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Three, is the number of sin por KyuNaFish

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Notas del fanfic:

Pues... ni yo misma se como es que se me ocurrio escribir algo asi XD

Por lo tanto es raro y amorfo, si les gustan esas cosas se los recomiendo(?) Sera una buena inversion para malgastar su tiempo ^^

Notas del capitulo:

Regalo para mis locas tías Pixie y Rosale y para mi querida unnie Mary ^^ Amm... no se que piensen de esto XDDD es tan raro! Que yo misma me quise golpear(?) cuando lo escribí y me debatí entre dárselos o no... pero aquí lo tienen. Leanlo(?) 

 

Con todo el amor random que este pez bipolar puede derrochar :DD

 

 

 

La incesante lluvia golpeaba aquel enorme ventanal. Los hombres, que dentro se escondían de la tormenta que afuera se desataba, no notaban que alguien los observaba.

Entre risas, Siwon y Donghae jugaban cartas, lo apostaban todo; cuando el dinero se acabó, recurrieron a lo que traían encima: relojes, cadenas, anillos, cualquier cosa de valor.

 

 

—         Siwon, si seguimos así me vas a dejar en la ruina — el castaño miraba con lastima el anillo que estaba entregando. —

—         No te quejes, te has quedado con mi reloj y es carísimo. Mis padres me mataran cuando se den cuenta de que ya no lo tengo. —

—         Tú al menos tienes padres, no que yo… —

—         Basta Hae, no te lastimes. Tal vez deberíamos dejar el juego hasta aquí. —

—         Tienes razón, será lo mejor. —

—         ¿Y… que hacemos ahora? La lluvia aun es intensa e igual no podemos irnos. —

—         Pues no sé, habernos quedado en la escuela es bastante aburrido — se cruzó de brazos mientras se recargaba en la pared. —

—         El estúpido portero lo hizo a propósito, nos vio y aun así cerro. — comento molesto el pelinegro. —

—         Lo hizo por venganza, yo creo que nuestros insultos ya lo hartaron. —

—         ¡Pero es viernes! Es fin de semana… ¿Qué voy a hacer? — se levantó y comenzó a caminar por todo el salón. —

—         ¡Hey! Lo dices como si fueras el único afectado. Yo también tengo vida social, ¿Sabes? —

—         Ya lo sé, aunque… si lo piensas bien, no todo es tan malo. —

—         ¿Qué no es malo? Pues yo, a diferencia tuya, no le encuentro ningún punto bueno a esto, ¡Es terrible! ¿Qué puede haber de bueno? —

—         Que solo estamos tu y yo — Afirmo mientras se acercaba lentamente al cuerpo del castaño. —

 

 

Lo recostó con sumo cuidado sobre el frio suelo y comenzó a besar con marcada necesidad la boca ajena. El otro no tardo en corresponder y enredar sus brazos al rededor del cuello contrario para profundizar más el beso.

 

 

—         Eres un estúpido Siwon — susurro sobre los labios del otro. —

—         ¿Alguna vez imaginaste hacerlo en el salón de clases? — pregunto divertido y a la vez comenzó a desabotonar la camisa del castaño. —

—         ¿En serio vamos a hacerlo? —

—         Ya empecé y no voy a detenerme. —

—         Pero… —

—         Shh — lo interrumpió colocando el dedo índice sobre sus labios — solo déjate llevar, veras que será divertido. Confía en mí. —

 

 

Las prendas comenzaron a volar dentro de aquel salón, gemidos y alguno que otro grito inundaban el lugar y resonaban al compás de los truenos que afuera se escuchaban. Nuestro tercero disfrutaba con lo que veía, era tan excitante ver ese par de cuerpos fundirse en el más pleno deseo, en el más puro pecado. Su miembro comenzó a endurecerse también, pasaba lentamente su mano sobre su hombría para auto complacerse, con su traviesa lengua se relamía los labios. Si con tan solo verlos y escucharlos se ponía de esa manera, no imaginaba el placer que alcanzaría si llegaba a poseer ese par de cuerpos perfectos que lo hacían alucinar.

