La espera, maldita espera de no saber qué te pasa.
Me tienen aquí fuera, inútil, esperando, sin poder hacer nada, mordiéndome las uñas (mi preciosa manicura...) otra que me debes. Ya te vale, maldito, ¿cómo dejas que te pasen estas cosas? ¿Otra vez borracho? ¡Si volvías de casa de tus padres! Me vas a oír, me vas a oír...
Minho intenta calmarme, todos parecen tan calmados...
- Tranquilízate Key, que no es nada grave...
¡Es que me da igual que no sea grave! ¡Esta en el hospital!
Ah... Nervios, nervios... Y no me dicen nada, pero les oigo hablar, y me exalto con cada posibilidad. Que si se ha roto la nariz (no... Con lo bonita que es tu nariz, que me hace cosquillas en la oreja cuando me besas el cuello...), que si un brazo (jo... Tus brazos, con esos músculos de infarto que me vuelven loco, tus brazos, con los que me envuelves cada noche...) que si se ha abierto la cabeza (¡joder! ¡No! ¡Que han dicho que no era grave!!!)
Ahora dicen que no, que es solo la nariz. ¿Realmente está herido? A ver, que no me importa, que le sigo queriendo aunque le quede la cara deforme, pero... Jo, con lo guapo que es...
Vaya un desastre. ¡Que alguien me diga algo!!!
Taemin me trae un café, con su sonrisa de adorable maknae, (¿y luego espera que le veamos como a un adulto?) Le doy las gracias y cojo el vaso de plástico, aunque no voy a beberlo (como si necesitara más excitante...). Me encanta el café, intento olerlo, a ver si el aroma me relaja, pero estas bazofias de hospital no huelen a nada, como si no lo supiera ya...
Llega Onew, que al ser el líder le cuentan las cosas (¿y a mi que soy su novio no??? Asco de secretísimo...).
- ¿Que dicen? - le pregunta Minho. Yo solo le miro ansioso.
- Se ha herido la nariz o algo así, nada grave, enseguida podremos entrar a verle. - o sea, nada nuevo. Ok.
Me dejo caer en la silla y entierro la cabeza entre las piernas. ¡Maldito Puppy!
Onew se sienta a mi lado, me palmea la espalda y me llama hasta que me incorporo. No dice nada, me tiende una sudadera oscura. Su ropa...
Lo cojo casi temblando, acercándolo a mi nariz, aspirando el aroma. Huele a él...
- Se la habían quitado y la tenían por ahí, he pensado que te gustaría tenerla.
Asiento, murmuro un “gracias” y se me rompe la voz, le miro y le veo borroso tras el agua que se acumula en mis ojos.
¿Lloro? Estúpido.
- No... No es por él... Es que estoy cansado, y los nervios, y el estrés,...
Onew solo sonríe.
- Claro, no pasa nada.
Me abraza, y yo me dejo acunar suavemente. Me calmo poco a poco.
Al fin nos llaman, y una enfermera nos dice que la sigamos. Va muy lenta, ¿porqué tan lenta? ¿Y porque el pasillo es tan largo? Ya podría apresurarse un poco ¿no? Aunque los demás parecen cómodos a este ritmo, ¿seré yo que voy acelerado?
Llegamos, nos paramos ante una de las muchas puertas blancas y la enfermera se adelanta para abrir.
- Cálmate... - me susurra Minho acariciándome el brazo.
Pero no puedo, el corazón me va a cien. ¿Y si se ha desfigurado la cara? ¿Hasta qué punto? ¿Será muy asqueroso? Ah... Supongo que tendré que soportar lo que sea.
Cojo aire, no quiero desmoronarme vea lo que vea.
Entro, escondiéndome detrás de los anchos hombros de Minho, y le oigo reír. ¿Está consciente?
Me asomo con cuidado y le veo, sentado en la cama, hablando animadamente con un doctor. Se acaricia la nariz, cubierta por una diminuta tirita blanca.
- Hola chicos. - sonríes.
¿Y ya está? ¿Tanta tontería por una tirita? ¿Dónde está el monstruo desfigurado envuelto en vendas blancas? ¿Donde está la sangre? ¿Los tubos? ¿Qué clase de broma es esta?
Las voces resuenan en mi cabeza "nada grave, nada grave, nada grave...".
- ¿¡Una tirita? ¡¿Me he pasado toda la noche en vela por una puta tirita?!?!?
Antes de siquiera darme cuenta mi mano ya está contra su mejilla y las lágrimas vuelven a llenarme los ojos. Me mira desconcertado, sorprendido, acariciándose la cara roja.
Avanzo un paso hacia él y le agarro del cuello de la camiseta.
- Que me tenías preocupado so-idiota. - murmuro - ¡aprende a conducir de una vez!
Él sonríe, dejándome sin aliento, y me abraza, riendo.
- ¡Que mono eres Bummie! No tenías que preocuparte.
Me remuevo, intentando soltarme.
- ¡De eso nada! ¡No me vengas ahora con cariñitos pedazo de irresponsable! Que estoy muy enfadado...
No sé en qué momento se me rompe la voz y termino llorando sobre su hombro. Él me acaricia, tierno, divertido. Envolviéndome con sus fuertes brazos, con su cálido aroma, acallando al fin ese nerviosismo interno que he tenido des que nos han llamado del hospital.
- Gracias Key... - murmura - gracias por preocuparte... lo siento, no volverá a pasar, te lo prometo.
- Más te vale...
Me aparta, me obliga a mirarle cogiéndome por la barbilla y se acerca lentamente para besarme. Tan dulce, tan suave...
Vuelvo a abrazarle, sonrojado, consciente de que todos en la habitación nos miran. Pero no me importa, porque ya ha pasado todo.
Menudo susto...