“Qué fuerte....” TaeMin lo miró acercándose “Estoy aquí de verdad; en la cama, en camiseta y bóxers cortos azules... Y MinHo está entrando, cerrando la puerta...” Tragó saliva.
Estas son las frases que tenía preparadas MinHo para cuando se tumbase a su lado:
A: ¿Te lo has pasado bien?
B: ¿Qué te parece la ciudad?
C: ¿Me viste muy distinto a la cam?
D: Me hubiese gustado ir al concierto.
E: ¿Le caigo mal a Key?
Y esto fue lo qué ocurrió:
Escuchó la puerta cerrarse con suavidad.
“Qué estoy haciendo.” Se giró y TaeMin le sonrió sentado en la cama. Le devolvió la sonrisa mientras avanzaba lentamente hacía allí. “Es un niño. Un niño pequeño. Un niño pequeño e inocente. Bueno, no tanto; ¡pero está borracho...!” TaeMin se hizo a un lado, aún sentado, así que apoyó una rodilla allí. “¿Eh? No; esto no es lo que...” Luego siguió el movimiento apoyando la otra al otro lado de la cadera de TaeMin “Qué está pasando” Lo miró acercándose. Se apoyaba con las manos, en la almohada. Él seguía incorporado, pero su cuerpo le impedía estar sentado igual que antes. Le miraba respirando agitado. “¡Qué demonios estás haciendo!”
TaeMin se sentía el corazón desbocado; esa sensación de hormigueo le dominaba por completo, extendiéndose del estómago hacia abajo de su cuerpo. Estaba tan sorprendido que ni atinó a tumbarse, se quedó medio inclinado sujetándose con los brazos hacia atrás. Le latía tan fuerte que pensó que quizás lo oiría. Pero eso solo le importó el instante en el que estaba pensándolo, porque luego MinHo le cogió el cuello con ambas manos, cayendo a cámara lenta sobre él, tumbándole, mientras le aprisionaban sus labios y sus lenguas se revolcaban dentro de la boca.
Sentía todo su cuerpo, fuerte y caliente, hundiéndolo en el colchón. De repente MinHo le besaba lento. Disfrutaba de cada giro que tomaban sus lenguas, excitándose aún más deprisa que cuando, segundos después, volvía a hacerlo tan deprisa que ni podía sentirse los labios al chocar y acariciarse con los suyos. Y mientras su cuerpo estaba ahí, rozándose con él.
Respiró profundamente al separase de MinHo con un demasiado excitante ruido, y se quedó mirando al techo en éxtasis mientras él volvía a su cuello, besándolo igual de apasionado que una hora antes. “...Oh... Dios...”
- …Mmh… - Soltó un suspiro al sentirse tan empalmado y en seguida MinHo volvió a besarle como si le hubiese reclamado algo.
Ya no era capaz de pensar; el olor de su piel, sus labios tan carnosos, el sabor de su saliva; era todo demasiado para él; demasiado irresistible. No podía parar de besarle; estaba poniéndose mal de verdad; ardía. No podía parar, y eso le daba miedo. ¿Estaba siendo demasiado rápido? ¿Demasiado brusco? Sí, demasiado para un niño de catorce años. De repente se separó de nuevo, mirándole.
El aire entraba y salía nervioso por sus dulces labios. Tenía los ojos cerrados. “...Dios... qué estoy haciendo...” Los abrió y se encontró con su mirada.
Era TaeMin. Sus ojos, su nariz, su boca, sus orejas; esa visión era él, era TaeMin; y era tan hermosa que quería morirse ahí mismo. Era él; él le estaba provocando todo eso; no eran unos labios ni un cuello ni un olor, ni, qué demonios, no era un virus intestinal. Era él, había sido él todo aquel tiempo.
El niño tragó saliva y siguió mirándole. Sonrió y sin querer le devolvió la sonrisa.
- ... E-e... estás cansado… ¿eh…? – Susurró. TaeMin siguió sonriendo y asintió con la cabeza.
- Un poco... – “Le habré asustado...”
“¿Qué le pasa...?”
Seguían así, mirándose, hasta que MinHo reacciono y se dejó caer a su lado. Le acarició el párpado con el dedo.
- Tienes... Te brilla un poco el párpado... – TaeMin sonrió y de nuevo, no pudo evitar sonreír con él. – Tienes el párpado plateado
- ... Ya... El maquillaje… es difícil de quitar… - Trataba de quitarlo con el índice, pero le tomó con la mano, colocándola sobre su mejilla sonrojada, intentándolo con el pulgar. Él cerró también el otro ojo.
