- ¿Entonces intentaste echarlo de sus propio departamento? – me preguntó Mikey una vez terminé de contarle lo sucedido. Sonreía sentado junto a Frank, con la expresión serena y pacífica de siempre.
- Estaba tan molesto que olvidé que dónde estaba – expliqué todavía con la ira invadiendo mi corazón -. Intentó averiguar qué me había molestado. ¿Quiere saber? Que le cuente Emily.
- ¿Y a todo esto dónde queda Ville? – me atacó Frank desde el otro lado de la mesita de centro.
Era una pesadilla que había evitado recordar todo el tiempo, sin embargo me atrapaba, me obligaba a pensar. Por fin tenía claro todo.
- Terminaré con él – suspiré – Desde que Joaquim regresó solo lo he traicionado. No he podido evitarlo, pero aún así le debo toda la verdad.
- ¿Le contarás? – preguntó Mikey – Ya no lo amas.
- Amo a Joaquim – mascullé a mi pesar –. Supongo que no tiene nada de malo mantener una amistad con Emily – expliqué no muy seguro de lo que estaba diciendo -. Ella es nuestra amiga de infancia. Todo este tiempo he tratado de huir de él, pero lo único que he logrado es caer en sus brazos. Ahhh… me rindo. No puede ser tan malo, solo hay algo que no encaja.
- ¿Qué es? – Mikey apoyo su cabeza sobre el hombro de Frank. Se veía bien juntos…si no fuera porque Frank me asaltó en una callejuela varios años atrás me caería mejor.
- La conversación que tuvo con Ville. A pesar de lo que dijo no puedo estar molesto con él. Siento que me ama, pero ¿Eso quiere decir que mintió ese día?
- Yo creo que estaba tratando de evitarte problemas con él. Sólo eso.
- Yo también me animo a pensar lo mismo – me recosté sobre el sofá –. Además Erik habló conmigo esta mañana; me dijo que me deseaba lo mejor con Joaquim y que no se entrometería en nuestra relación. Eso quiere decir que lo sabe.
- Claro, Joaquim conversó con él ayer – informó Frank, sus enormes ojos avellana fijos en mí -. Han quedado en buenos términos. Erik se sentía muy apenado por haberte causado problemas.
- Tan solo te faltaría hablar con Ville y luego darle la buena noticia a Joaquim – Mikey me sonrió amablemente.
¿Tan cerca estaba de la felicidad? ¿Después de todos esos años por fin estaría con Joaquim? Claro que no.
El sol todavía alumbraba en lo alto cuando llegué casa de Ville. Nervioso, le conté lentamente todo lo que había sucedido con Joaquim; mi infancia, mi niñez y ahora. No me sorprendió su serenidad imperturbable durante mi relato. Lo amé por su prudencia, inteligencia y la seguridad que me brindaba. Al terminar, encendió un cigarrillo y me pidió que me marchara. Salí apesadumbrado; incluso mis disculpas resultaban ofensivas. Sí, lo quise mucho, pero eso se sentía tan lejano, difuso como un recuerdo a punto de extinguirse.
Me dirigí al parque quedaba cerca a mi casa. Diciembre; el aire golpeaba intensamente mis mejillas desprotegidas. Era veinticuatro, lo sabía perfectamente…un pésimo día para terminar con alguien. Me senté en la banca con los brazos cruzados. ¿Dónde estaría Joaquim? Le había anunciado con entusiasmo fingido que pasaría las fiestas con Ville.
- Buenas tardes, cariño – una voz femenina me habló en Sueco. Suzanne envuelta con enorme abrigo negro me observaba fijamente-. Hablemos – indicó. Se sentó junto a mí.
- Buenas tardes – saludé. No podía culparla, era su único hijo el que estaba enamorado de mí.
- Quería pedirte una disculpa por la discusión del otro día. Además de conversar contigo.
- ¿Cómo supo que estaba aquí? – pregunté ingenuamente.
- Mi mayordomo te escoltó sin que lo notaras – indicó serenamente -. Johan, entiendo que estés enamorado de mi hijo, pero esta relación es descabellada. A mí me hubiera encantado ser parte de tu familia, pero no bajo estas circunstancias.
- Señora, yo amo mucho a su hijo. Sería capaz de hacer cualquier cosa por él.
- Lo entiendo. Sé que desde niño lo has querido mucho. Por eso te pido que permitas que tenga una familia normal. Todos estos años has continuado tu vida sin él tranquilamente.
- No es que haya ocurrido así totalmente. ¿Lo dice porque tiene pensado quién será su esposa? ¿De verdad le pedirá que se case con una persona que no quiere?
