De nuevo es fin de ciclo en el departamento de edición Emerald, situación que implica que todos debamos trabajar hasta altas horas de la noche pero todo empeora al saber que por culpa de Takano-san tengo más trabajo que los demás. Y a pesar de todo lo que debo realizar no he logrado avanzar mucho, desde hace un par de días no dejo de pensar en que le confesé mi amor a Takano-san. Hubiera preferido no hacerlo sé que solo soy un juego para él, pero tampoco dejo de pensar que tal vez sea sincero.
Las cuatro y media,
quédate a dormir.
Está lloviendo, ¿dónde vas a ir?
Si ya no queda un sitio abierto en esta ciudad.
Acabamos de salir de la editorial es de madrugada y está lloviendo así que Takano ha insistido en que tomemos un taxi. Hemos llegado a casa y no dejo de pensar que tal vez sea sincero y soy yo quien deba ceder, quisiera tener el valor de decirle que esta noche se quede conmigo. Vamos en el ascensor sé que en unos minutos llegaremos a nuestro piso y sé que debo llenarme de valor.
Anda, sécate el pelo que te vas a enfriar.
Ya sé que no me amas, ni yo a ti,
¿para qué me lo vas a repetir?
Las palabras no son más que
un oscuro antifaz,
una manera de disimular tu ansiedad.
Cada uno nos dirigimos hacia nuestros apartamentos veo como Takano ha abierto su puerta y antes que me haya dado cuenta me acerco a él y le indico que venga conmigo veo su cara de sorpresa pero inmediatamente veo que está sonriendo.
- Onodera estás seguro que quieres que entre
- Si no lo estuviera no te estaría invitando.
Deja el abrigo y ven,
hay sitio para los dos
y nada va a pasar
que no queramos tú y yo.
Se ha sentado en el sofá me siento un poco nervioso así que me dirijo hacia la cocina.
- Que te gustaría tomar.
- Lo que quieras ofrecerme.
No deja de mirarme me siento aún más nervioso, pero he tomado una decisión quiero que Takano se quede esta noche conmigo, tal vez no encuentre las palabras necesarias para decírselo pero sé que él me entenderá. Prepare café y estamos bebiéndolo en silencio.
Las cuatro y media,
no me harás usar contigo
la estrategia habitual.
¿Qué importa que nos acabemos de conocer?
Así podrá el azar jugar también su papel.
¿Por qué no te terminas el café?
Le he entregado una toalla para que se seque y he tomado su abrigo para colocarlo de tal manera que pueda secarse. Y en este momento no dejo de pensar en la vez que le declare mi amor por primera vez.
- Deberíamos ir a dormir todavía tenemos mucho trabajo por terminar.
- Quieres que me vaya Onodera?
- Eeee….. eto digo que deberíamos descansar
- No es la respuesta a lo que te pregunte
- No….
- No, qué?
No haré ninguna muesca en la pared.
Si quieres irte ahora bajo a abrirte el portal.
Perdí ya tantas noches,
una más qué más da.
No sé cómo decírselo, lo tomo de la mano y lo llevo hacia mi habitación.
- No fuiste tú Onodera quien digo que deberíamos dormir
- Y eso es lo que sigo pensando.
Deja el abrigo y ven,
hay sitio para los dos
y nada va a pasar
que no queramos tú y yo.