Capitulo 2: Remembranza.
Caminó durante varios minutos por las mojadas calles de Tokio mientras fijaba su vista hacia sus pies. Sus pasos eran tan lentos que hasta una anciana pudo alcanzarlo apenas y tuvo la oportunidad, pero no le importó. Decidió sentarse en una banca de la plaza muy a pesar de la humedad que depositada en ella amenazaba con mojarlo, pero más le dolía su orgullo que habían pisoteado durante varios años y hoy podía entender que tiró su futuro a la basura.
Los hombres no lloran, se repitió una y otra vez mientras levantaba con su dedo índice los anteojos para quitar esos rastros de humedad de sus ojos. Respiró fuerte y se levantó, quedarse allí le hacía recordar de cierta manera el suceso pasado hacía dos días atrás y comenzar a pensar lo patético que era y el no querer volver a la facultad por miedo que le vieran lo cornudo que fue durante mucho tiempo.
Decidió a pasos agigantados volver a la casa de sus padres, con la cabeza gacha y los hombros caídos. Consultó sobre las carreras a distancia y decidió no volver hasta rendir exámenes libres, por lo cual, no tendría que cruzarse con nadie ni sufrir ninguna reprimenda o simplemente recordar sucesos del pasado que quería enterrar.
Entró a un pequeño café tremendamente familiar, y una vez tomado un asiento en la barra pudo observar lo conocido que era. Ambientado como un café ingles con sillas de madera y porcelana fina para tomar el té, bancas grandes de roble y el piso bellamente lustrado; pero su sorpresa no fue grande sino cuando vió a un pequeño que apenas había aprendido a caminar hacía unos meses jugando a un poco más de tres metros de distancia y entendió, ese niño era hijo de Yukimura.
–Yagyu, que sorpresa, ¿qué haces por estos lugares a esta hora? –preguntó el joven buchou con un semblante cansado, algo grisáceo por el extenuante labor, mientras salía de la cocina limpiando uno de los vasos de cristal.
–Yukimura-kun, reconocí a su hijo inmediatamente. Vaya, como ha pasado el tiempo que le recuerdo cuando apenas y se mantenía con la cabeza levantada.
–Los niños tienen eso, crecen demasiado rápido y queman etapas –sonrió, el pequeño Kazuya era muy dinámico y vivaz para su corta edad–. Pero aun no respondes ¿qué haces a estas horas aquí? Deberías….
–¿Estar en la universidad? –preguntó antes que Seiichi pudiera terminar la frase, el muchacho de cabello azulado asistió. Yagyu bufó y bajo su cabeza–. Dame un café.
–¿Solo? ¿No es algo “fuerte” para ti?
–Necesito algo fuerte para quemar mis ansias, y algo mucho más caliente para restablecer mi orgullo.
–¿Tan mal estas? –preguntó tomando la cafetera y comenzando a servir una taza.
–Un poco, pero, realmente quiero olvidarlo.
–¿Yanagi?
–Ni lo menciones, aunque supongo lo merezco…….Yanagi se portó demasiado bien conmigo. Creo que lo nuestro fue más “Necesidad” de tener a alguien junto a ti, que amor propiamente dicho.
–Aaaaay, Yagyu……
–Lo sé, los Rikkai somos un asco en el amor, lo sé –suspiró y tomó un poco de café, pero inmediatamente hace un gesto–. Aaay, caliente.
–Lo siento, estaba caliente la cafetera.
–Ahora me lo dices.
El silencio surgió entonces, Yukimura intentó ser un apoyo para Yagyu pero éste parecía estar perdido en otras cosas. Yagyu para espabilar decidió preguntar sobre la situación de los demás miembros del ex bicampeón Rikkai Daigaku, pero parecía que la mala suerte los atormentaba a todos, pues no había uno siquiera que estuviera pasando un buen momento.
Marui estaba trabajando allí mismo pero en otro turno, y Jackal se encontraba en la cocina en esos momentos, ambos tenían que pagar un departamento en el que vivían y por lo cual tenían que salir a trabajar. Jirou también aportaba pero lo echaban cada dos por tres dado que se quedaba dormido en el trabajo, clásico.
