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En una noche de lluvia por Hanabi Angel

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Notas del capitulo:

utro capi, espero les guste XD

Yamamoto no había logrado  dormir bien aquella noche, los recuerdo de hace tres años asaltaban sus sueños despertándolo con el deseo de algo que no tenia. Su cuerpo le reclamaba atenciones que antes de ese encuentro en el hotel jamás había tomado en cuenta a pesar de ser un adolescente con las “hormonas alborotadas”.

Ahora era un joven de veinte años tomando una ducha fría por culpa de sus deseos por poseer el cuerpo de un muchacho que ahora tendría diecisiete años, se sentía patéticamente gracioso. Recriminaba antes a esos bastardos que deseaban el cuerpo de aquel niño cuando el mismo se había acostado con él siendo mayor, pero en ese entonces no podía evitarlo, incluso ahora no podría, sus sentimientos  se habían intensificado y se desbordaban, que Gokudera siguiera siendo un adolescente no le impediría seguir adelante. Recordaba sus sueños casi como una tortura placentera, las imágenes de el sonriéndole al peliplata mientras le abrazaba  con fuerza, desnudándolo lentamente, observando aquel cuerpo digno de alguien que vivió toda su infancia solo, pero frágil y temeroso al mismo tiempo, como un muñeco de porcelana, los  besos en aquella cama, su ceño fruncido y  las hermosas esmeraldas que junto a sus tentadoras mejillas sonrojadas le invitaron a hacerle el amor esa noche en que también lo perdió. Se preguntaba si el albino también tendría esos sueños en donde  sus cuerpos desnudos se adherían sudorosos y ardientes mientras sus bocas se besaban desesperadas por no separarse. Había sido la primera vez para ambos, tratando Yamamoto, a pesar de su torpeza, de entregarle con todas sus fuerzas el infinito amor que sentía e incluso más en aquella intima unión, pero al despertar aquella mañana  y no ver rastros del peliplateado, había decidido que aquella seria su primera y tal vez ultima vez si es que no lo volvía a ver, no le importaba lo que su cuerpo le pidiera, solo tenia que satisfacerlo con las imágenes de sus sueños sobre Gokudera. Tampoco le importaba si el menor estaba con otros, simplemente lo arrebataría de quien fuera que lo tuviera a su lado, algo nada amable y totalmente egoísta al no pensar en los sentimientos del otro, pero no podía evitarlo, tres años le parecían siglos, aunque le habían ayudado para madurar un poco. Al principio no podía con la frustración que le causaba el pensar que el pianista había regresado con su jefe y el no podía hacer nada, tal como le dijo el ojiverde, no tenia el poder para cuidarlo, no era nadie en ese entonces para aquella gente de aquel lujoso hotel por lo tanto no recibiría respuesta alguna si preguntaba por un chico que trabajaba para la mafia, no sabia como lidiar con sus problemas y eso lo hacia ser solo un joven impotente anhelando por un amor perdido.

-Hola, Yamamoto…-Una voz familiar lo sacó de sus pensamientos, un pelicastaño sentado al frente de la barra de sushi le saludaba alegremente. El moreno sonrió al verlo.

-¿Qué tal Tsuna? ¿Llevas mucho aquí sentado?-Preguntó tomando el puesto de su padre.

-Acabo de llegar…No deberías exigirte tanto, Yamamoto, te ves cansado y aun es muy temprano para atender publico, no te preocupes por mi, solo vengo de paso…

-Lo mismo va para ti-Rió- Y la razón de mi cansancio no es debido al trabajo, es solo que no he dormido muy bien…pero eso no es importante ¿Cómo te va con eso de asumir el puesto de decimo Vongola?- La expresión del joven se volvió cansada con solo mencionar aquello.

