Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En la puta vida... por eggy33

[Reviews - 117]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Si. si. Ya sé que me tome mi tiempo. La verdad es que me habia olvidado de esta historia pero hace unos días encontré un viejo cuaderno lleno de notas sobre como iba a seguir el fanfic. Y bueno, como que me emocioné y volví a escribir. Perdón por el ridiculamente largo abandono... y nada, espero que todavía haya gente que le interese a historia.

Bill despertó entre un revoltijo de mantas, se apresuró a apagar el molesto timbre del reloj y se incorporó lentamente. Buscó al rubio, pero la cama estaba vacía, como todas las mañanas fue directo a darse una ducha. Ese día tenía que talar un enorme árbol en la casa de unos ricos; por lo general no tomaba trabajos de jardinería, pero pagaban bastante. Cuando vivía solo, el dinero siempre le parecía más que suficiente, pero desde que el rubio se había mudado parecía volar de sus manos. El chico necesitaba comida, ropa, material escolar, etc. No era que gastara mucho, más bien era que su sueldo parecía bastante para un hombre soltero, pero quedaba corto con un chico al que cuidar.

Bill sabía que solo debía trabajar más duro, quería darle la mejor vida que pudiera a Jamie. Con esos pensamientos entró en el baño para encontrarse con una escena desalentadora: Jamie estaba encorvado sobre el inodoro, sacudiendose por las arcadas.

-¿Resaca?-preguntó Bill burlón.-Por lo general no vomitas cuando bebes, supongo que anoche te emocionaste demasiado.-dijo Bill mientras ayudaba a Jamie a incorporarse y lo sentaba en el borde de la bañera.

-No recuerdo una mierda-gruñó Jamie mientras se limpiaba la boca con papel higiénico.-Creo que volveré a la cama y dormiré hasta la tarde.

-Ni hablar-le cortó Bill con firmeza.-Si vas a beber entre semana vas a tener que estar preparado para ir a la escuela al día siguiente, ya has perdido demasiadas clases.

-¿Cuál es el punto?-preguntó Jamie molesto por la actitud de Bill ¿Por qué siempre le trataba como un niño? ¿tenía derecho a mandonearlo como lo hacía?.-No es como si aprendiera algo allí, joder.

-Solo debes esforzarte más en poner atención-dijo Bill con un tono más gentil mientras le acariciaba el cabello.-Pronto aprenderás sin siquiera darte cuenta.

Jamie se apaciguó al instante, Bill tenía la facultad de barrer su indignación con las palabras adecuadas. El moreno abrió la ducha y se quitó los boxers quedando desnudo y listo para el baño, Jamie lo miró inquieto encogiéndose levemente en el borde de la bañera, con el agua salpicandole suavemente la espalda.

-¿Quieres hacerlo en la ducha?-preguntó Jamie nervioso, todavía estaba algo adolorido de ayer, no solo por el sexo sino también por el partido de hockey que le había dejado el cuerpo bastante perjudicado.

-¿Quién querría hacerlo contigo cara de vomito?-se burló Bill, Jamie le levantó el dedo molesto, pero Bill sabía exactamente lo que se cocía en la cabeza del rubio: sabía que Jamie se habría acostado con él aunque no hubiese tenido ganas, al parecer el rubio era tan inexperto en los aspectos de una relación de cariño y respeto mutuos que a menudo se comportaba de una forma inverosímilmente sumisa, como si temiera no complacer al mayor. Bill deseaba que eso cambiara pronto, pero sabía que era otra de las cosas que tendrá que enseñarle pacientemente al menor. Le acarició el suave y claro cabello y le habló con dulzura.-No tienes que forzarte.

El menor se sintió avergonzado a la vez que aliviado, se levantó apresuradamente y fue a vestirse.



