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Sólo por esta noche quiero sentirte por Hikari Nuchiki

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Notas del fanfic:

Bueno aqui voy de nuevo en otro intento de publicar una interesante historia, espero que les guste y reciba sus comentarios con sugerencias, opiniones e ideas, también acepto de todos los vegetales que quieran lanzar ^^

=) paz.

De nuevo otra noche más de juerga, pero realmente ¿a quién le importaba eso? No es como si tuviese un cargo de conciencia por lo que hacía ni nada parecido, más bien se sentía como un vacío después del acto cometido, una pequeña punzada de humillación a sabiendas de que lo que hacía estaba mal.

Pero la lujuria y el placer de ser tomado era mucho más delicioso que sentirse acongojado por un amor unilateral.  

 

Sexy boy, sexy boy ...

 

Ya no recordaba ni el momento en que todo esto había comenzado; una noche estaba tomando sake en un bar sintiendo pena de sí mismo cuando de pronto un desconocido se le acercó y le invitó unas copas más y cuando se dio cuenta ya  se encontraba desnudo en una habitación de motel.

No es que fuese fácil pero el hombre era realmente sexy y bien parecido, además de recordarle mucho a “él”, por supuesto que era mayor pero realmente un excelente amante en potencia y él quería sentirse amado aunque sólo fuera por un par de horas.

Y así lo había hecho, y así se encontraba ahora; viendo los decorados del techo de la habitación, sintiendo su cuerpo adolorido en ese mullido colchón y un tremendo dolor en el trasero. No sabía ni por qué lloraba ahora, ya era tarde para arrepentirse, el mismo se había traido a esta situación insana y denigrante, él mismo se había entregado y disfrutado, no había nada de que culparse. Entonces ¿por qué dolía tanto?

 

Donde están tus héroes con cuerpos de atletas
Dónde están tus ídolos mal rasurados, bien vestidos.

 

Las siguientes veces fueron mucho más fáciles y lujuriosas; llegaba a los bares más famosos bien vestido, iba a la barra y ordenaba unos tragos a la espera de un buen partido y una vez alguien le ofrecía bailar aceptaba y bailaba de una forma muy excitante para provocar un poco a quien lo viera, y si se daba la oportunidad se llevaba a alguien a la cama ya fuese hombre o mujer, incluso, en ocasiones, formando tríos. Simplemente decidido a olvidar por un momento sus angustias y a entregarse en cuerpo y alma al placer. El amor momentáneo que puede ofrecerte el sexo, el éxtasis del placer recibido, la ilusión de dominio o incluso la pérdida de sí mismo.

Y después de unos buenos polvos regresaba a casa y comenzar la rutina diaria. Se hizo frecuente en bares y moteles, valiéndole un bledo su reputación, después de todo jamás volvería verlos ni a acercarse a esos lugares de día. Realmente era alguien muy sexy en cuanto a sexo se refería y muy hábil en técnicas, nadie lo reconocería como el buen estudiante universitario que era.

 

En sus ojos los dólares,
en su sonrisa los diamantes

 

Y una vez más se encontraba allí en el bar, empleando sus tácticas de conquista. Se había vuelto mucho más experto y selectivo en cuanto a sus parejas sexuales. Sentía frio y soledad, pero al entrar a los bares cambiaba y se convertía en un felino dejando salir sus deseos más profundos y obscenos. Si lo vieran sus padres ahora, casi podía sentir la decepción y el repudio, y pensar que lo hacía para aliviar sus penas, su soledad y tristeza al no ser amado por quien él deseaba. O quizá sólo era una forma de hacerse daño o un pretexto inútil en un intento desesperado de justificar sus actos.

Cual fuera el motivo ya no había marcha atrás, ya no volvería a ser el muchacho iluso e ingenuo que era. Ya ni lloraba cada vez que se encontraba en la cama solo y despojado de sus ropas.  Sintiéndose sucio y con un sabor amargo en la boca, oliendo a sexo y alcohol.

 

yo también un día seré hermoso como un dios

 

Pero esa noche fue diferente, desde el presentimiento de no salir de casa hasta el chico que lo acosaba en el bar. Hastiado de la situación se puso a bailar atribuyendo su paranoia a su depresión. Localizó a un hombre apuesto cerca de la barra y después de un intercambio de miradas él se acercó y lo invitó a ir a la pista de baile. Obviamente no se reusó y le acompañó, después de un rato bailando se dirigieron ambos a los baños. El castaño ya sabía a lo que iba y una vez dentro de ellos el desconocido atacó su cuello y comenzó a tocarlo;  no hizo nada más que suspirar, cerrar los ojos  y dejarse llevar.

Todo iba normal, hasta que de uno de los cubículos del baño salió un peliplata que no se esperaba encontrar a su amigo en semejantes condiciones; siendo tocado por un desconocido, aferrándose a su cabello… dejándose besar.

-Hi… ¿Hiroki?- preguntó más que nada para asegurarse que se tratase del mismo castaño que él conocía, aunque no podía haber error, ¡el parecido era sorprendente!