 

 

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Unos molestos rayos tocaron su delicado rostro, con pesadez abrió los ojos y noto su desnudez, con la mirada aun perdida, busco a su alrededor y encontró el cuerpo de su novio junto a él; se encontraba en las misma condiciones. Recordó entonces la magnífica noche que había pasado, Siwon sin duda alguna, era el mejor novio que pudo haber encontrado. Rico, caballeroso, atento, excelente en la cama y lo mejor de todo; lo amaba. ¿Qué más podía pedir? Nada, no existía mejor mortal que Choi Siwon. Con lentitud se aferró al cuerpo de su amante y busco sus labios, lo beso con dulzura y este despertó.

 

 

—         Buenos días — el pelinegro saludo dulcemente. —

—         Buenos días — contesto — me encantaría seguir admirándote pero debemos levantarnos, el portero no tarda en venir. —

—         Tienes razón, pongámonos algo que no queremos que nos vean así. —

 

 

Comenzaron a buscar sus ropas, apenas y las lograron encontrar. En cuestión de minutos ya estaban listos y se dirigieron a la salida.

 

 

—         ¿Muchachos, pero que hacen aquí? — pregunto el portero, con la burla marcada en su expresión. —

—         No te importa — Siwon lo paso de largo y jalo a Hae hacia el gran portón recién abierto — Vámonos hyung. — sentencio.

 

 

Comenzaron a caminar por aquella estrecha calle Italiana, al ver que el lugar se encontraba desierto, no dudaron en entrelazar sus manos y jugar a susurrarse palabras de amor al oído. Tan divertidos iban que no notaron a un chico que venía corriendo en dirección contraria a la suya; traía un café consigo que estrello contra el cuerpo de Donghae. Este grito por lo caliente de la bebida, pronto su brazo comenzó a enrojecer, 

 

 

—         ¿Podrías tener más cuidado? — molesto, el pelinegro comenzó a abogar por su novio. —

—         Disculpa — el extraño ofreció una venia para Donghae — no fue mi intención arruinar tu bella piel — le regalo una mirada llena de lascivia, que Siwon no noto y siguió con su camino. —

 

 

Donghae se quedó estático, la mirada de aquel chico era tan profunda, se sintió desnudo ante él, ya ni siquiera sentía el ardor en su brazo, solo el par de ojos marrones y penetrantes estaban presentes en su cabeza.

 

 

—         ¿Hae te encuentras bien? — la voz de su menor lo hizo volver a la realidad. —

—         Aun arde, pero no es nada grave — sonrió — vayamos a casa y allí veré que me pongo. —

 

 

Siguieron con su camino hasta la casa de Donghae, allí donde vivía con su abuela antes de que esta muriera y él se quedara por completo solo. Aunque tuvo bastante suerte al enterarse de que ella tenía una fuerte suma de dinero en el banco, algo que heredo él por ser el único familiar con quien la anciana contaba. Así su futuro quedo asegurado, no era un millonario como Siwon, pero vivía bien, la vida le había sonreído demasiado, para nada se quejaba. Aunque fuera huérfano y no contara con más familia, tenía un novio que lo amaba y bastante servidumbre que lo mimaba, principalmente Jessica, su nana. Aquella a quien todo le contaba, en quien ciegamente confiaba.

 

 

—         ¡Nana he llegado!  — exclamo una vez pudo pisar su hogar — He traído conmigo a Siwon —  aclaro una vez que la mujer hizo acto de presencia. —

—         Hae me tenías preocupada — se dirigió a él y lo abrazo — Buenos días joven Choi — hizo una venia, recibiendo el mismo acto de parte del pelinegro — ¿Van a desayunar? —

—         Tendrán que dispensarme pero no puedo, yo también debo reportarme en mi hogar. —

—         Eso es cierto nana, Siwon tiene que cumplir con su familia, pero yo si quiero, tengo mucha hambre. Aunque antes desearía me prepararas un baño, un tipo en la calle me derramo café. —

 

 

Jessica asintió ante la orden y llamo a la demás servidumbre para que preparara todo. Nuestra pareja por su parte, se despidió.