-No me lo recuerdes, es agotador. No se que tenia mi padre en mente en la cabeza para postularme, pero gracias a ti me siento mas confiado. Muchas gracias por aceptar ser mi guardián de la lluvia, Yamamoto.- El pelinegro se pasó una mano por el cabello avergonzado, de su dedo resplandecía el brillo de un anillo- Solo por ti creo que soporte el infierno de entrenamiento al que me sometió Reborn estos tres años, a todos sorprendió que de pronto escogieras el camino de la espada y te esforzaras tanto en entrenar, aunque en el fondo estaban realmente felices de conseguir un guardián…pero no tenias que sacrificarte tanto…

-Necesitaba volverme fuerte, Tsuna. Necesitaba el poder del cual carecía  antes de que tu padre nos presentara  y si la espada era la que me llevaría al mundo de la mafia, la tomaría sin dudarlo con tal de conseguir encontrarlo y esta vez si lograr protegerlo…

-¿Protegerlo, eh? No sé porque siempre te digo que no te esfuerces tanto, tienes motivos suficientes para darlo todo, pero lo siento…aun  no he encontrado ninguna pista para localizarlo, creí que asumiendo el liderazgo seria mas fácil, pero es como si se hubiera esfumado del mapa…Sé que te culpas por no habérmelo contado de inmediato, así que te digo que no lo hagas, si ahora me cuesta dar con información, hace tres años lo habría visto imposible, no éramos mas que adolescentes incapaces de hacer algo por nosotros mismos…Aun así, por lo que he averiguado, ningún joven con las características y el nombre que me diste ha estado trabajando para jefes de la mafia de reputación dudosa…-Tsuna observó el suspiro aliviado de su amigo, se sentía mal cada vez que el moreno le preguntaba por noticias del peliplata y el no tenia nada, sentía su agonía como propia,  daba gracias que hasta el día de hoy no debía contestarle que el pianista estaba trabajando para algún viejo pervertido o peor, se mordió el labio, este mundo podía ser muy oscuro a veces y por eso mismo había decidió hacerse cargo como jefe  Vongola, quería darle un giro a la vida  de mafiosos y el ayudar a su amigo le había dado el coraje suficiente para convencerse que era lo correcto y así podría socorrer a mucha mas gente. Desde que Yamamoto le contó  su historia acerca de la fiesta en el  hotel, decidió esforzarse al máximo y asumir responsabilidades, se habían vuelto muy buenos amigos y sabía lo mucho que el sufría cada día recordando como lo perdió, frustrándose y descargando su angustia practicando el kendo a niveles peligrosos. Le tendió una mano sin pensárselo dos veces, el ya estaba inmerso en el mundo de la mafia gracias al trabajo de su padre por lo que esa relación no le parecía nada del otro mundo, había visto cosas peores que le causarían  escalofríos hasta al hombre mas valiente, lo de su ahora guardián no era mas que un amor obstaculizado por la falta de conocimiento y poder.

-No puedo creer lo difícil que es encontrar a alguien…

-No eres tu si te deprimes, Yamamoto…Yo aun no me rindo con mi búsqueda, puede que antes careciéramos de armas, pero ya no, tenemos las herramientas suficientes como para buscar debajo de todas las piedras del mundo, por eso iremos donde comenzó todo hace tres años. Este año se realizara nuevamente la fiesta en la que se conocieron y en el mismo hotel, la mayoría de las familias asisten  y se pelean por lucirse. Gokudera te lo dijo ¿No? Que su jefe no hizo mas que lucirlo frente a los otros haciéndole tocar el piano, pues si el sigue en el mundo de la mafia de seguro le harán hacer lo mismo y lo encontraras…-La emoción en los ojos miel le hizo saber a Sawada Tsunayoshi que el espadachín estaba de acuerdo con su plan, ahora solo rogaba porque no se encontrara con nada desagradable…

--

 

Yamamoto se levantó de la barra del bar donde su padre y el de Tsuna bebían alegremente. La melodía de un piano lo atrajo de inmediato, nunca tuvo la oportunidad de oír a Gokudera tocar, pero no dudaba que el sonido que debía emitir era aun mas hermoso que  el de la mujer de largo cabello rosado cuyos ojos verdes le recordaban dolorosamente a los del menor.

-¿A dónde vas, Takeshi?

