-¿Podría pedirte un favor?- Balbuceó, como si se arrepintiera de haber hablado. ¿Me pedirá que lo deje de seguir? ¿Me pedirá que me mude? ¿Me pedirá que lo deje en paz? -Um, sabes... deja, olvida lo que dije- Sonrió
-No puedo olvidarlo una vez que lo escuché, ¿No?- Reí -Dime, ¿Qué necesitas?- Dime, por favor. Si me dejas con la duda, probablemente no duerma en meses enteros.
-Es que... Tal vez suene algo raro, ya que apenas te conozco- No des tantas vueltas, solo pide lo que quieras, por favor...-¿Me acompañarías al departamento hoy?-Soltó atropellando las palabras con su frágil coreano, y bajando la mirada. -Ayer me acompañó un amigo, y ¡me enseñó el camino!- Dijo con entusiasmo, mirándome -Pero no lo recuerdo, y no conozco a nadie aquí... Solo a él, y a ti...-
¿No lo recuerda? ¿No conoce a nadie? ¿Cómo no va a conocer a nadie?
"Tal vez es porque no sea de Seúl, pequeño cabeza hueca", escuché una voz en mi cabeza que me hizo entrar en razón. Seguramente no era de Seúl. -¿Podrías? Sólo por hoy, prometo aprender el camino- Me regaló una enorme sonrisa, ladeando su cabeza -Mi turno termina en una hora-
-Está bien Luhan, ¡te acompañaré!- Le sonreí -Vengo aquí en una hora-
-¡Muchas, muchas, muchas gracias Sehun!, prometo darte una recompensa por esto- Dame un beso y está todo arreglado.
-No hay problema, ahora... me iré antes de que mis amigos me maten- Ambos reímos, le pagué por la ordén, y me fui casi volando.
Qué. Carajos. Estaba. Pasando.
¿En serio iba a caminar con él hasta el bus? ¿En serio iba a viajar con él? Todo, ¿Con él?
Era como un sueño, preferí no pellizcarme para comprobarlo. Una hora, una hora y tendré una gran oportunidad de no hablar como un idiota, no balbucear, y conocerlo aunque sea un poco.
Solo 60 minutos.
Caminé hacia la mesa donde estaba con Jongin y su amigo, con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en mi cara.
Kai me miró extrañado, y Kyungsoo simplemente siguió escribiendo en un pequeño cuaderno.
-Eh Hun, ¿Por qué tardaste tanto?- Preguntó Jongin, mientras tomaba el bubble tea de su amigo, y se lo daba -Escuché que la ordén ya estaba, hace un rato- Tomó su bubble tea, y mordió el sorbete.
-Esto... estaba hablando con el chico que atiende.- Solté casi sin pensarlo, sin pensar una excusa, solo la verdad. Kyungsoo dejó el cuaderno, y levantó la vista
-¿Sobre qué?- Kai me hace sentir interrogado a veces.
-Nada importante... es mi nuevo vecino, se mudó ayer- Le expliqué, tomando mi tea. Él solo dijo 'Ahm' y Kyung volvió su vista al cuaderno.
No sé que estaban estudiando, y tampoco pregunté. Creo haber escuchado al petisito decir algo sobre biología, la flora o la fauna. No tengo idea.
Tenía la cabeza puesta en ese pequeño favor. En esos 60 minutos, los cuales espero, pasen rápido.
En esos 60 minutos que me separan de estar un rato a "solas" con Luhan, que me separan de poder hablar con él y conocerlo.
Pasó un poco más de media hora, cuando Kai propuso ya irnos, dijo iba a continuar "estudiando" en su casa. No iba a estudiar nada, eso es seguro.
-¿Vienes Hun?- Me preguntó, mientras llevaba de la mano a su amigo, quien no despegaba la vista del suelo.
-Eh... me quedaré un rato- Contesté, logrando que Jongin me mire perplejo
-Creí que eras alérgico a los centros comerciales- Bromeó
-No lo soy Kai, tu... tu eres el adicto a ellos. Venir un rato no hace mal, ¿No?- Me excusé. Con una horrible, horrible excusa.
-Como digas... Estás algo raro Hun. Saluda a tu vecino de mi parte- Rió, y me golpeó el hombro. -¡Nos vemos luego!
-Si Kai, como tu digas. Sigan sin mi, ¡estudiá!- Los saludé -Un gusto conocerte Kyungsoo- Asintió y se sonrojó. Es bastante tímido por lo que supongo que Kai fue quién inició la amistad, él suele ser simpático con todos.
