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En una noche de lluvia por Hanabi Angel

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Notas del capitulo:

otro capi, bueno, gracias a los q me leen, espero les guste MUAC!!

Gokudera se levantó y comenzó a caminar por la arena mojada sin siquiera sacudirse, no le importaba, de todos modos ya estaba impresentable. Solo un demente saldría al exterior con un clima tan horrible y se metería al mar para luego observar tranquilamente mientras la lluvia le azotaba la cara, aquellas olas que segundos atrás estuvieron a punto de llevárselo hasta el fondo del océano.

Había casi implorado a su padre que le dejara asistir a la fiesta y lo primero que hizo al llegar fue salir del hotel, era patético, en lo profundo de su ser deseó rememorar el encuentro con el beisbolista, por eso se había quedado esperando como un tonto en la terraza por si lo de hace tres años se repetía y por un milagro lograba volver a ver aquella amable sonrisa, una idea estúpida de la cual desistió al instante y ahora se encontraba deambulando en plena tormenta  por la playa.

Era inútil anhelar a un hombre del cual el mismo se había alejado, ridículo pensar que alguien lo seguiría queriendo después de la forma en que lo dejó y que tras tres años siquiera se acordara de el. Aun así el no podía quitárselo de la cabeza y no lo lograría nunca, su corazón no quería dejar de amarlo, le quería tanto que le dolía y el dolor se incrementaba cada mañana, al despertar alterado por culpa de sus sueños en donde el moreno era el protagonista, le daba la mano y le sonreía de forma tonta a pesar de que a su alrededor todo el mundo le mirara de mala manera. Aquel amor que el dijo profesarle le hizo cambiar el rumbo, se enamoró y por culpa de ese amor no pudo quedarse a su lado y oscurecerlo, por eso volvió a su hogar a pesar de haberle dicho que no podía regresar.

Recordó la bofetada que le había dado diciéndole que solo se autodestruía, la misma que le dio su padre cuando le contó todo lo que hizo en esos años de ausencia para luego abrazarle  de tal forma que provocó al peliplateado derrumbarse en llanto. La rabia que había esperado y el desprecio por su vida no existían, solo había una profunda preocupación  y felicidad  por tenerlo de regreso, era el hijo prodigo que volvía a su hogar tragándose todo su orgullo y dando como respuesta a su progenitor que un idiota le había dicho que si no regresaba  con su familia el se dedicaría a cuidarle, no dio más detalles, no podía, hablar de el beisbolista seria como echar sal a una herida que el mismo se causó.

Sus lágrimas eran disimuladas con la lluvia que le mojaba el rostro, comenzaba a odiarla, solo le recordaba como también llovía la noche en que conoció al moreno y le hizo el amor de tal forma que deseó no separarse nunca y si podía, moriría en los brazos de aquel maniático deportista, pero escapó, escapó del amor que le ofrecía porque su compañía le mancharía, solo había mafia para el y no quería involucrarlo en eso, el tan solo debía seguir con sus sueños, seguir una vida normal y pacífica jugando al beisbol, encontrar una buena chica y casarse con ella para llenarle de inocentes y lindos hijos, eso era lo que Yamamoto se merecía y no cargar con un muchacho lleno de heridas y de reputación dudosa.

Miró hacia el tormentoso cielo, así era el, no había espacio en su mundo para soñar y menos para ilusionarse, lo mejor era deshacerse de los recuerdos y seguir adelante, volver al lujoso hotel lleno de gente que aparentaba ser fina pero que por dentro estaban tan podridos como el mirsmo, sonrió, esa era su vida y estaba acostumbrado a ella.

 Debía regresar pronto y reportarse  con Shamal que de seguro seguía  persiguiendo mujeres  y aun no notaba su ausencia, era mejor asi, no quería que su padre supiera que había desaparecido “otra vez”. Observó sus pies descalzos, mojados y cubiertos de arena, estaba ya cerca de la terraza, pero no creía que le dejaran entrar con esas pintas, había perdido la mayor parte de sus ropas en su desquiciada travesía acuática y solo le quedaban sus arruinados pantalones junto a su traslucida camisa, era todo un espectáculo en si y recibiría mucho más de un regaño si no se cambiaba antes de que su familia le viera. Cerró los ojos frustrado al notar que no era posible llegar a su habitación y cambiarse sin ser percibido.

