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Era el primer día de un nuevo curso, así lo demostraba la pereza de algunos y la vivacidad de otros. Los perezosos, por serlo, esperando llegar a clase para recostarse y poder volver a conciliar ese sueño que ,aunque dejado atrás hace apenas tiempo, apreciado y venerado como ninguno, despertar y seguir con el bañador en la playa, recostado en la arena sintiendo el calor del sol bajo la piel, con los ojos cerrados oyendo el suave murmurar de las olas, los gritos de las madres diciendo a sus hijos que se pusieran más crema solar, que no se bañaran después de comer o simplemente oyendo el habla de los pájaros incomprensible para los humanos. Los animados intentando desperezar a sus amigos, haciendo que estos escucharan sus relatos del verano y animándole a contar los propios haciendo así que no hubiera más que risas, charlas y abrazos hasta que se dirigieron a la sala donde la directora muy educadamente les pediría que se callaran y guardaran silencio.
-¡Engendros adolescentes con complejo de Dios, hacer el favor de cerrar la boca de una vez si no queréis que con ella os haga limpiar el suelo de esta misma sala! –La directora con su sutil y elegante vocabulario hizo callar a todo el instituto allí presente con una sola frase, haciendo que no se oyera ni el respirar de los mismos alumnos – Ahora que ya os habéis calmado un poco me toca la agradable tarea de comenzar con el discurso de este nuevo año…
La director siguió hablando. Esa mujer era amenazante y nadie con dos dedos de frente se atrevería a contradecirla temiendo por su vida.
Un grupo de alumnos que se encontraba en medio de ese gentío no podía disimular la melancólica sonrisa que surcaba sus rostros. Echaban de menos ese amigo suyo que les había enseñado a ser un grupo, a estar unidos. No podían decir que sin él todo fuera igual ya que no lo era, su clase, siempre unida, se había empezado a separar hacia ya dos años, aunque el proceso fue lento y casi nadie se percató hasta que ya fue demasiado tarde. Dos años, ya habían pasado dos años. No es que hubieran perdido el contacto como grupo de clase, solo que se notaba más distante, como si se hubiera formado una abismo entre cada uno de ellos, se habían empezado a dejar de tratar con tanta confianza, habían dejado de ser esa familia de la que anteriormente presumían y que la gente no entendía que fuesen, habían pasado a ser solo amigos y hasta entre algunos solo conocidos. Se habían formado grupos o parejas de amigos que aún conservaban un aire de ese espíritu, y todo comenzó hace dos años, con la partida de Naruto. Se echaba de menos ese ambiente que solo él podía crear. Todos lo sabían, pero ninguno quería admitirlo.
Al terminar el discurso, los alumnos fueron llamados por clases y, con cada tutor, se dirigieron al aula correspondiente.
El último grupo fue llamado, no eran el curso más elevado, por eso les sorprendió quedarse los últimos, miraron a su alrededor para localizar a su nuevo tutor, pero solo estaba Tsunade. Ella río al ver la acción de esos críos que tenía delante, todos la miraron sin comprender.
-No me diga que usted será nuestra tutora- decía un chico de cabello castaño rebelde, colmillos sobresalientes y dos marcas en las mejillas de nombre Kiba.
Al decir eso un escalofrío recorrió la espalda de todos los presentes y se quedaron pálidos ante la idea dado que conocían el carácter de esa pechugona mujer.
-Chicos yo seré su nuevo tutor- Una persona alta, de cabello y ojos negros y con unas pronunciadas ojeras salió de detrás de la directora para mirarlos a todos con una sonrisa en el rostro.
Todos los presentes lo conocían, giraron levemente la cabeza y miraron de reojo a un azabache que miraba a esa persona con molestia reflejada en su rostro y con ganas de matar a aquel ser que llevaba su misma sangre.
-Itachi- dijo mirando al mayor con sus profundos ojos negros que ni siquiera parpadeaban.
-Hola hermanito- dijo Itachi mirando a su hermano queriéndolo asesinar con la mirada.
Todos se quedaron de piedra, eso los había pillado por sorpresa. Al minuto pensaron en Naruto, con Itachi eran muy unidos, los habían visto muchas veces juntos y sabían el cariño que tenía su ahora tutor por el menor y como le afectó también su partida. Le afectó a todos, pero para la familia Uchiha fue como un balde de agua fría.