 

Una vez Donghae termino de ducharse y desayunar, se recostó en su amplia cama, tenía tarea pero también se encontraba cansado, la fiera de su novio lo había dejado en ese estado. Así que sin proponérselo cayó en un profundo sueño.

 

 

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—         ¡Más! ¡Más! ¡Más! — gritaba tan fuerte como su garganta se lo permitía. No sabía ni quien rayos lo estaba penetrando, Pero, ¡Maldita sea que bien lo hacía! Sentía un calor embriagante envolver su ser, una llamarada de éxtasis que lo enloquecía a mas no poder. El extraño lo embestía con violencia, arrancándole más y más gemidos de placer. Sus manos se paseaban por aquel cuerpo que no conocía. Intentaba memorizar esa cálida piel, la encontraba suave y apetecible y cuando se le dio la oportunidad no dudo en morder. Un ronco gemido de parte de su contrario logro escuchar y enloqueció aún más. Esa maldita voz era tan sexy y profunda que creyó pronto moriría. Su momento de gloria aumento cuando el extraño se atrevió a tomar su miembro y comenzó a masturbarlo, lo hacía tan rápido y placentero, era todo un profesional… pero por momentos recordó que tenía un novio y con esto le estaba siendo infiel, la culpa apareció rápido y comenzó a dejar de disfrutar  — Deja de pensar en él — las palabras llegaron a sus oídos y pensó escucho mal, pero tampoco pudo preguntar, pues en ese justo instante, el intruso dentro del él toco su próstata. La mente se le nublo, sus ojos quedaron en blanco y se volvió a perder — ¡Ahí! ¡Ahí! ¡Ah! ¡Más! — volvió a rogar y sus sentimientos de culpa lograron desaparecer. Por fin se corrió en la mano ajena e intento tranquilizarse, pero con la insistente penetración de su acompañante no podía, luego de un tiempo él otro lo lleno de su semilla también y entonces todo termino. — ¿Qué hice? — se preguntó y una lagrima se le escapo.

 

 

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Sintió que una mano se posicionaba en su hombro y exaltado abrió los ojos, su nana estaba frente a él, y en su mirada se notaba la preocupación.

 

 

—         Nana, ¿Qué paso? ¿Por qué estás aquí? —

—         Eso mismo me pregunto yo Donghae, ¿Qué paso? Estabas gritando y luego comenzaste a llorar, ¿Que estabas soñando? —

 

 

¿Un sueño? ¿Cómo pudo soñar que era poseído por un extraño? Dirigió sus manos a una de sus mejillas y comprobó que estaban húmedas. Lloro, lloro porque aunque fuese un sueño, engaño a Siwon, al hombre que se supone era el único en su vida, ¿Por qué soñar también cuenta como infidelidad, no?

 

 

—         Soñé que engañaba a Siwon — soltó sin más — Eso es malo, ¿Verdad? —

—         ¡Mi niño! — Jessica lo envolvió en sus brazos — Depende, ¿Con quién soñaste que lo engañabas? —

—         No lo sé… nunca vi su rostro ni mencione su nombre, ni siquiera creo que sea alguien que conozca. —

—         ¿Estás seguro que no era Siwon? —

—         Seguro… no era él, su cuerpo, la manera de entregarse, ¡Todo fue tan distinto! Y lo peor de todo es que me gusto, que quiero más, ¡Soy una mala persona nana! —

—         Tranquilo Hae, tranquilo. No eres malo, tú amas a Siwon y esto que sucedió fue solo un sueño, algo que jamás volverá a ocurrir. ¿Me entiendes?

—         Si… —

—         Entonces, deja de llorar, llama a tu novio y dile lo que paso. —

—         ¿¡Que!? ¡Yo no voy a decirle nada! —

—         En una relación siempre debe de existir la confianza, si le ocultas cosas a tu novio y él se llega a enterar algún día, y por otras fuentes se enojara, ¿Quieres eso? —

—         No… —

—         Entonces llámalo — le acerco el teléfono — y cuéntale. —

 

 

Resignado y apenado tomo el teléfono, vio que su nana abandonaba la habitación. ¿Cómo rayos iba a contarle lo que le paso? ¿Con que cara iba a decirle que tuvo sueños impropios con un extraño? No podía, no quería, tal vez lo haría, pero no ahora. Decidió que lo mejor sería hacer su tarea, así muy probablemente dejaría de pensar. Tantos números complicados seguro lo mantendrían ocupado un buen rato.

