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Haré que cocines por FefaGir

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Notas del capitulo:

JOJOJOJO después de algún tiempo sin escribir hize esto xD

sí, denuevo un reitaxkai asñlkd lo siento u-u no puedo evitarlo xd esque les amo <33

whatever, lean :33

Los ojos de Uruha se posaban detenidamente en cada uno de sus compañeros de banda. Todos con el ceño fruncido estando en silencio o refunfuñando casi inaudiblemente.

Recostados perezosamente en distintos lugares de la sala de estar, tales como el cómodo sillón y la suave alfombra del departamento de Kai. El ruidoso reloj colgado en la pared era demasiado molesto, desesperándolos y haciéndoles conscientes de que la noche avanzaba y no tenía intenciones de detenerse.

-Kai, ¿Cuánto tiempo planeas seguir así?- se dirigió Aoi a su líder con una soñolienta voz. Todos se irguieron rápidamente  a mirar al pelinegro quién estaba sereno y tranquilo observando entretenido el níveo cielo del departamento.

Se tomó su tiempo, pero finalmente respondió dando un suspiro-Todo el que sea necesario, Yuu.- Los demás bufaron, aunque sabían la respuesta tuvieron la poca esperanza de pensar que su sonriente amigo tendría algo de compasión por ellos, el batero los ignoraba con la mirada pero respondía aún sabiendo las caras de sus compañeros. Podía ser muy sádico si se lo proponía.

Para los 4 restantes de esa habitación, era prácticamente un crimen lo que se les estaba haciendo, es decir, ¡estaba contra la ley! O quizás sus pensamientos estaban siendo demasiado exagerados.

-¡Reita idiota, todo esto es tu culpa!

El rubio, sorprendido, sentado en su lugar en el suelo se levanta para protestar al respecto totalmente indignado con aquella acusación.- ¿Mi culpa? ¿Porqué es solo mi culpa?- preguntó en un tono amenazante.

-¡Já¡ ¿Ahora tienes amnesia, ó se te olvidó lo que le dijiste a Kaichuu?- contraatacó sulfurado el vocal.

-Oye, oye. Ustedes tienen tanta culpa como yo, ¿o se te olvida que también se burlaron de él?

-¡No es justo! ¡Tú lo comenzaste y ahora… MORIMOS DE HAMBRE!- escandalizó Uruha para dar un argumento más a la discusión.

Entre todos se estaban echando la culpa sin tratar siquiera de solucionar lo que ocasionaron, Yutaka sabía desde un principio que juntarlos a todos en su departamento era una mala idea, pues eran peor que niños de un jardín infantil. Terminaron con su paciencia, eran muy ruidosos, asique el pelinegro salió de la sala casi desesperado por dormir un rato.

Se levantó de la alfombra y caminó directo hacia su habitación al mismo tiempo en que se arreglaba su cabello desmarañado al haber estado de espaldas durante tanto tiempo.

Bueno, todo había empezado por las idioteces de Reita. Siempre comenzaba el a molestarlo y luego los demás le seguían el juego al rubio. Era algo que no podía explicarse.

 

-/-Flashback-/-

 

Se reunieron a beber una vez más sin preguntar en el departamento del baterista y líder. Pareciese como si se aprovecharan de su hospitalidad y buena presencia, ya que se estaba convirtiendo en una costumbre verlos a todos metidos en su hogar cuando les diera la gana; instalados en su sillón bebiendo, escuchando música, viendo sus películas y registrando todo el lugar en busca de algo para engullir. Además siempre tenía que cocinar él; no era como si le molestara o algo por el estilo, de hecho le encantaba cocinar para sus amigos y ver sus caras de felicidad y gusto tan solo al primer bocado de su comida. Todos disfrutaban de lo que cocinaba y estaban agradecidos de recibir un sabor así en sus paladares. Bueno, todos lo disfrutaban menos uno… Reita. Era el único que con un gesto de asco probaba lo que Kai cocinaba. Decía que la odiaba, que no le gustaba su comida, pero al final siempre terminaba por comerla sin rechistar.