-Mocosos, os presento a Itachi Uchiha su nuevo tutor- dijo Tsunade con una sonrisa en el rostro que parecía tramar algo. –Itachi los dejo a tu cargo, suerte.
Y se marcho del lugar sin sacar su sonrisa y escapándosele la risa por lo bajo.
Itachi se quedó delante de la que ahora sería su clase y miró las caras de cada uno de ellos, los conocía desde siempre, era el grupo de su hermano, nunca los habían cambiado y seguían siendo los mismos. Sonrío con nostalgia y tristeza, ese también había sido el grupo de Naruto, por un momento pensó en la que sería la reacción del menor si aún estuviera allí, al enterarse de que él sería su nuevo tutor. El rubio era bastante impredecible.
-Sé que me quieren y me adoran, pero los autógrafos y fotos para luego- dijo, todos empezaron a reír, algunos con ganas, otros disimuladamente. –ahora a clase.
Todos lo siguieron hacia clases, cuchicheando alegremente sin que la sonrisa desapareciera de sus rostros. Todos menos uno, Sasuke, caminaba serio, impasible, con los movimientos elegantes que lo caracterizaban, no prestaba atención a su alrededor no le importaba nada, ya no. Desde que Naruto se fue no intentó siquiera caerle bien a la gente, ahora lo consideraban un bloque de hielo sin sentimientos, poco a poco se alejaron de él por su actitud o era él que los alejaba con esta, le tenían respeto porque sabían por lo que había pasado, todos lo sufrieron, pero sabían que para él fue distinto, la partida de Naruto fue como perder a su hermano, eran los más unidos, en esa época, el azabache fue más sociable dado que eran una piña. A los doce años, los padres de Naruto murieron y él se fue a vivir con los Uchiha, se conocían desde pequeños ambas parejas y habían sido los mejores amigos. Sasuke y Naruto ya se conocían y eran como hermanos, aunque mantenían un extraño vínculo de rivalidad entre los dos que permaneció al largo de los años. Itachi, Sasuke, Mikoto y Fugaku estuvieron con Naruto y lo cuidaron como si fuera uno más de la familia y así fue hasta que el rubio decidió irse a los catorce a estudiar fuera. Sasuke no fue a despedirse en el aeropuerto, no lo quería ver alejarse de él en un avión, no soportó ni la idea. Se sentía frustrado consigo mismo y con el mundo por no poder hacer nada para que se quedara. Desde ahí se volvió como es ahora.
Naruto lo llamaba como mínimo unas cuatro o cinco veces a la semana, no pasaba mucho sin recibir una llamada suya, pero las ignoraba todas, no le respondió a ninguna. Las llamadas fueron así durante un año, un año en el que un insistente Naruto no se rendía, no desistió, porque otra cosa no, pero era terco como nadie, pero al año las llamadas pararon de golpe, no entendió porque desistió, conociéndolo podría haber estado así por años hasta que se las cogiera.
Todos ya estaban sentados en sus asientos esperando que el mayor hablara.
-Bueno, hoy como primera clase tendremos clase de…- miró una hoja que le había dado Tsunade con lo que tenía que hacer, ese día tenía bastantes horas con su grupo. - ¿educación sexual?- dijo mirando confundido el papel.
-…
Nadie dijo nada por unos instantes, los habían tomado por sorpresa. Seguro esa fue idea de Tsunade.
-Aquí hay una nota de Tsunade para vosotros chicos,-dijo con una sonrisa de lado en el rostro y sin quitarla leyó lo que seguía- “Engendros, mejor que hagáis caso a esta clase porque no pienso aguantar a sacos de hormonas revolucionadas en mi escuela y mucho menos embarazos por accidente y lágrimas por ser unos monos en celo.”
Se giró para y miró detrás de él en su escritorio, había una caja que ponía: Material. Suponía que debía ser el de esa clase, lo fue a coger en cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose.
-Lle... ah, ah..llegué- dijo un rubio sonriendo con la camisa blanca del uniforme alborotado por el esfuerzo, el pecho subiendo y bajando intentando regular la respiración y las mejillas levemente sonrojadas.
Un pelirrojo a su lado no se encontraba en mejores condiciones.
-I... idiota!- dijo intentando recuperar el aliento.