-Lo siento, papá, pero iré a dar una vuelta por los alrededores…-Trató de no sonar triste al responderle a su padre, pero este no pareció conforme y le miró algo preocupado, por mucho que intentara lucir feliz no podía lograrlo estando ahí sentado escuchando como una persona que no era el albino se lucia como pianista. Todo en el lugar le recordaba su encuentro con el peliplata y lo poco que duró, al igual que lo poco que sabia de él, aquello le dolía y por eso se retiraba, no quería echar a perder la noche de los demás.

-No seas impaciente, muchacho- Habló Sawada Iemitsu mientras su mirada parecía atravesarlo mientras sonreía- Deja a mi hijo hacer su trabajo, después tu puedes hacer el tuyo, después de todo, si te vas ahora  cuando regreses tal vez ya no este Bianchi tocando…Dijo que solo tocaría esta noche en honor a su pequeño hermano que este año les acompaña en esta fiesta luego de años…

-Asumiré el riesgo de perderme la pieza que sigue, además…es a otro pianista al que deseo escuchar, aunque parece que el hace todo lo posible para que no pueda oírlo…-El mayor se carcajeó  y bebió otra copa. Yamamoto se despidió pensando en lo que acababa de decir, si en verdad ese era el caso no estaba haciendo las cosas bien ya que mientras mas se busca algo, menos se encuentra, pero el no podía quedarse de brazos cruzados esperando a que al destino se le ocurriera regresarle lo que le quitó, por eso seguiría buscando aunque el objetivo huyera, algún día de seguro correría mas rápido que el y lo alcanzaría.

Se dirigió a la terraza, no detuvo sus pasos a pesar de ver la lluvia caer en el exterior, aquello no era mas que un puñal que destruía sus esperanzas de que el destino los volviera a reencontrar de la misma manera, era demasiado esperar que el peliplateado estuviera en el mismo lugar que hace tres años, observando con sus tristes ojos el horizonte oscurecido por la noche. El mundo le estaba poniendo demasiados obstáculos, pero el no se detendría.

La lluvia le empapó al abrir la puerta de cristal y poner un pie afuera, dudó un tanto al recibir el fuerte y frio viento que azotaba con furia, el clima estaba tal cual sus emociones. Pensó que no tenia caso seguir ahí mojándose, nadie en sus cabales estaría por los alrededores con tal tormenta. No entendía porque sus sentimientos no alcanzaban al peliblanco ¿Sus esfuerzos aun eran demasiado débiles? Si hubiera sido fuerte y determinado desde un comienzo lo tendría en ese segundo a su lado, protegiéndolo y diciéndole a cada instante cuanto le amaba, tal vez sus deseos eran demasiado irreales, pero el nunca esperó demasiado, a esa altura se conformaba con un ceño fruncido y un saludo nada cortés. Era como cuando deseaba cambiar todo el lujo por un bat  y una pelota y el albino le llamó “idiota del beisbol”. Seguía siendo un idiota de seguro, solo uno se empaparía de tal forma a pesar de tener todas las comodidades a su espalda, solo tenia que dejar de mirar el cielo en busca de respuestas, un cielo que lo único que hacia era acompañarle en su llanto. Gokudera se reiría si le viera tan deprimido y serio, lo había conocido siendo un alegre y despreocupado maniático beisbolista, debía recuperar los ánimos, por eso sonrió al ver el paisaje que hace tres años Hayato observó por más de una hora huyendo de su horrible trabajo, era hermoso, aun con el terrible clima, entendía el porque el menor a pesar del frio se quedo ahí, era como mirar hacia el futuro y darse cuenta que el camino no era tan difícil. Ese era el paisaje que se perdió tres años atrás por quedar embelesado por la belleza de un chico de catorce años y que por cierto nada tenia que envidiarle al movimiento de las olas y el sonido del mar que hipnotizaba y atraía como un sutil llamado, el sendero hacia la playa estaba cerca y no perdía nada por caminar unos minutos sobre la arena mojada…

Notas finales:

XD

gracias por leerme. escriban sus coment ;) q me encanta responderles!!!


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