Mi familia
Pov. Itachi
Han pasado muchas cosas despues de la cuarta guerra, gracias a Kakashi e Iruka, la Hokage acepto que Deidara y yo volviéramos reivindicados a Konoha, con el pasar del tiempo Sasuke logro perdonarme y eso se lo debo a Naruto ya que él lo ha ayudado a sacar de su corazón todo el odio y rencor que tenia.
Hace aproximadamente tres años que vivimos aquí, Sasuke y Naruto se casaron y ahora viven en la casa de al lado, ambos vivimos en el barrio de nuestra familia, y hace dos mi cuñado me dio un precioso sobrino llamado Kenji.
Hoy es un día especial, ya que le pediré matrimonio a mi hermoso Deidara, nosotros ya llevamos cuatro años de pareja, al comienzo fue complicado tener que ocultar nuestra relación a los Akatsuki y los demás enemigos, pero ahora todo eso se acabo; estoy muy nervioso ya casi llega la hora en la que le pediré matrimonio; estamos sentados en un hermoso restaurant, mi precioso Deidara esta mas radiante que nunca.
-Amor este bien, te noto nervioso- comento Deidara con una sonrisa, mientras ambos degustábamos platillos muy sabrosos.
-Si Dei estoy bien no te preocupes- dije con una sonrisa, para luego levantarme de mi asiento- Lo que pasa es que tengo algo importante que decirte.
-Que pasa Itachi, me estas asustando- dijo Dei confundido y con el ceño fruncido.
-Amor, se que han pasado muchas cosas, que hemos tenido altos y bajos, que hemos que tenido que luchar contra muchas dificultades, pero siempre has estado ahí, cuando estuve a punto de rendirme, siempre apoyándome, y no sabes lo que sentí cuando casi te pierdo, lo que quería decirte es si tu .... Deidara, ¿quieres casarte conmigo?- dije arrodillándome frente a él y sacando de mi bolsillo la caja de terciopelo que contenía el anillo.
-Amor yo...... Claro que acepto, te amo- dijo lanzándose a mis brazos y besándome con dulzura, lo ayude a levantarse del suelo y coloque en su dedo el anillo con el cual mi padre le pidió matrimonio a mi madre.
-Itachi yo también tengo algo importante que decirte- dijo mi prometido con una sonrisa, mientras yo envolvía uno de mis brazos en su cintura.
-¿Que pasa mi cielo?- dije acariciando una de sus mejillas con delicadeza mientras lo miraba a los ojos.
-Lo que pasa es que bueno tu........ Vas a ser papa- dijo regalándome una hermosa sonrisa mientras ponía mi mano libre sobre su vientre plano, lo único que hice fue abrazarlo.
-Gracias, gracias amor, me has hecho la persona más feliz del mundo- le dije mientras repartía suaves besos en sus mejillas. La verdad era que me sentía el hombre más afortunado de mundo, mi Dei acepto casarse conmigo y además me daría un hijo.
Han pasado cuatro meses desde que le pedí matrimonio a mi Dei, planeamos casarnos a inicios de marzo unos meses despues del nacimiento de nuestro bebe, está planeado que el nazca a mediados de diciembre; estos primeros meses de embarazo para mi Dei han sido un poco difíciles ya que sus cambios de humor son muy repentinos y sus antojos un tanto extraños, hace unas noches me pidió ensalada de frutas con arroz.
-Itachi- escuche el grito de mi amado y corrí hacia nuestra habitación donde el descansaba.
-¿Qué pasa amor?- dije mientras me sentaba a su lado y apoyaba mi cabeza en su abultado vientre.
-Tengo ganas de comer Maze-gohan- dijo mientras acariciaba mis cabellos.
-Amor estas seguro- dije mirándolo serio ya que se me hizo raro porque el odia esa comida.
-Sí, pero rápido que tengo hambre- dijo, para luego yo salir corriendo a buscar su comida, pero tengo un mal presentimiento con su platillo. Despues de una hora al fin conseguí lo que me pidió.
-Dei aquí está tu comida- dije mientras entraba a la habitación donde mi amor seguía descansando.
-Gracias amor pero…. - dijo mientras revolvía la comida en el plato.
-Que pasa Dei- dije mientras me sentaba detrás de él y lo abrazaba por la espalda.
-Lo que pasa es que tu sabes que no me gusta el Maze-gohan- dijo mirándome con un puchero- Tu sabes que prefiero el Bakudan.
-Está bien amor ya te lo traigo- dije resignado nunca acertare con lo que quiere mi Dei.
Hoy me entere que mi bebé será una niña, con la noticia todos nos emocionamos mucho en especial a Dei y Naruto, últimamente se han vuelto muy unidos, se tratan como si fueran hermanos; los cuales ya han empezado a planear como será el cuarto de mi princesa, claro que los que tenemos que hacer todo somos mi hermano y yo.
-Itachi pon la cuna en el centro del cuarto – dijo mi Dei ordenando desde el sillón donde estaba sentado.
-Sasuke pon el cambiador en la esquina a lado del ropero- dijo mi cuñado mientras mi hermano fruncía el ceño.
-Porque tengo que hacer esto yo- dijo mientras acomodaba las cosas.
-Porque es para tu sobrina así que te aguantas- dijo Naruto, me encanta lo controlado que tiene a mi hermano- Sasuke has visto a Kenji
- Naru se supone que estaba contigo- dijo mi hermano preocupado, donde se ha metido mi sobrino. Nos pusimos a buscar por toda la casa hasta que vimos unas manchas de pintura rosa en el suelo, al ir al patio encontramos al pequeño sentado en el pasto, tenía casi todo el cabello lleno de pintura y algunas manchas en su ropa, el solo reía.
-Ay Kenji mírate- decía mi cuñado riendo al igual que el pequeño, Deidara traía un paño para limpiarle, mientras Sasuke lo tomaba en brazos sin importar mancharse y lo abrazaba. Me encantaba ver a mi familia unida, junto a mi Dei y a mi hermano.
-Itachi puedes quedarte quieto- dijo mi hermano, mientras yo seguía dando vueltas por la sala de espera, ya se han cumplido los nueve meses y hoy nace mi pequeña Miko, Dei ya entro a la operación pero yo no puedo acompañarlo y eso me desespera. Pasaron unos minutos hasta que Tsunade salió de cirugía con una sonrisa.
-Felicidades Itachi la niña esta perfecta al igual que Deidara ya puedes subir a verlos están en la habitación 308- ni bien termino de hablar la Hokage salí corriendo a ver a mi Dei, llegue a la puerta y la abrí con cuidado, ahí en la cama estaba mi prometido con un bultito envuelto en una manta rosada al cual le sonreía.
-Itachi acércate- me dijo regalándome una sonrisa, me senté a su lado y vi a mi pequeña niñita entre sus brazos, tenía sus ojitos abiertos, eran de color azul celeste como los de Dei y tenía unos cuantos cabellos en su cabeza de color azabache, ella era perfecta, era tan pequeñita y delicada. Deje de contemplarla y mire al amor de mi vida, le bese levemente y recordé todo lo que había pasado para estar aquí juntos, todas nuestra peleas y el miedo que sentí cuando casi lo pierdo, pero todo valió la pena ya que ahora estoy aquí junto a él, mi hermano, y mi pequeña Miko, porque nada es más importante que mi familia, porque ellos me ayudaron a borrar todas las cosas malas de mi corazón y a ser una persona nueva.
“La familia siempre debe ser lo más valorado que existe en nuestra vida, y por ello debemos exigirnos para ser mejores personas cada día y formar lazos más fuertes entre todos los miembros de nuestra familia.”