 

 

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Cuando llego a casa sus padres no estaban, Como de costumbre se fueron quien sabe a dónde a hacer quien sabe qué. Donghae siempre se había quejado de no tener familia, pero él la tenía y aun así no la sentía como tal. ¡Sus padres nunca estaban! Sin duda habría sido mejor quedarse con Hae y Jessica, pero ya era demasiado tarde como para arrepentirse. Sin ánimos pidió que le prepararan un baño y por fortuna lo hicieron rápido, en cuestión de minutos ya se le avisaba que todo estaba listo.

Con lentitud se metió a la blanca tina y sumergió por completo su cuerpo, sin duda la mejor manera para quitarse el estrés era esa, aunque estaría mejor si Donghae se encontrara con él. Instintivamente cerro los ojos para disfrutar mejor de la paz y tranquilidad que sentía en esos momentos, de la nada el recuerdo de su novio se hizo presente en él y recordó la fantástica noche que habían tenido…

 

 

—         Olvídate de él. —

 

 

Presuroso abrió sus ojos ante tales palabras. No cabía en el asombro al ver a un intruso dentro de la tina. Intento salir lo más rápido de ahí pero no pudo, su acompañante se abalanzo sobre él y comenzó a besarlo con fiereza. No quería, deberás que no quería pero cedió. Los besos de aquel hombre pelirrojo y de piel pálida con el que estaba eran la más pura droga, una maldita perdición que le encanto. Perdido en el éxtasis, comenzó a pasear sus fuertes manos por la espalda del pelirrojo, sentía que quemaba pero eso no importaba. Él intruso por su parte, besaba desquiciadamente cualquier tramo de piel que encontraba en su camino, desde la boca bajo por el cuello donde mordisqueo y lamio sin compasión, comenzó a bajar por el pecho y llego a las tetillas del pelinegro, hizo lo mismo que con el cuello, mordió y lamio hasta arrancar gemidos llenos de placer y lujuria del otro. Siwon ya estaba por demás excitado, su miembro duro necesitaba atención, al parecer el pelirrojo lo noto y dirigió su entrada para que lo penetrara.

 

 

—         Hazlo —

 

 

Le susurro sobre los labios y Siwon no pensó en nada más que sentirse pleno. Sin previa preparación o algo de cuidado se introdujo en aquél lugar desconocido, ¡Era la gloria! Si eso era el cielo o el infierno no importaba, solo no quería salir. Sus embestidas desde el comienzo fueron rápidas y desquiciantes, pero noto que al pelirrojo eso le encantaba, pues sus gritos y ruegos porque lo hiciera más rápido lo delataban. No paro, siguió hasta las últimas consecuencias y se movió al compás que el extraño le imponía, un rato más y logro correrse dentro del pelirrojo.

 

Un sonido en la puerta y la voz de su madre avisando que ya estaba en casa fue lo que lo hizo volver a la realidad y darse cuenta de que todo lo había imaginado, su semen se había mezclado con el agua de la tina y su respiración estaba alterada, algunas gotas de sudor recorrían su frente y sus labios estaban por demás hinchados y rojos. Presuroso salió de la tina y se miró al espejo, múltiples mordidas se dibujaban en su cuello y pecho, ¿Qué había pasado? La imaginación o sueños no recrean eso, y Donghae no le había hecho la noche anterior nada parecido. Confundido salió del baño y corrió hacia su habitación, ¿Cómo le explicaría a su novio el porqué de esas marcas en su cuerpo? Sería estúpido el decirle que tuvo pensamientos impuros con un pelirrojo que en su vida había visto y aunque se lo dijera, Hae no le creería, él seguro pensaría que lo engaño, ¡Pero el sería incapaz de engañarlo! ¿O Ya lo había hecho? ¿Lo que fuera que había pasado contaba cómo engaño? Ya no sabía que creer o pensar, se tumbó en la cama, tal vez dormir le haría bien.

