-¿El jurado ya tiene un veredicto?
-Si su señoría, el jurado falla a favor de Namikaze Naruto
Y en esa habitación parecía que había estallado una bomba, miles y miles de gritos, además de los fleches.
El guardias se acerco al rubio mientras lo veía con desprecio, Naruto en cambio lo miraba con una sonrisa llena de burla, con un sonido de odio el guardia quito las esposas del ojiazul.
Naruto sonrió y vio al jurado, él sabía que no lo habían dejado libre por inocente, no, sino por falta de pruebas.
La gente lloraba y gritaba que le dieran la pena máxima, el abogado contrario se notaba que quería matarlo, el juez rompió su mazo en dos, él deseaba aplicar torturas militares al hombre de 22 años de edad, y Naruto sonrió feliz, la ley, las mismas que habían castigado a tantos otros no podía atraparlo a él, la justicia no podía hacer nada, y la gente tampoco, especialmente con todo el país mirando el caso de Namikaze Naruto, “Kyuubi”.
Naruto se disponía a salir del lugar, con la cabeza en alto, como en vez de haber sido acusado de violador y asesino fuera un héroe.
Pero una mujer de cabellos azules, un pelirrojo, y un pelinaranja se acercaron al estrado, Naruto sudo frio, esos tres eran conocidos como los más grandes detectives, miembros del gran Akatsuki.
Ellos se acercaron al estrado a hablar…
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Las cosas cambiaron un poco, no se le pudo acusar de nada por falta de pruebas, pero eso no significaba nada, después de “eso” tuvo que ir a servicios comunitarios. Naruto pensó que eso no era tan malo, hasta que le dijeron que los realizaría en la iglesia más grande –y rara- de Konoha, la Sagrada Iglesia de Jashin-sama.
Después de eso pasaron tres largos años…
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Naruto se encontraba afuera de la iglesia repartiendo panfletos y sonriendo a los peatones que pasaban frente a la iglesia.
-Hermano, pase a la casa de Jashin-sama, él es el único que puede salvarnos.
De las grandes puertas de roble salió un tipo con hábito y todo, era de cabellos platinos.
-Naruto-kun
-¿Si Hidan-sama?
-Lamento decirte esto, pero ya se ha acabado tu servicio a la comunidad en la iglesia del todo poderoso Jashin-sama.
-N-no puede ser, dijeron que serian cinco años –dijo tratando de esconder su euforia.
-Lo sé hermano Naruto, pero el padre superior me ha dicho que ha hablado con los altos mandos del Estado y ya estas libre de cargos por buen comportamiento.
Naruto trato de parecer triste y no feliz, era tan gran actor que hasta lloro y todo, pero al final se fue rumbo a su apartamento, había mucho que hacer…
Pero ciertamente esos años en la iglesia lo habían hecho reflexionar el mal que hacía, aunque fuera muy divertido juro por Jashin-sama que ya jamás volvería a donde mismo –quería salvar su alma como todos- y que de ahora en adelante seria un hombre de bien…
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Se puso en contacto con su antiguo asesor de habitación en la universidad, quien le hizo el favor de encontrarle trabajo en instituto Senju-Uchiha, una preparatoria de alto nivel económico y académico, sería algo así como el consejero y el psicólogo, recordó que cuando era más joven estudio esa carrera gracias a sus padres, a pesar de que el realmente no quería, ahora podría sacarle provecho.
Era lunes, se levanto temprano, estaba entusiasmado, gracias al gran Jashin-sama se sentía un hombre nuevo y restaurado, como si hubiera vuelto a nacer, ya no haría nada de lo que había hecho –por más que lo extrañada- y confiaría su camino al todo poderoso.
Se puso pantalón de vestir color café, su camiseta blanca de mangas largas y su corbata y saco –debía verse bien y presentable.
Condujo hasta la escuela en su auto del año –el que tenía antes de los servicios religiosos- y condujo a la escuela, al llegar se encontró con Iruka, su asesor de y compañero de trabajo.
-Hola Iruka-sensei –saludo Naruto una vez al lado del moreno.
-Ya Naruto, no me digas sensei, soy mayor que tú solo por algunos años.
-Sí, sí, ya, no se moleste sensei, es que ya se pego la costumbre.
Iruka suspiro- ok, veras, Kakashi te ayudara en lo que pueda, puesto que el antes era el consejero, pero tú también debes ayudarlo.
-Si Iruka, no te preocupes, ya verás que todo saldrá bien.
-Naruto –dijo de manera titubeante.
-¿Si?