Sanada y Yukimura prácticamente hablaban cuando tenían que ir a buscar al pequeño Kazuya, pero se había enfriado bastante el diálogo entre ellos desde que el padre de Sanada le había conseguido una prometida para poder comenzar una nueva vida, aun bajo la negativa de su hijo menor.
–Hm, ya veo, entonces eso no es bueno para ti ¿verdad? –sonrió amargamente mientras se bebía el poco contenido que quedaba.
–Es verdad.
–…..y…. ¿Niou?
–¿Qué?
–Digo, ¿no? ¿Cómo está?
–Pueees. Lo despidieron de su antiguo empleo, lo echaron de su casa y ahora dormirá en el dojo de Sanada.
–¿En el dojo?
–Le pedí a Genichirou el favor de hospedar a….
–Espera, espera…… ¿Sanada ACEPTO tener a Niou en su dojo durmiendo?
–Nadie puede con mis encantos –Yagyu cruzó los brazos y le miró fijo–. De acuerdo, lo amenacé con cortársela.
–Aaaay, dios Seiichi.
–¿Qué? –ríe por lo bajo.
–Mami……–una suave vocecilla suena y cuando Seiichi giró su rostro pudo ver a su hijo gateando con cierto miedo hacia él.
Kazuya era un pequeño bastante extraño de por si, llevaba siempre muchos abrigos a pesar del calor intenso, Seiichi creía que debía sufrir de hipotermia o algo similar, pero a pesar de los estudios que realizó con el pequeño, el niño estaba en perfecto estado de salud. El joven capitán del ex Rikkai tomó a su hijo en brazos y volvió a su conversación con Yagyu.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Había caminado por las calles de Kanagawa durante una hora tratando de conseguir empleo, pero le intimidaba el hecho de haber desperdiciado su vida en un imperio lucrativo que le daría una tremenda patada en el trasero cuando tuviera la oportunidad y eso fue lo que paso. Con el diario bajo el brazo miró las direcciones de los lugares que había ido a visitar y los que aun le faltaba para entregar su currículo y terminó en un café de mala muerte donde nadie frecuentaba.
Creyó que era su fin y decidió marcharse antes de trabajar en un lugar de poca monta por el salario mínimo, aunque esa clase de exquisiteces no debería hacerlas cuando estaba completamente en la banca rota.
–Niou ¿qué haces por aquí? –el albino dio la vuelta su cabeza para observar a un policía con lujoso uniforme, sin duda a Sanada Genichirou le quedaba muy bien su trabajo.
–Paseo a mi perro…..–dijo con ironía–. ¿No te contó Seiichi? Me corrieron del trabajo.
–No duermo con Seiichi para saber las cosas que haces o le dices a él –susurró incriminadoramente cerrando sus ojos levemente–. Pero me llegaron rumores que te habían corrido, no es nada nuevo, para variar pensé que durarías una semana allí pero, fueron dos años.
–Si, si, aun así me corrieron como un perro –colocó sus manos en el bolsillo y se acercó al oficial–. ¿Y tú que haces aquí?
–Salí a comprar donas –esta vez era Sanada quien habló con ironía–. Soy policía, patrullo la ciudad.
–Si, ya lo creo…..también eres padre y no te he visto yendo a visitar a tu hijo.
–¿Será porque alguien estará de ocupa en mi casa? –suspiró–. Estoy arreglando el dojo para que puedas dormir ahí, pero no puedes quedarte toda la vida ¿dónde has estado durmiendo hasta ahora?
–En lo de mis padres, aun así quiero salir lo más rápido posible de allí.
–¿Por?
–Siempre pensé que terminaría como mi padre, casado con una mujer que me grita, teniendo dos o tres espantosos hijos que solo me traen problemas y quieren dinero…..tal vez uno o dos hijos como yo, trotamundos.
–Ja, bueno, tener un hijo y separarme no fue siquiera el plan B de mi vida, así que no puedes esperar demasiado –alzó los hombros y comenzó a caminar junto a Niou por las frías calles.
–Cuando era joven…..
–Tienes 21 años Niou.
