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Unfeeling Brother por Hitagii Senjougahara

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Notas del fanfic:

Una historia romántica, a veces cómica y dramática que narra el amor entre dos hermanos, celos y traiciones :)

Notas del capitulo:

Bueno, esto es solo un prólogo, pero me gustaría que dejaran reviews para saber qué tal les parece la idea ;)

 

 

2005. Ocho años en el pasado.

 

Sasha Catalán pasó sus dedos suavemente por las cuerdas de su guitarra, produciendo un agradable sonido. Sus pies se asomaban por el puentecito de madera donde estaba sentado, y tocaban el agua del río. La melodía que entonaba era realmente triste, por lo que su hermano menor Alex, sentado delante de él, casi llora al escucharlo.

-- ¿Quieres verme llorar?-- Dijo tratando de sonreír.

-- Solo quería relajarte un poco.-- Contestó Sasha deteniendo su música y sonriendo también--. Y dejarte un lindo recuerdo de mí antes de que te vayas.

-- Créeme, ya tengo suficientes recuerdos tuyos. Después de todo somos hermanos.

-- Sí…-- Sasha bajó la vista y resopló--. Y ahora te vas como si nada…

Alex pudo notar ese tono de tristeza que su hermano mayor intentaba ocultar, así que se sentó más cerca de él.

-- Tú ya sabes que no me voy porque quiero.

-- Quédate aquí.-- Pidió el mayor volteando a verlo--. Mi mamá dice que puedes vivir con nosotros, no tienes que irte con papá a los estados unidos si no quieres.

Alex resopló mientras bajaba la vista. No era esa la primera vez que su hermano le decía eso.

-- ¿No quieres estar conmigo?-- Preguntó Sasha.

-- Claro que sí, pero… creo que papá se pondría muy triste si ninguno de los dos se va con él… Y ya sabes que conmigo es con quien siempre se ha llevado mejor, mamá te tiene a ti.

Al escuchar esta respuesta, Sasha bajó la vista con melancolía.

Los padres de ambos habían decidido terminar con su matrimonio, y acordaron también que sus hijos, así como sus bienes, se dividirían en partes iguales… Ellos habían tomado esa decisión de forma arbitraria y egoísta, pensando solo en su bienestar sin tomar en cuenta para nada los sentimientos de sus hijos, que apenas tenían trece y catorce años. No sabían lo mucho que los dañaban al separarlos.

-- Toma.-- Dijo Sasha mientras le daba a Alex su guitarra--. Te la regalo.

-- No, no tienes que hacerlo.-- Su hermano meneó la cabeza, negándose a tomarla.

-- Quiero que la tengas.-- Insistió el mayor--. Para que nunca te olvides de mí.

--Nunca lo haré, te lo prometo. Siempre serás mi hermano.

-- De todas maneras tenla. Quiero dártela. Vamos, tenla.-- Alex dudo todavía un poco más--. Anda.

Pero finalmente, terminó cogiéndola.

-- Gracias… Pero, yo sé que no hará falta.-- pasó unos dedos por las cuerdas--. Porque tú eres mi hermano y no hay ninguna otra persona en el mundo a quien quiera más que a ti. Yo no podría olvidarte nunca aunque quisiera.

Ambos se vieron fijamente por unos minutos, sin saber cómo despedirse. Aquellas palabras habían sido tan… tristes.

-- Tengo algo más para ti.-- Sasha rompió el silencio--. Pero antes, cierra los ojos.

Alex sonrió de lado a lado y obedeció. Entonces, su hermano lentamente se acercó los pocos centímetros que los separaban, apoyándose en la madera debajo de ellos y aunque dudó un momento, finalmente depositó un pequeño beso en los labios de su hermano, que duró pocos segundos, ya que el menor abrió los ojos con sorpresa y se separó de su hermano de inmediato.

Volvieron a mirarse fijamente a los ojos, sin saber qué decir. En ese momento, las palabras no eran necesarias. Sasha estaba asustado, temía que su hermano fuera a rechazarlo y enojarse con él, sin embargo fue todo lo contrario. Esta vez fue Alex quien cerró los ojos y se le acercó para continuar con su beso. Lento y suave. Era el primero para ambos.

Al terminar, ambos miraron abajo mientras chocaban sus frentes. Lentamente se tomaron de las manos, y fue cuando escucharon el sonido de un auto estacionándose en la carretera a unos metros detrás de ellos. Ambos voltearon y se pusieron de pie un poco asustados: era el auto de su padre.

