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En la puta vida... por eggy33

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-¡¡¿Cómo que está embarazado?!!-rugió Bill, ya recuperado del desmayo. Su vozarrón hizo que el médico se inclinara hacia atrás, estaba bastante acojonado, Bill era terrorífico cuando perdía los nervios.

-Bill no es mi culpa…-dijo el médico con una sonrisa temblorosa.-No mates al mensajero.

-¿Pero cómo es posible?-dijo Jamie confundido.

-Bueno…-dijo el médico cambiando de tono, hablándole como a un niño.-¿Sabes cómo funciona el sexo, Jamie? ¿De dónde vienen los bebés?

-¡Por supuesto que lo sé!-saltó Jamie exasperado.-Pero eso no tiene nada que ver, soy un hombre maldita sea ¿Cómo mierda es posible que esté embarazado?

-Oh mierda…-dijo Bill abriendo los ojos como platos ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Era cosa de mirarlo bien: la baja estatura, la casi completa falta de vello corporal y facial (Jamie tenía quince años y ni una sombra de bigote), la cintura pronunciada, las caderas ligeramente anchas, los genitales pequeños…¿Cómo había estado tan ciego?-Jamie, eres un doncel.

-¡¿Qué?!-dijo Jamie espantado ¿Un doncel? No sabía mucho sobre ellos, solo que eran muy escasos, tenían un hijo tras otro y que eran una especie de fantasía sexual colectiva.-Osea que es cierto…-dijo llevándose las manos al liso vientre ¿En serio había alguien allí dentro? Jamie sintió como el corazón se le aceleraba de la emoción, un hijo...su hijo. Una cosita diminuta flotando en su interior, una persona completamente suya. Estaba tan feliz, sorprendido y aterrado, pero tan feliz. El médico hablaba pero Jamie no lo escuchaba, se mantuvo con las manos sobre el vientre y una mirada absorta ¿Cómo debería llamarlo? ¿Se parecería a él? ¿Lo llamaría mamá? Sin embargo la voz de Bill lo sacó de sus pensamientos.

-¿Para cuando podemos programar el aborto?-dijo Bill con el rostro serio. Jamie sintió que el alma se le caía a los pies ¡¿Aborto?! ¡¿A su niño?!

-¡No quiero que me lo saquen!-dijo Jamie desesperado agarrando al mayor del brazo. Bill miró el rostro de Jamie, los ojos muy abiertos y una expresión desesperada, dolida. Pero era el rostro de un niño,un niño que no podía lidiar con lo que significaba tener un hijo.

-Jamie, no vas a tener a este niño-dijo Bill usando ese tono que no admitía réplicas.-¿Cuando puede abortar?-dijo dirigiéndose al médico.

-Bill por favor…-dijo Jamie en tono suplicante ¿Por qué Bill no quería al bebé? ¿Por qué hablaba del aborto con tanta determinación?-Al menos déjame pensarlo.

-El embarazo está recién empezando, les queda más de un mes para abortar-dijo el médico con tono conciliador.-Lo mejor será que vayan a casa y lo discutan con tiempo.

Bill se levantó de mala gana, agradeció al médico y salió de la consulta en silencio, sin siquiera mirar a Jamie, el cual lo siguió sintiéndose enormemente ansioso, Bill parecía furioso con él. Intentó hablarle mientras salían del hospital pero Bill lo calló con una mirada airada. Se sentaron en el auto en silencio, abandonaron el estacionamiento y la ciudad internándose en la ruta, Jamie iba sentado sobre sus manos, la mirada gacha y unas ganas terribles de echarse a llorar. Bill iba rumiando su ira en silencio ¿Cómo había podido sucederle esto? Algo que había evitado por años, siempre había tenido cuidado…¿Cómo mierda iba a darse cuenta que Jamie era un doncel? Las características físicas eran demasiado vagas, estaba lleno de hombres andróginos, además: ¿Cuales eran la malditas probabilidades? ¡No debería haber más de cinco donceles en todo el puto estado!

-¿En serio estás considerando tenerlo?-le preguntó Bill, su rostro era severo y su voz sonaba dura y...fastidiada.

-No sé-dijo Jamie con voz suave.-Todavía estoy procesando  todo esto. Necesito algo de tiempo para pensarlo…

-No hay nada que pensar-dijo Bill con firmeza.-No puedes tener a ese bebé.