–Bien, bien, cuando iba a secundaria……pensaba que ser adulto sería fácil, tendría mis cosas, mi comida, un auto, mi casa alejada a la de mi familia……Yagyu era más ambicioso, él quería estudiar y ser alguien en la vida…..yo….me conformaba con un sueldo promedio.
–Nunca es tarde para estudiar. Mira Seiichi, tenemos un hijo y no se rinde fácilmente.
–Bueno, es verdad…..–suspiró–. Creo que tomaré el cuidado de tu hijo.
–No puedes alquilar una casa y comer simplemente cuidando a Kazuya, tienes que conseguirte un trabajo de medio tiempo –le acomoda la gorra que Niou llevaba puesta–. Y come algo, estas demasiado delgado.
–Gracias por preocuparte por mi.
–Me preocupo por todos y cada uno de ustedes, pero sólo creían que lo mío era por el club, en parte si, pero también estoy detrás de su salud, no lo olvides –suspiró y se acomodó el traje–. Tengo una motocicleta ¿quieres que te lleve a algún lado?
–A un puente.
–¡Niou!
–De acuerdo, de acuerdo, llévame a la tienda de…..espera no, Marui trabaja allí.
–¿Cuál? ¿La tienda de café de aquí a cinco cuadras? –preguntó alzando una ceja.
–Esa misma.
–Marui tomó el horario de la tarde, es que estudia en la mañana, lo sé porque Seiichi tomó ese hueco.
–De acuerdo, llévame allí y cierra la boca –se coloca en el asiento de la moto, Sanada le da un golpe fuerte en el vientre con el casco.
–Lleva el casco, es por tu seguridad. Agárrate fuerte de mi cintura.
–jajaja, quien diría que terminaría tomando de la cintura al kotei….
–Cierra la boca Niou.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
–¿QUÉ TÚ QUEEEE? –Marui casi escupe el jugo de mango que estaba tomando cuando Yanagi terminó la última oración, comenzó a sentir el castaño una ligera humedad en su cuerpo causa del dulzor líquido y frío de la bebida.
–¿Puedes intentar no escupirme la próxima vez?
Marui y Yanagi se encontraban en un fatfood cercano a la facultad donde estudiaban Marui pastelería, en el centro de Kanagawa junto a la facultad de ciencias exactas, y Yanagi un master . Akaya se encontraba en la sección de juegos infantiles, ganándole en la video consola a niños de 6 a 7 años que eran tan competitivos como él.
–Entiendo que estés con Kirihara ahora, pero ¿hacerlo de esa manera? ¡Pobre Yagyu!
–No se me ocurrió otra manera, me siento terrible.
–Eres de lo peor, Yanagi.
–Gracias por consolarme –masculló con ironía–. Ahora no sé que hacer, realmente quiero acercarme a Hiroshi en son de paz, pero supongo que me golpeará hasta desmayarme con su palo de golf.
–Es horrible lo que hiciste Yanagi, de lo peor…..uno entiende que no estés enamorado de Hiroshi, pero ¿engañarlo?
–El nunca puso atención a la relación, era como si no saliéramos, si estuviéramos juntos simplemente por…..
–¿Necesidad?
–¿Cómo sabes? –preguntó confundido, Marui bufó.
–Le dije exactamente lo mismo a Nioh cuando cortamos –tomó un poco más del jugo desde el sorbete.
–Ahora entiendo por qué son tal para cual….–suspiró.
–JAJAJAJA, TE GANE ENANOOOOO –gritó feliz Akaya y corrió hacia donde estaba Yanagi–. Mira, Mira Yanagi sempai, gané cinco veces seguidas.
–A nenes de siete años….–rio bajo Marui.
–Un contrincante es un contrincante, además a esa edad los índices de azúcar son astronómicos y poseen hiperactividad jajajaja, así que es un logro.
–Si tu lo crees, bien Marui debo irme, tengo un examen importante mañana…..–suspira pesadamente–. Me preocupa Yagyu, no volvió a la facultad desde ese día.
–Yo que él no volvería, debe estar herido en su….
–¡AKAYA! –gritaron ambos.
–¿Qué, qué?
–Bueno, yo también debo irme, voy a entrar a las 3 a mi trabajo, y quiero pasar por mi casa a ducharme y a ver si puedo levantar a Jirou.