-Así que no eran las olas que me llamaban sino tú…Gokudera…- El peliplata abrió los ojos de golpe, su cuerpo de pronto no le respondía y ya no sabia si temblaba por el frío o por que de verdad ante su persona estaba de pie el beisbolista que protagonizaba cada uno de sus anhelos y sueños. Lo reconoció a pesar de los cambios, estaba mucho más alto, lucía más maduro y su aura era diferente, hace tres años le escuchó desear cambiar todo el lujo del traje que usaba por una simple pelota y un bat de beisbol, ahora le veía encajar a la perfección en aquella costosa ropa y a pesar de la boba sonrisa que tenia su boca en esos momentos, nadie podría negar que el hombre delante suyo pertenecía a ese mundo y sintió que algo dentro suyo se hacia pedazos.-Al fin te encontré…tres  años y al fin estas delante mío…

-¿Yamamoto?-Logró susurrar a duras penas el albino, Yamamoto detuvo de golpe su intento de abrazar al menor al verlo retroceder y ver en su rostro miedo, no entendía porque le causaba tal temor, el estaba a punto de llorar de felicidad, tenia frente a sus ojos al muchacho que buscó incesantemente, por el cual lloró al cielo pidiendo que los reencontrara  y se esforzó cien veces más, pero Gokudera parecía estar a punto de llorar por una causa completamente diferente. - ¿Estabas buscándome? ¿Por qué? ¿Qué haces aquí, idiota? ¿Otra vez invitaron a tu padre a esta fiesta? ¡No deberías venir si no eres un maldito mafioso!

-Hayato…-Respondió  acercándose  despacio, el peliplata se veía alterado mientras le fruncía el ceño observándole de pies a cabeza- Claro que te busqué ¿Creías que no lo haría? Imposible, dije que te amaba y te protegería, no te dejaría ir a menos que supiera que estabas bien…

-¡Se cuidarme perfectamente, bastardo! ¡¿Cómo crees que sobreviví todos los años antes de conocerte?! ¡No te creas tanto solo porque te revele un poco de mi pasado!- Gritó más enfadado consigo mismo que con el otro ¿Por qué le gritaba en  vez de tirarse a sus brazos y  decirle que durante esos tres años no dejo de pensar en el a cada segundo? Pero la frustración que le embargó al verlo tan acomodado en ese ambiente le sacó de balance, lo prefería en un mundo lleno de luz jugando a ese estúpido juego suyo antes de tenerlo a su lado profesándole amor, se mordió el labio tratando de controlar sus ganas de llorar.

-Si te cuidas tan bien, Hayato…dime… ¿Por qué estas completamente empapado y con esta tormenta caminando por aquí? ¡Sigues siendo un imprudente…!

-¡Cállate, maldición!- Bajo la mirada, el moreno no tenia derecho a decirle aquello cuando había sido su culpa que quisiera salir del edificio para despejar su mente del recuerdo de su encuentro hace ya tanto tiempo-Y dime ¿que rayos haces en un lugar lleno de mafiosos…?

-Porque yo también lo soy al igual que lo sigues siendo tú…- Gokudera observó el anillo en el dedo del mayor y apretó los puños.

-¿Vongola?- Fijó su mirada directamente en los ojos ajenos  y al ver que le asentía de manera tan tranquila, golpeó con desesperación sus puños contra el pecho del mayor-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no estas jugando beisbol?!  ¡¿Por qué crees que me fui de tu lado si no era para no involucrarte en esta vida?!- Yamamoto le detuvo sujetándole la muñeca con fuerza.

-¿Esa fue la razón por la que te fuiste? ¿De verdad? Esa noche te dije que te amaba y haría cualquier cosa para protegerte, nos entregamos el uno al otro y gemiste mi nombre… ¿No crees que ya estaba suficientemente involucrado? Me uní a la mafia porque necesitaban de mi y yo necesitaba ser mas fuerte para que mis promesas no fueran en vano ¿Querías que yo siguiera mi vida llena de despreocupación y felicidad cuando sabia que la persona que amaba estaba en alguna parte del mundo y posiblemente seguía destruyéndose? Jamás habría podido continuar…-El pelinegro le soltó el agarre  tomándole esta vez el mentón, quería observarle sus hermosas esmeraldas ahora que las tenia tan cerca suyo, en la vida real y no en sueños, pero el brillo del albino había desaparecido.