Esa noche los chicos llegaron y se instalaron inmediatamente a beber en la sala, cosa que no le sorprendía y tampoco le extrañaba que luego de un rato les entrara el apetito y le pidieran que cocinara algo; con una sonrisa para nada fingida asintió para luego dirigirse a la cocina. Había un platillo nuevo que quería intentar preparar, asique feliz se mentalizó en esforzarse al máximo para que le resultara delicioso. Buscó en la nevera y en la despensa todo lo que necesitaba para después dejarlo en el mesón, pero al voltearse se llevó un susto muy grande. Reita estaba recargado justamente en el mesón, observando a Kai  de arriba hacia abajo, casi analizándolo con detallismo y en completo silencio. Sin quererlo el corazón del pelinegro comenzó a latir muy rápido, sus pupilas se dilataron y el sonrojo se formó en sus mejillas. ¿Hace cuanto que estaba allí?

Aquellas reacciones eran debido a que simplemente a Yutaka le gustaba Akira ya desde hace algún tiempo, específicamente… dos años. Pero temía demasiado el declararse hacia el rubio, pues este era considerado un Casanova. No se tomaba nada enserio y todas las semanas salía con alguien diferente y nuevo, fuera hombre o mujer era lo que menos le importaba si es que cumplían sus altas expectativas. Akira es muy exigente al respecto de a quién se lleva a la cama y también de con quién sale aunque sea un período corto de tiempo.

-¿Qué cocinarás hoy Kai-kun?- Se sentía acorralado por su mirada, la misma mirada que lo cautivó la primera vez que se fijó en él, le hacía sentir revoltijos en el estómago.

-Un platillo nuevo- Se apresuró a contestar antes de que su nerviosismo se hiciera muy evidente ó que su torpeza lo echara a perder y que terminara por delatarlo. Se dio la media vuelta y comenzó a preparar las verduras.

-¿Es la primera vez que lo haces?- A veces sus preguntas eran tan obvias… pero igualmente se las contestaba.

-Obviamente-  Se limitó a responder.

-Duagh, entonces va a quedarte horrible- Le gustaba el rubio, sí; lo quería locamente, de eso no había duda. Pero había un límite para todo, y esto le colmaba la paciencia a Kai; que criticaran su comida era una de las cosas que no podía dejar pasar y más aún porque quién siempre lo hacía era Reita. Para rematar los otros tres entraron a la cocina para hacerle barra al rubio, quién aún lo miraba fijamente y con una sonrisa ladina adornando su rostro.

-No querrás intoxicarnos ¿cierto Kai-kun?

-Se me fue el apetito de solo pensar que tiene tantas verduras.

-Cocina otra cosa Kai~

Rojo del enojo, Kai se dedicaba a contar internamente hasta calmarse, pero escuchar sus voces reclamándole y fastidiándole terminaron con él, irritándolo y sulfurándolo.

Con un estruendoso sonido golpeó con el mazo del cuchillo la tablilla para picar, se giró y los observó detenidamente antes de hablarles muy calmado.

-Si tanto les preocupa que los intoxique ó que mi comida quede horrible, entonces… ¡¿Por qué mierda no se cocinan ustedes mismos?! Veamos cuanto sobreviven sin mí.- Se quedaron boquiabiertos y helados mientras lo veían salir de la cocina, de verdad que habían sacado a Kai de sus casillas. Estaba encolerizado y con las manos formadas en puño, los demás lo siguieron hasta donde se había quedado, la sala; allí se recostó en la alfombra con los ojos cerrados. Se sentaron a su lado e inmediatamente comenzaron a disculparse uno por no, sabían de antemano que de entre todos ellos el que cocinaba decentemente era él, por lo que si no se disculpaban y este aceptaba morirían de hambre. Le rogaron que los disculpara, bueno, todos menos Reita. El no daría su brazo a torcer, asique fue el primero en dirigirse a la cocina para ver qué podía hacer, pero Kai no tenía cosas para pre cocinar por lo tanto todos sus intentos fueron en vano. Terminó por rendirse y volverse a la sala a sentarse a un lado del pelinegro baterista, así sin más, solamente a sentarse viendo como los otros traidores se doblegaban a poco menos suplicarles que les cocinara. Luego de unos veinte minutos el segundo guitarrista por fin habló.