******************************



Jamie caminó pesadamente a la escuela, la cabeza le dolía como condenada y sentía el estómago revuelto. Solo deseaba llegar rápido al aula, acurrucarse en su puesto y dormir. Todo estaba cubierto por una gruesa capa de nieve recién caída,  flamantemente blanca, el frío congelaba los huesos y la escuela no estaría mucho más cálida. Jamie recordó cómo, hace dos días, Bill lo llevó a comprar ropa. El mayor había sugerido comprar un grueso anorak verde pero Jamie se había burlado arguyendo que parecería una manzana con patas. Pero ahora sí que deseaba el jodido anorak.

Arrastró los pies hasta la escuela sumergido en su jaqueca y sus pensamientos, nada podría haberlo preparado para lo que encontró: en cuanto llegó la gente comenzó a arremolinarse a su alrededor,sus compañeros de equipo se acercaron amistosos a palmerale la espalda, pero también lo rodeó más gente, chicos con los que nunca había hablado le felicitaban efusivamente, chicas a las que antes inspiraba una mezcla de miedo y desdén se acercaban ahora a reírse tontamente y llamar su atención. Al parecer toda la escuela se había enterado del partido anterior, hacía tanto que un equipo de la escuela no ganaba nada que había causado mucha atención, basante atención más de la Jamie deseaba, al menos.

Cuando Randy se le acercó, él también rodeado por su propio círculo de nuevos admiradores, Jamie lo agarró del brazo y se lo llevó a parte.

-¿Qué mierdas está pasando?-gruñó mientras encendía un cigarrillo con dedos ligeramente temblorosos, toda aquella atención era más traumante que una paliza.

-Eres como un héroe ahora-le dijo Randy alegremente.-Disfrutalo, no pierdas los nervios.

-¿¡Y quién mierda está perdiendo los nervios?!-tronó Jamie mientras agarraba a Randy de las solapas, la gente se quedó en silencio absoluto a su alrededor.-Aún no ganamos nada importante, llámame héroe cuando ganemos el campeonato estatal.-Jamie esbozó una repentina sonrisa mientras soltaba a Randy y le daba una palmada en la espalda, el mayor se había sonrojado ligeramente ante el rostro radiante del rubio y su inusual tono alegre.

-Jamie tiene razón-dijo Randy dirigiéndose al equipo.-Aún falta mucho, no se salten las prácticas.

La declaración fue secundada con un griterío de aprobación, Randy tenía ahora un tono más firme y seguro, como si al fin hubiera encontrado sus pelotas. Jamie se sentía repentinamente feliz, aun le ponían nervioso todas esas miradas encima suyo, pero aquella era la primera vez que llamaba la atención por algo positivo. Se sentía curiosamente cálido, una sensación que se llamaba orgullo. El rubio pensó que podría acostumbrarse  a aquello.



*******************************

 

Bill abrió su fiambrera de metal y sacó el sandwich que se había preparado para el almuerzo: roast beef con tomate y cebolla, idéntico al que le había preparado a Jamie (Bill creía firmemente que la comida de la cafetería escolar era basura). La mañana había sido agotadora, el jodido árbol no era otra cosa que una secuoya con el grosor de una mesa familiar, la madera era milenaria, densa y firme. Bill sentía pena por el pobre árbol, era sin duda magnífico, pero el trabajo era trabajo.

Aún no había logrado cortar ni hasta la mitad del tronco, estaba cansado y cubierto de sudor y lo único que deseaba era un almuerzo tranquilo. Pero no tuvo suerte, ni siquiera había alcanzado a hundir sus dientes en el sandwich cuando se le acercó unos cuantos trabajadores con sus respectivas fiambreras.

-Putos arboles-gruñó uno de ellos mientras se sentaba en la hierba frente a Bill.-Es imposible talar esas cosas, ahora me explico porque pagaban tanto dinero.

-A este paso tardaremos dos o tres días en cortarlo todo-se quejó otro.-era bastante dinero para un día de trabajo pero una jodida estafa si terminamos trabajando tres.

-Las cosas están jodidas-Lo secundó otro, el más viejo del grupo.-Trabajé en esa maldita fábrica de aviones por treinta y dos años y los hijos de puta van y la trasladan a la India donde la gente trabaja por un cuarto de dólar al día. Ahora yo y otros dos mil infelices estamos buscando tabajo desesperados.