-¿Y por qué mierda no?-preguntó Jamie dolido.-La gente tiene hijos todo el tiempo.

-Porque tienes quince años-dijo Bill cada vez más molesto.-Porque si algo he aprendido la última semana es que eres pésimo tomando decisiones, decides drogarte, meterte en peleas, involucrarte en una pandilla...No sabes cuidar de ti mismo ¿Cómo esperas hacerte cargo de un bebé?

-Lo intentaré, voy a dejar de meterme en problemas. Estoy seguro de que si me esfuerzo voy a poder cuidarlo bien-dijo Jamie  decidido.-Además no voy a hacerlo solo, tu me vas a ayudar…

-¡No!-explotó Bill de pronto, la velocidad del auto comenzó a subir, Bill tenía el rostro desencajado y los ojos llenos de intensidad. Jamie nunca lo había visto así, tan fuera de sí.-¡No pienso pasar por eso de nuevo!

-¿De nuevo?-preguntó Jamie confundido.

-¡Cállate!-le gritó Bill sin apartar la vista del camino, Jamie obedeció, se sentía horrible, Bill nunca le había dicho que se callara.

Jamie comenzó a temblar en el asiento, el auto iba demasiado rápido, Bill agarraba el volante con fuerza, la vista al frente, los dientes apretados. Jamie sentía que ese Bill era una persona diferente al Bill que le había dicho que lo quería esa misma mañana, le tenía miedo. Luchó con todas sus fuerzas para no echarse a llorar, recordó cómo cuando era más pequeño a veces no podía evitar llorar cuando su padre lo golpeaba y como, cuando las lágrimas brotaban, este comenzaba a golpearlo más fuerte.

Bill se fue calmando un poco, seguía furioso, no exactamente con Jamie, sino más bien con toda aquella maldita situación. Siempre había sido ateo pero sentía que había un dios en alguna parte burlándose de él y de la maldita ironía del asunto: siete malditos años y volvía a estar en la misma situación. Su enojo no era con Jamie, aunque le molestaba que el rubio siquiera considerase en tener a ese niño. Su enojo no era con él pero era un enojo tan profundo y desesperado que no lograba contenerlo, y el rubio era el único allí con quien poder expresarlo.

-¿Y por qué mierda sigues insistiendo en eso de que necesitas pensarlo?-dijo Bill.-O lo quieres o no lo quieres, no podemos discutir nada hasta que te decidas.

Jamie se quedó de una pieza, acababa de enterarse que estaba embarazado, pero ya adoraba al niño, ya sentía la necesidad de protegerlo. Pero estaba la maldita duda, porque Jamie sabía como el sexo funcionaba y no podía dejar de pensar que Steve se había corrido dentro, que el bebé podía ser suyo. Pensó que eso no tenía porqué importar, no se imaginaba deshaciéndose del niño ni mucho menos criandolo con Steve, la única salida que tenía era criarlo con Bill, y la única forma de que eso pasara era que nunca dijese una palabra del asunto. Al fin y al cabo Steve no era chino o pelirrojo ni nada de eso, tenía el cabello castaño como Bill, no sería difícil hacerlo pasar por su hijo. Además, Jamie sabía que Bill le ocultaba un montón de cosas, lo justo era que él también tuviera derecho a tener sus secretos. Pero no podía, no podía mentirle a Bill el resto de su vida y endosarle un hijo que no era suyo. De todas formas Bill no parecía en absoluto interesado en tener al niño, así que no perdía nada. Iba a decirle la verdad, aunque estaba casi seguro de que en el estado en el que estaba el moreno iba a terminar golpeándolo, solo esperaba que no le hiciera daño al bebé.

-Tengo que pensarlo porque…-Jamie se esforzó por que su voz no temblara.-Porque es posible que no sea tuyo.

-¡¿Qué?!-dijo Bill conmocionado. Jamie se mantuvo en silencio sintiendo como una sensación fría le recorría la espalda. El mayor orilló el auto a un lado de la ruta y apagó el motor, Jamie  tomó aire mentalizándose para la paliza que iba a recibir.-¿De qué hablas? ¿Acaso Nate…?

-No, a Nate solo se la chupe-dijo Jamie aunque de pronto abrió mucho los ojos.-Pero me lo tragué ¿Es posible…?