-Nadie en la escuela sabe tus… am… “conductas inapropiadas del pasado” –Naruto frunció el ceño- así que por favor contrólate de acuerdo, no me gustaría que esta vez si fueras a prisión.
-Tranquilo Iruka, ni que un par de mocosas tetonas y doncelitos de piso* me pusieran a mil, ya soy un hombre.
Iruka le dio un golpe en el hombro, se veía claramente molesto- ¡Namikaze Naruto! Más te vale que no te vuelva a oir hablar así de ningún estudiante, no, ninguna persona en el mundo.
Naruto soplo molesto- ok Iruka, no te preocupes yo…
-Iruuuuuuuu –se escucho una voz desde el frente, era un hombre alto de cabellos plateados y un cubre bocas, su ojo izquierdo se escondía en su flequillo.
El hombre venia con claras intenciones de abrazar al doncel castaño, pero a unos centímetros de él lo esquivo, haciendo que el mayor casi cayera al piso.
-Compórtate Kakashi –dijo con algo de fastidio, pero Naruto no pudo dejar de observar el sonrojo en sus mejillas- este es Naruto –dijo como si nada.
El hombre se incorporo y pronto adquirió un aire serio.
-Hola Naruto-kun, es un placer –dijo tendiéndole la mano y Naruto se la estrecho.
-El placer es mío–dijo con una sonrisa.
Los tres se encaminaron al edificio al salón de maestros, donde le explicaron todas las cosas que Naruto debería saber.
Le ensañaron las instalaciones –pues era temprano- y lo presentaron con los demás profesores que encontraron en el camino, además de al director Obito Uchiha, el cual le pareció bastante joven al Namikaze.
Cuando llegaron al aula del consejero Naruto pudo apreciar el lugar, las paredes eran un blanco muy pacifico, en los libreros habían muchos libros, para sorpresa de Naruto, la mayoría de los libros eran de los que él ya había leído, algunos cuadros con los paisajes preferidos de Naruto, y un cuadro y emblema de la religión Jashinista, además del escritorio, justo en frente del gran ventanal, con plumas y papeles.
-wow –dijo Naruto, mostrando una vez más que las palabras no son suficientes para describir un sentimiento.
-Esta será tú área e trabajo después de tus clases Naruto-kun –dijo Kakashi sentándose en el cómodo diván.
-Es genial.
-Iruka lo decoro.
-Si, pero no fui el único… Naruto –dijo de forma seria, Naruto pudo estimar que ambos hombres se ponían serios- no quiero que pienses que esto será fácil.
-¿Por qué?
-Veras –dijo Kakashi, hay un alumno muy especial en la escuela…
Oh genial pensó Naruto otro loco, y yo que creía que los monaguillos de la iglesia eran suficientes, tranquilo Naru, tú puedes hacerlo, no te ganara un mocoso desequilibrado…
Y mientras el rubio pensaba no le puso ni atención a sus superiores, no sabía lo que le esperaba.
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Naruto se encontraba acostado en el diván chateando con unos amigos, se aburría, allí no iba ni el oxigeno, pero no podía salir, reviso por centésima vez su reloj, Iruka le había dicho que a las tres en punto vendría el “chico especial” por la manera de hablar de Iruka y Kakashi, Naruto pensaba que era un doncel, suspiro con pesar recordando que antes de ser tocado por Jashin era un ninfomano violador, pero ya lo había superado con sus muchos otros crímenes, pero como extrañaba una buena sesión de sexo…
Suspiro con pesar y al instante siguiente escucho un toc toc en la puerta.
-Adelante… que pasa señor director.
-Hola Naru, vine a traerte a mi sobrinito querido
Ah, por eso no lo envían al loquero pensó Naruto acomodándose en su escritorio.
-Sí, está bien, señor direc…
-Obito –dijo infantilmente el hombre que tenia al frente.
-Obito-san.
-bien, deja voy por él, sino no viene aunque le llame.
Y el director salió, Naruto suspiro, según Kakashi el niño era un “autista”, que aburrido, pensó el rubio.
-Bien aquí esta, Sasu-chan
Y Naruto abrió la boca sorprendido por el bello doncel frente a sus ojos, su piel blanca como la nieve, sus cabellos oscuros con tonos azules, y sobre todo, esa hermosa mirada obsidiana perdida en el horizonte, Naruto no pudo evitar relamerse o labios, pasando desapercibido por los morenos.
¿Jashin? ¿religión? ¿Qué diablos era eso? En ese momento solo pensaba en ese lindo azabache que quería hacer suyo en ese instante…