-- ¿Nos vio?-- Preguntó el menor.

-- No creo. Está muy lejos.

-- ¡Sasha, ya hay que irnos!-- Gritó su padre saliendo y parándose frente a su auto convertible azul. El chico suspiró con fuerza y miró a su hermano.

-- Ya debo irme…

-- Lo sé…

Ambos se dieron un último abrazo de despedida, hasta que Sasha tuvo que separarse gracias a los gritos de su padre.

-- Te veo en un par de semanas.-- Se despidió y fue casi corriendo hacia su padre.

-- ¡Prometo ir a visitarte pronto, y llamarte todos los días!-- Le gritó Alex. Su hermano se detuvo y volteó a verlo, aunque ya estaba lejos de él.

-- ¡Vamos, Sasha!-- Su padre volvió a llamarlo, por lo que el chico no dijo nada y simplemente se fue.

Alex lo vio subirse al auto y luego marcharse. En el momento en el que el auto desapareció de su vista, fue cuando se sintió la persona más sola del mundo…

 

Tres semanas después…

-- ¡Ya te dije que Alex no quiere hablar contigo!-- La furiosa mujer gritaba a través del teléfono. En la otra línea se encontraba su ex esposo, tratando de razonar con ella.

-- Pero, Amanda, al menos deja que lo salude.

-- ¡No! ¡Tú quisiste irte de mi lado, así que ahora no tienes derecho de hablar con el hijo que dejaste abandonado aquí!

-- Está bien, pero no hay que involucrar a los niños en nuestros problemas. Por lo menos permite que Sasha y él hablen.

-- No… Alex está enojado con ustedes dos.

-- ¿Qué? ¿Por qué?

-- No puede perdonarlos por haberse ido, y dejarlo solo aquí. Sobre todo a Sasha.

-- Pero…

-- Así que por favor, si realmente quieres a tu hijo, te pido que no vuelvas a llamarnos. Adiós.-- Colgó el teléfono de inmediato. Y se recargó en el mueble que lo sostenía, dejando que su cabello negro y ondulado le cayera en la cara. Aún estaba muy dolida y resentida con Terry, su marido, por haberla dejado. Y sabía que no debía enojarse también con Sasha por irse con él, pero… Era algo que simplemente no podía evitar.

Estaba a punto de echarse a llorar cuando escuchó la puerta de la entrada abrirse, por donde entró su hijo.

-- Alex.-- Dijo secándose una lágrima que ya le había brotado y tratando de sonreír--. ¿Cómo te fue en la escuela?

-- Mamá…-- El niño cabizbajo, fue hasta su madre arrastrando los pies--. ¿Ya llamó Sasha?

Ella tragó saliva y se arrodilló para quedar a la misma altura que su hijo.

--No cielo. Parece que… Está muy ocupado, y no ha tenido tiempo de hacerlo.

Alex hizo una mueca triste.

-- ¿Puedo llamarlo yo?

-- La verdad, hijo…-- Amanda resopló--. Tu padre sí ha llamado y… Dice que Sasha está enojado contigo.

-- ¿Conmigo?-- Preguntó Alex asombrado, enarcando las cejas--. ¿Pero por qué? ¿Qué le hice?

-- Tu padre dice que te culpa por no haberte ido con él, y que ya no quiere saber más de ti… Lo siento.

El castaño sintió un nudo en su garganta apenas escuchó esto último.

-- Pero… Es que yo…-- No pudo contenerse más y se arrojó a los brazos de su madre para llorar--. Él se fue, no yo. ¡Yo debería ser quien esté enojado! ¡Él me abandonó! ¡No tiene derecho a enojarse conmigo!-- Gimoteó.

-- Lo sé, hijo, lo sé.-- Lo abrazaba su madre--. Pero no te preocupes. Yo estoy aquí para ti, y no pienso irme igual que tu padre y tu hermano lo hicieron. Nunca.

Alex continuó llorando con mucho más fuerza.

“Incluso me besó”-- Pensaba con amargura-- “Él me besó… Solo para olvidarse de mí después.”

Ese beso había significado todo para Alex. Y ahora que pensaba que no significaba nada para su hermano, ya no le había quedado nada de lo que era. Ni buenos recuerdos de él, ni lo que sentía, ni la esperanza de que volverían a  verse algún otro día.

Tampoco su alegría o su inocencia.

Nada. No quedó nada de su verdadero yo aquel día.

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, y me alegraría si dejan uno que otro comentario n_n


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