-¡Por supuesto que no es posible!-dijo Bill exasperado.-¿Entonces?

-La noche que me detuvieron lo hice con Steve-dijo Jamie, sentía como si el corazón le latiese en los oídos.-Yo estaba muy drogado y él…

-Jamie-dijo Bill inclinándose sobre él y tomando su mano. Su rostro se había suavizado en una expresión de preocupación.-¿El te forzó?-Jamie lo miró, era como si el destino le estuviera ofreciendo una salida, si le decía que Steve lo había violado Bill lo perdonaría, pero también era probable que le rompiera las piernas a Steve. Además, Jamie ya había decidido que no quería mentirle.

-No, más bien me convenció-dijo Jamie con tono avergonzado.-No me hizo daño ni nada...sé que no es excusa pero te juro que no estaba pensando. Lo siento tanto-Jamie cerró los ojos listo para los golpes pero solo escuchó un largo suspiro.

-Jamie ¿Solo te acostaste con ese tipo esa noche?-preguntó Bill en un tono tranquilo pero en absoluto amistoso. Jamie asintió con energía.-¿Y además de los dos no te has acostado con nadie?

-¡Claro que no!-saltó Jamie indignado.

-No creo que tengas derecho a ofenderte por esa pregunta.-Señaló Bill arqueando las cejas, Jamie bajó el rostro avergonzado.-Si solo te acostaste con él la semana pasada, es imposible que el hijo sea suyo.

-¿En serio?-preguntó Jamie con ojos esperanzados.

-El bebé tiene seis semanas ¿Acaso no escuchaste lo que dijo el doctor?-dijo Bill exasperado.-Es imposible que anduvieras con síntomas si el bebé solo tiene una semana.

-Osea que es tuyo-dijo Jamie mientras una enorme sonrisa afloraba en su rostro.-¡Entonces está decidido! ¡Voy a tener a este bebé!

-¡Nada está decidido!-bramó Bill agarrándolo por la camiseta y sacudiéndolo violentamente.-Me engañaste ¿recuerdas? ¿acaso crees que te voy a perdonar como si nada?

-Lo hiciste con Nate-señaló Jamie con un hilo de voz, estaba asustado, Bill lo miraba con ojos furiosos y comenzó a sacudirlo con más fuerza.

-Eso es diferente, una cosa es que un tipo te fuerce y otra muy diferente es que salgas a zorrear con cualquier imbécil-dijo Bill. Jamie sintió que su corazón se astillaba, prácticamente lo había llamado zorra.-¿O acaso lo de Nate fue una mentira?

Jamie lo abofeteó, fue inconsciente, un acto reflejo. Estaba furioso, al fin y al cabo el recuerdo de lo que había pasado en ese baño todavía lo hacía sentir sucio y usado. Y él solo lo había hecho por miedo de perder a Bill. Vio como Bill lo soltaba y se llevaba una mano a la mejilla magullada, Jamie comenzó a temblar, ahora sí que era hombre muerto...bueno, doncel muerto. Pero Bill pareció calmarse, se limitó a suspirar, un suspiro largo, cansado y absolutamente genuino.

-Jamie, no pienso tener un crío. Nada de lo que hagas o digas va a cambiar eso-su tono era tranquilo pero triste, casi parecía herido.-Así que tienes que elegir, el bebé o yo.

-No puedo deshacerme de él-dijo Jamie con la voz quebrada, a punto de echarse a llorar, en su rostro había una sonrisa temblorosa, consternada.-Yo ya lo quiero...no puedo dejar de pensar en cómo va a ser. Si va a ser inteligente como tu...quiero tenerlo.

-Jamie-dijo Bill en un tono más suave rodeando al menor con sus brazos.-Tienes quince años, no tienes ni idea de cómo criar a un niño. Es una locura.

-Mi madre tenía casi la misma edad cuando me tuvo…

-Las cosas no terminaron precisamente bien para ella-señaló Bill.

-Pero tu no eres como mi padre-susurró Jamie.

-¿Eso crees?-dijo Bill en tono cansado.-Acabo de sacudirte y gritarte como un loco, el otro día estuve a punto de darte un puñetazo...la paternidad es algo jodidamente estresante, no tengo idea de en qué clase de persona me convertiría. Podría terminar lastimándote, podrías terminar odiándome.

-Yo nunca te odiaría, no importa lo que me hicieras. Bill, por favor, no volveré a pedirte nada, te obedeceré en todo-suplicó Jamie.