“Porque siento esto...” TaeMin se dormía delante de él. Había dejado de acariciarle solo el párpado, ahora seguía por su mejilla, sus labios, su barbilla, su oreja... “Porque.” “Porque le veo así... Porque es tan dulce…” “TaeMin… ¿Porque eres así conmigo…?” Se acercó lentamente tratando de no estorbarle, y se acercó de nuevo a sus labios, besándolos con ternura. Se derretía. “Y eso que esta vez no me ha correspondido...” Suspiró. Le venía a la cabeza el momento de hacía unos minutos: TaeMin le correspondía el beso con torpeza pero se notaba apasionado. Le besó en la mejilla. Ni se inmutó. “Está completamente dormido…” Sonrió.
No podía quedarse allí. Pero resistió el sueño varios asaltos, solo por estar a su lado unos segundos más, mirándole mientras dormía, acariciándole o solo sintiendo el calor de su cuerpo junto a él. Pero al sexto asalto, en el que llegó hasta a soñar durante el parpadeo, decidió que era el momento de salir, y se puso a dormir en el sofá.
Abrió los ojos y parpadeó un par de veces. Por unos instantes se extrañó de estar en una cama desconocida, pero luego lo recordó todo. Se giró emocionado pero estaba solo en la cama. “Jo... Pensé que se quedaría dormido aquí…” Olisqueó al aire y en seguida se despejó. Se puso los calcetines y los pantalones. “Mierda. Tengo que ir al baño…” y luego las botas, casi aplastando su teléfono móvil. Siempre lo dejaba ahí cuando no estaba en casa; pensaba que era un lugar seguro. Estaba listo para encontrar el origen de aquel delicioso aroma a tortitas.
El salón estaba completamente iluminado gracias a un gran ventanal. Estaba hambriento y se moría por ir a la cocina, pero la imagen de MinHo dormido en el sofá le resultó tan entrañable que olvidó todo lo demás.
Se acercó y se hizo bolita junto a él. “...Qué guapo es...” “Ah... Un momento… ¿No dormía la chica aquí?” Justo cuando se lo preguntó, esa misma apareció en el salón detrás de él, saliendo de ha abitación de Onew. Se giró sentándose en el suelo.
- Ah... H-hola
- Hola TaeMin. Oh. – La miró extrañado, pero luego Onew apareció con un plato inmenso lleno de tortitas.
- ¡Hola! ¿Cómo has dormido?
- Bien, gracias.
Dejó el plato sobre una mesita de te junto al sofá.
- ¿Quieres? Oh. – Le sonrió “¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara...?”
- Mm... sí, gracias – Tomó una enrollándola y empezó a devorar. Se había sentado en un hueco que dejó MinHo a la altura de su cintura.
- Buenos días sapo durmiente. – “¿MinHo?” Lo miró pero él solo bostezó sin apartar la vista de la comida. Le acarició el pelo cariñosamente murmurando un “¡Hola...!” Entonces sí le miró, con intención de apartar rápido la mirada.
- ... – “Mierda.” No la apartó hasta pasados unos segundos. – Pásame una cosa de esas Onew... – Se la pasó y empezó a comer, incorporándose un poco.
“¿Es que tengo algo en la cara...? Jope...”
Se levantó y fue a despertar a Key. Él también le miró algo raro pero tras hacer una mueca siguió durmiendo.
- Hay desayuno.
- ...Mmm....
Salió del cuarto para ir al baño a mear, pero luego salió corriendo al escuchar el tono de su móvil en el salón.
- Ah...Es mi madre – Dijo al aire. – Sí. Hola mami
“Amber...” No necesitaba verla para saber que le estaba mirando. TaeMin se alejó por el pasillo de la entrada, avergonzado.
- Uy... mami... Qué mono es... – “Cállate.” Siguió comiendo mientras paraba atención inconscientemente.
Volvió a la sala poco después y se encontró a Key comiendo allí también.
- ¿A qué hora tomas el tren?
- Mm... A las cuatro de la tarde. – “No... Se va a ir...” MinHo siguió comiendo, ahora algo deprimido. Pero no tanto como él.
Llamaron al timbre.
- Ahora que lo pienso... – Onew se levantó a abrir pero MinHo siguió hablando – Amber, ¿dónde has dormido? – Ella solo le devolvió una media sonrisa.
- Ha dormido con Onew. – Los dos le miraron. “Qué pasa...”
- ¿Va en serio...? ¿Onew? Pero habéis dormido y ya está... ¿no? – Ella mascó con parsimonia y luego tragó.
- ¿Te interrogo yo a ti... MinHo? – “Hija de puta.”
TaeMin tragó recto como un palo de escoba.
Onew volvía con JongHyun.