-Tranquilo Gil-dijo otro chico palmeandole la espalda.-las cosas van a mejorar.

-¿Y de dónde sacaste eso?-dijo al primer tipo con la boca medio llena.

-Van a abrir un nuevo reformatorio por acá-le respondió.-Dos veces más grande que Red Bank. al parecer no va a ser estatal sino propiedad de un tío rico del sur, dicen que tiene más de veinte reformatorios en el país, ese es su negocio.

-¿Cómo haces de un reformatorio un negocio?-intervino Bill por primera vez.

-El estado da una subvención de gastos por cada niño preso, si recortas una buena porción de eso terminas con bastante pasta. Al fin y al cabo a nadie le importan las condiciones en las que vivan esos chicos.-explicó el tipo.-básicamente lo que va a pasar es que van a sobornar a la policía para que atrape a tantos pequeños criminales como les sea posible para llenar el reformatorio. Y un reformatorio necesita guardias y todo eso, así que significa trabajos para todos.

Bill frunció el ceño, aquello significaba que Jamie tendría que estar más atento, sabía que el chico no andaba en nada serio, pero ya había estado internado antes y aquello lo hacía un objetivo perfecto para la vigilancia policial. También sabía que la corrupción de la policía de Hammond conocía escasos límites, y no tendrían mayores dilemas éticos a la hora de plantar evidencia. A Bill le repugnaba todo aquello, mientras el resto de los hombres parecía alegre con la noticia, Bill solo se sentía repugnado al pensar que había gente que vivía de sacarle beneficios a la miseria de los chicos.




*****************************




-Necesito un maldito coche-declaró Steve dándole una calada a su cigarrillo.-¿Dónde has visto a un tío duro en bicicleta, eh? Es jodidamente ridículo, debí haberme comprado el coche cuando tenía la pasta en lugar de haberlo gastado en esa perra de Hannah Goldsmith.

Jamie asintió sin prestarle demasiada atención, ambos se habían escapado de clase de biología para fumar y jugar un rato a las cartas, estaban sentados en el estacionamiento del instituto mientras el viento les congelaba el rostro y las manos.

-No espero tener un jodido Corvair ni mucho menos, un Ford o un Chevrolet bastarían…

El ruido ensordecedor de unos motores modificados os interrumpieron, ambos vieron entrar un flamante mustang azul marino en el estacionamiento semi vacío y comenzar a derrapar y dar vueltas con él. Jamie reconoció la abolladura en el costado derecho, era el auto de Jeff, el antiguo capitán del equipo al cual habían expulsado por estrellar aquel mismo coche contra la escuela.

-¡Eh Jeff!-gritaron Steve y Jamie corriendo hacia el auto, Jeff era una especie de celebridad entre los chicos de Hammond, hacia lo que quería, siempre andaba con dinero, vivía solo y peleaba como nadie. Su hermano mayor, Trent, estaba metido en un montón de negocios turbios y tenía más pasta que nadie en el bajo Hammond.

-¿Qué hacen?-dijo Jeff bajando la ventanilla y asomando su cabeza cuidadosamente peinada con gomina.-¿Echándose las clases?

-Estábamos hartos-dijo Steve.-No hay nad que hacer por aquí.

-Cuando quieras puedes pasar por mi casa, hay unos cuantos trabajos que podrías hacer-dijo Jeff haciendo que los ojos de Steve se iluminarán de expectación.-Tú también Jamie.

-Gracias Jeff-dijo Jamie con inusitada timidez, al igual que el resto de los chicos de Hammond, él también admiraba a Jeff y deseaba ganarse su favor.

-¿Cómo va el hockey?-preguntó Jeff.-Escuché que la otra noche aplastaron al otro equipo. Joder, quien iba a pensar que Randy lo lograría, el jodido Randy y su entusiasmo…

-En realidad, no habríamos ganado sino hubiese sido por Jamie.