- Las cosas no han sido así. Quizá la recuerdes, es Emily – ya me lo imaginaba. Aún no podía creer que ella aceptase una situación así – y no es nada improvisado, tu sabes, ellos ha tenido una relación de casi cuatro años. Seguro Joaquim te debe haber hablado de esto también.
¿Cuatro años? ¿Cómo? Mi corazón se encogió repentinamente, minúsculo, como un grano de arroz.
- Claro, me dijo también que eso era parte de su pasado – mentí tratando de no parecer afectado. Ni loco permitiría que ella notase mi sufrimiento.
- Terminó con ella apenas unas semana antes de partir de Suecia. No quiero ser cruel, pero dime ¿Crees que tú que él habría podido ser feliz con ella tantos años si te hubiese amado? ¿Tiene sentido? Le contó sus intenciones a Emily y ambas creemos que solo está cerrando un capitulo viejo de su adolescencia. Por eso accedió a esperarlo, porque solo de esa forma podrían dar un paso más serio en su relación. No llores cariño – agregó dulcemente.
Limpié mis lágrimas con el puño de mi casaca en silencio. Cuatro años ¿Era mucho tiempo verdad? Al parecer a Joaquim le encantaba volver con sus antiguas parejas.
- Sólo quiero ahorrarte una mala experiencia. Puedes volver con él, pero yo conozco a mí hijo. Los he visto juntos. Finalmente regresará al lado de Emily y no me gustaría que eso te lastime más. Tu madre fue muy amiga mía, te vi crecer, ahora ya eres un joven – acarició mis cabellos pero me aleje bruscamente. No quería que me tocara, nada que viniera de Joaquim.
Necesitaba hablar con él, escuchar su voz, que me dijera que me amaba y que todo era mentira, una pesadilla, volver a aquella noche que Joaquim se quedó dormido junto a mí. Aferrarme a su cuerpo para no despertar en una cama vacía. Si lo hubiese buscado, si le hubiese dicho que no podía abandonarme… todo sería distinto.
- Es una decisión que debo meditar – alcancé a decir -. Permiso.
Recuerdo a Joaquim sostenerme en la entrada, completamente perplejo ante mi estado. Había bebido, sí, porque le había dicho a mi madre que estaba listo para dejarlo ir; era una gran mentira. Me dolía el corazón y no sabía qué hacer para remediarlo.
- Johan, es tarde. Creí que pasarías la víspera con…
- Joaquim ¿Tú me amas? – pregunté con los ojos vidriosos.
- Claro que sí. Ven, necesitas descansar - de repente aparecí recostado sobre su cama. No, no quería dormir.
- ¿Dime por qué, entonces, has sido feliz con otra persona que no he sido yo? ¿Por qué has vuelto a perturbar la felicidad que tanto me costó lograr? Eres malo…
- Johan de qué…
- Si te quieres casar con Emily no es justo que sea a costa de mi vida. Egoísta – acusé limpiando mis lágrimas.
- Te has enterado – acarició mi rostro apesadumbrado.
- Ha sido tu mami. Malvado, eso es; has arruinado mi vida. Por culpa tuya he engañado a Ville.
- Escucha eso no importa, yo te amo.
- No. Déjame ya. Me he convertido en un horrible por tu culpa. Pobre Ville, no se lo merece. Me arrepiento tanto de haberte encontrado – sentía sus brazos rodear mi cuerpo -. Solo quiero ser feliz y tú me haces sentir inmensamente miserable ¿sabes? Desde que tengo memoria siempre ha sido así contigo.
- No digas eso, yo haría cualquier cosa por ti.
- Entonces libérame, no puedo dejarte ir si tú no haces lo mismo.
- ¿De verdad quieres eso?
- Con toda mi alma. Estoy muy cansado, mi corazón está viejo, muy viejo de tanto sentir. ¿Me lo prometes?
Desperté en la madrugada. Mi cuerpo pedía a gritos que no me moviera, aún así me levanté. ¿Dónde estaba Joaquim? Un papelito arrugado en el puño de mi mano surgió de repente.
Me había resignado a pasar otra navidad sin ti, pero apareciste y, créeme, de no haber estado ebrio te habría besado y abrazado tantas veces que todavía me tendrías junto a ti…sin embargo me pediste que te dejara ser feliz y aunque me duela, finalmente he comprendido que no volverás, que todo terminó hace mucho tiempo y que es hora de continuar mi vida. Éste es el mejor regalo de navidad que puedo ofrecerte. Sé que estarás satisfecho.
Te amo y te amaré siempre
Joaquim K.
Se había marchado otra vez ¿Cuánto tiempo transcurriría antes de volver a verlo? ¿Era capaz de quedarme de brazos cruzados? Ya no era un niño; no lo dejaría escapar.