-Kai, ¿Cuánto tiempo planeas seguir así?-

-/-Fin flashback-/-

Reita le seguía con la mirada, se estaba yendo a su habitación asique mientras todos discutían inútilmente de quien era la culpa, el decidió solucionarlo. Se levantó de su cómodo puesto y se dirigió sigilosamente al mismo sitio donde Kai se había ido.

Giró con mucho cuidado la perilla de esa puerta de color caoba, al otro lado estaba Kai dormitando tranquilamente en su habitación hundida bajo las penumbras, cerró mudamente la puerta tras de sí esperando a que su líder no se despertara por ese mísero sonido. Se acercó con pasos largos a la cama para quedar al borde de ella, en medio de ella descansaba Kai, plácido y confortable. Pero... ¿Cómo se había quedado dormido tan rápido? Apenas si habían pasado quince minutos. Por otra parte, el rubio tenía ante sí mismo la imagen más tierna y adorable que alguna vez pudo haber imaginado, nunca tuvo la oportunidad de apreciar a Kai durmiendo, ni siquiera en los tours. Asique siendo esta la primera vez quedó maravillado.

Hasta hace algunos mese se había planteado que quizás… tan solo quizás Yutaka le gustara; pues le atraía y encantaba más que cualquier persona con quien hubiera estado, se destacaba y superaba con creces a cualquiera de sus conquistas. Simplemente el pelinegro era único  para él, cada pequeña cosa que hacía, cada expresión, cada gesto de Kai  lo elevaba hasta los cielos.

Por más que tratara de sacarse de la cabeza la idea de que el batero le gustara, no podía, eso le hacía incluso pensar más en el, en sus cálidos ojos, su sonrisa bondadosa y brillante, esos labios que se le hacían tan suaves de solo observarlos. Bueno, le gustaba, y mucho. Se sentía asustado, nunca nadie le había llegado a gustar de verdad, esta era la primera vez; nunca se tomaba las relaciones en serio, nunca le había tocado sentir algo tan fuerte.

Sacudió su cabeza en un intento de sacarse esos pensamientos de allí, aunque prácticamente fuera imposible.

Se fue acercando a la figura de Kai tendida en la cama poco a poco, se fascinó de lo indefenso que se veía mientras dormía, una verdadera belleza. Subió a la cama delicadamente, dejando al pelinegro atrapado bajo él, este se removía incomodo, quizás tenía un mal sueño, pensó el rubio. Se vio tentado a hacer cosas indecorosas, no sabía si podía resistirse, era tan solo la culpa de Yutaka por ser tan jodidamente irresistible y tierno. No pudo más, asique con cautela hundió su rostro en el espacio del cuello del pelinegro, inhaló su exquisito aroma por unos minutos, pues era embriagador, su cerebro se fundía de lo delicioso que podía llegar a ser para sus sentidos. Quería más, pero no podía, tuvo que requerir de todo su autocontrol para levantar su cabeza de allí, no lo había seguido a su habitación para eso; aún tenía hambre al igual que sus amigos, lo necesitaba. Cuando no comía de los almuerzos que Kai llevaba a la compañía todos los días sobrevivía de sopas instantáneas, dulces y en general comida chatarra, jugando videojuegos o saliendo con algún ‘’afortunado’’ ó ‘’afortunada’’.

