Sus brazos son el apoyo esencial que siempre ha necesitado, pero ¿Qué pasara el día en que deba partir?
- ¿Qué?
- Esto se acabo, no quiero estar mas contigo.
- Pero ¿Qué estas diciendo?
- Lo que estas escuchando.
- No ¿Por qué terminas conmigo?
- Porque estoy aburrido de ti.
- ¿Aburrido? – sus lagrimas comenzaron a caer sin sonido.
- Si, aburrido, entiéndelo.
Sus palabras pisotearon el corazón desbordado del mayor, aún no entendía las razones del porque su término, Dongwoon no había dado mas explicaciones.
- ¡¿Por qué te vas?!
- Por que ya no te amo.
Otro duro golpe llego a su pecho, sintió como su corazón comenzaba a quebrarse, escuchando cada pedacito caer. Dongwoon soltó los brazos de Kikwang tirándolo al suelo con fuerza, se mordió el labio y se marcho sin mirar hacia atrás.
- ¡Es mentira! ¿desde cuando ya no me amas? – Dongwoon se volteó para responder.
- Desde siempre, he estado jugando contigo siempre – Kikwang cerró los ojos sin poder creer lo que estaba escuchando.
- ¿Jugando?
- Si, eras solo un juego… tengo familia – Kikwang no pudo responder a eso – Me iré con ella, la… amo y a mi hija también.
** Semanas antes **
- Kwannie hyung - sus grandes brazos rodearon el cuerpo del mayor, el cual era más pequeño y delgado.
- Woonie… - susurró contento de escucharlo y sentir su estrecho abrazo.
- ¿Cómo esta el ser mas bello de la tierra? – besó su mejilla en un tierno acto.
- Muy bien al estar con su ser amado – rió un poco ante sus cursis palabras.
- Me encanta escuchar eso – se giró quedando en frente del mayor sonriéndole amplio, tomó su rostro y depositó sus labios contra los contrarios en un cálido y dulce beso.
- ¿Cuánto tiempo te quedaras? – el menor mordió levemente su labio, a lo que Kikwang suspiró comprendiendo aquel mensaje – No mucho…
- Kwannie mio, de verdad quiero estar mas tiempo contigo pero estoy algo ocupado.
- Lo sé, no debes preocuparte
- Me preocupo, eres mi todo y lo más importante de mi corazón.
- Te amo Woonie.
- Y yo a ti – volvió a besarlo con calidez. Al separarse ya era momento de tener que irse. Kikwang lo quedó mirando, forzando una sonrisa amplia para que el menor marchara tranquilo.
Desganado y abatido en la tristeza cayó sobre su cama vacía, abrazó su almohada comenzando a llorar en silencio, en la oscuridad de aquella habitación solitaria. Días y días pasaban desde que no veía a su novio, a su prometido. Dongwoon le había propuesto matrimonio y cada vez que miraba aquel anillo de compromiso se le llenaban de lágrimas los ojos, deseando de alguna forma poder pasar más tiempo con él.
Los días en que el menor no se encontraba Kikwang era un zombie, su rostro se marchitaba, su sonrisa era forzada, un chico completamente diferente a cuando lo conoció. Las amistades que Kikwang había formado en el barrio en que vivía se preocupaban excesivamente por él, deseando verlo sonreír, pero este a penas le ponía la atención necesaria para olvidarse de las cosas.
Pasaban las semanas y la situación era la misma, Dongwoon volvía, se encontraba con Kikwang unos minutos y luego volvía a marcharse.
Había días en que pasaban discutiendo por lo mismo, por verse poco.
- Casi nunca pasas conmigo.
- Kikwang, de verdad que quiero, pero estoy ocupado.
- Lo sé… se que estas ocupado – Kikwang susurraba, no le gustaba discutir con su novio, con el ser que más adoraba.
- Entonces, no discutamos
- Esta bien.