El castaño escuchó una voz que le llamaba y de entre su nublamiento recobró algo de sentido, su corazón se detuvo por unos segundos y su cuerpo se estremeció al reconocer al dueño de esa voz. Con algo de temor abrió sus ojos encontrándose con la mirada sorprendida de su amigo de la infancia, su amor no correspondido.

-A…Aki… ¡¿Akihiko?!- más que una pregunta era una exclamación de sorpresa al verse encontrado por quien menos quería ver, y lo que era peor, en una situación para nada agradable.

            -¡¿Qué demonios estás haciendo?!- preguntó encolerizado el peliplata.

-¿Quién es el?- preguntó el acompañante del castaño aún sin soltarlo.

-El... el … es…. –Hiroki aún no podía salir de su estupefacción, pero al ver la mirada impaciente y enojada de Akihiko se soltó del abrazo- discúlpame, esta noche no podrá ser.- y se apartó de su lado saliendo rápidamente del baño.

Su corazón latía fuertemente y su mente era un total caos, sólo podía pensar en salir de allí lo más rápido posible. Pero incluso antes de poder terminar de atravesar la pista una mano lo detuvo, era Akihiko quien lo estuvo siguiendo y una vez lo alcanzó, enlazó su mano a la del castaño y tironeó de él hacia afuera del bar, a un callejón en la parte trasera.

-          Ahora me vas a explicar qué demonios fue eso que vi-  el ojivioleta lo acorraló contra la pared.

Hiroki rehuyó su mirada todo el tiempo, se sentía humillado y con ganas de huir, no contestó, creía que la respuesta era demasiado obvia como para responder. Y así era, Akihiko entendió que no respondería.

 

Sexy boy, sexy boy ...

 

-          ¿Siquiera lo conoces Hiroki?, ¿sabes quién es?- No recibió respuesta- ¡Demonios! Ya no eres un crio, ¡se más consciente de lo que haces!

 

-          No debería importante es mi vida y serán mis consecuencias- sabía desde un principio de que lo que hacía estaba mal, no necesitaba ningún sermón y mucho menos de Akihiko.

 

-          Me importa porque eres mi amigo- Amigo… cómo dolían esas palabras.- ¿Con cuántos y con qué frecuencia?

 

-          ¿Eh?

 

-          ¿Con cuántos te acuestas?

 

-          ¡No te metas en mi vida sexual Akihiko!, no tienes ese derecho.

 

-          Lo tengo por si algún dia tengo que ir a recogerte a algún lugar, me preocupo por ti.

 

-          No te lo estoy pidiendo, puedo valerme por mí mismo, ya no soy un niño- Hiroki en verdad deseaba escapar de su mirada fulminante.

 

-          ¡Maldición!, intento ayudarte, ¡no deberías de llevar esta vida de libertinaje!, no es bueno para ti.

 

-          ¿Bueno para mí?- levantó la vista y lo miró con ironía- ¿Y tú qué sabes de lo que es bueno para mí? Tengo mis motivos y no necesito decírtelos.- quiso largarse pero el peliplata no lo dejaba- ¡Sueltame!

 

Hiroki comenzó a forcejear y a intentar correr, pero Akihiko en ningún momento lo soltó, lo que es más, tomó sus muñecas y las estampó contra la pared sobre su cabeza.

-          ¡No hasta que me respondas!- comenzó a ejercer más presión.

 

-          ¡Suéltame idiota! ¡Me estas lastimando!

 

-          ¡¿Con cuántos?!- le miró furioso.

 

-          ¡No recuerdo!- contestó sinceramente Hiroki, quien comenzó a sentirse sofocado y desesperado.- ¡Siempre es alguien … diferente!

 

Ante lo dicho Akihiko lo soltó y el ojiavellana se cubrió el rostro con las manos mientras trataba de contener el llanto. El peliplata trataba de hacerse a la idea de lo dicho por su amigo, pero era demasiado abrumador el siquiera tratar de imaginárselo, pronto comenzó a sentir una ira incontrolable por aquel que tenía en frente, y las palabras salieron de su boca antes de que pudiera analizarlas claramente.

-          ¡¿Acaso eres una puta?!- lo tomó fuerte de los hombros y zarandeó al shokeado castaño.- ¿Lo haces por dinero? O ¿sólo es tu forma de diversión?

Una sonora bofetada se estampó en la mejilla del ojilila y Hiroki ya no pudo contener el llanto, pero esta vez eran lágrimas de coraje, de profundo dolor. El escozor en la mejilla le dio un poco de cordura al escritor quien al fin se detuvo a analizar la magnitud de sus palabras, pero ya era tarde para tratar de enmendarlas.

-          Hiroki yo…

 

-          ¡Cállate!- gritó el castaño mientras se deshacía en llanto. Prometió ser fuerte, pero esto era más de lo que podía aguantar-¡Solo cállate!, ¡Si no sabes mis motivos….!-Le miró furibundo- ¡¿Cómo te atreves a juzgarme?!