Pensó en alguna forma de despertarlo, aunque fuera estúpida igualmente la intentaría. Asique con sus manos comenzó a estirar las mejillas del menor, no quería ser brusco pero como el pelinegro no se despertaba se vio obligado a aplicar más fuerza en sus manos, pero nada, no se despertó. Si que tenía el sueño pesado, pues de varios intentos con el mismo truco no pudo imaginar qué más podía hacer para que reaccionara; ¡Por favor! Solo quería comer. Lo único que lograba con estirar sus mejillas era provocarle un leve dolor haciendo que se removiera y pusiera caras graciosas.

Reita estaba en aprietos, ¿Qué más podía hacer? Gritarle no era una opción, eso alertaría a los demás y haría que llegaran a fastidiar la situación.

La cercanía del momento y la confusión de sus sentimientos entre todo esto lo habían llevado a pensar en algo más para que Kai despertara, pero no se atrevía a llevarlo a cabo. Era quizás sobrepasar los límites de ‘’compañeros de banda’’ y también confirmar personalmente lo que él pensaba que sentía por Kai.

Se acerco a su rostro y con gran nerviosismo en su interior fue acortando la distancia entre sus bocas para comenzar a besarlo. Primero rozándolos, ese roce que tanto ansiaba para luego masajearlos con delicadeza.

Se había imaginado incontables veces como se sentiría el besar a Kai, a que sabrían sus labios, que circunstancias lo llevarían a por fin atreverse a tomar la iniciativa y besarlo.

Tan sumido estaba en sus pensamientos y tan concentrado en ese beso, que no se dio cuenta que debajo de él un pelinegro estaba despertando de su sueño, abriendo sus ojos totalmente sorprendido con lo que pudo observar y sentir, entre todo eso comenzó a intentar separarse del bajista arriba de él.

Por otro lado, el mayor se encontraba en uno de esas fases cursis. Como cuando das tu primer beso con la persona que te gusta, todo es color de rosa y tus sentidos se van hacia los cielos, así se sentía él, hace mucho tiempo que no le pasaba, tal vez desde su primera novia; que insensible se había vuelto. De cualquier manera, poco a poco toda esa fantasía rosa se desmoronaba por algunos golpes en su pecho provenientes de Kai allí debajo de él, fue entonces que se separó rápidamente y cayó en cuenta de lo que había hecho.

-¿¡Q-que estabas haciendo!?- pregunto alterado Kai mientras se apegaba veloz al respaldo de su cama con el corazón en la garganta palpitándole a mil por hora.

-Yo… no es lo que parece

-¿Ah no? ¿Y que era? Pues parecía que ¡Me estabas besando!- exclamaba señalándose los labios lleno de histeria.

-Sólo… no lo malinterpretes

-¿Cómo quieres que no lo haga? ¡Querías meterme la lengua!

-¡Hey! ¡Tú no despertabas con nada! piqué y estiré tus mejillas como idiota y ni siquiera te movías ¡Dios! ¿Quién puede tener el sueño tan pesado?- decía con un tono algo estresado.

-Ah ¿y la mejor manera de despertarme era besándome? ¡Idiota!- estaba eufórico, sorprendido y confundido, además de no poder evitar sentirse un poco feliz. Su mente era un desastre, muchos sentimientos se acumulaban en su interior y solo por un impulso arrebatado se abalanzó sobre Reita quedando encima de él recostados sobre la cama.-Idiota; maldito; estúpido; imbécil; hijo de puta; muérete- golpeaba débilmente el pecho del mayo con sus manos hechas puño. Tenía calor, estaba muy seguro de que se había sonrojado hasta las orejas. En la otra cara de la moneda, Reita no se esperaba eso, quizás un puñetazo en la cara, pero no esos débiles golpecitos en su pecho. Kai tenía más fuerza y él lo sabía, ¿pero que le pasaba ahora? Ya se empezó a fastidiar, su única intención era hacer que Kai cocinara, pero no supo cómo pudo terminar besándolo y después con Kai encima de él golpeándolo. Detuvo sus brazos no con la suficiente fuerza pero logrando calmarlo de su euforia. Observó detenidamente su rostro escondido tras sus oscuros mechones de cabello cubriendo sus ojos. Acaso… ¿Kai estaba sonrojado?