A pesar de discutir de una u otra forma lograban tranquilizarse. Kikwang abrazó con ternura el cuerpo de Dongwoon, sus brazos rodeándolo por el cuello era lo que mas necesitaba en los momentos en que se encontraba triste, hundió el rostro en el pecho del menor, aquel pecho que con anterioridad había tocado y besado con tantas ansias, pero que en esos momentos solo necesitaba su calor. Kikwang acarició los costados del cuerpo del menor sonriendo bobamente al tenerlo tan cerca, olvidándose por completo la discusión anterior, era correspondido por Dongwoon, ya que este se dedicaba con ternura a besar sus cabello, bajando con suavidad a su rostro, eran estos momentos por los cuales Kikwang le dolía tanto estar sin su prometido.
- Te amo mi bobito – Dijo con suavidad a los oídos del mayor mientras comenzaba a besarlos con lentitud.
- Y yo a ti – respondió el más bajo con una risa muda.
Otro día mas, Kikwang de cierto modo estaba contento, el día anterior se había dicho a si mismo ser feliz, para que cada vez que llegara Dongwoon este le sonriera y todo fuera más lindo.
Uno de los días en que Dongwoon aparecía, Kikwang lo vio de lejos sonriendo estúpidamente por sentir su corazón palpitar con solo su silueta, se acercó al menor con tranquilidad y cubrió sus ojos, Dongwoon sonrió, con solo sentirlo sabía quien era, se volteó con rapidez y lo abrazó por la cintura alzándolo un poco para devorar sus labios en un profundo beso.
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- Si, eras solo un juego… tengo familia – Kikwang no pudo responder a eso – Me iré con ella, la… amo y a mi hija también.
- ¿Hija? – Kikwang ya no podía mas, sus lágrimas salieron a grandes charcos, las palabras de Dongwoon le dolían en el alma, aquel ser que toda su vida amará, amo, y ama.
- Si, así que esto se acabo – diciendo esto terminó por irse.
Kikwang quedó tirado de rodillas, mirando la silueta de Dongwoon marcharse a lo lejos en el horizonte.
“Es lo mejor que puedo hacer, si sigo contigo, seguirás sufriendo, no quiero que sufras por mi culpa” apretando su propia mano, tomando fuerza de voluntad para no voltear y correr a los brazos de aquel pequeño ser que tanto amaba, se destrozó por dentro al verlo de aquella manera, le dolía la forma en que lo había tratado, pero para Dongwoon, la única forma que encontraba que Kikwang lo olvidara es que lo odiara.
Llego a su habitación y abatido se tumbo sobre su cama, apretó el rostro en la almohada comenzando a llorar, ahogando los gritos en ella, aquellos gritos de agonía por ver aquel rostro de su ser amado hundido en dolor y desesperación.
Casi una semana encerrado, sin querer ver a nadie, esperando a que Kikwang se encontrara lejos, odiándolo como lo merecía. Con algo de fuerza se levantó de su cama, tomo una ducha y salió a la calle, era verano, pero encontraba el sol opaco, sin alegría, sin nada por que sonreír.
Mientras su mirada vacía lo guiaba a la nada alguien chocó contra él, apenas miró quien era pero este lo detuvo tomándolo de un brazo.
- Dongwoon – Dongwoon trató de mirarlo mientras empequeñecía sus ojos.
- ¿Doojoon?
- Si, el mismo ¿Dónde andabas?
- Estuve – desvió su mirada – encerrado – lo miró bien, el mayor traía un traje negro al igual que la corbata - ¿Qué haces vestido así?
- Kikwang murió.
Los ojos de Dongwoon se abrieron de par en par, sintiendo como su pecho se comprimía sin poder articular palabra, deseaba gritar con todas sus fuerzas, pero nadie lo escucharía, quiso soltarse del brazo del mayor, pero este lo retuvo y lo llevó consigo a donde velaban el cuerpo de Kikwang. Dongwoon al llegar y mirar el ataúd, su amargura creció mas, su cuerpo comenzó a temblar, su vista se nublo, caminó como pudo quedando en frente del cuerpo inerte que yacía dentro de esa gran caja de madera, todo su entorno se oscureció, los llantos a su alrededor se hicieron lejanos, solo estaba él y el cuerpo inmóvil, tragó saliva sintiendo sus mejillas completamente húmedas en ríos de lagrimas, apoyó su cuerpo sobre el vidrio del ataúd y permaneció allí sin contener sus lagrimas, sin querer hacerlo tampoco.