee.

-¿Dejarías que alguien me golpee?- lo miró con aire ofendido, poniéndose de nuevo el cinturón.

-Yo mismo lo haré si para cuando lleguemos a casa ya se te pasaron las ganas de hacerlo- susurró sonriendo de medio lado, el castaño comprendió y arrancó. Cuando por fin lograron salir de esa avenida principal, se internaron en la colonia donde vivía el rubio, conduciendo a exceso de velocidad. –Si consigues una infracción no te ayudaré a pagarla- advirtió.

-No me importa, de todos modos ya llegamos- sonrió de medio lado, estacionándose frente a su departamento.

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Apenas entraron al departamento, Erick atacó el blanco cuello de su novio, besándolo y lamiéndolo, tocándolo por encima de la playera.

-Deja que cierre la puerta- le susurró echando la cabeza para atrás, dejándole espacio para que siguiera besándolo.

-La puerta está bien- lo giró sin soltarlo para que la cerrara, acorralándolo entre la puerta y su cuerpo, metiendo una mano debajo de su camiseta.

-Ah…- gimió respingando.

-¿Qué?- sonrió de medio lado, mordiéndole la oreja.

-Estás frío- sonrió girándose para besarlo, fundiendo su lenguas, mordiéndole el labio inferior. El castaño lo separó y le sacó la playera, besando su cuello y más abajo, tocando su piel erizada por el contacto de sus manos frías. –Vamos al cuarto- pidió cuando había llegado a su pantalón.

-¿Prefieres en la cama?- sonrió entre besos, dejándole desabrochando el vaquero.

-¿Tu no?- se burló dejando que lo cargara hasta llegar a su dormitorio, lo depositó encima del cubre cama y se acomodó sobre él, repartiendo besos de nuevo, de arriba abajo y viceversa, saboreando su piel y luego sus labios.

El rubio lo separó para poder quitarle la camiseta, tocando sus fuertes brazos, sintiendo sus músculos tensos por el esfuerzo, tocando su abdomen marcado.

-Un six pack- se burló pasando los dedos, sintiendo los cuadros uno por uno, y sonrió divertido cuando el chico le quitó el pantalón y la ropa interior.

-Chris…- lo llamó haciendo lo mismo con el suyo -¿Dónde… dónde está el lubricante?- le preguntó respirando agitado, por la boca. El rubio se estiró para revisar los cajones de ambas mesitas de noche, sacando un botecito del segundo, el cual miró con una sonrisa en los labios.

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-¿Por qué paras ahora?- preguntó medio molesto, sintiéndolo totalmente adentro

-Escúchame…

-Después Erick…- dijo moviendo un poco las caderas aunque aún le doliera un poco.

-No, escúchame. Ya te lo dije pero… lamento lo de hoy, si, estaba celoso, ese tipo te estaba poniendo las manos encima y tú estabas… era como si te gustara- juntó su frente con la del ojiverde y cerró los ojos, estaba nervioso y excitado, Chris intentó hablar, pero él lo besó para poder seguir hablando –sé que tal vez no soy el chico que tu quisieras, que me la paso hablando de futbol y a veces te ignoro, pero créeme, si quieres que cambie, lo haré, en serio y tu vas a ser la única razón por la cual yo cambie…- abrió los ojos y lo miró, su chico estaba llorando.

-Erick… no hace falta que cambies- le sonrió dulcemente, sintiendo como le limpiaba el rostro –yo te quiero como eres… hoy me dejé llevar por Enri…

-No me menciones a ese hijo de puta, no ahora- pidió cerrando los ojos, controlando su ira.

-Eres tan… celoso- sonrió divertido –ah- el ojinegro lo embistió lentamente para callarlo. –Malo… ah- suspiró en su oído. –Erick… ah…- gimió mordiéndose el labio, respirando por la boca.

Las estocadas siguieron en aumento, de fuerza y de velocidad, cada vez más profundo, sintiéndose cada vez más unidos, queriéndose cada vez más. Los gemidos del rubio lo inundaron, llenaron la habitación por completo.

-Chris…- susurró sin detenerse, tomando su rostro con los ojos cerrados –te amo- gimió sintiendo el orgasmo.

-Erick…- gritó el otro echando la cabeza hacia atrás, respirando agitado. –Yo también te amo- le dijo luego de un rato que le estuvo besando el cuello y acariciando los costados.

Había cambiado de opinión. Futbol, cerveza y amigos no eran una tarde perfecta.

Su novio, excitado y gimiendo su nombre, en su cama. Eso si que era perfección.

I´ve found a reason to show
a side of me you didn´t know
a reason for all that I do
and the reason is you

Notas finales:

Discada: se refiere a una comida, consiste en carne molida, jamón de pavo, winis, tomate, cebolla y chile, todo picado, a veces se le pone chorizo, longaniza o no sé como le llamen y se le hecha cerveza para que agarre sazón xD. El nombre viene del lugar donde se cocina, se llama disco, es como un sartén grandote de hierro con unas patitas, se pone en el piso con lumbre y se cocina ahí. Y se come con tortillas de maíz o de harina, según el gusto de cada quien.

No sé si en otros países o en otras partes de México signifique lo mismo, pero aquí en Chihuahua (de donde soy yo) eso es. Y ya me dio hambre.

¿Cómo estuvo? Se me dificultaba un poco la narrativa, y los diálogos con aquello de: dijo zutano, dijo mengano… ya saben, al menos para mí es tedioso. Si encontraron algún error de continuidad, ortográfico o si quieren decirme alguna crítica constructiva, un consejo, cualquier cosa que me ayude se los agradecería eternamente. Fueron más de 5 mil palabras, y no fue nada fácil, creánme.

Y se los repito, si alguien se ofendió, lo siento, no era mi intención, de verdad discúlpenme.

En fin, no digo mas, déjenme un bonito review, ¿si?

Me voy a ver la Serie del Caribe (¡Vamos Yaquis!), cuídense, besos. Smuak’s.

 

 

misery_182


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