Dio unos pasos hasta topar con la pared y se recargó en ella para evitar caer, su respiración se volvió irregular debido al incontrolable llanto, daba grandes jadeos para no sofocarse. Ese imbécil, ¿acaso era tan ciego como para no darse cuenta de cuanto lo amaba? Akihiko guardó silencio, sabía perfectamente que lo había herido y se merecía sus insultos.

-          Entonces ¿Qué te ha orillado a esto?- le preguntó una vez que el castaño se calmó un poco- No lo necesitas, sea cual sea el motivo, eres mejor que esto, no te denigres de ese modo. No ofrezcas tu cuerpo a cualquier desconocido, no tengas sexo sin sentimientos de por medio.

 

-          Jajaja- Hiroki rió con amargura- ¿Realmente deseas escuchar mis motivos?- le miró con reproche- Me he destruido a mi mismo, me he convertido en lo que soy, una … puta o como quieras llamarle; por el simple hecho de tratar de curar un amor unilateral que llevo conmigo desde hace 10 años.

 

Akihiko abrió los ojos ante la sorpresa, pero inmediatamente su rostro mostró una mueca de comprensión y culpabilidad. Hiroki se dio cuenta de esto y sintió una punzada muy hondo, apartó el rostro y dejó que unas lágrimas se resbalaran libremente por su mejilla.

-          Creo que no necesitas que te diga de quien ¿verdad?

 

-          Hiroki yo… lo lamento.- Akihiko bajó el rostro realmente arrepentido.

 

-          ¿Desde cuándo lo sabes?- volteó el rostro para verle.

 

-          Desde hace… 2 años-Eso realmente era demasiado tiempo y estaba consciente del daño que le ocasionaba al castaño, pero era tan egoísta como para alejarse de su único amigo, tanto que incluso llegaba a darle falsas esperanzas para retenerle.

 

En cuanto a Hiroki, no se esperaba eso, dos años en los que el peliplata sabía de su gran amor hacia el y no dijo nada, realmente no sabía cómo sentirse. Pero de algo estaba seguro, no podían continuar las cosas de este modo, así que esta sería su noche de debut y despedida. Esta noche haría su último intento para luego dar un borrón y cuenta nueva. Después de todo ¿qué más daba entregarse al hombre que más amaba?, aún si el otro no sintiera lo mismo o si acababa odiándole. Ya no tenía nada que perder, las cosas no volverían a ser lo de antes, eso ambos lo sabían.

 

Apolo dos mil veinte defectos y un año
es el hombre ideal, encantador con masculinidad

 

El castaño se acercó al ojilila y le dio un gran abrazo apretándose a su cuerpo. Akihiko no sabía como responder ante el sorpresivo abrazo de su mejor amigo, sólo pudo quedarse en silencio sintiendo la calidez que el otro cuerpo le aportaba. Hiroki ya no temblaba, estaba decidido a darlo todo por nada y si existía una pequeña oportunidad la tomaría entre sus manos.

-          Una noche… - le dijo quedamente al oído- me la debes y después de eso que pase lo que tenga que pasar-  Akihiko estaba a punto de protestar ante semejante locura pero Hiroki no le dio oportunidad- Dijiste que no debía tener sexo sin sentimientos, permíteme demostrarte que te equivocas…  hazme tuyo.

El escritor estaba petrificado, por un lado su amor hacia Takahiro le decía que le rechazara, que todo aquello era una locura. Pero irónicamente ese sentimiento de amor no correspondido era el lazo que lo unía a Hiroki, el comprendía su dolor y si él estuviese en su lugar haría lo mismo, lo daría todo en busca de una pequeña oportunidad aun sabiendo que la otra parte no lo amaba. Y por otro lado él también era culpable de que su amigo se sintiese de aquél modo; fingiendo ignorancia ante sus sentimientos sólo lo había lastimado. La oportunidad estaba en frente de él, podía acabar con todo de una vez, sus sentimientos y los de Hiroki, ambos se usarían para llenar un vacio, se unirían en un mismo sentimiento; necesidad. Y aunque cada quien desquitara su frustración en el otro, al final podrían quizá encontrar paz o un insano dolor. Era como un juego de azar, apostándolo todo a ver quién se quedaba al final con el corazón menos roto. La vida es caprichosa y el ocasiones resulta interesante lo que puede resultar de sus necedades, entonces ¿por qué no apostar?

Akihiko rodeó con sus brazos al castaño y lo estrechó aún más cerca sintiendo cómo éste mismo se estremecía en sus brazos. Sin arrepentimientos.

-          Sabes que no puedo corresponder tus sentimientos ¿aun así estas dispuesto?

 

-          Si…- el escritor no pudo evitar sonreír ante la determinación de su amigo, era algo muy distintivo de él.

 

-          Entonces… acompáñame a mi departamento- el corazón del ojiavellana se aceleró- pero es algo que no se repetirá y una vez que empiece ya no hay marcha atrás.

 

El castaño sólo se separó del peliplata y le dio un casto beso en los labios, el ojilila lo tomó de la mano y lo guió a donde tenía estacionado su auto.

 

Sexy boy, sexy boy ...

 

Sin arrepentimientos, sólo sería otra noche en la que lo daría todo por nada y… que pase lo que tenga que pasar.


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