 

 

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La espesa bebida bailoteaba conforme él le daba vueltas a la copa.

 

 

—         Tan suave y exquisita como la piel del castaño, —

 

 

Acerco la copa a sus labios y dio un sorbo.

 

 

—         Fuerte y embriagante como la boca del pelinegro. —

 

 

Preparo su experta garganta y bebió lo que restaba de la copa de un solo trago. Se miró en el espejo de pared que adornaba su habitación y le dio un último vistazo a su impecable uniforme, tan correcto y pulcro el como siempre. Salió hacia la sala en donde su chofer lo esperaba. Tomo su mochila y salió hacia el jardín. El sol le dio de lleno en el rostro y corrió a refugiarse en el auto, ¡Como odiaba los días calurosos! Nada en comparación con los hermosos días nublados, esos en las que las enormes nubes negras y relámpagos decoraban escandalosamente el cielo Italiano, días igual de hermosos como el pasado viernes, pero era lunes, ¿Que más se podía esperar de semejante día tan molesto e imperfecto? Nada.

 

Llego al instituto y lo primero que hizo fue dirigirse al área de terceros, allí en donde estudiaban los que eran dos años mayores a él, por suerte su objetivo caminaba por uno de los pasillos con bastante calma — tan delicioso — pensó.  Sigiloso se acercó a su víctima y lo tomo delicadamente del hombro. Él otro dio un respingo, se había asustado.

 

 

—         ¡Hola! — Saludo tan educado y encantador — ¿Me recuerdas? —

—         Hola… — respondió un tanto dudoso — disculpa pero no sé quién eres, ¿Te conozco? —

—         ¡Vaya! Yo que me la pase todo el fin de semana preocupado por ti y pensándome la peor persona del mundo y tu ni siquiera me recuerdas, —

—         ¿Disculpa? —

—         Soy el chico del café… el del sábado. —

—         ¡Ya! Con razón te me hiciste conocido pero no recordaba. —

—         Venía a ver como seguías, vuelvo a pedir disculpas si te lastime demasiado, no acostumbro ir distraído pero… —

—         No te preocupes — lo interrumpió — yo si soy muy despistado y con respecto a la quemadura, estoy bien, en serio no fue nada. No sabía que estudiabas aquí. —

—         Soy de primer año, puede ser por eso. Pero yo a ti si te conocía; el gran Lee Dong Hae no puede pasar desapercibido. —

—         No exageres, no es para tanto. —

—         Pues eso no es lo que dicen los profesores, ¡Eres el mejor en tu materia! Yo también estudio filosofía. —

—         ¿En serio? Qué bien. A propósito, ¿Cómo te llamas? —

—         Kyuhyun, Cho Kyuhyun, un gusto conocerte y disculpa por la quemada. —

—         Asunto olvidado Kyuhyun. Ahora debo ir a clases, tal vez después podamos conversar. —

—         Por supuesto. —

 

 

Se despidió del castaño con una sonrisa dibujada en el rostro. ¡Tan apetecible que era Donghae! ¿Cómo es que no lo había notado antes? Ese hombre era por completo su contraparte, de mirada pura y sonrisa angelical. Pero así son las cosas, polos opuestos se atraen, ¿O no? Por eso ese ángel le gustaba a este demonio.

 

 

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Había llegado muy temprano, fue el primer alumno en pisar la institución. Ni siquiera se detuvo en la cafetería o saludo a sus amigos, mucho menos iba a esperar a Donghae, si le hablaba o veía seguro este notaba las horribles marcas en su cuello. La clara evidencia de una infidelidad que nunca existió. Así que no se arriesgaría, se escondería como un ratón si era necesario pero no saldría  a la luz.

Hacia demasiado calor, los salones parecían hornos humanos pero aun así, ni loco se quitaba el suéter con cuello de tortuga que llevaba. No permitiría que nadie viera los “bonitos recuerdos” que adornaban su piel.