-¿En serio?-dijo Jeff sorprendido.-¿Y qué hiciste para motivar a esa panda de imbéciles?

-Los hice enojarse, supongo…-masculló Jamie algo abochornado.

-Eres un tío listo-dijo jake con una sonrisita astuta.-Nos vemos.

Ambos vieron como el auto deba una brusca vuelta y se largaba del instituto.

-Creo que le caes bien-dijo Steve. Jamie se puso a vomitar de nuevo.



**********************



A la mañana siguiente Jamie fue a la escuela con paso ligero, por primera vez no pensaba en el tosco edificio como una suerte de prisión, era extraño pero parecía que tenía ganas de ir a clase. No por las clases en sí mismas (no entendía nada de nada) sino por las personas que estaban en la escuela. En la entrada se encontró a Randy colocandole el candado a su bicicleta y se acercó a saludarlo.

-¿Que hay?-dijo Jamie con una sonrisa amplia y radiante en absoluto propia de él, Randy se lo quedó mirando sorprendido sin responder mientras su rostro pasaba del rosa al rojo intenso en un tiempo récord.-Oye que te estoy saludando.

-Hola Jamie-dijo Randy màs repuesto, la expresión del rubio lo había sacudido un poco, había llegado a pensar que era...lindo.-Ayer te saltaste la practica-señaló Randy.

-No me sentía demasiado bien…-dijo Jamie. Y era verdad, se había seguido sintiendo más bien enfermo el día anterior, esa mañana había vuelto a vomitar, pero no se había molestado en decírselo al mayor, estaba seguro que le habría obligado a ir a la escuela de todos modos.

-Esta bien, pero por favor no te pierdas la practica de hoy...los chicos no me toman demasiado en serio si no estás tú ¿sabes?-dijo Randy medio en broma, medio en serio.

Jamie abrió la boca para responder pero fue interrumpido por el ruido ensordecedor de un motor modificado, se volteó para ver el auto de Jeff en la entrada, Steve se había apoyado en la ventana desde afuera y parecía estar hablando con el conductor, tras unos segundos se volvió como si estuviera buscando algo y, cuando sus ojos se encontraron con los de Jamie, sonrió.

-¡Eh, Jamie, ven aquí!-le gritó Steve en tono jovial. Jamie se giró para ir a ver que querían cuando la mano de Randy en su hombro lo detuvo.

-¿Qué pasa?-inquirió Jamie.

-No deberías juntarte con esos tipos-dijo Randy en tono preocupado.

-¿Y eso por qué?-preguntó Jamie a la defensiva, odiaba que le dijeran qué hacer.

-Porque son peligrosos-dijo Randy casi desesperado.-Jeff y Steve están en una pandilla, todo el mundo lo sabe. Podrías meterte en problemas.

-Son buena gente-dijo Jamie irritado.-Tú no los conoces.

Y tras decir esto se acercó al auto de Jeff. En el interior estaban Jeff al volante y otro chico llamado Duke, conocido en Hammond por haber casi matado a un tipo con una palanca de hierro y haber pasado cuatro años en Red Bank, Jamie lo conocía desde el reformatorio donde este era prácticamente una leyenda.

-Hola-saludó Jamie. Jeff le dedicó una sonrisa que hizo pensar al rubio en tiburones.

-Tengo un trabajo para ustedes dos-dijo Jeff señalando a Steve y Jamie.-¿Creen que puedan olvidarse de las clases por hoy?

-¡Claro!-dijo Steve entusiasmado. Pero Jamie vaciló un poco, se giró para ver a Randy quien lo miraba con gesto preocupado. Era verdad que juntándose con Jeff y compañía podía terminar en serios problemas, pero la perspectiva de quedarse en clases no era en absoluto tentadora. Además, podía ser divertido y ganaría un poco de dinero extra en el proceso.

-Cuenta conmigo-dijo Jamie decidido.

