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Koigokoro por Bonnie D

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Notas del fanfic:

Bonnie: ¡Hooooooolis! ¿A que me extrañaron, verdad? ¡Yo también los extrañé! Ya sé, ya sé, soy de esas que sube fics cada veinte mil años ¡pero tengo una muy buena razón para ello! Estoy trabajando en un nuevo proyecto =w= que está en proceso de imaginación y traspaso a una hoja digital. Pero en fin, he estado algo ocupada con la escuela que abusa mentalmente de mí y no me he dado el lujo de escribir, sin embargo, me han encargado escribir un microcuento (claro está, insinúe yaoi, cof, cof, Yullen, cof, cof) Y salió la idea de ¿por qué no hacer un drabble para comunicarles que sigo viva y escribiendo? Y heme aquí, escribiendo un pequeño drabble a comparación de lo que suelo escribir, sin embargo, fue algo corto y en un momento de inspiración, así que…

NekoNyan: ¡Yo también estoy aquí! ¡Holahdasjdas *es ahogada en una cubeta de agua*

B: Ah, sí, Neko está aquí, pero yo estoy hablando *sonrisa tipo Yuno* Como sea, repito que estoy viva y espero pronto volver a publicar durante algún tiempín mi nuevo proyecto que está en proceso (sí, en mi mente) Pero les prometo que muy pronto volverán a saber de mí, ya sea en otro drabble u one-shot, e incluso me esforzaré para traerles mi nueva historia ¡es una promesa! Como dije, es muy pequeño esto, es un drabble, pero espero que lo disfruten.

Notas del capitulo:

El título es el mismo que un OST de DGM, del cual me inspiré, les recomiendo leer mi fic con dicho OST.

 

D.Gray-Man y sus personajes le pertenecen exclusivamente a la maestra de Katsura Hoshino, quién nos tortura día a día con su magnífica obra.

Koigokoro

No le gustaban las noches así.

La oscuridad inaplazable de la noche se había apoderado por completo del cielo. Aquella negrura había absorbido por completo la luminiscencia que las estrellas emanaban y los rayos albinos que la arrullaban cada noche. Con fuerza, estrujó a su oso felpudo, hasta sentir que el pecho se le oprimía. Las ramas de los árboles arañaban con fuerza su cristal y a lo lejos podía escuchar el cielo crujir en apenas audibles estruendos. El cielo parpadeaba en pequeñas iluminaciones y eso la atemorizaba cada vez más.

Con cuidado, posó sus níveos piececitos en la alfombra, sin soltar aquel oso que tanto adoraba. Su oscuro cabello apenas rozaba sus hombros, pues las puntas se le rizaban con gracia. Temerosa, esperó a que sus ojos azul pálido se acostumbraran a la oscuridad, para permitirle correr hasta la habitación de sus papás. Sabía bien que uno de ellos la abrazaría y le susurraría algunas palabras para que dejase de tener miedo, sin embargo, el otro, le diría que estaba grande y no tenía porqué tener miedo. A pesar de que sabía esto, ella quería sentir la calidez de los brazos de su mamá.

Dio un respingo cuando un potente relámpago iluminó la habitación, seguido de un potente retumbo. No le quedó de otra más que iniciar una loca carrera hasta la habitación más amplia de la casa, donde sus papás dormían plácidamente, siéndoles indiferente la tormenta. Luego se preocupó ¿acaso su hermanita no tendría miedo también? Se quedó pensativa unos segundos, cuando estaba a mitad de la sala ¿acaso debió correr a la habitación de su hermano mayor? No, Kevin era odioso, siempre estaba tan serio y era muy fácil sacarlo de sus casillas. Mamá era mil veces mejor que él.

Sigilosamente, se asomó al cuarto, y lo primero que notó era que dentro de la cuna, su hermana menor también dormía plácidamente. Resopló, al parecer, todos ignoraban la tormenta inminente. Vaciló, no sabía si debería despertarlos, posiblemente molestaría a papá. Soltó un pequeño gritito cuando otro fuerte estrépito resonó. Entonces, una sombra se dibujó en la cama. Esa silueta avanzó en grandes pasos hasta ella y la tomó en brazos. Cualquiera se espantaría de que algo así sucediera tan de repente; pero conocía bien esa fragancia y esos largos cabellos tan oscuros como los de ella. Se tranquilizó al instante, cerrando sus ojos poco a poco, hasta quedar profundamente dormida, apoyando sus blancas manos y su cabeza en ese fuerte pecho.

-¿Kanda…? –preguntó roncamente Allen al sentir un peso extra que desnivelaba la cama. Un fuerte trueno había opacado su voz, por lo cual, el japonés no lo escuchó.

El inglés no dijo nada más al observar la escena. Sonrió y se volvió a girar para dormir de nuevo.

Y es que no había escena más tierna que ver al malhumorado antisocial con su niña en brazos, mientras acariciaba suavemente su cabecita, estrechándola tan protectoramente, transmitiendo sin palabras lo feliz que era al lado de su familia. ¿Quién iba a pensar que Kanda Yu terminaría con un esposo y tres hijos?

 

 

 

Notas finales:

Bonnie: De nuevo, mil gracias por leer, cualquier cosita que se me haya pasado, MIL DISCULPAS POR ESO. Sé que para las historias cortas no suelen dejar muchos reviews, pero mi meta principal era comunicarles que no me morí de un desangramiento nasal, no obstante, espero sus comentarios acerca de mi intento de drabble, desde pastelazos, cebollazos, tomatazos y amenzas de muerte por ser una patética autora, hasta lindos comentarios. De nuevo, espero volver a verlos pronto ¡muchísimas gracias por leer! <3

NekoNyan: X.X (está viva, pero con pulso mínimo)

<3


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