En uno de los descansos su móvil comenzó a sonar, era Hae. Contesto y milagrosamente, o por el simple hecho de que su querido novio era por demás inocente, le creyó la estupidez de que estaba castigado por no entregar una tarea, así le prohibió terminantemente acercarse al área de castigos y le dijo que lo más seguro es que se verían hasta el día siguiente.

 

 

—         Espero que no estés engañando al pececito — Ryeowook, su compañero de clases y mejor amigo lo amenazo. —

—         ¡Sería incapaz de hacer algo así y lo sabes! —

—         Entonces, ¿Porque semejante suéter y el hecho de que le mientas? —

—         ¿Juras creerme y no reírte si te cuento? —

—         Con que no me digas que alguien se te aventó en un callejón obscuro y abuso de tu inocencia sin tu consentimiento… lo hare. —

 

 

Lo miro amenazante, ¿Cómo se le ocurrió decir semejante tontería? Aun así decidió contarle, tal vez de esa manera se sentiría liberado y sin tanta culpa, además de que posiblemente Ryeowook le ayudara a descubrir que es lo que le había pasado. Porque no era nada normal y de eso estaba más que convencido.

 

 

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Lo que en la mañana pareciera sería un grandioso día, se arruinó. Otra vez las nubes adornaban el cielo y al parecer una tormenta caería más tarde. Saber que su novio se encontraba castigado lo hacía sentir mal, un día sin verlo y ya sentía que algo le faltaba. Camino lento por los pasillos hacia la salida, pero el chico del café lo volvió a interceptar.

 

 

—         Hola Donghae, ¿Ya te vas? —

—         Hola, — contesto sin muchas ganas — sí. Parece que pronto va a llover y no quiero mojarme. —

—         ¿No te gusta la lluvia? —

—         No es eso, pero sin duda prefiero el calor, así como en la mañana. —

—         ¿Sabías que pareces un ángel? — Donghae se sonrojo ante tal comparación. —

—         No… pero gracias por semejante halago. —

—         Pues ahora lo sabes. Bueno, yo también me voy, cuídate Hae. — Le dio un beso en la mejilla y salió corriendo. —

 

 

Una onda electrizante sacudió por completo su anatomía, el beso que aquél extraño le había proporcionado lo dejo así. Sin quererlo, corrió detrás de Kyuhyun pero lo perdió de vista, de hecho, si analizaba el lugar en el que se encontraba no lo reconocía, ¿En dónde estaba? ¿Cuánto había corrido? El lugar parecía un parque abandonado, los arboles descansaban de una manera extraña, pareciera que hasta estaban dormidos y por su interrupción lo miraban enojado. La mayoría estaban secos y sus hojas se encontraban sueltas por todo el suelo. A cada paso que daba escuchaba el lindo sonar del crujir de aquellas hojas secas. Una ráfaga de viento helado lo golpeo de lleno en el rostro y se asustó. Como cualquier niño pequeño miro en todas direcciones buscando salir de semejante lugar más tétrico pero todo se veía igual, era como un laberinto sin salida. Su respiración comenzó a ser por demás acelerada y sin darse cuenta se desmayó. Todo se puso negro y no supo que más paso.

 

 

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Logro esquivar a todo el alumnado sin ser visto, eso ya debería contarse como una gran hazaña. No hubo rastro de su novio por ningún lado y su amigo Ryeowook, si bien no le creyó del todo, tampoco se tomó la molestia de juzgarlo de más. Todo le estaba saliendo más que perfecto… estaba, porque en una intersección del pasillo se topó con quien menos quería hacerlo. O tal vez si quería, pero nunca pensó que fuese real. El pelirrojo de sus sueños lo miraba con lascivia y Siwon no supo que hacer. Si bien era cierto que se la había pasado magnifico con  aquel “ente” ¿No se suponía que todo había sido un sueño? ¿Algo que su retorcida imaginación se creó?  Al parecer no, pues el chico que tenía delante de él vestía un uniforme igual al suyo, ¿Eran compañeros de instituto y nunca lo noto? El pelirrojo volvió a sonreírle de igual manera y le hizo una seña, si no mal entendía, aquel sujeto le estaba indicando que lo acompañara, ¿Lo haría?... ¡No! Esta vez sí pensó en Donghae y lo que implicaría irse con ese extraño, no estaba dispuesto a traicionar, una vez más, al que se suponía era el amor de su vida.