Se subieron al auto y Jeff comenzó a conducir fuera del pueblo a una velocidad vertiginosa, en la  radio se escuchaba Summertime Blues a todo volumen y Jamie se sentía extrañamente adrenalínico. Duke se giró hacia el asiento de atrás y les tendió una botella de ginebra.

-Valor líquido-dijo Duke con una sonrisa burlona mientras balanceaba la botella frente al rubio. Jamie recordó que la última vez que le habían ofrecido un trago fue en Laster’s y se le revolvió el estómago, aun así tomo la botella y dio un buen trago, despertando las náuseas de nuevo.

-¿De qué se trata el trabajo?-preguntó Steve luego de haberse tomado un cuarto de botella el solo.

-Nada muy dificil, necesito que me ayuden a explicarle a unos tíos de Devon Springs que no es buena idea meterse en mi territorio-respondió Jeff alegremente.

-Será rápido-aclaró Duke-Una buena paliza, un par de amenazas y estaremos de vuelta en Hammond para el almuerzo.

-Vale ¿Y qué pasa si los cabrones están armados?-dijo Steve. Duke se llevó la mano a la espalda y sacó una calibre 45.

-Si ellos sacan las armas nosotros sacamos las nuestras-dijo ampliando su sonrisa, a Jaime le pareció que  estaba deseando que eso pasara.

-¿Nos van a dar una de esas?-preguntó Steve cada vez más emocionado.

-Dejemos las armas para los tíos duros, ustedes tendrán bates de baseball, de los de metal. Debería ser suficiente con eso-dijo Jeff sin apartar su vista del camino.

-Muy bonito-saltó Jamie.-Osea que si sacan las pistolas nosotros solo tenemos que batear balas ¿no?

Jeff se rió, una risa sonora y franca, un poco sorprendida. Jamie ya no sabía qué pensar, quizás si terminaría metido en problemas…

-Nadie va a sacar las pistolas-dijo Jeff por fin.-Son solo un montón de críos petulantes, dudo que alguno esté armado. Además sería muy estúpido de mi parte darle armas a un par de tipos que ni siquiera sabe usarlas ¿cierto?

Jamie no pudo combatir ese argumento, en primer lugar porque nunca había sido especialmente bueno con las palabras y en segundo lugar porque él, efectivamente, no tendría ni idea de como manejar un arma. Le dio otro largo sorbo a la botella mientras miraba el desolado paisaje desde su ventanilla.

Tras una hora y media de viaje, màs de veinte cigarrillos y otra botella de ginebra, Jeff paró frente a una cabaña de aspecto ruinoso a las afueras del pueblo.

-Es aquí-anunció Jeff despertando a un ligeramente borracho Steve.

Se apearon del auto en silencio, Jeff abrió el portaequipajes y sacó sendos bates de baseball para cada uno. Jamie sentía como la adrenalina volvía a latir en sus venas, hacía tiempo que no tenía una pelea como dios manda. No sabía si era el alcohol, la excitación del momento o qué, pero de pronto se había olvidado  todas las posibles consecuencias que ese pequeño trabajo podía traerle.

-Intenten no matar a nadie-dijo Jeff en tono burlón, se dirigió a la cabaña con paso seguro, seguido por el resto y abrió la puerta de una sola y contundente patada.

Lo que pasó después no duró más de 10 minutos: Jeff les informó que Hammond era su territorio y les pregunto qué mierda se creían vendiendo su mierda allí, uno de los tipos le respondió que si la gente prefería comprar su mierda por algo sería. Fue entonces cuando comenzó la pelea, seis contra cuatro, no era el mejor de los escenarios.

