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Boquitas Pintadas. por Rui Harashi

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Notas del fanfic:

(Hello Minna! ¿Cómo están? Espero que bien bien.


Hoy les traigo esta bonita historia que hice para mi clase de Estructura Gramatical. Este pequeño fanfic está basado en la canción "Boquitas Pintadas" de Tan Bionica. Y sí, no tiene mucho qué ver con la letra pero conforme escuchaba la canción se me fue ocurriendo esta historia que es algo triste.


Bueno ya para no hacerles tan laaargo el rollo este, espero que lo disfruten y pueden dejarme sus opiniones en un comentario ¿vale?


See You~)

Notas del capitulo:

(Recuerden que si notan algún error ortográfico o algo que no quede con la historia pueden avisarme en un comentario.)

Boquitas Pintadas


Salí de casa con nada más que mi bajo, una nueva identidad, dinero y un sueño, un sueño que se cumpliría, sin importar cuanto tardara se cumpliría.


-Volveré pronto, espero… -susurré al tiempo en que ponía seguro a la puerta principal, corrí velozmente hasta que casi quedarme sin aliento ¿Por qué? Por miedo a arrepentirme y darme por vencido. Corrí y Corrí con solo un nombre en mi mente: Max.


Me detuve después de no-sé-cuánto-tiempo, tomé aire y seguí adelante, esta vez caminando.


Me sentí cansado y decidí tomar un taxi.


-Al aeropuerto. –le ordené al hombre.


Llegué a mi destino, recogí mi boleto y fui a sentarme en la sala de espera. Aproveché el tiempo y practiqué un poco con mi bajo, las personas de rodearon y algunas pocas dejaron caer en la funda de mi instrumento algunas monedas y billetes. Aprecié más el hecho de que tendría dinero extra que la buena acción de esas personas.


Sin darme cuenta, esbocé una estúpida sonrisa, una sonrisa dedicada a él.


Subí a mi avión y mientras estuvo en el aire no pude dormir, el cielo nocturno visto desde su misma altura era aún más hermoso. Como un niño, me la pasé buscando constelaciones en las estrellas y formas a las nubes, porque era lo que Max y yo hacíamos.


Cuando menos lo esperé caí profundamente dormido y tuve el sueño más hermoso que había soñado en todo ese tiempo…


Él y yo, envueltos en las blancas sábanas de mi cama; él, acurrucado y dormido en mi pecho; yo, mirando como su cabello negro que brillaba vívidamente gracias a la luz de la luna que entraba por mi ventana.


“-Te Amo…”-me susurró.


Y yo le escuché, fue tan real. Pero desperté.


El avión aterrizó con éxito en Buenos Aires, Argentina.


Bajé del avión, recogí mi bajo y corrí, casi volé, al baño.


-No tenías que irte… -dije entre sollozos –No tenías que irte…


Mojé mi rostro varias veces, hasta que logré calmarme.


Salí del baño y me apresuré a tomar un taxi, la noche ya estaba presente y la iba a pasar en el hotel y habitación de siempre.


Después de practicar un poco con el bajo, caí dormido y soñé con Max de nuevo. Fue tan real, como si viviera cada uno de esos momentos otra vez.


La primera vez que le vi fue en mi escuela, vestía con una camisa blanca, desabotonada de los primeros tres botones, saco negro y pantalón de vestir del mismo color. Él platicaba con el director y yo pasaba por ahí, solo con la compañía de mi bajo. Yo me quedé parado solo por verle, y él dejó de atender al director solo por verme ¿Lo recordará aún ahora?


Él, un escritor y excelente guitarrista. Yo, apenas un adolescente de 17años que no servía para nada más que el inglés, la química y tocar el bajo.


Nuestro primer beso, en la biblioteca.


La esperada confesión de amor fue en mi solitario salón de clases un 10 de Diciembre.


Su regreso a Argentina.


La primera carta.


La primera visita que le hice y nuestro primer encuentro en la cama.


Uno, dos, tres, cuatro años.


El cáncer.


Algunos meses.


Ahora…


Desperté temprano en la mañana y salí a comprar un precioso ramo de rosas amarillas, caminé, caminé y caminé. Llegué a mi destino. Coloqué el ramo sobre la funda de mi bajo.


-Hola, amor. –Sonreí- Soy Isaac. Te Amo.


Toqué de principio a fin la canción que había practicado todo aquel tiempo “Boquitas Pintadas” de Tan Biónica.


Nuestra canción.


Terminé de tocar y me dejé caer de rodillas en el suelo, las lágrimas corrieron por mis mejillas, y a duras penas puse el ramo de rosas en aquella lápida que tenía escrito lo siguiente:


Maximiliano Torres


29 Enero 1985 – 10 Noviembre 2012


Últimas palabras:


“-Nos veremos en nuestra siguiente vida. Te Amo.-”

Notas finales:

(Se los juro que yo hasta lloré cuando lo terminé de escribir.

Espero lo hayan disfrutado.

See You~)


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