 Gokudera luchaba por seguir respirando y ordenándole a sus piernas que le siguieran sosteniendo, de todos modos el beisbolista habría terminado en la oscuridad, si se quedaba con el o si huía, todo era lo mismo, el simple hecho de toparse con el lo había condenado, no hacia más que ensuciar todo a su alrededor como una mala fruta que estropeaba a las demás. El fuerte deseo de correr muy lejos lo invadió, si Yamamoto le seguía anhelando, le daría ahora motivos suficientes para no querer hacerlo más, le mostraría  un lado totalmente  repudiable  aun si terminaba rompiéndose por dentro, después de todo era un experto en eso, en acabar con su vida .Y al alejar apropósito al hombre frente suyo cuyo tacto seguía siendo mortalmente cálido era exactamente asesinar su corazón  y cada sueño que albergaba. Tal vez la confusión le invitaba a querer actuar así, desviando su mirada a toda costa para no mirarle fijamente mientras pensaba cada asquerosa e hiriente palabra. Era un completo inútil, no merecía su amor, Yamamoto se había vuelto una persona  fuerte y de una resolución poderosa mientras por su parte  solo podía temblar. ¿Para qué abandono su antiguo estilo de vida regresando a su hogar y trabajó en volverse alguien mejor si lo mejor hubiera sido seguir en el mismo camino y terminar muriéndose en una esquina para acabar con cualquier tipo de sufrimiento? Era tan patético, creyó que había  protegido al moreno al alejarse, pero en realidad no podía hacerlo porque no podía hacerlo cuidarse así mismo, su estado lo evidenciaba, alguien completamente empapado poniendo en riego su salud por culpa de los recuerdos que lo atormentaban no podía dar más que lástima.

-Perdiste tu maldito tiempo…Me fui porque no quería que te involucraras. Habrías sido un completo fastidio  a mi lado, no habría podido seguir trabajando y tú no me habrías pagado lo que ellos me daban. Con amor no se come, Yamamoto. Fuiste muy ingenuo y yo fui un idiota, quede deslumbrado por un segundo por tu luz y no pensé, por eso me acosté contigo, después de todo era un niño, pero desperté y me di cuenta de lo lejos que llegó mi juego, aunque me sirvió, tenia miedo de dar un paso tras la línea, pero tu me ayudaste a superarlo ¿Quién mejor que un idiota despreocupado para iniciar mi vida sexual? Definitivamente esa noche no fuiste demasiado para mi, solo alguien de paso al cual no vería  nunca más por lo cual podía hacer lo que quisiera, no tenias que volverte mas fuerte por mi, yo no lo haría por ti y no tenias que buscarme, porque yo no quería que lo hicieras. Solo debías seguir siendo un don nadie incapaz de hacer algo por alguien…

-Bien , Gokudera…-Yamamoto sintió la tensión  del cuerpo ajeno cuando pronunció esa dos palabras, a pesar de mantenerle sujeta la barbilla el albino no le miraba directamente, hizo un poco mas de presión  aunque no deseaba hacerlo, pero entonces finalmente sus miradas se encontraron y el pianista tuvo que esforzarse por seguir manteniendo su expresión fría y carente de sentimientos aunque por dentro se deshacía llorando y gritándole en silencio que todo era mentira, que le amaba, que no se había entregado a el por un juego, que por su consejo regresó a su casa y dejó su peligrosa vida, que no había vuelto a ver a ningún otro asqueroso y pervertido jefe de la mafia- Ahora dime todo lo anterior mirándome a los ojos…

-Vete…Por favor…-Susurró sin aliento dando rápidamente un manotazo para apartar la mano del pelinegro y bajar nuevamente su mirada, no tenía fuerzas para mirarle a los ojos, no quería hacerlo y no podía repetir las mismas hirientes palabras  de forma directa. Las lágrimas amenazaban con salir y si lo hacían en ese momento revelarían la verdad. Yamamoto sonrió tristemente acariciándole levemente la mejilla ante el estremecimiento del más bajo para luego retroceder un par de pasos.

-De verdad me alegro de que sigas vivo y que estés bien, mi terco e imprudente pianista…Puedo seguir viviendo sabiendo eso, no sabes lo horrible que fueron estos años pensando lo peor, pero tu decisión es tu decisión, había pensado tomarte a la fuerza en cuanto te encontrara y te arrebataría de cualquiera, ahora no puedo…si eres tu quien me pide que me vaya no puedo hacer otra cosa…Te amo y siempre lo haré…- El espadachín se dio la vuelta y tomó rumbo hacia el interior del hotel, no miró hacia atrás, si lo hacia no podría contener sus ganas de tomar a Hayato entre sus brazos y encerrarlo para tenerlo a su lado por toda la eternidad, deseó con todas sus ganas escuchar el más inaudible “Vuelve, yo también te amo”, pero ese no fue el caso y sus pies siguieron moviéndose, alejándose cada vez más.

