Un otoño cada vez más frío avanzaba en la ciudad de Tokio. Los integrantes de the GazettE se encontraban en su sala de ensayos después de terminar una importante reunión sobre su próximo tour en ocasión de su nuevo álbum.
Kai los citó antes de salir ese día para ultimar detalles sobre una excursión de grupo para compartir tiempo de diversión juntos. Uruha se ensimismaba en su mente con frecuencia pero conseguía aportar ideas, Reita molestaba al líder cada vez que decía algo demasiado rápido o se enredaba hablando, Ruki estaba sentado en el sofá con un dormido Aoi que se recargaba en su hombro.
- Ruki, ¿te molestaría despertarlo? –El batero señaló con gracia al dormido pelinegro. El más bajo bufó y empezó a moverse suavemente y a darle topecitos en la cabeza.
- ¿Aoi? Aoi, despierta –el guitarrista apenas y se inmutó-. No es hora de dormir, Kai está hablando.
Justo consiguió despertar al mayor, quien lo miró con cara de que no le gustaba para nada lo que veía y gritó con fuerza en su oído.
- ¡¿Ruki?! –Y cayó ridículamente al piso.
Kai se tapó la boca para no reír por lo ocurrido y el vocal frunció el ceño, sobando su oído por el grito de su compañero.
- Vaya, pony. La vejez no te está sentando bien –rió el bajista al tiempo que miraba al más joven.
- No molestes, cara de iguana. Oi, oi, oi. Mis nalguitas –se puso de pie mientras seguía quejándose.
- Ten cuidado –el pato le dedicó una mirada al otro guitarrista, quien sólo siseó y miró al baterista.
- ¿Qué decías, Líder san? –Sonrió encantadoramente y se levantó mientras seguía sobándose. El aludido sólo rió levemente antes de hablar.
- Sé que ha sido un día pesado, pero no es para que te duermas a las –miró su reloj- 5 PM.
- No dormí bien anoche, fue todo –se encogió de hombros y Kai alzó una ceja.
- Bien, decía que mañana iremos de excursión, llega a casa de Uruha a las 6 AM.
- ¿Por qué tan temprano? –Reviró Reita, tenía mejores planes que tener que acostarse a dormir pronto esa noche.
- Porque queda lejos y la idea es llegar con tiempo, les dije antes –el líder rodó los ojos.
- ¿Por qué en mi casa? –Uruha se levantó de su asiento.
- Porque queda más cerca a la vía que necesitamos tomar. Y porque tengo que ir a despertarte.
- Espera, ¿a dónde iremos? –El guitarrista del trasero adolorido le miraba con curiosidad.
- A un sitio bonito. Se acabó la reunión, nos veremos mañana.
No iba a perder más tiempo allí, acordó un encuentro con alguien en un sitio que quedaba a una hora de camino. La cita era, precisamente, a las seis y ya eran las cinco y diez. Tomó sus cosas y salió lo más rápido que pudo, sin detenerse a despedirse de los demás. Fue hasta el estacionamiento, subió a su cómodo auto color negro y arrancó sin mucha prisa, enviando un mensaje de texto para avisar su demora.
Lo siento mucho, la reunión tomó más tiempo. Llegaré con quince minutos de retraso.
Kai
Alcanzó a cruzar varias calles hasta que obtuvo su respuesta.
No te preocupes, entiendo esos percances… Te esperaré, ¿quieres que pida algo mientras?
TeRu
Aprovechó un semáforo, vio la hora y notó que podría llegar justo cuando sirvieran su plato favorito, así que aceptó la propuesta de su chico.
Gracias, príncipe ^O^ Pide mi platillo preferido, por favor. Espero llegar justo cuando lo sirvan.
Kai
Dicho y hecho. El baterista alcanzó a sentarse en el momento en que el mesero servía su plato de cordero guisado, le dio las gracias y miró a su acompañante, quien también tenía su shawarma frente a él.
- Disculpa el retraso.
- Disculpado –sonrió el peliplateado-. Buen provecho, Kai san.
- Buen provecho, Teru kun.
Cenaron lentamente mientras conversaban temas triviales como el clima, el tráfico, alguno que otro evento interesante que se realizaría pronto en la ciudad y del paseo del día siguiente.
- Espero que nadie cumpla, así te tendré para mí todo el día –le sonrió divertido el guitarrista y el gazetto le chitó.
- No digas eso, egoísta –limpió sus labios y pidió la cuenta.
- ¿Qué tiene de malo acaso? –Terminó su bebida.
- Nada, pero necesitamos un tiempo de esparcimiento como banda –sonríe.
- Podrías aprovechar para presentarme, ¿no crees? –El baterista recibió la cuenta, pagó y miró al mayor.
- Todo a su debido tiempo, Teruaki –susurró aquello.
- Claro, de aquí a que nos hagamos viejos –suspiró y miró a su pareja, sabía que no sería fácil para él decir algo así, ni siquiera sus compañeros de banda sabían de la relación que mantenían.
Kai suspiró y se limitó a hacerle un ademán para que lo siguiera, fue directo a su auto donde ambos subieron en silencio, puso los seguros y acercó al guitarrista dándole un suave beso que no rechazó.
- Aún no, Teru –susurró contra los labios ajenos.
- ¿Por qué? –Alzó sus ojos oscuros.
- Primero quiero presentarte a mis padres –sonrió.