Hombres de armados saliendo de todas partes.
Una sonrisa en su rostro aparece.
¿Qué diablos está pasando?
— ¿Tu nombre? —. Decía mientras jugaba con una baraja de póker en sus manos.
— Yoo Youngjae.
— ¿Y que es lo que quieres?.
Silencio.
No hubo respuesta.
Se oía el ruido de las cartas al ser barajadas y las respiraciones de ambos castaños en la habitación.
Pero nada más.
— Quiero unirme a ustedes—. Una voz entre cortada, casi en susurro, rompió aquel silencio.
El mayor dejó de jugar con las cartas tan pronto oyó la respuesta del otro. Cruzó sus brazos mientras se reclinaba más en su silla.
Más silencio.
Sus ojos se encontraron con los del menor; ninguno de ellos aparto la vista.
El mayor sonrío.
— Veamos de que estás hecho.
Nos rodean apuntándonos con sus armas.
Él no deja de verme con esa sonrisa burlona en su rostro.
— ¿Qué está pasando?
Oía la inocente voz de JunHong detrás de mí.
— ¿Yongguk?
— ¿Estas seguro que servirá de algo ese chico?
— Himchan, es la millonésima vez que te lo digo. Si, estoy seguro.
— Yongguk…
— ¿Qué?
— Tengo un mal presentimiento.
Siento como alguien toma mi brazo.
Pero nada me hace quitar mis ojos sobre Youngjae.
Nada.
— Daehyun-ah
— ¿Hm?
— ¿Cuándo sabes cuando estás enamorado?
—… ¿Qué?
Un hombre se le acerca para entregarle un objeto. Youngjae lo tomó para luego mostrármelo.
Una placa de policía.
El mayor entraba a su habitación, pero extrañamente encontró a Youngjae dentro de ella.
— ¿Youngjae?
El menor se sobresaltó un poco cuando vio al mayor.
— Oh, hyung…
— ¿Pasó algo?
— Hyung, yo… necesito hablar contigo. Es importante.
— ¡Lo sabía! ¡Tú! ¡Traidor hijo de-!
Pude oír a Himchan gemir de dolor antes de terminar de hablar, uno de esos hombres lo golpeo en el estómago, sacándole el aire.
— ¡Hyung! — Jongup se acerco a él para ayudarle.
Pero yo me quede inmóvil.
Podía sentir como algo en mi interior se formaba.
Era una mezcla de enojo y furia
… y dolor.
— Lo hiciste bien hoy — Le decía el mayor dándole pequeñas palmaditas en su hombro.
—No Hyung, todo el trabajo lo hicieron ustedes, yo solo ayude un poco— Decía con una sonrisa tímida.
— ¡Pero oye! Fuiste de gran ayuda, algún día deberías enseñarme a hackear computadoras también.
— Algún día— Seguía diciéndole con una sonrisa en el rostro.
Se quedaron callados un momento.
Yongguk lentamente se acerco al menor. Sus manos empezaron a deslizarse por su cintura envolviéndolo en un abrazo.
— Hyung, espera, los demás podrían-
— Solo un poco — El mayor interrumpió.
Lentamente recargó su cabeza entre el hombro y el cuello de Youngjae. Su aroma invadía sus fosas nasales.
Amaba ese aroma.
— Hyung…
El menor volteó su cabeza para quedar frente a frente al otro.
Sus alientos chocaban.
Sus ojos no dejaban de observar el uno al otro.
Sus narices se tocaban ligeramente.
Pasaron así por unos minutos.
Eternos minutos.
Los labios del mayor formaron una pequeña sonrisa mientras se acercaba a los del menor.
Finalmente sus labios se juntaron en un beso.
Al principio fue uno suave, muy muy suave.
Pero al poco tiempo se convirtió un uno más necesitado.
Mucho más necesitado.
Youngjae lentamente se acerco a mí. Me congelé cuando pude sentir su aliento chocar en mi mejilla.
— Fue un honor trabajar contigo, Hyung—. Se separo un poco para volverme a ver a los ojos — ¿A que soy buen actor?
Volvió a reír.
Y eso fue lo que hizo que algo explotará en mí.
Traté de tomarlo, de ir tras de él, pero fue en vano, eran demasiados policías.
Por una extraña razón, no quería golpearlo o matarlo como los demás querían.
Una sola frase se repetía en mi mente mientras lo veía marchándose.
‘‘Por favor, no te vayas’’.