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Alianza de Paz por amorosa

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Notas del capitulo:

aki la conti

espero les guste.

 

-Maldito Albafica. Mira que dejarme así todo excitado…LO ODIO!!-pensaba Minos.

 

La suave respiración  proveniente de la hermosa humanidad que a su lado yacía, en la cama, cubierto entre las sábanas, dándole la espalda; lo estaba enfureciendo aún más todavía. Claro, el peli celeste dormía plácidamente, mientras que cada segundo que pasaba, para él era una tortura. El miembro le dolía. Hace apenas media hora que estuvo a punto de acostarse con el dorado, y ahora, todo le parecía un sueño, un preciado sueño del cual no quería despertar.

 

FLASH BACK

 

Sus pisadas resonaban en la vacía casa. Acababan de llegar, sus sentidos estaban a mil por horas, la oportunidad de su vida se le estaba presentando. La habitación matrimonial del segundo piso era sumamente perfecta para una muy buena velada romántica, sin embargo, a él, uno de los ex grandes jueces del inframundo, no le gustaban esas huevadas.

 

Como es costumbre, cargó a su ahora esposo, lo condujo al interior del cuarto, lo acostó en el lecho. Se subió encima como gateando, esperando recibir alguna negativa o palabra grosera por parte del otro, más esta nunca llegó. Acercó sus ansiosos labios a la pálida mejilla. Sin obtener respuesta, descendió al cuello. La camisa ploma que el pisciciano usaba tenía los dos primeros botones desabrochados, cosa que le facilitó el trabajo. Aprovechando el “escote”, besó, succionó, mordió con devoción aquella delicada zona. Para su sorpresa, Albafica lo tomó por los hombros, lo acercó más así y lo besó ferozmente, robándole el aliento, la saliva que albergaba…

 

-Vaya. Se ve que me tenías ganas-dijo el espectro con un tono de soberbia en su voz.

 

-Qué iluso eres Minos. Acaso creíste que yo podría desear siquiera a alguien tan nefasto como tú??-preguntó al mismo tiempo que con todas sus fuerzas empujaba al peli plateado fuera de la cama.

 

-Carajo!!-exclamó Minos al darse cuenta de su error. Hubo sido engañado vilmente por Piscis. Además, el dolor en las costillas que sentía por el tremendo impacto contra el suelo, no ayudaba demasiado; solo aumentaba su cólera.

 

-Jajajaja…me alegro. Eso te pasa por querer aprovecharte de mí…-comentó en un susurro.

 

-Quieres callarte!! Tú vas a ser mío quieras o no!!-amenazó el sirviente de Hades.

 

-Así. No me digas. Si piensas hacerme algo será después de matarme; antes nunca-se defendió el caballero.

 

-Ahora sí ya me colmaste la paciencia Albafica!!-gritó a todo pulmón. Se abalanzó sobre el cuerpo del otro hombre, más lamentablemente no tuvo éxito. Cuando aterrizó en la cama, el “venenito” ya no estaba ahí. Se había levantado velozmente.

 

-Maldita sea!!-refunfuñaba.

 

-Supongo que ya te habrás dado cuenta que por más intentos que hagas no conseguirás nada. Será mejor que te resignes, te acuestes y te duermas-murmuró, acercándose al lecho, empujando con esfuerzos al juez, levantando las colchas y metiéndose al sobre dispuesto a descansar.

 

FIN DEL FLASH BACK

 

En realidad la erección que tenía entre las piernas no era culpa del doradito. Al contrario, su esposo trató por todos los medios posibles apartarlo y lo consiguió. Por culpa de un sueñito pervertido que tuvo mientras dormía cómodamente, era que se encontraba en ese estado.

 

Recordar el sueño hizo que un intenso dolor se extendiera desde su cabeza hasta su miembro, juntándose en uno solo.

 

Las protuberancias rosadas sobresalientes en el amplio pecho de Alba-Chan se encontraban siendo torturadas deliciosamente por la ávida boca de Minos. Sus manos traviesas atravesaron con facilidad el pantalón jeans que traía puesto. De la delicada boca de su “amorcito” no salían más que gemidos y jadeos de verdadero placer.

 

-Ahhh…Mi-Minos…de…detente…esto…no…aahhhh….es-tá…bi-bien…-gemía el peli celeste.

 

-Shhh…no digas nada. Claro que está bien. Eres mi esposo y como tal, tengo todo el derecho del mundo a poseerte, hacerte mío…

 

-Entonces no…aahhhh…te…detengas…-jadeó excitadísimo.

 

-Como tú digas. Tus deseos son órdenes-contestó el espectro.

 

Trazó con su lengua, saliva, boca un camino con dirección Sur que empezaba en los su labios del venenito, continuaba por su pecho, sus pezones ahora erectos, su ombligo, su vientre plano y bien formado hasta finalmente llegar a cierta partecita de su anatomía, la cual se moría por degustar. Sabía que era el primero, y eso le agradó tanto que sin desearlo su pecho se hinchó de regocijo.

 

Una oleada de placer asaltó poderosamente la humanidad del santo dorado. La tibieza, humedad de aquella cavidad lo estaba volviendo loco. La presión de esos labios sobre su pene erecto le encantaba, fascinaba. No pudo evitar gritar de éxtasis cuando sintió succiones, lengüetazos, lamidas, besos en su sexo turgente.

 

-mmm…Ahhh...más….ssssíííííí…-gritaba enloquecido, comenzando a mover sus caderas al mismo ritmo con que el otro lo tomaba con la boca.

 

Encantado con las sensaciones que le propinaba al otro, decidió aventurarse a hacer algo más; algo que realmente deseaba, necesita y creía ambos deseaban.

 

Su boca se separó del miembro, recibió una queja pero no le importó. Sabía que lo que vendría le gustaría mucho más. Levantó con una mano ambas piernas, las colocó en alto, se agachó un poco y lamió gustoso la cerrada entradita. Un escalofrío se esparció en el cuerpo de Albafica, recorrió su médula espinal y terminó mezclándose con su excitación.

 

-No hagas eso…-suplicó.

 

-Por qué no?? Veo que te gusta. Aunque intentes negarlo, tu cuerpo te desmiente

 

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh….dueleeeeeeeeeee…-gritó cuando aquel pedazo se internó en lo más profundo de su ser, causándole un dolor sumamente insoportable, sacándole sangre y lágrimas en el proceso.

 

-ahh...oh...-gimió tras sentirse apretado entre aquellos calientes, estrechos anillos de carne.

 

-Mal-maldito. Ni siquiera te preocupes en-sonrojándose-dilatar-me-soltó de una. Lágrimas de dolor corrían sus mejillas.

 

-Perdóname, pero no me pude resistir…-respondió con una sonrisa torcida, mientras comenzaba con las penetraciones.

 

-Olvídalo y muévete más rápido-exigió.

 

Haciéndole caso, empezó a moverse frenéticamente, dentro y fuera; entraba y salía con bastante ímpetu, sacando chorros, chorros y más chorros de sangre de la dilatada entrada. Después de varias envestidas, llegaron juntos al orgasmo.

 

Dejó de fantasear. Necesitaba dormir y estar pilas para mañana.

 

 

Continuará…

Notas finales:

ojalá el capi haya sido de su agrado.

cuidense

nos leemos en la conti.


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