Terminaron de desayunar todos juntos; TaeMin le contó la aventura del concierto a JongHyun que escuchaba muy interesado mientras Amber y MinHo se lanzaban miradas hostiles, Onew comía tranquilamente y Key estaba medio dormido medio sumido en su desgracia de soltería eterna.
Y luego Onew cogió sus bártulos y salieron todos a la calle, camino a la casa de Amber, concretamente al garaje de su casa, en la parte trasera de esta. “Esta gente tiene pasta...”
- Key...
- Sí, estamos en la zona rica. – Respondió con un susurro.
“Ok.” La casa de Amber era enorme; muy a lo Bauhaus, líneas rectas, blanco y negro, pocos muebles y todo muy transparente y acristalado. Desde el garaje se veía un salón al otro lado de la casa (más allá de un pequeño lago-cascada que comunicaba con la piscina en el “piso 0” dónde estaba el jardín), y mirando arriba el resto de la casa y la escalera, gracias a que la pared de esta era toda de cristal. Era la casa más moderna que había visto jamás.
Aunque el garaje por dentro no tenía apenas nada, a parte de un coche reluciente. Pero a dónde iban no era ahí, sino tras una puertecita de allí. Dentro había una sala oscura y desordenada, con una sola bombilla colgando del techo, un sofá hecho polvo nada más entrar a la izquierda, pegado a la pared, posters de grupos y lo que más gustó a TaeMin: una increíble batería al final, justo delante de un poster inmenso de un pato de ducha en un fondo negro.
Había una estantería detrás, pero no tenía más que una división, a la altura de los ojos de MinHo; debajo había, directamente clavados a la pared, varios soportes que sujetaban lo que parecían dos guitarras y un bajo.
- Qué pasada... – Suspiró sin poder aguantarse más.
Fueron entrando dejando sus cosas en el sofá.
- ¿Tenéis un grupo?
- Es solo un proyecto. – Respondió Onew, alejándose hacia el taburete Redondo de la batería. JongHyun pasó el bajo a Amber, y luego le pasó la guitarra mientras cogía la que quedaba.
- MinHo – Avisó ella. Pero él estaba ocupado haciendo el cableado.
Al principio miraba tan atentamente que parecía que los ojos se le saldrían de las órbitas. “MinHo se ve tan sumamente sexy tocando el bajo... Es genial... Lo hace súper bien... Jo... que guapo es… Es tan atractivo… Se ve tan fuerte… ¡Oh…! Se le marcan las venas de los brazos... Qué hábil con los dedos... ¡Me miró...! ...” Luego estaba más tranquilo, mirando a los demás “JongHyun es un poco flojo con la guitarra, pero esta chica... wa, ella tiene mucho estilo... Y Onew es brillante; es el segundo mejor del grupo... El primero es MinHo, obvio... :P” Hasta que finalmente se durmió en las piernas de Key.
Se hizo la hora de comer y todos subieron a ver qué se hacían, excepto Key que había ido al baño y TaeMin, que despertó solo en esa extraña sala.
“Qué sofá más cómodo...” Justo entonces llegó MinHo, pero tal como entro parecía que se iba a ir.
- ¡Hey...! ¿Qué pasa? – Finalmente entró.
- Nada.
- ... Mm... Huelo comida… ¿Está hecha ya? – Preguntó con una sonrisa.
“Es un niño...” No dejaba de pensar en ello, pero su sonrisa le conquistaba. Se la devolvió sin pensar y asintió.
- Qué guay que toques el bajo. ¿Sabes? Yo sé tocar la guitarra y el teclado. – Añadió viéndolo al fondo de la sala, tapado.
- ¿Ah sí? – “Algo vi; unas fotos pero... pensé que sería mentira...”
Le siguió con la mirada mientras se levantaba y tomaba la guitarra de JongHyun mirándole, como si le pidiera permiso. “Si ni es mía...” Pero se pasó la correa por los hombros, la probó brevemente y empezó a tocar con increíble facilidad. Se sentía idiota mirándole.
- ¿Qué estás tocando?
- ¿Mm? Nada.
- ¿Nada?
- Estoy improvisando. – “Joder…”
- Pues sería un solo increíble – TaeMin esbozó una sonrisa.
Su pelo estaba tan despeinado; la ropa le quedaba algo grande pero marcaba sus rectas formas. Sus movimientos rápidos de los dedos y la mano por el mástil; su mirada concentrada y risueña... “Él... parece mayor de lo que es...” Dejó de tocar raspando la quinta y la dejó de nuevo en su sitio.
