“Nuestro pasado siempre me ha marcado”- pensó el peli verde mientras paseaba por el archipiélago Shabondy, perdido en sus recuerdos- “y si no hubiese sido por él, quizás no hubiese tenido futuro…”
FlashBack…
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La lluvia caía torrencialmente aquella tarde y el viento soplaba con fuerza inusitada. Un poderoso vendaval se había desatado, amenazante con desatar una tormenta eléctrica en cualquier momento.
Las calles de aquella villa estaban desiertas, mas, una pequeña sombra se proyectaba en un callejón gracias a la escasa luz de unos faroles.
Era un pequeño niño, de no más de nueve o diez años de edad, completamente empapado por la reciente lluvia veraniega. Su extraño cabello verde resaltaba bajo la tenue luz de los focos, el cual tapaba gran parte de su rostro al mantener la mirada gacha.
Lentamente la lluvia comenzó a amainar, mientras que aquel chico caminaba por las calles de la villa sin prestarle la más mínima atención a su deprimente estado. Las nubes que hasta ese momento habían amenazado con desatar una tormenta desaparecieron completamente, dejando limpio el cielo del atardecer teñido de hermosos tonos anaranjados y rojizos.
El pequeño peli verde alzo su vista al cielo con una expresión dolida y deprimida surcando su rostro, mientras que dos ríos salados se deslizaban desde sus hermosos orbes negras ahora teñidas de rabia y pena mal contenida.
No podía evitarlo, no podía dejar de llorar en aquellos instantes… pero es que le dolía, le dolía mucho haberla perdido… haber perdido a Kuina, a su mejor amiga y a la chica, que en lo más recóndito de su alma, sabía que había capturado su frágil corazón…
De un momento a otro el chico sintió un fuerte golpe en la cabeza, cayendo estrepitosamente en el suelo fangoso; manchando sus ropas y mezclándose en su camiseta el color café de la tierra húmeda por la lluvia con el rojo de su propia y viscosa sangre.
Exclamo un gemido ahogado, palpando con cuidado la brecha que descendía desde su frente hacia el suelo, intentando vanamente visualizar a quien le había herido ya que, producto del golpe, su vista se había vuelto borrosa y sabia que de recibir un segundo, se desmayaría al instante.
-Jajaja vaya, nunca creí ver esto. El gran y poderoso Roronoa Zoro se ha convertido en una nenaza llorica-rio una voz cerca suyo, pintada con la más pura y demente malicia-
El peli verde abrió los ojos desmesuradamente al reconocer aquella voz, logrando enfocar su vista y horrorizarse con su descubrimiento. De pie frente a él, y sosteniendo unas barras de metal, se encontraban tres chicos un par de años mayores que el. Todos ellos eran integrantes de un dojo vecino, y quienes habían ido en innumerables ocasiones a pedir combates con los espadachines más fuertes del lugar.
Frunció el ceño, recordando a la perfección cuando les había conocido. Había sido hace algunos meses atrás, cuando el rumor de la fuerza de la peli azul se había expandido por toda la isla. Shintoki, el mayor de aquellos chicos, había ido a desafiarla; pero al darse cuenta de que el mejor espadachín de la isla era una niña de su misma edad se burlo de ella y le escupió en el rostro.
Aquel mismo día el peli verde le había dado una paliza por meterse con su mejor amiga, y el chico, enojado al verse derrotado con tanta facilidad, volvió al dia siguiente con dos de sus amigos, Haruto y Yusei.
Durante esa ocasión, fue Kuina quien les dio una enorme paliza, mostrándoles a base de golpes y katanasos el porqué se había ganado la fama de la mejor espadachín del lugar a pesar de que fuese mujer.
Desde aquel día los tres chicos habían desarrollado un enorme odio hacia ambos espadachines, retándoles cada vez que tenían oportunidad e intentando hacerles la vida imposible, haciendo trampa en sus enfrentamientos y burlándose de ellos con pesadas bromas.
Tanto el peli verde como la peli azul habían ignorado todas y cada una de sus amenazas, pero ahora seguramente ellos estaban al tanto de la muerte de su amiga y, al verle en tan deprimentes condiciones, se habían aprovechado de su momentánea debilidad para atacarle con la guardia baja.
-jajaja y pensar que esa niñata al fin está muerta- comento el menor de ellos, Haruto, un chico de contextura delgada y cabello rojizo- pero miren, si hasta este imbécil se ha puesto a llorar al ver a su noviecita muerta jajajaj-estallo en carcajadas siendo secundado por sus amigos-
-¡¡no se metan con Kuina, hijos de puta!!-grito el peli verde enfurecido, sintiendo como Yusei, el chico de cabello aguamarina, le golpeaba con fuerza en el estomago-
Zoro rodo un par de metros ante tal golpe, viendo horrorizado y ya sin fuerzas para seguir como sus enemigos levantaban sus armas sobre su cabeza dispuestos a acabar con el de una buena vez por todas.
Cerró sus ojos, esperando el final cerca cuando escucho un poderoso ruido a su lado. Confuso, entreabrió los ojos con dificultad viendo como un chico rubio de su edad había mandado a volar a Shintoki por los aires de una sola patada…
Tsusuku (o tal vez no xD)