Y sólo alcancé a ver cómo dabas el giro en la curva equivocada, para atajar a mis perseguidores.
¿Por qué, Matt? Si hubieras seguido el plan no hubiese pasado esto… yo habría muerto en tú lugar… aunque me alegro que haya sido así, ¿sabes? Al fin y al cabo, yo quería ser quien te sepultara, no quería que sintieras el dolor de verme muerto. O quizás estoy siendo ególatra.
Si, Jeevas, tenías que ser tú, bajando con una sonrisa de tu auto, un último comentario gracioso, y el sonido de balas destrozando a lo que yo más quería en este mundo. Pero lo que más me dolió fue que nunca te lo dije. Me quedé con la espera de un día siguiente, que nunca llegó. Ese “Cuídate” debió ser un “Te amo” Aunque creo que tu ya lo sabías. Pero me hubiese gustado compartir un instante junto a ti. Juntos.
Me odiarás, ¿no es cierto? Pero es la única manera que tengo de tenerte cerca. La única manera de no perderte nunca más.
Matt… yo, yo te amo. Y es un amor egoísta, tal vez, pero sincero. Avaro, porque sólo estoy pensando en mi propia felicidad. Pero es mi amor, impuro e imperfecto. Es el amor que siento por ti, Mail Jeevas. Un amor, y una muerte que nos llevará a estar juntos de nuevo. Por siempre.
De todos modos, sólo es cuestión de tiempo. ¿Cómo demonios voy a poder continuar, si cada cosa que veo me recuerda a ti? Los enfermizos reflejos de lo que fuiste me persiguen, y cuando estoy a punto de tocarlos se desvanecen, dejando una inútil estela de lágrimas.
Te necesito, te necesito tanto que esta fútil carestía de tu cercanía me ahoga, y no quiero que eso acabe conmigo. Déjame hacer las cosas a mi manera. Déjame volver a estar cerca de ti.
Extraño de ti tus manos, tus bromas tontas, tus abrazos sorpresivos, tu desordenado cabello pelirrojo. Extraño incluso el olor a tabaco que siempre había en tu habitación. ¿Sabes? Me compré una cajetilla, de tu marca predilecta. ¿Cómo podías meterte eso en esa hermosa boca? Te debiste haber reído de mí. Con esa dulces carcajadas cristalinas.
Pero falta poco, sólo un poco más. Te olvidaste de ponerle gasolina de nuevo, ¿verdad? Pero ya casi llego, al lugar donde te vi por primera vez. Hace 14 años. Estabas debajo de un árbol, con tu preciosa carita escondida entre las rodillas. Llorabas. Me acerqué a ti, hasta que terminaste. Hablamos toda la tarde, hasta que tuviste que marcharte, pero con la promesa de volver al día siguiente. En este caso no hubo día subsecuente. Pero lo habrá. Pronto.
Aún recuerdo ese árbol. Era un arce rojo, y te veías realmente muy lindo debajo de él. ¿Recuerdas? Jugábamos entre sus ramas. Juntos. Ese árbol nos unió por primera vez. Y nos va a volver a unir. Ahora.
La velocidad es lo más importante, me decías. Aunque hablaras de tus videojuegos, creo que ese concepto puede aplicarse en la vida real. Ya casi llego, Matty. Pronto volveré a estar a tu lado.
El sonido es lo único que me hace reaccionar, si se puede llamar así. Calculé a la perfección mi velocidad, Jeevas. Algunas de las ramas que ha atravesado el parabrisas mecen sus hojas ante mis ojos. Y después ya no hay nada. Sólo tu dulce respiración fundiéndose con la mía. Estamos de nuevo bajo a aquel árbol, Matty. Juntos. Por siempre.