El corazón se le aceleraba otra vez solo de pensar que estaba a solas con MinHo. Sonrió aún mirando hacia la estantería, y se dio la vuelta, viendo que se le acercaba. Le miró a los ojos, relajado, y él acercó la mano a su mejilla, pasando el pulgar por el párpado como la noche anterior.
- Aún no se te quita. – Susurró divertido. Tenía ganas de besarle; sentía ese tirón en el estómago, pero temía que alguien entrase, así que apartó la mano para alejarse, pero entonces TaeMin le abrazó por las costillas. No sabía qué hacer; “Mi corazón... ¿Podrá escucharlo...?” Latiendo tan fuerte, y con su oreja pegada al pecho, de seguro podía oírlo.
- ... Tu corazón late rápido... – MinHo tragó saliva, y él solo sonrió cerrando los ojos disfrutando de aquello
- Sí. – Le estrujaba acariciándole con la mejilla y la nariz, para luego quedarse quieto otra vez. Era tan tierno y dulce... – Por ti...
Onew entró pero siguieron abrazados hasta que fue a salir, entonces MinHo se apartó un poco para seguirle.
Subieron y comieron, y luego ellos siguieron ensayando. Se despidieron fríamente, igual que de los demás, y parecía que se iban a ir y ya, pero justo cuando salían, TaeMin vio a MinHo entrar en el baño de la primera planta mientras le miraba, así que le dijo a Key que le esperase enfrente y fue corriendo.
- ¡Soy yo! – Gritó ante la pregunta de Amber - ¡Quería ir al baño!
- ¡Está arriba! – “Ya lo sé...”
Subió nervioso y al abrir la puerta la mano de MinHo le jaló hacía el interior, volviendo a cerrar.
- ... – Apretó los labios mirando al suelo, pero luego le acarició el hombro – Bueno, supongo que hasta otra
- Sí. Podrías venir... podrías venir al pueblo algún día...
- Bueno. – Asintió con una sonrisa algo forzada, pero cerró los ojos. TaeMin se acercó y le dio un beso. - ...
Le agarró el cuello con las dos manos, acercándole tan brusco que le hizo dar un paso al frente. Su beso era frenético otra vez, las lenguas se enrollaban ansiosas y luego empezaban a realentir, cada vez más, mezclando la saliva, separándose a respirar y degustarla y volviendo a juntarse, moviendo los labios con lentitud.
Se separó de él a duras penas.
- ... Bueno...
- M-me tengo que ir…
- ... Ten un buen viaje...
- …Ajá…
Cayó otro beso. Y otro. Eran fugaces; sentía el contacto e inmediatamente después el sonido de los labios al separarse. Amaba ese sonido.
Se despidió de Key con un abrazo muy largo, con tentativas de asfixia y luego sacudidas leves para despejarle y vengarse. Y finalmente subió al tren, después de un alucinante fin de semana.
Llegó a casa casi dos horas después por culpa de un montón de paradas. “Estúpido regional...”
Su madre preparaba la cena mientras él terminaba los deberes lo más rápido que podía para poderse duchar antes de cenar.
“Listo.”
Cogió el pijama y corrió hacia el baño, dejándolo todo tirado, desnudándose y metiéndose bajo el chorro de agua. Empezó a recordar muy oportunamente los mejores momentos del finde, y un rato después salió envuelto en una toalla. Cuando se paró frente al espejo se moría de la vergüenza: tenía el cuello marcado por tres sitios distintos.
“¿¡Qué!? ¿¡Y HE ESTADO LUCIENDO ESTO TODO EL DÍA!?” Ahora comprendía las caras de sorpresa de todos ellos, incluida la gente del tren. Se esforzó en recordar si su madre lo habría visto. “No... Venía con la bufanda cuando ella me vio...” “¡Salvado...!”
“¡Mierda…! ¿¡Cómo voy a ir con el uniforme al instituto…!? Maldito MinHo…” Pensó fastidiado, sonrojándose, con una sonrisa. Algo despertó en su vientre otra vez, pero se obligó a calmarse.
“En fin... tendré que pensar en algo...”
Cenó hablando del concierto y subió sobre excitado otra vez a la cama.
“¿Estará en Nople...?”
“Ahora ya no es lo mismo...”
Cerró los ojos obligándose a dormir, pero no podía dejar de pensar en MinHo. El móvil vibró alejado, sobre la mesita de mimbre. Se alargó a cogerlo.
De: MinHo A las: 23:57
Buenas noches”
“...” Se lanzó a la cama reprimiendo chillidos de emoción. Finalmente respiró hondo, dejó el móvil en la mesita de mimbre y cerró los ojos con una sonrisa.
“Para: MinHo
Buenas noches! ^^”