Gokudera le observó marcharse de su lado con la vista borrosa por culpa de las lágrimas,  un profundo dolor se apoderó de todo su ser y un desgarrador sollozo se le escapó haciendo que se llevara rápidamente una mano a la boca resistiéndose a sucumbir al llanto aunque sea por un segundo, no podía llorar ahí, no mientras el idiota siguiera a la vista, por eso dio rienda suelta a sus ganas de escapar y corrió de vuelta hacia la playa sin importarle ya nada, si había hecho lo correcto o no, el no lo sabia, no podía hacer nada más, solo llorar como un estúpido mientras entraba nuevamente al enfurecido mar ¿Qué sentido tenia seguir si el mismo borró todas sus oportunidades?

Las olas le golpearon con mucha mas fuerza, la tormenta estaba mucho mas violenta que antes y de inmediato se sintió arrastrado mar adentro como si unas garras le sujetaran los pies, era contradictorio, se había sumergido para huir de nuevo, pero aun así se resistía a ser hundido por completo mientras  tragaba agua salada a montones, de todas formas si no era el océano quien lo ahogara, su propio y desconsolador llanto lo haría. Escapó de Yamamoto  para no hacerle daño, pero el por su propia voluntad y determinación lo había  encontrado, un completo chiste ¿Por qué seguía encerrándose en una burbuja que lo autodestruía cuando solo tenia que decirle “te tardaste, idiota” y dejarse abrazar?  No podía obtener respuestas ahora, no había marcha atrás, dejó ir su oportunidad y su cuerpo ya no le respondía, la próxima ola terminaría de llevárselo y todo acabaría…

-¡Deja de ser tan impulsivo, maldición Hayato!- La voz de Yamamoto llego a alcanzarle aun en su semiinconsciencia, sintió un fuerte tiron y como en un agarre su cuerpo fue sujetado alejándolo del furioso mar para volver a la orilla, el moreno nadaba lo mas rápido que podía  en tanto miraba de reojo al albino quien comenzó a toser notando de pronto la situación- ¡Si vas a mentirme, entonces no trates de matarte después!  ¡¿Qué rayos pensabas?!

-¡Suéltame! ¡¿Por qué me sigues?!- El peliplata no supo porque le grito aquello tragando más agua e intentando a toda costa de zafarse, estaba confundido o tal vez solamente no quería llegar a la orilla y seguir viendo el rostro serio y casi enfadado del moreno que le tomaba con aun mas fuerza haciéndole daño. En su desesperación no escuchó que el moreno le siguió, tampoco creía que lo haría luego de todo lo que le dijo. Yamamoto sabia que le había mentido, si era asi era porque ya no podía esconder sus sentimientos, se sentía tan patético de esa forma.

-¡¿Creías que no te seguiría luego de escuchar tu desgarrador sollozo y verte salir corriendo mientras llorabas?!-Yamamoto lo tendió en la arena mientras respiraba profundo tratando de recuperar fuerzas, Hayato intentó levantarse aun vomitando el agua tragada, sobre exigía a su cuerpo que no dejaba de temblar y que comenzaba a entumecerse, pero el moreno no le permitió seguir, le tomo de la muñeca y le hizo caer sobre su cuerpo, el menor cerro los ojos  y comenzó a sollozar en tanto el pelinegro le golpeaba suavemente la espalda.- ¿Qué clase de idiota dejaría morir ahogado a la persona que ama? No puedo creer que me hayas dicho “suéltame”…- Le acarició el rostro al peliblanco quien solo tosía de forma desesperada. Sonrió, no era el mejor momento, pero no podía evitarlo, tenia a su Hayato consigo.

-I…idiota…

-¿Me pregunto quién es mas idiota?

-Te extrañe…-Lloró- Te extrañe tanto…no quería irme, pero no sabia que hacer, no quería que te metieras en el mundo de la mafia, pero cada día pensaba en ti, solo deseaba que me abrazaras, me besaras y luego me llevaras a tu habitación  y me hicieras el amor como aquella noche…Te amo tanto…-El moreno le estrecho con fuerza antes de levantarse tomándolo en brazos,  Gokudera había perdido el conocimiento y estaba peligrosamente  helado, debía llevarlo a que un medico le atendiera con urgencia…

Notas finales:

que tal estuvo?? XP

comentenme, yo respondo XD, abrazo y cuidense mucho!!!


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