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Eclipsed por Mary-chan6277

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Notas del fanfic:

Esta historia está asada en una canción: Eclipsed, de Evans Blue, una banda de rock alternativo. A pesar de que no es indispensable, creo que es importante conocer la letra para comprender la historia. Aquí está una versión traducida (sorprendeente bien traducida! xd) para quienes se animen a escucharla, ¡es muy hermosa! hahahah

When our hearts meet, will we make it then.
Will we even notice that they are eclipsed?

Ruki sabía que aquello era totalmente ridículo. Las luces bajas en la sala de ensayos, sus manos aferrándose en la ropa del guitarrista, mientras sus labios se acariciaban de la manera más dulce que hubiera podido pensar. Era ridículo que su corazón latiera de aquella manera, que la pista de Pledge sonara en el fondo de su mente mientras tomaban aire y se miraban a los ojos. Era ridículo. Ridículo que aquel beso pareciera haber ocurrido un millón de años atrás, y un millón de años en el futuro, y que aun así: se encontraran en el presente.

Ambos se miraron sin decir nada. Dedos que exploraban con curiosidad una cercanía que parecía tan familiar, y la vez, tan extraña. Bocas que volvían a buscarse buscando compartir un suspiro. Pensamientos que, distorsionados, intentaban encontrar alguna coherencia a aquella escena que no debía estar sucediendo -pero que había sucedido antes.

—¿Por qué se demoran tanto?— entonces, un sorbo de realidad. Una voz que los llamaba a poner los pies sobre la tierra, y que los obligaba a separarse de inmediato. A salir del sueño que, de repente, ambos habían compartido. —¿Qué hacían?— preguntó el otro guitarrista, con su fiera sonrisa. Observándolos: comprendiendo.

‘Nada’ querían responder ambos, pero quizás ‘todo’ era más correcto. Los dos cogieron sus abrigos, y salieron de la habitación aun sin pronunciar palabra. Afuera, el resto de sus compañeros los esperaba, al igual que la lluvia. Ruki pareció reconocer de otros lugares, y otras épocas, aquella luna llena y aquella tormenta cayendo. De repente sintió ganas de salir corriendo e internarse en ella. De mojarse hasta que la ropa se le pegara a la piel, y el cabello a la cara. Sintió ganas de llevarse a Uruha con él, de caminar juntos bajo la lluvia; de compartir una sombrilla, y aquella noche estrellada.

—¿Ruki?— y la tibieza de sus pensamientos volvió a desvanecerse con unos dedos en su mejilla que borraban todo rastro de irrealidad. Quería cerrar los parpados y gritar fuerte. Cerrarlos y encerrarse para siempre en aquel sueño: con la lluvia, y la sombrilla, y la mano del guitarrista cerrándose sobre la suya. —¿Vamos?— Reita lo tomaba de la mano y lo jalaba. Lo arrastraba lejos de Uruha, y él se lo permitía. Así sucedía día tras día. Semana tras semana. Mes tras mes. Había sucedido así durante más de diez años, y él aun no hacía nada.

En eso se había reducido todo. En sueños. En nada.

—¿Quieres café? Hace frío— asintió distraído, mientras encendía la televisión, y escuchaba al bajista moverse dentro de la cocina. En la pantalla se estremecían figuras que él a penas distinguía en su catalepsia inducida: con las gotas retumbando aun en sus oídos, y la luna graba en sus pupilas.

—En otras noticias, todo el mundo se prepara para...—Ruki se encontró prestando atención a la sonriente señorita en la televisión. ¿Para qué se preparaban?— ¡un espectacular eclipse lunar que está por…!

—¿Qué haces?— de nuevo había desconectado de su cerebro la voz lejana que salía del televisor, mientras se ponía de nuevo los zapatos.

—No lo sé— respondió inocente. —No lo sé, pero debo irme. Perdóname. —En el abrir y cerrar de sus párpados se encontró de repente lejos de su sala de estar, corriendo escaleras abajo. Su corazón latía con fuerza, se precipitó fuera del edificio, y con una sonrisa recibió a la lluvia que se estrellaba contra su rostro. El cielo estaba completamente despejado a pesar de las gotas que no paraban de caer. Una fina capa de nubes era lo único que lo separaba de la brillante luz de la luna que empezaba a extinguirse lentamente.

Siguió corriendo. Corriendo entre un mar de sombrillas y un mar de gente que no se detenía a mirar quien pasaba a su lado. A nadie le importaba. Ni él, ni el sueño, ni la lluvia. Corrió hasta divisar, bajo un poste de luz, una única sombrilla roja que era sostenida por alguien que también miraba al cielo.

—Sabía que vendrías— dijo, sonriendo sin saber por qué.

La sombrilla roja se instaló entonces también sobre su cabeza. Unos dedos cálidos apartaban el cabello mojado, y recorrían con intensidad los contornos de su rostro.

—Esto es incorrecto, y aun así, corremos para abalanzarnos hacia el precipicio. ¿Qué clase de sentido común es este?— preguntó más para sí mismo que para Ruki, riéndose de manera nerviosa. Entonces el cantante le quitó la sombrilla de las manos, y dejó que el viento la arrastrara a unos cuantos metros de distancia. Observó como la lluvia empezaba a hacer efecto sobre el guitarrista: el cabello rubio oscureciéndose al humedecerse, las gotas escurriéndose por sus brazos ridículamente desnudos en ese clima.

Los dos decidieron levantar la mirada, y sus ojos se encontraron con el mismo momento en que la luz de la luna era eclipsada, dejando aquel resplandor rojo sobre una superficie llena de cráteres. Entonces, se besaron. Se besaron hasta comprender que aquella relación era exactamente igual que aquella luna roja: una realidad eclipsada por un sueño en el que ambos habían quedado atrapados en el mismo momento en que se vieron. Un sueño, que se transformaba en realidad solamente entre las sombras adecuadas, cuando sus luces se encontraban.

—Sé que te amé entonces— susurró Uruha contra sus labios.

—Sé que te amaría ahora— contestó.

—Sé que te amaré entonces.

—Sé que te amo ahora. 

 

Notas finales:

ta-dah hahahaha

Es una historia extraña, no se xd

Gracias por leer, espero les haya gustado. 


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