El salón estaba sumido en un completo silencio, no creían lo que veían. El profesor no estaba en mejores condiciones dado que él conocía a ese rubio, era como su niño, que había abandonado el nido y ahora volvía. Itachi no se esperaba ver a su pequeño rubio delante de él, no sabía que iba a tener un nuevo alumno, no le habían dicho nada.
-Na...-sus labios se movían pero no parecía recuperarse del shock- ¡NARUTO!- gritó abalanzándose sobre el rubio emocionado y con los ojos cristalinos de la alegría.
Al ver la escena todos en la clase reaccionaron.
-¡NARUTO!- toda la clase se levantó para irse encima del rubio.
Todo esto era presenciado por unos ojos negros que aún no se recuperaban, Sasuke creía estar viendo visiones, aún estaba procesando la información. Era real.
Por unos segundos estuvo mirando la escena, luego frunció el ceño y miró al rubio con molestia.
-I…Itachi me, me asfixias- dijo el menor intentando zafarse del tan efusivo abrazo del mayor.
-¿Cómo es que estás aquí? ¿Por qué no nos dijiste nada? ¿Cuándo llegaste?- dijo Itahi atropellándose con las palabras y sin dejar de mirar al rubio. Todos asintieron diciendo que contestara.
-Jajajajajaja, por orden- Naruto soltó una leve carcajada mostrando esa sonrisa que todos los presentes añoraron tanto.- Estoy aquí porque… bueno eso ya lo hablaremos,-se rascó la mejilla nervioso desviando la mirada- no dije nada porque quería daros una sorpresa, pero me quedé dormido y vine tarde y llegué ayer.
Acabó con una sonrisa. A todos se les resbaló una gota por la sien. No esperaban menos de su amigo.
-Que problemático… -bufó Shikamaru con Chouhi al lado asintiendo y comiendo su habitual bolsa de patatas fritas. Sonriéndole al blondo.
-Tan típico de ti Naruto- dijo Sakura cruzándose de brazos soltando una leve carcajada.
Todos en el salón se pusieron a reír por lo dicho por la pelirosa.
-¿Quién es él?- preguntó Itachi con curiosidad percatándose de la presencia del pelirrojo.
-Gaara- el rubio miró al pelirrojo que había sido más rápido que él en contestar- Sabaku no Gaara, soy un nuevo alumno.
Todos se quedaron viendo al pelirrojo de nombre Gaara. Al decir la palabra alumno Itachi recordó que eso era una clase e izo que todo el mundo se sentara. Todos estaban emocionados, ¡NARUTO HABÍA VUELTO!
-Bienvenidos: Naruto, Gaara. Yo seré su nuevo profesor- ya se había recuperado un poco y feliz de la vida seguía con su clase de educación sexual.- Vamos a seguir con la clase de educación sexual.
Sacó de la caja un plátano y un condón.
-Os voy a enseñar cómo se pone un condón- con una sonrisa en la cara abrió el envase.
Se abrió la puerta mostrando a Tsunade, que al ver la escena y la cara de los alumnos no pudo evitar soltar una risotada.
-¡Vieja no te rías que sebes que esto es incómodo!- soltó Naruto levantándose de golpe de su asiento.
A todos se les heló la sangre al escuchar como había llamado el rubio a su aterrorizante directora.
A Tsunade le salió un tic en el ojo al escuchar como la había llamado.
-¡Te he dicho mil veces que no me llames así mocoso!-gritando se fue hacia Naruto y le dio un gancho que lo dejó sin aliento.
-Vieja, no has cambiado en nada- se dobló por la mitad debido al golpe y tosió recuperando el aliento agarrándose la barriga, donde le había golpeado.
Tsunade recuperó la compostura al ver el chico pelirrojo al lado del rubio mirando la escena con gracia.
-¿Y tu quien eres?-levantó una ceja mirando al chico con duda y curiosidad.
-Soy un alumno nuevo, Sabaku no Gaara- dijo mirándola y sonriendo.
-A si…-se puso en pose pensadora y luego le devolvió la mirada sorprendida por el descubrimiento-uno de los alumnos de Estados Unidos.
-¿Uno? ¿Qué quieres decir con uno del los alumnos de Estados Unidos?-preguntó el rubio mirándola sin comprender.- ¿Es que hay más?