 

 

—         Él nunca se enterara de esto. —

 

 

Indeciso, se detuvo a pensar si el pelirrojo leía su mente o como es que siempre sabía que decir para convencerlo. Porque estaba hablando de Donghae en estos momentos, ¿Verdad? Él chico le estaba proponiendo descaradamente que repitieran lo del día anterior a sabiendas de que Siwon era un hombre con compromisos.

 

 

—         No quiero… — afirmo serio y sin vacilar, pero el pelirrojo solo se burló de él. —

—         ¿Qué es lo que no quieres? — sigiloso, comenzó a acorralarlo contra la pared más cercana. —

—         No quiero que lo volvamos a hacer — soltó sin más. —

—         ¿Tanto te gusto que piensas que solo te llamo para eso? — divertido, paso sus suaves labios por la mejilla ajena, ganándose un estremecimiento de parte de su contrario. —

—         Entonces, ¿Qué es lo que quieres? —

—         Tu novio… — ni siquiera termino de articular aquella frase y Siwon ya le había dado la vuelta, ahora quien estaba contra la pared era él. —

—         ¿¡Que le paso a Donghae!? — la sangre se alejó rápido de sus puños y llego hasta su cabeza, no soportaría que algo malo le pasara a su amado. — ¡Responde maldita sea! —

—         Tranquilo… — volvió a sonreír y a disfrutar de la cercanía que compartía con Siwon — Mi hermano se lo robo. — susurro y comenzó a correr.

 

 

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Cuándo logro despertar la cabeza le dolía horrores. Parpadeaba en busca de un poco de visibilidad pero todo se veía por demás borroso y deforme. A los minutos y cuando su vista logro acostumbrarse al lugar en el que se encontraba, pudo diferenciar que había regresado a la escuela, al parecer se encontraba en una de las enormes salas de danza, pues estaba rodeado por espejos que cubrían desde una tercera parte del techo hasta dos de las cuatro paredes que lo resguardaban. 

 

 

—         ¡Hola! —

 

 

Un efusivo saludo lo alerto, su mirada se dirigió hacia todas partes pero no veía más que su reflejo y el color blanco de las paredes.

 

 

—         ¡Aquí arriba! —

 

 

Mecánicamente dirigió su mirada hacia donde se le ordeno y vaya sorpresa que se llevó al verlo ahí. Kyuhyun estaba reflejado en el espejo, como si se encontrara a su lado izquierdo, pero en realidad Donghae no lo veía de esa manera, pues cuando sorprendido, bajo la vista hacia el nivel del suelo, no vio nada.

 

 

—         No tengas miedo — Kyuhyun sonaba amable. Y por extrañas razones, a pesar del suceso anormal en el que se encontraba, al escucharlo, Donghae sintió paz. —

—         ¿Estoy soñando? —

—         No… es como la vez en que te hice mío… no son sueños. —

—         ¿Fuiste tú? — acongojado y con el rostro rojo, recordó cómo fue poseído por aquel extraño de quien nunca vio el rostro. —

—         Así es. Perdóname pero no me pude resistir, por las buenas nunca lo habrías hecho, el que pienses que engañabas a Siwon te lo habría impedido. —

—         Eso no es justo… ¿Por qué estoy aquí? —

—         Porque te quiero, tú me gustas Donghae. Desde el día en que te dejaste hacer por mí me perteneces, no hay más. —

—         Yo no te pertenezco, tengo novio y tú lo sabes, lo que paso entre nosotros no fue con mi consentimiento, no cuenta. —

—         ¿Sabías que Siwon te engaño? — enojado, escupió semejante cuestionamiento. —

—         ¿De que estas hablando? — no pudo evitar abrir con desmesura los ojos, no podía creer algo así. —

—         Él en estos momentos ni siquiera sabe en donde estas, en todo el día no lo viste, ¿Verdad? Eso es porque se estuvo escondiendo de ti, te oculta cosas, ¿Tan inocente eres que no te das cuenta? —

—         ¡Tu mientes! —grito y corrió hacia la salida, intentando escapar, pero por fin su cazador le dio la cara y se materializo enfrente suyo. 