-¿Para que querías despertarme? Tiene que haber una razón para qué hayamos terminado así, dime.- Se sorprendió por aquello, pero antes de contestarle trago saliva.

-Yo… quería pedirte que cocinaras, tenemos mucha hambre- casi se olvidaba de eso, y en el mismo momento en que mencionó el hambre su cuerpo reaccionó y su estómago comenzó a sentir el vacío y a hacer ruidos.

A Kai le dio gracia, de verdad que lo necesitaban para cocinar. Había sido una buena idea el dejarlos rogando y muriendo de hambre, claro que exageradamente como ellos se expresaban. Quizás se había empezado a imaginar cosas; como que Reita lo había besado para decirle que lo amaba y que quería estar a su lado para siempre, ‘’mucha televisión’’ pensó para sí mismo. Todo ese lío y su confusión eran por comida. Que gracioso y cruel a la vez.

-Acepta que te gusta- Reita no era el único que podía participar en este juego.

-¿Eh?

-Mi comida, acepta que te gusta.

Pero el rubio tampoco dejaría su orgullo- No, absolutamente no.

-Entonces, ¿Por qué vienes y me pides que cocine?- fijó su dura y seria mirada en los ojos oscuros y profundos de Reita mientras no obtenía ninguna respuesta directa de su parte, ningún ‘’ si Kai, amo tu comida. Por favor aliméntame’’. Lo conocía muy bien, y sabía de antemano que no diría eso, pero vamos, hacerlo rogar un poco no le haría mal a nadie.-Perdiste tu tiempo, no cocinaré nada para unos malagradecidos.- Se había ya quitado de encima de él y dirigió sus paso hacia la puerta para abrirla e invitar al otro a salir, pero justo en el momento en que iba a rodar la perilla la mano de Reita se interpuso e impidió que se abriera.

-No iré a ninguna parte, y tú tampoco- sentenció el rubio lo bastante serio como para asustar algo al menor, pero este no se dejaría pasar a llevar, no más.

-Entonces acéptalo. Te gusta mi comida.- Se giró para mirarlo directamente a los ojos y ver como este cedía.

-No.

-Te gusta que te lleve el almuerzo todos los días.

-No.

-Te gustó el postre de chocolate y crema que hice la semana pasada

-Awwww, ¡no!

-¡Me pediste repetir!

-¡Tenía hambre!

-¡Entonces aparentemente siempre tienes hambre!

-¡Está bien!, ¡sí!, ¡me gusta tu comida, me encantan todas las cosas que cocinas!- ¿De verdad Reita lo estaba admitiendo?- me gusta que hagas mi almuerzo con tanta dedicación y hasta que le pongas animalitos con caras felices; me gusta que siempre hagas todo con una sonrisa en el rostro, me gusta que nunca te opongas a mimarnos con alguna cosa extra, y por encima de toso me gusta tu cara de concentración cuando cocinas, y…- Había hablado demasiado rápido y alterado que no pensó ni un segundo en lo que estaba diciendo, tan solo dejó que las palabras salieran de su boca, pero al esperar que la siguiente frase saliera, se dio cuenta. Disminuyó su tono de voz, bajó su mirada con el ceño fruncido dudoso de si seguir hablando o guardar silencio. Si lo hacía era ahora o nunca, asique optó por hacerlo, nunca se había llenado tanto de energía y de pensamientos decisivos como ahora. Sus ojos serios miraron a los sorprendidos de Kai y entonces fue que dio el pie para que todo cambiara.- y…Me gustas tú, Kai. No sé cómo, no sé porque, pero… me gustas, más que cualquier otra persona.- Tenía miedo de dejar de mirarlo y que este se pudiera desvanecer, tal como en un sueño, haciéndole creer que nada había pasado. Nunca se le había confesado a nadie; era el tipo de persona a quien se le confesaban y que él nunca rechazaba.