Uno de los tipos se acercó a Jamie empuñado una cadena de bici con aire confiado, probablemente engañado por su pequeña estatura, intentó echarle la cadena al cuello pero Jamie lo esquivó con facilidad, los tipos grandes como él solían ser lentos y pesados, Jamie era rápido como un gato. Asestó un sólido batazo en su estómago haciéndolo caer de rodillas y sin siquiera pensarlo (cuando peleaba Jamie se sentía poseído por el instinto, no se daba cuenta de lo que estaba haciendo hasta que lo hacía, era todo reflejos) le dio un rodillazo en plena cara reventándole la nariz y dejándolo fuera de combate. Sonrió satisfecho hasta que un “¡Cuidado!” de Steve lo hizo volverse. Mientras se giraba sintió el frío del metal penetrando su piel, el otro hijo de puta llevaba una navaja y había intentado, literalmente, apuñalarlo por la espalda, Jamie se sintió ligeramente mareado, le dio una certera patada detrás de la rodilla haciéndole perder el equilibrio y comenzó a molerlo a patadas en el piso, Duke, quien ya había terminado con dos tipos se le unió, hasta Jeff les dijo que ya era suficiente.

Jeff les advirtió que la próxima vez dejaría que los reventaran hasta la muerte, escupió en piso y se llevó un tocadiscos, varias botellas de whisky y todo el dinero que pudieron encontrar. Dentro de todo no habían quedado muy perjudicados: Jeff no tenía un solo rasguño, Duke tenía lo que sería un lindo ojo morado en un par de horas y los nudillos ensangrentados (prefería pelear a puñetazo limpio) y Steve tenía el labio roto, en cuanto a Jamie, el tipo no había logrado apuñalarlo pero se las había arreglado para dejarle un buen tajo en las costillas y parte del vientre.

Se subieron al auto con la música a todo volumen, sintiéndose los reyes del mundo, Jaime se sentía cada vez más mareado y lo último que escuchó fue la voz enojada de Jeff:

-Mirda, Jamie. Me estás dejando los asientos llenos de sangre.



*************************************



Jamie recobró el sentido en la habitación que Jeff alquilaba en una pensión de la calle principal. El lugar estaba tremendamente desordenado y olía a cigarrillos y humedad, Steve fue el primero que lo vio despertar y se acercó para ayudarlo a sentarse.

-¿Qué pasó?-dijo Jamie confundido.-¿Cuándo mierda llegamos aquí?

-Hace unos cinco minutos-dijo Jeff tranquilamente.-Me has  dejado el auto asqueroso.

-No ha sido exactamente mi culpa-gruñó Jamie haciendo Jeff se riera de nuevo.

-Es un buen tajo el que tienes ahí-señaló Duke.-Al menos ya dejó de sangrar.

-Oh mierda-dijo Jamie mirando el tajo superficial pero visible en su costado.-Bill va a matarme.

-No es para tanto, te dejas la camiseta puesta por un mes o algo así y ni siquiera se dará cuenta, es lo que hacía yo cuando vivía con mi madre-dijo Duke.

-Sí vale pero eso con Bill no va a funcionar…-dijo Jamie desganado.

-¿Y por qué mierda no?-dijo Duke.

-Pues porque Jamie y Bill follan, y cuando la gente folla se saca la ropa-respondió Steve.

-Entonces es cierto-dijo Jeff con semblante curioso.-Tu y Bill.

-Sí, es verdad-dijo Jamie algo turbado.

-Pues si sigues trabajando para mí vas a poder dejar de vender el culo, ya no necesitarás que ese tipo te mantenga-dijo Jeff.

-No es como tu crees…-empezó a decir Jamie, pero se detuvo, quizás lo mejor era dejar que Jeff y los otros creyeran que su relación con Bill no era más que un forma de supervivencia, no sabía cómo le trataran si admitía que de hecho disfrutaba “vendiendo su culo”.-Vale, es como tu crees, pero es un buen acuerdo, y prefiero gastar mi dinero en caprichos en lugar de emanciparme.

-¿Y cómo le vas a ocultar el tajo a Bill?-preguntó Steve.

-No sé, creo que es mejor no ocultarlo, creo que se enojaría más si le mintiese, aunque tampoco le puedo decir toda la verdad...ya se me ocurrirá algo-dijo Jamie con semblante preocupado.-Bueno, mejor me largo.

-¿Ahora?-preguntó Jeff.