En eso entró como un rayo una chica de pelo azulado y ojos perla y se le lanzó a los brazos al rubio y enroscó sus piernas en su cintura y sus brazos en su cuello. Naruto se quedó mirándola con la boca abierta agarrándola por las piernas juntándola a su cuerpo y así impidiendo que se cayera.
-Hi…Hinata-aún perplejo el rubio la contempló.
-¿Esto no te lo esperabas he?- se separó un poco del rubio y se lo quedó viendo a la cara con sus brazos aún posados en su cuello.
Naruto aún no reaccionaba, con eso un chico de piel blanca y pelo negro carbón de nombre Sai se le tiró a la espalda.
-Naru, te he echado de menos- por poco y se le salían las lagrimas de la felicidad.
-Exagerado, si apenas han sido unos días.-dijo Gaara cruzándose de brazos y mirando mal a Sai, pero no le duró mucho la mala cara. Al ver a Naruto aún en trance se le escapó una carcajada que izo que el rubio volviera a la realidad.
-¿¡Gaara tu sabias de esto y no me dijiste nada!?- gritó mirando a su amigo pelirrojo.
-Exacto-dijo Gaara guiñándole el ojo.
-Vamos Naru no te enfades, queríamos que fuera una sorpresa para ver tu cara- dijo Hinata volviéndolo a abrazar aún en la misma posición de antes.
-Espera, ¿Dónde está Menma?-dijo Gaara confundido por no verlo allí ya que él también era parte de la “banda” de amigos que al final se trasladaron aquí para estar todos juntos.
-¿Menma? -Naruto estaba confundido, ¿Menma también había venido? Al percatarse de que todos tenían la vista fija en él y no entendían absolutamente nada de lo que pasaba, bajó delicadamente a Hinata.
-Bueno Naruto y compañía, aunque a ti ya te conozcan como eres nuevo tienes que presentarte- Itachi lo decía adoptando una pose más seria que la anterior, se había molestado.
Los cuatro pasaron delante de la clase y escribieron sus nombres. Miraron a todos dado que con lo que hicieron no les dio tiempo a observar los que serian sus nuevos compañeros.
-Hola a todos yo soy Hinata Hyuga –empezó ella presentándose- vine de estados unidos y espero que nos llevemos muy bien todos.-acabó con una sonrisa muy amigable.
-Soy Sabaku no Gaara y también vine de Estados Unidos- al contrario que Hinata, Gaara estaba serio y hasta molesto mirando a cierto azabache situado al final de clase que lo miraba de igual modo.
-Yo soy Sai, como ellos vine de EEUU y espero que nos llevemos bien-terminó sonriendo de una forma que a Naruto lo entristeció un poco porque no quería ver la sonrisa falsa de su amigo, pero de seguida se recompuso.
-Y yo soy Naruto e igual que ellos- acabó con una de esas sonrisas que a los de esa sala tanto les hicieron falta y tanto añoraban cuando se marchó.
-Muy bien chicos, teneis suerte aún no había empezado la clase de educación sexual- Itachi miraba a sus cuatro nuevos alumnos con una sonrisa maliciosa y divertida en el rostro, en esa clase se lo iba a pasar bien torturando un poco a sus alumnos.
-¿Que mal profesor, aún no se ha enterado de que falta un alumno para que la clase esté completa?- se escuchó una voz desde la puerta, todos se giraron a ver el causante.
-¡Jé! ¿Volviendo a llegar tarde?- Naruto se burló de él dado que cuando escuchó de Gaara que faltaba Menma, ya se imaginaba que algo así pasaría.-¡Y eso que teóricamente me tenías que dar una sorpresa!
Menma se acercó al rubio que tenia una falsa cara de molestia y estaba haciendo un tierno puchero. Le cogió la barbilla delicadamente girándole el rostro para que lo mirara a los ojos. Le puso una mano en la cintura acercando sus cuerpos.
-¿Me perdonas Naru?- le susurró en el oído el de pelo negro, pero de un modo que se escuchó en toda el aula.
-Hahahahhahah –Naruto soltó una suave carcajada, al parecer no se daba cuento de su situación y era demasiado inocente para dársela.
Menma no perdió oportunidad y lo besó, juntó sus labios en un roce y se separó solo milímetros para después darle un segundo beso, pero esta vez lo profundizó aprovechando que Naruto se había quedado con la boca entreabierta por la sorpresa.