—         No te miento mi ángel… — delicado, tomo el rostro contrario con sus finas manos y lo beso — No llores — siguió inmerso en su tarea de besar el rostro de Donghae, limpiando las traviesas lagrimas que surcaban las mejillas de su ángel — Lo que hacemos está bien. —

 

 

No pasó mucho tiempo y ya se encontraban los dos recostados en la fría madera que formaba el piso. Kyuhyun lo besaba suavemente, la violencia y rapidez con que lo hizo la primera vez desapareció, en esta ocasión todo sería lento, disfrutaría de la embriagante esencia de alguien como Donghae.

 

 

—         ¡Llegamos! —

 

 

Un fuerte sonido abrió la puerta de par en par rompiendo por completo el aura romántica que se había formado Kyuhyun para su ángel. Donghae se levantó asustado, la imagen que sus ojos le regalaban, rogaba porque fuesen un sueño. Un hombre, idéntico a Kyuhyun pero pelirrojo, se posicionaba delante suyo y con el venia Siwon.

 

 

—         ¿Qué haces aquí? — reclamo Kyuhyun escondiendo a Hae detrás de él. —

—         ¡Venimos a jugar! — el pelirrojo sonaba más que entusiasmado y su rostro daba miedo. —

—         ¡Lárgate! —

—         No quiero, yo también deseo saber a qué sabe nuestro hyung. —

 

 

Miro a Donghae de reojo y este se estremeció, esa era la misma mirada que recordaba tenía el chico del café, quien se supone era Kyuhyun, tanta confusión generada en el hizo que comenzara a tambalearse, estaba a punto de colapsar pero justo Siwon lo sostuvo.

 

 

—         ¿Qué significa esto? — apenas y pudo susurrar. —

—         No lo sé pero debemos irnos, ¡Estas mal! —

 

 

Siwon noto que los otros dos hombres seguían discutiendo e intento aprovechar su distracción para poder huir. Tomo de la mano a su novio y corrió fuera del lugar, pero ni siquiera puedo cruzar la puerta, pues el pelirrojo apareció frente a él y le arrebato a Donghae.

 

 

—         Lo siento pero no puedes llevártelo, Donghae ahora le pertenece a Kyuhyun y tú me perteneces a mí. —

 

 

Sintiéndose de lo más impotente, Siwon busco con la mirada al que supuestamente era Kyuhyun, pero ya no lo veía.

 

 

—         ¿En dónde está Kyuhyun? — Donghae se mantenía débil en los brazos de su victimario y aun así se preocupaba por la repentina desaparición del otro. —

—         Mi ángel — el pelirrojo había suavizado su expresión y le hablaba con demasiada ternura — ¡Kyuhyun soy yo! —

 

 

Siwon y Donghae se regalaron una mirada llena de confusión, no entendían absolutamente nada.

 

 

—         ¡Donghae, tu eres un ángel! ¿No te lo había dicho ya? Y Siwon es el ser terrestre más perfecto que pude haber encontrado. Años vague por este mundo en busca de ustedes dos, ahora que los encontré no los voy a dejar escapar. Entiendan que Kyuhyun solo es uno y soy yo, pero esta vez tuve que dividirme para convencer a cada uno de seguirme a donde quería. Ustedes son muy distintos, no podía engatusarlos de la misma forma. —

—         ¿¡Que rayos eres tú!? — Siwon seguía sin poder creer nada de lo que el tal Kyuhyun le decía, ¿Cómo podía hacer y decir cosas así? —

—         ¿Qué que soy? —  Kyuhyun sonrió burlón — ¡Fácil! — Acerco su rostro al de Donghae y lo beso dulcemente — Un demonio al que cuando se entregaron, devoro sus almas. —

 

 

 

 

~~~~~~~~~~ FIN(?) ~~~~~~~~~~ 

Notas finales:

Faltas de ortografía y eso... me dio flojera revisar .__________________________.

 

Se agradecen los reviews? *U* 


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