Ya había dicho todo, pero pareciera que Kai no reaccionaba, con sus manos en los hombros del menor comenzó a mecerlo. –Oye, ¿estás bien?- No había respuesta  alguna, en cambio, fue en ese momento que los vio. Los ojos del pelinegro se veían preciosos reflejados con la luz natural de la luna y que hablar de sus labios, de pronto tuvo las insaciables ganas de besarlo, lo necesitaba de verdad.

Poco a poco se fue inclinando hacia Kai sin despegar su vista de él. Esta vez quería hacer las cosas bien, sentía en el fondo de su corazón que ahora era real, que sus sentimientos lo eran, no podía ignorar algo como eso.

Lo acorraló en la puerta con sus brazos apoyados en ella a cada lado de la cara del pelinegro, quién no despegaba la mirada de los ojos de Reita, le encantaban, lo volvían loco, más aún con todo lo que le había dicho. Pero aunque el rubio tuviera su mirada perdida hacia abajo el simplemente no podía dejar de contemplarlos. De pronto, sin darse cuenta aquellas profundas y obscuras orbitas que tenia de ojos le observaban atentamente. Kai sentía como si fuera absorbido por ellos a algún lugar lejos de allí, donde flotaba y se dejaba llevar. Por un momento ya no le importó para nada lo que pudiera pasar con él de ahora en adelante. Eso solo por un momento, porque cuando volvió en sí mismo vio los ojos del mayor cerrados y su respiración más cerca que nunca. Sus suaves y gruesos labios tomaron un placentero y cálido contacto con los suyos, Kai no se opuso, el también lo quería. En ningún momento le rechazó, de hecho le correspondió de inmediato. Sin resentimientos por lo de antes, aunque en realidad ya se le hubiera olvidado.

Ambos quedaron así, explorando la tibia cavidad interior del otro por unos minutos, intercambiando sensaciones por primera vez exploradas, sintiéndose en ese tierno e inocente beso. Un beso sin segundas intenciones, solo con el cumplimiento de entregar el sentimiento que sin saber se habían correspondido entre ellos.

Todo se sentía tan bien, tan en paz, por supuesto porque era lo que siempre habían querido. Pero Kai no estaba seguro de eso, el solo estaba consciente de que amaba a Reita, pero no de que Reita lo amaba a él, o que siquiera le atraía como para besarlo, ya no quería, le haría daño si seguía. Comenzó a alejarse y terminar el beso con un sorprendido bajista frente a él.

-No, basta.

-¿Por qué? Acaso… ¿yo no te gusto?- preguntó preocupado de que si había forzado la situación, se estaba empezando a sentir culpable.

-Yo… solo no quiero- decía el otro casi al borde de las lágrimas.

El mayor no sabía que pensar, estaba más que confundido con las palabras de Kai.

-¿Qué? ¿Qué es lo que no quieres?

Necesitaba irse, necesitaba correr lejos de allí. Se sentía usado, no quería eso, no de la persona que amaba. Por más que trataba de huir, Reita no lo dejaba; forcejeaba con todas sus fuerzas incluso con lágrimas resbalando de sus níveas mejillas, pero aún así no lo lograba. Ya no tenía la suficiente fuerza para eso, se sentía vulnerable, no podía con esto.

-¡Kai cálmate! Dime qué te pasa, por favor

Cuando el pelinegro pudo por fin levantar su cabeza para mirarlo a la cara, vio su expresión. Reita estaba muy preocupado, por cualquier lado en que lo miraras se le notaba a leguas su preocupación.

-Yo…- bajó lentamente su cabeza dejando que sus finos cabellos taparan sus ojos, que al recordar el por qué quería huir se inundaron en lágrimas amargas otra vez- No quiero… Reita, por favor, no quiero…- decía entre sollozos, apretando en sus puños la camiseta del rubio.  Pero el otro totalmente angustiado no lograba comprender que era lo que no quería, pues Kai solamente repetía eso.