–Por cierto ¿cómo va todo con Jirou?
–Atobe no para de molestar, pero, muy bien, es decir, al menos en la cama funciona bien…..jajajaja
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Sanada llegó rápidamente a la tienda de café e hizo entrar a Niou de un empujón, para suerte de todos, Yagyu hacía media hora se había retirado de allí luego de tomarse el caliente café que le había servido Seiichi. Inmediatamente cuando cruzó el lumbral el pequeño comenzó a correr casi llevándose puesto todas las sillas que se encontraban perfectamente colocadas y abrazar la pierna de su padre. Genichirou tomó a Kazuya en brazos y recibió el cálido beso y abrazo de su primogénito.
–Niou, ¿no deberías estar buscando trabajo? –preguntó acercándose.
–Lo sé, pero me siento tan incapaz para todo, aaaaw, estaré ahogándome en el baño –suspiró, pero inmediatamente Seiichi lo toma del cuello de la camisa–. ¿Qué?
–Eres muy deprimente Nioh, anda, no pudo ser tan malo.
–Desperdicié toda mi vida criando pollitos y haciéndole bromas a Marui para nada….
–Oh, no es tan malo, pudo haber sido peor…..tú no te casaste con el sádico y exigente capitán del equipo más fuerte de Kantou, y tuviste un hijo que ve cosas raras.
–……………….
–No digo que sea feo, Seiichi –susurró Genichirou viendo que su ex estaba algo enojado.
–Genichirou, ven a mi casa hoy a la noche….
–Woooooo…..eso es ¿indirecta? –respondió Nioh con una sonrisa socarrona.
–No, ambos te conseguiremos un trabajo apropiado, cuidarás niños en el dojo Sanada.
–¿QUÉ MI DOJO QUEEE?
–Ooooh vamos Sanada, ni siquiera usan ese sector, no deberían desperdiciarlo, ya compre algunas cosas para decorarlo….
–¿Y cuándo planeabas decirme todo esto?
–Hmmm…..ahora.
–Eres cruel Seiichi, un despiadado ser –susurró entre dientes Sanada.
–Gracias.
–¿Cómo pudieron separarse si son tal para cual? –bufó Niou sentándose en la silla–. Vamos a jugar, pollito –toma a Kazuya de los brazos de Sanada y se va a un costado del lugar.
–Estas bromeando ¿verdad? Dime que bromeas –Sanada susurro muy cerca de Seiichi.
–¿Vas a dejar que Niou muera de hambre y viva en la calle?
–Es una buena oferta, muy considerable.
–¡Sanada! Ese no es el hombre del que me enamoré, siempre fuiste de ayudar a todos.
–Y tú siempre fuiste un angelito y mírate…..–Seiichi cruza los dedos–. Aaaaw, de acuerdo, pero ¿crees que Niou tiene la capacidad para…..?
–Claro que la tiene.
–Hmmm…..–pensando, Sanada se ilumina y sonríe–. De acuerdo, dejaré que usen mi dojo con una condición.
–¿Quieres el 30%?
–No, no es eso….puedes usar el dinero de la renta del lugar para el nene, tengo otra cosa que proponerte…..–sonríe igual de sádico que solía hacerlo Yukimura, después de dos años conviviendo, el muchacho de cabello oscuro había aprendido lo morboso que podría llegar a ser hacer sufrir a los demás cuando tienes un poder–. Tú trabajarás con él.
–¿queee?
–Lo que oíste, no confío a Niou para cuidar del Dojo, así que necesito alguien de confianza, y como mi hombre de confianza está estudiando en la facultad….
–Grrr, Yanagi.
–Exacto, no me queda otra opción que pedírtelo a ti……–estira su mano–. Es esto o le doy una patada en el culo a Niou y tu decorado.
–Hm, de acuerdo, pero ya no me quedará tiempo para nada aaaw……–suspiro y le tomó la mano–. Te odio.
–Yo también.
–Ahora vete, no te quiero ver por cinco o seis horas….–se da la vuelta. Sanada sonríe y se retira sin antes saludar a su pequeño hijo.
Continuará.