Di unas vueltas por el centro comercial, miré muchas tiendas de ropa, no me vendría mal comprar ropa. Porque al final, siempre acompaño a Kai, y nunca compro nada...
Probablemente podría comenzar ahora, y con un pequeño peluche.
Un peluche que realmente me llamó la atención; Pasé por una tienda recuerdos y regalos, o algo así. Vi un peluche con forma de ciervo, no era muy grande, ni muy pequeño. Creo que mide unos 15 centimétros. Es tierno y adorable, así como el ciervo tan conocido de nombre 'Bambi'.
Y sí, lo compré. Pensaba en regalarselo a Luhan, pero ¿Con qué excusa?
-Ten, bienvenido a tu nueva departamento. Espero ser un buen vecino y que te termines enamorando de mi.-
No, para empezar, no diría eso, y tampoco tengo las agallas para regalárselo sin razón alguna.
Ya lo pensaré, idearé un plan, contrataré al FBI, no sé. Pero ese peluche llegará a sus manos, y lo amará, es una promesa con mi mismo.
La hora había pasado, al fin. Me encontraba corriendo a la cafetería, para acompañar a Luhan a su departamento, el cuál está al lado del mío. No pregunten qué hice, pero en serio tengo suerte de vivir a su lado. Aunque él me vea como un 'desconocido', o tal vez un próximo-amigo, no me importa, porque estoy a su lado igual.
-Luhaan~ah- Allí estaba, llegué corriendo y con falta de oxigeno -Perdona, me distraje comprando- Reí, y levanté la mirada. Ahí estaba Luhan, con dos vasos. Dos vasos de bubble tea, uno de frutilla, y otro violeta, no sé de qué era.
-Te dije que te iba a dar una recompensa, ¿Verdad?- Rió -Toma, te compré esto. Gracias por acompañarme hoy- No sé qué decir, qué hacer, qué. QUÉ. Estoy por entrar en un coma cerebral, y esta vez va en serio. ¿Se tomó la molestia de comprarme uno de esos vasos, con ese líquido que se me hacía tan adictivo, sólo porque lo acompañaré? Creo que es lo más tierno que hicieron por mi, en mis 18 años de edad.
-Wow, wow, wow- Tomé el vaso que me tendía Luhan en su mano-En serio no debías... No había ningún problema en acompañarte, pero aún así... Gracias-
-Siempre compras de frutilla, supuse que era tu favorito- Me sonrió -El mio es de Taro, mi favorito- Comenzó a tomar de su tea
No sabía qué era taro, no tenía google cerca, y no creo en este momento, importara demasiado.
Estaba feliz, llevaba rato sin realmente estarlo, puesto que tenía varios problemas personales y otras cosas que se acumulaban a la situación.
Sí, a veces sonreía, me reía con mis amigos, y esas cosas. Pero estar REALMENTE feliz, es una cosa diferente. No hace falta sonreír, o gritarlo al mundo, solo hace falta que uno mismo lo sepa, y lo sienta. Así de feliz estaba.
Caminamos a la estación del bus, mientras que le enseñaba las calles y entre calles a Luhan, quien escuchaba atentamente y asentía con un 'Uhum'. Nos subimos al bus, y nos fuimos a unos asientos en un rincón del fondo.
-Creo que entendí todo el camino- Soltó una risita -No recordaba tantas calles desde que vivía en China-
¿VIVÍA EN CHINA? ¿Y AHORA ESTABA SOLO, EN UN PAÍS COMPLETAMENTE DIFERENTE?
-¿China?- Le pregunté. Ahora podría saber más sobre él, aprender sobre él, y era exactamente lo que pensaba hacer.
-Aham, nací allí- Nació en China, y ¿qué estaba haciendo en Corea del Sur? -Vine aquí para estudiar modelaje o actuación- Interrumpió mis pensamientos, riendo un poco por lo último que había dicho -Actuación o modelaje, un deseo algo raro para alguien que ya tiene 22 años, ¿No?- Volvió a reír
Actuación, modejale, 22... 22 QUÉ.
DIJO 22 AÑOS. NO, ES IMPOSIBLE. ¿¡ES MAYOR QUE YO!?
