Ji se encontraba en el sofá de su casa mirando televisión, cuando de repente sintió dos fuertes golpes en su puerta. Al abrir se encuentra con Tae llorando.
Ji no lo dudó un segundo y lo abrazó con fuerza, entraron a la casa y se sentaron en el sofá, siguieron abrazados hasta que Tae pudo hablar:
-Ella me engañó.
-¿Cómo se atrevió a hacerte algo así?
- No lo sé, ni siquiera sé si la amaba, pero duele.
Ji miró a su amigo, su compañero de casi toda la vida, y no encontraba ninguna razón por la cual esa mujer podría haberlo engañado. Es decir, él era hermoso, fuerte, atlético, divertido y talentoso. Cuanto habría dado Ji por estar en el lugar de ella.
- ¿Sabes? Creo que ella es quien pierde, tú no tienes porque estar triste.
- Estoy solo, Ji. Siempre es lo mismo, siempre pierdo.
- No estás solo y lo sabes, me tienes a mí. Siempre me tendrás.
- Lo sé, pero necesito amor.
En ese momento Tae levanto la vista y trabó sus ojos con los de Ji, el menor lo miraba con ternura y algo más que no lograba descifrar. De repente la mirada de Ji cambió, y en un par de segundos los labios de Ji estaban sobre los del mayor, era apenas una suave caricia pero despertó cada terminación nerviosa en el cuerpo de Tae.
Luego de unos segundos, el mayor agarró la cintura de Ji y lo colocó en su regazo y separo sus labios para preguntarle
- ¿Qué haces?
- Necesitas amor, yo puedo dártelo, te amo siempre lo he hecho, pero siempre hubo alguien más en tu vida, y nunca pude confesártelo.
Tae no sabía cómo reaccionar, su corazón latía muy rápido y sus pensamientos eran confusos. ¿Él amaba a Ji? No lo sabía, sabía que no podía concebir vivir sin el menor, sin sus charlas, sin sus abrazos, sin su sonrisa. Pero ¿amarlo? ¿Era eso posible? Tal vez si, tal vez nunca quiso darse cuenta, pero siempre Ji era quien alegraba sus días, era él quien lograba sacarlo de sus peores momentos, era él quien llenaba sus días vacíos.
Sin dudarlo un segundo, Tae volvió a unir sus labios con los del menor, pero esta vez el beso era demandante, lleno de amor y ¿Lujuria? Ji estaba perdido en los labios del otro, no podía pensar solo disfrutaba de estar entre sus brazos.
Pasados unos momentos, se separaron por la falta de respiración y Tae decidió besar el cuello del menor, logrando que este jadeara por la sorpresa y gimiera de placer.
- Vamos a la cama, Tae. Este sin dudarlo se levanto del lugar mientras que Ji enrollaba sus piernas alrededor de su cintura mientras besaba el cuello del mayor.
En la mitad del camino Ji intentó sacar la remera del mayor, este lo pegó contra la pared para ayudarle y para sacarle la ropa al menor. En medio de besos y gemidos, por parte de ambos lograron sacarse la ropa, quedando solo en bóxers. El mayor besaba el cuello de Ji mientras este acariciaba su espalda y su pecho. De repente Ji comenzó a acariciar el abdomen del mayor para llegar a su erección y acariciarla en toda su longitud.
- Si sigues con eso, no podré contenerme Ji.
- No lo hagas.
- ¿Estás seguro, Ji? El menor respondió la incógnita besándolo y refregándose contra él.
Tae llevó una mano al miembro del menor, y disfruto escuchando sus gemidos, lentamente logro sacar la ropa interior de ambos para luego llevar sus dedos a la boca de Ji. Bajó sus dedos hasta su entrada y comenzó a penetrarlo con ellos. Ji gemía, le dolía pero el placer era mayor. Tae lo besó fuertemente y luego de unos minutos retiró sus dedos para penetrarlo con su miembro. Los dos gimieron, al sentirse uno.
Tae lo embestía rápido y fuerte mientras que Ji se agarraba de su espalda para no caerse, el único sonido en el lugar era el de sus besos, sus gemidos, sus cuerpos. Tae comenzó a acariciar el miembro de Ji, mientras este gemía y besaba al mayor. Ji se sentía al borde por lo que comenzó a moverse para ir más rápido, Tae solo gemía y lo penetraba con fuerza hasta que ambos llegaron juntos al orgasmo.
Ji sentía sus piernas temblar por lo que Tae lo sostuvo firmemente contra su pecho, para después besarlo, lenta y profundamente.