-Shhh… tranquilo, ¿sí? Pero por favor, dime que es lo que no quieres, por favor…- puso al pelinegro entre sus brazos esperanzado a que dejara de llorar, no quería verlo así, le dolía, y  sobre todo si era su culpa.

-No… No quiero falsas ilusiones de tu parte. Por favor, no quiero que me uses y me hagas daño, yo te amo, de verdad que lo hago. No quiero que me beses como a todos con los que has estado. Por favor, no me hagas uno más, no creo soportarlo.

¿Reita habrá escuchado mal? ¿Kai dijo que lo amaba? ¡Dios! ¡Eso era genial! Estaba correspondido, Kai sentía algo por él. Pero el menor estaba equivocado en todo lo que había dicho, y siendo delicado el rubio decidió aclarárselo. Separó con ternura a Kai de sí para mirarlo a los ojos y comenzar a hablarle, aunque fuera a decir lo más cursi de la vida, lo haría por él.

-Escucha- dijo al mismo tiempo en que limpiaba sus lágrimas- Nunca he sentido lo que siento por ti con otra persona. Sí, es cierto que anduve con mucha gente, pero no eran cosas serias para mí; no eran serias porque no sentía nada, solo estaba buscando lo que pudieran darme. Pero, ahora me di cuenta que yo… yo quiero algo contigo Yutaka, no algo pasajero, algo que podamos hacer durar. Tú… tú me encantas, me fascina cada pequeña cosa de ti, no puedo resistirme a todo lo relacionado contigo y nadie me ha hecho sentir así. Por favor, tienes que creerme, yo… te amo Yutaka, no quiero a nadie más que a ti conmigo.

Dentro de su asombro, empezó la calidez en su interior, lo llenaba de alegría y pensamientos positivos. Se le hacía que Reita no mentía, quería creerle y lo así lo haría.

-¿De verdad?

-¡Oye! No cuestiones mis cursilerías.- provocó que riera, y eso desató el nudo que tenía en el estómago de la incertidumbre.- No te miento, te amo.- Selló sus palabras con un delicado beso en sus labios. Ya no tenía dudas, lo amaba y quería estar siempre con él. Se abrazaron inspirando tranquilamente, hasta que un sonido proveniente del estómago del rubio les interrumpiera el momento, rieron a carcajadas de ello.

-No voy a cocinar, todavía me la deben- dijo el pelinegro burlesco.

-Rayos, solo quería comida que prepararas tú- Eso a los oídos de Kai sonó tan dulce que no pudo controlar su felicidad, ni tampoco el calor de sus mejillas.

-Quizás otro día- sonrió con ganas.

-Entonces creo que llamaré para pedir una pizza

-Buena idea.- terminó depositando un beso cortó en los labios del rubio.

-Kai… entonces, ¿ahora que somos?- Oh no, el menor se puso nervioso de eso, no sabía si tenía la respuesta correcta.

-Yo… supongo que… ¿Novios?

-Novios… me gusta eso. Desde ahora lo somos.- dijo con la sonrisa más radiante que pudo dar. Estiró su mano para que el pelinegro pudiera alcanzarla.- Vamos, quiero presentarle a esos idiotas mi novio.

No pudo hacer nada más que agarrarla con fuerza, no cabía más felicidad en él. Realmente estaba pasando, no estaba soñando.- Tú eres el idiota-

Giró la perilla, encontrándose de golpe con la luz del pasillo. Tomó con fuerza la mano de Kai contra la suya y comenzó a caminar, esperando el mejor y feliz futuro junto a la persona que amaba- Quizás soy idiota, pero este idiota ama al que tiene al lado.- y fue entonces que realmente supieron que era real, que se correspondían y que nada podría separarlos.

Notas finales:

AH? Les gustó? :DDD

ñalskd por favor ;-; diganme si les gustó :C

okey u-u espero sus criticas, tomatazos, felicitaciones o lo que quieran en un lindo review que siempre es bienvenido >3<

cuídense y CAMBIO Y FUERA!


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