-No-se limitó a decir Bill apartando suavemente a Jamie. Volvió a encender el auto y ambos siguieron el camino en completo silencio.

Llegaron a Hammond cuando ya había anochecido, Bill detuvo el auto frente a la granja, su rostro seguía serio, ligeramente molesto. Jamie lo miró, no soportaba estar así con él, había intentado hablarle un par de veces pero Bill ni se había molestado en responder. Desesperado y sabiendo que hablar no serviría de nada se acercó al mayor, lamiendo su cuello lentamente, quizás si lograba excitarlo Bill lo follaría hasta que se le pasara el enojo. El moreno lo apartó con brusquedad, su expresión dejó al rubio destrozado, parecía harto de él.

-Sal del auto-dijo Bill con voz neutra. Jamie obedeció al instante, al cerrar la puerta vio como Bill volvía a encender en el motor.

-¿Adonde vas?-preguntó Jamie tímidamente.

-Voy al bar, no quiero ver tu cara por un rato-dijo Bill sin mirarlo a los ojos, Jamie tuvo ganas de morirse allí mismo.-Entra en la casa.

Tras decir eso puso el auto en marcha y se alejó por la carretera, Jamie miró la camioneta perderse en la oscuridad mientras sentía como las lágrimas que había estado reprimiendo todo ese rato comenzaban a resbalar por sus mejillas. Bill le había dicho que no quería verlo. Era un hecho: Bill lo odiaba, estaba harto de él, probablemente lo había rechazado porque le daba asco que lo tocara. Entró en la granja sin dejar de llorar y se dejó caer de rodillas en el recibidor, no sabía qué era exactamente lo que había hecho, pero lo había arruinado.

¿Había sido por lo de Steve? No...es decir, por supuesto que no había ayudado, pero esa no era la razón. Bill había comenzado a mostrarte fastidiado y distante desde que habían salido de la consulta. Jamie recordó cómo Lars abandonaba a las mujeres si se quedaban embarazadas, recordó cómo pasaba de tratarlas con cierta galantería a despreciarlas. Jamie lo había arruinado al quedarse embarazado...es decir, sabía que estar embarazado no era exactamente culpa suya, pero si era culpable de querer ese bebé. “Tienes que elegir, el bebé o yo” Jamie lloró con más fuerza, amaba a Bill: amaba la paciencia con la que le enseñaba a leer, la forma en la que lo abrazaba al dormir, como curaba sus heridas, como lo tocaba y como lo poseía de esa manera tan intensa y tierna a la vez. Tenía que deshacerse de aquel bebé, quizás después del aborto Bill volvería a quererlo. Pero la sola idea de perder a su niño le rompía el corazón, era su hijo. Que algo diminuto hubiera causado tanta discordia lo sorprendía. Pero Jamie estaba más seguro de lo que nunca había estado en su vida, iba a tener a ese bebé con o sin la ayuda de Bill. Elegía a su hijo.

Fue directo al baño a lavarse la cara, era inútil seguir llorando. Tomó la mochila de la escuela y guardó sus escasas pertenencias, tuvo cuidado de no guardar ninguna de las camisetas de Bill de las cuales se había apropiado, no quería nada que pudiera recordarle al mayor. Buscó lápiz y papel y escribió una nota lo mejor que pudo, le hubiera gustado dejar una larga carta que explicara porque se iba, lo mucho que lo quería y lo agradecido que estaba por que lo hubiera cuidado todo ese tiempo. Pero sus conocimientos no daban para tanto, solo escribió: “me voy, quero al bebe. perdon

En cuanto salió de la casa se internó en el bosque casi por instinto, recorrió el sendero que lo llevaba al pueblo y se dio cuenta que había salido tan apresuradamente que no había pensado adonde iba. No tenía ningún lugar al que ir. Pensó en dormir en el bosque, ya lo había hecho antes, pero hacía frío y no sabía si sería bueno para el bebé. También estaba su antigua casa pero no estaría mucho más cálida y lo más probable es que los vecinos ya se hubieran birlado los colchones. Se sentó una roca y encendió un cigarrillo con manos temblorosas, repasó todas las personas que conocía, estaba Steve pero no sabía dónde vivía y probablemente intentaría follarselo de nuevo. Sabía donde vivía Jeff, pero no quería estar en deuda con él y terminar enredado en sus líos ilegales. Si terminaba en el reformatorio de nuevo su hijo terminaría en el orfanato y no podía permitir que eso pasara. Estaba Randy, era un buen chico y siempre parecía dispuesto a ayudarlo,incluso cuando Jamie no quería que lo hiciera. Además, sabía donde vivía, justo arriba del almacén de sus padres. Jamie aplastó el cigarrillo y se paró decidido, era su única chance si no quería pasar la noche a la intemperie.