-¿¡TIENES 22 AÑOS!?- Creo que grité. Sí, grité. Luhan me hizo una seña que se interpreté como un 'Shhh'
-Sí, tengo 22 años, no levantes tanto la voz-
-Pensé que tenías 16 años, o 18 como mucho... Pero nunca 22, tienes cara de bebé- Frunció el ceño un poco -Perdona-
-Está bien, siempre dicen lo mismo- Sonrió
-Tienes una hermosa cara de bebé- QUIÉN DIJO ESO. Alguien habló por mi, eso es seguro, no sé cómo solté eso, pero lo dije y ya. Se sonrojó, y miró al piso del auto bus.
-Gracias- Ubicó su vista a la bolsa que llevaba en la mano, por la que sobresalía el peluche
-¿Es un ciervo? Sabes... mi nombre en Chino- Se interrumpió -Bueno, sólo 'Lu', significa ciervo. Lindo peluche, ¿es para tu novia?- Era el peluche perfecto para él, y mejor que compré en años.
-¿Novia?- Negué con la cabeza -No, no, no... No tengo novia, ¿Tu?- Luhan miró por la ventana del bus, negando con la cabeza
El resto del viaje fue corto, pero hubo un raro e incómodo silencio.
Le expliqué todo a Luhan, calle por calle. Me encantaría no enseñarle nada, y acompañarlo día a día, pero él quería aprender el camino, así que debía enseñárselo.
Ya habíamos llegado al edificio, y casi me pongo a explicarle la mécanica del ascensor. Me gustaba saber que él estaba allí, escuchándome atentamente. Prestandome atención, a mi, y solo a mi. Aunque sea por ese momento.
Subimos a nuestro piso; El piso 4. Su departamento era el número 7, y él mio, el 8.
Aún no podía creer que vivía a su lado.
-De nuevo, y mil veces, Gracias Sehun... Fuiste muy amable conmigo- Me sonrió mientras abría la puerta de su departamento
-No me agradezcas tanto, está bien- Abrí la puerta de mi departamento -Gracias por el bubble tea- Sonreí
Ambos entramos a nuestros departamentos, nuestros... hogares.
Me quedé sentado de espalda a la puerta, recapitulando todas y cada una de las cosas que habían pasado hoy, y hace horas atrás.
Viene de China, tiene 22 años, una cara de bebé hermosa, parte de su nombre significa 'Ciervo', y no conoce a nadie aquí. Excepto a un amigo, y bueno... a mi.
No puedo decir que lo amo, nunca dije algo tan importante sin pensarlo o sentirlo, lo digo si en serio lo siento. Pero... no es que no lo "quiera".
Quiero conocerlo, quiero terminar enamorándome de él más allá de su cara de ángel.
Quiero enamorarme de su personalidad, de su sencillez. De todo.
De ese chico que vino desde China, a un país que no conocía. Ese chico que se atropella con las palabras porque no sabe demasiado coreano, ese chico que tiene 22 años, pero parece mucho menor, ese chico que conocía a una o dos personas aquí, y me daba ganas de protegerlo a pesar de ser menor que él. Quería enamorarme de todo lo que él es.
Creo que me había quedado algo dormido, allí apoyado contra la puerta. Ya estaba anocheciendo y al parecer lloviznaba un poco.
Me paré, dejé la bolsa con el peluche sobre la mesa, y fui al baño a mojarme un poco la cara, para despertarme.
Entré al baño, acaricié la pared buscando el interruptor, y encendí la luz. Completamente en vano, a los segundos se cortó la energía de todo el edificio
No tengo luz, afuera llueve, ya es de noche. No voy a entrar en pánico, no voy a entrar en pánico, no voy a entrar en... ¡VOY A ENTRAR EN PÁNICO!
Tengo 18 años y aún tengo miedo a fantasmas o cosas raras. Siempre fui un miedoso, si escuchaba un pequeño y desconocido ruido por la noche, probablemente no dormía; Sobretodo ahora, que vivía solo. Salí del baño (Preferí mantenerme lejos de los espejos, ya saben lo que pasa en las películas de terror), y me senté en mi cama, la cual queda pegada a un rincón de la habitación. Era el mejor lugar para sentarme, estaba entre paredes, sin ningún hueco y con sabanas para esconderme.
-Knock knock-
Escuché que golpeaban la puerta de mi departamento. Se me paró el pulso, y prácticamente dejé de respirar. Repito; Siempre fui muy miedoso, demasiado para mi gusto, pero así era naturalmente.
-Knock knock- Otra vez.
Tomé una sabana, la pase por mi espalda, y me acurruqué para ir a la puerta.
-Knock knock- De nuevo, casi insistente. Decidí abrir la puerta de una y enfrentarme a lo que sea.