-Sí, tengo practica en unas horas y me gustaría dormir un poco antes…-dijo Jamie dirigiéndose a  la puerta. Jeff le agarró del brazo-¿Qué pasa?

-Tu dinero-dijo Jeff mientras le entregaba cuarenta dólares, una pequeña fortuna.

Jamie agradeció y salió de la pensión con paso ligeramente tambaleante, se sentía mareado, probablemente por la falta de sangre, y no sabía que iba a decirle al mayor, por otro lado necesitaba dormir un poco, se adentró en el bosque siguiendo sus senderos personales hasta llegar a la granja de Bill, agradeció internamente que el mayor le hubiese dado una llave y fue directo a la cama.

Así lo encontró Bill varias hora después, tras llegar del trabajo. Se quedó mirando la pequeña cabeza rubia que se asomaba tras las mantas y no pudo resistirse. Abrió la cama listo para echarse encima de menor cuando vio horrorizado una mancha de sangre que ensuciaba el costado derecho de jamie y las blancas sábanas. Bill se puso pálido y comenzó a sacudir al menor desesperado, Jamie abrió los ojos desorientado.

-¿Qué hora es?-preguntó adormilado.

-Son las nueve-dijo Bill, estaba tan shockeado que no fue capaz de decir nada más.

-Mierda, me perdí la práctica-gruñó Jaime. Miró al mayor y noto su rostro pálido y expresión contrariada, confuso siguió la trayectoria de su mirada hasta sus costillas-Mierda…-dijo Jamie al ver el desastre sangriento en el que se había convertido la cama.

-¿¡Qué te pasó?!-logró preguntar Bill por fin tras salir del trance.

-Me metí en una pelea en la escuela, no fue gran cosa-dijo Jamie, no había planeado mentirle al mayor, pero si le decía la verdad se pondría hecho una furia. Honestamente, Jamie temía que fuera a darle una paliza.

-¡¿Qué no fue gran cosa?!-dijo Bill sin parar de gritar.  Le sacó la camiseta bruscamente y examinó la herida.-¡Puedo verte el puto hueso!-bramó mientras señalaba el visible hueso de la costilla asomándose por el tajo.

-Lo siento, no sabía que el tipo tenía una navaja.-Jamie sintió que comenzaba  desesperarse, le temblaban las manos y los hombros y sus ojos se llenaron de lágrimas.-No te enojes-suplicó con la voz quebrada.

Ante aquella visión del rubio lloroso y asustado, la exasperación de Bill se desinfló. El mayor suspiró y acarició la mejilla del rubio con cariño, era un necio si creía que en un par de meses Jamie podría cambiar su forma de vida, había vivido como un gallo de pelea por quince años, superar el hábito de la violencia tomaría tiempo, y paciencia. Y Bill no estaba siendo precisamente paciente.

-Está bien Jamie, lo siento por gritar. Déjame curarte esa herida-dijo Bill suavemente. Jamie sintió que dejaba de temblar, sabía que su miedo era irracional, Bill nunca lo había golpeado pero durante años solo había conocido la lógica del abuso y le costaba salir de ella. Pero Bill era amable, siempre lo perdonaba y cuidaba de él. Jamie sintió nuevamente esa sensación cálida en el vientre, la sensación de sentirse amado, y se lanzó al cuello del mayor para empezar un fogoso beso uniendo sus labios y empujando su lengua dentro de la boca del moreno. Bill se sorprendió, pero era incapaz de rechazar aquellos besos, enredó su lengua con la del rubio mientras acariciaba su delgada espalda pegando su cuerpo l del jamie, manchandose la camiseta de sangre en el proceso.

Bill tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para separarse, Jamie lo malinterpretó y se lanzó a abrir los botones de sus jeans, Bill lo apartó con firmeza.

-Ahora, no. Primero tengo que curarte eso-dijo el mayor. Jamie frunció el ceño, como a un niño al que dejan sin postre y Bil se maldijo a sí mismo ya que aquella expresión en el rostro del rubio le estaba creando una erección bastante inoportuna.