Tardó una media hora en llegar al almacén, se sentía agotado, más que nada mentalmente, había sido un día muy difícil. Tocó el timbre y una mujer algo regordeta de rostro amable le abrió la puerta mirándolo con curiosidad.

-¿Puedo ayudarte?-preguntó cordialmente.

-¿Está Randy?-preguntó Jamie tornándose tímido. El rostro de la mujer se iluminó con una hermosa sonrisa.

-¿Vienes a ver a Randy?-Jamie asintió.-¡Randy!-gritó la mujer escaleras arriba mientras hacía pasar a Jamie.-Creí que no tenía amigos, nunca había venido ninguno a casa...es un chico algo solitario pero muy dulce, por favor trátalo bien ¿Cómo te lla…?

-Jamie-dijo Randy a la mitad de la escalera con el rostro sorprendido.-¿Qué haces aquí?¿estás bien?¿Pasó algo?

-¿Podemos hablar a solas?-preguntó Jamie rogando por no parecer grosero.

-Claro, sube-dijo Randy preocupado mientras lo guiaba escaleras arriba, su habitación era pequeña y sencilla, muy ordenada y con una estantería llena de libros. Jamie se sentó en la cama ya que no había otro lugar para hacerlo.-Jamie ¿Estás bien? Tienes los ojos rojos-dijo Randy sentándose en la cama junto  él. Jamie no respondió, no sabía cuánto podía contarle, no había pensado que Randy le haría preguntas.-¿Steve te está dando problemas?-Jamie negó con la cabeza.-¿Te peleaste con Bill?

Jamie abrió la boca para decirle que no había sido gran cosa pero en lugar de eso se echó a llorar desconsolado. Randy lo miró sin saber qué hacer, nunca había visto a Jamie llorar y mucho menos de esa manera, tan violenta, ruidosa y desesperada. Randy lo rodeó lentamente con sus brazos, completamente preparado para que el rubio lo apartara y le diera un puñetazo. Jamie se sorprendió pero el abrazo era agradable y no tardó en aferrarse a él y hundir el rostro en su cuello mientras los sollozos lo sacudían. Rady lo abrazó pacientemente hasta que el rubio se relajó, se alejó suavemente y le puso una mano en el hombro.

-¿La pelea fue tan mala?-preguntó Randy, Jamie asintió mientras los ojos volvían a llenarse de lágrimas. Randy se preocupó, debía de ser algo bastante malo para que el rubio estuviera llorando enfrente de él.-¿Te hizo daño?-preguntó Randy cada vez más angustiado, Jamie no supo cómo responder. Randy se inclinó acercando su rostro-¿Hizo...te hizo algo que no querías?

-No…-dijo Jamie con la voz temblorosa.-Es que yo...soy un doncel...y estoy embarazado.

-Oh mierda…-dijo Randy con el rostro pálido.-¿Estás seguro?

-Sí, fui al médico, me sacó sangre y todo.

-¿Vas a tenerlo?-preguntó Randy, Jamie asintió.

-Bill no quiere nada que ver con el niño, ni conmigo…-dijo Jamie con la voz quebrada.-Me dijo que tenía qu elegir entre los dos, así que me fui. Lo siento Randy, sé que no es tu maldito asunto pero no se me ocurrió otro lugar al que ir.

-Jamie, me alegra que hayas venido-dijo Randy con total sinceridad.-Por fin estás confiando en mi, soy tu amigo, voy a ayudarte.

-¿Puedo quedarme aquí un par de días, hasta que encuentre un lugar donde vivir?-preguntó Jamie muriendose de verguenza, odiaba tener que pedirle aquello.

-Puedes quedarte el tiempo que quieras-dijo Randy al instante. Jamie volvió a llorar.

 

Notas finales:

Si lo se, este es un capítulo más bien triste...espero que sigan leyendo

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