Bill le curó la herida con cuidado, no sabía qué hacer para sacar al rubio de aquel estupido ciclo de violencia en el que vivía. Se sentía impotente, completamente inútil.



***************************



Al día siguiente Jamie entró despreocupadamente al vestuario antes de la práctica, mientras se vestía Randy se le acercó con rostro serio.

-Ayer faltaste de nuevo-dijo Randy en tono acusador.

-Bueno, pero ahora estoy aquí ¿no?-dijo Jamie a a defensiva. Randy suspiró, no iba a contarle cómo el día anterior la mitad del equipo se había largado al ver que Jamie no aparecía. Al fin y al cabo el título de capitán no era más que eso: un título vacío. Sin jamie cerca nadie respetaba a Randy. Pero hasta Randy tenía cierto orgullo y no iba a admitir lo dependiente que era del rubio. Vio como Jamie se sacaba la camiseta y abrió mucho los ojos al ver el tajo que atravesaba sus costillas.

-¿Cómo te hiciste eso?-dijo Randy preocupado.

-Es solo un rasguño-dijo Jamie sin mirarlo a los ojos.

-No es un puto rasguño. No creo que deberías jugar-señaló Randy.-¿Ves lo que te decía? No es buena idea juntarte con Jeff y su pandilla, estoy seguro que el tajo te lo hiciste mientras hacías quién sabe qué cosas con ellos.

-Maldita sea, Randy-dijo Jamie furioso, arrastrando las palabras.-¿Quién te crees que eres? ¿Mi madre? Estoy bien, joder. La herida y está curada y puedo jugar. Y es asunto mío con quién me junto.

-Pero…-comenzó a decir Randy en tono desesperado.

-Pero nada-dijo Jamie cerrando su taquilla con fuerza y dirigiéndose a la pista de hielo.

La práctica fue intensa, Jamie estaba más violento que de costumbre, volviendo a sus viejas costumbres hizo un sin número de faltas y se las arregló para darle un certero golpe a Randy, y eso que estaban en el mismo equipo.

Tras la práctica, nuevamente en los vestuarios, Steve se le acercó.

-Jeff tiene otro trabajo para nosotros-le dijo alegremente.

-¿Para cuando?-dijo Jamie mientras se colocaba los calcetines.

-Ahora mismo, tenemos que ir a su casa cuando salgamos de aquí.

-No puedo ir ahora, Bill llega como en una hora y se preocupara si no me encuentra en casa…-dijo Jamie quien no quería estresar al moreno, no después de lo shockeado que había quedado con la sangrienta escena de ayer.

-Oh, vamos ¿Qué importa si Bill se preocupa un poco? El tipo no es tu dueño ¿cierto?-dijo Steve con despreocupación.-A Jeff le agradas ¿sabes? Dice que tienes madera para ser uno de los nuestros¿Por qué crees que te está dando trabajos así de la nada? Te está probando. Si te niegas ahora puede que no tengas otra oportunidad…

Jamie se sentía halagado, conflictuado y emocionado. Por un lado le había encantado escuchar que Jeff creía que tenía lo necesario para unirse a la pandilla, por otro sabía que unirse a ese grupo era un mala idea, podía meterse en problemas, terminar apuñalado de verdad, o peor: volver al reformatorio. Además ya había preocupado demasiado a Bill y tampoco le gustaba mentirle. Pero también estaba el hecho de que había pasado toda su vida sin amigos, sin más compañía que la de los animales. Siempre había querido tener amigos, aunque esta fuera una verdad que no admitía ni a sí mismo, siempre había querido formar parte de algo. Y por mucho que quisiera a Bill este no llenaba la necesidad que tenía de estar con gente de su edad.

-Vale, lo haré-dijo Jamie no demasiado convencido.

 

Notas finales:

Y eso es todo por ahora, dejen reviews aunque sean insultandme. Necesito saber que alguien aun sigue esta historia :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).