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Familia, Hogar por VeraHK

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Notas del fanfic:

Esta es el fruto de un día de inspiración extrema. Lo he escrito todo en un día.... Me he superado xD

Espero que os guste, es mi primer One Shot ey he intentado hacerlo lo mejor posible.

 

Gracias por leer.

Notas del capitulo:

No mucho que decir..

 

Naruto no me pertenece a mí, si no a Sasuke. Y por desgracia, Sasuke tampoco me pertenece, pertenece a Masashi Kishimoto.

 

 

 

 

 

 

-He dicho que no dattebayo.- dijo un rubio muy decidido inflando los mofletes en una mueca divertida.

 

-Por favor...- un guapo moreno puso su cara más encantadora para intentar salirse con la suya. Por un momento, los dos se miraron a los ojos.

 

-Está bien.- accedió al final el rubio ruborizado con un suspiro de resignación, que fue rodeado por los brazos del moreno.

 

 

 

 

 

Uzumaki Naruto. A sus dieciocho años había conseguido su mayor sueño: ser Hokage de Konohagakure, la aldea oculta del país del fuego. Rubio, alto, guapo, de tez bronceada y ojos color aguamarina más intensos que el mar. Pero, había algo que el rubio siempre había ocultado, algo que la Godaime Hokage ya sabía, al igual que sus difuntos padres y su observador sensei. Naruto era un doncel.

 

Uchiha Sasuke. Más alto que Naruto, moreno de pelo, tez pálida y ojos más oscuros que una noche sin luna ni estrellas. Después de haber desertado de su aldea natal y haber marchado con Orochimaru para hacerse más fuerte y con esto vengar a su familia matando a su hermano, el joven de cabellos negros como la noche había luchado en la Guerra Shinobi. Al final, Sasuke decidió unirse al grupo de la Alianza Shinobi y ayudar a su maltrecho amigo, pero que secretamente había sido la persona de la cual estaba enamorado desde que lo vio por primera vez.

 

Obito y Madara no murieron en aquella Guerra (mala hierba nunca muere ), pero sus planes sí fueron frustrados gracias a un nuevo jutsu que acabó robando los chakras de todos los bijus, quedando así la roca que debería haber sido el Juubi vacía. Los chakras fueron sellados en nuevos jinchuurikis, devolviendo los que ya tenían dueño a su susodicho ( a Naruto se le devuelve el chakra que le faltaba a Kurama, a Killer Bee igual, y a Gaara le vuelven a sellar al Shukaku )

 

Después de aquello, la Alianza Shinobi decidió que Uchiha Sasuke era de confianza y que no sería un renegado nunca más (osease, que no lo matarían ).

 

Un año había pasado tras la Guerra, cuando Sasuke se declaró a Naruto. Nadie se sorprendió ante la declaración del Uchiha, a excepción del despistado rubio y la pelirrosa loca-por-Sasuke-kun. Naruto tardó dos días en responder, pero al final aceptó, porque siempre había correspondido a los sentimientos del otro ( aunque él no sabía que eran mutuos ). Un año más tarde, Sasuke pidió permiso a la Hokage para que los casara, y así se hizo. Naruto, que en esos momentos ya era el Rokudaime Hokage acabó confesando que era un doncel, no tuvo más remedio, ya que tres meses después de la boda, el rubio estaba embarazado.

 

 

 

 

 

 

Y volvemos al presente. Naruto estaba embarazado de ocho meses y medio, así lo decía su incipiente barriga y sus bruscos cambios de ánimo, al igual que sus raros antojos. Se encontraban en la casa que los dos compartían, cerca de la torre del Hokage.

 

-No entiendo por qué siempre tienes que salirte con la tuya dattebayo...- recriminó Naruto.

 

-Pues porque soy mejor que tú, dobe.- sólo le hubiese faltado sacar la lengua. Un cojín voló en su dirección, pero lo esquivó como si no hubiera pasado nada.- Gracias, mi amor.- ironizó.

 

-De nada, Sasu-chan.- comentó Naruto con cara de inocente y el labio inferior un poco salido.

 

Unos fuertes y precipitados golpes en la puerta interrumpieron lo que fuera que iba a decir el moreno en su defensa, molesto por que lo hubiera llamado “Sasu-chan”. Las dos personas presentes en la habitación se miraron y el moreno decidió ir a abrir la puerta. Tras esta entró Sai cansado e intentado recuperar el aliento.

 

-Naruto...- fue lo uno que pudo decir tras los jadeos que escapaban de su boca abierta. Naruto fue a la puerta a recibirlo, lo cogió de los hombros y lo instó a que se irguiera.

 

-¿Qué ocurre, Sai?- preguntó Naruto alarmado.

 

-Tsunade-sama requiere tu presencia de inmediato en la torre Hokage.- <<¿Otra vez?>>.- pensó el Hokage más joven.

 

-¿Qué ha ocurrido?- esta vez preguntó Sasuke.- Ya hemos estado allí hace dos horas.

 

-No lo sé, yo sólo soy un mandado. Pero hay mucha prisa, Naruto. Es algo de suma importancia.-instó.

 

Naruto asintió y se dirigió a su habitación, cogió su capa de Hokage y salió por la puerta seguido de Sai y Sasuke.

 

-Hokage-sama ha dicho claramente que viniera sólo el Rokudaime Hokage.- Sai miró a Sasuke.

 

-Soy la guardia personal del Rokudaime Hokage, no me separaré de él.- dijo Sasuke con voz amenazante.

 

-Vamos, Sasuke...- intentó convencerlo Naruto.

 

-Naruto.- lo interrumpió su marido.- No sé lo que entiendes por matrimonio, pero significa que estaré ahí en cualquier momento, no te dejaré. Y, por si no te habías dado cuenta, llevas a mi hijo en tu vientre... No voy a dejar que os pase nada. Ahora vosotros sois mi familia y las personas a las que más amo.

 

Naruto quedó sin palabras ante el gran discurso de Sasuke, ya que solía hablar poco delante de otra gente, y menos de expresar sus sentimientos frente a la comadreja ( es el apodo que utiliza Sasuke para referirse a Sai ).

 

Cuando llegaron a la torre, dos Anbus y Shikamaru los esperaban en la puerta.

 

-A partir de aquí sólo pasa Naru... quiero decir, Hokage-sama.- se apresuró a decir Shikamaru, mi consegero.

 

-Estás loco ,Nara, si piensas que voy a dejarlo solo.- Sasuke y su sobreprotección. Naruto suspiró pesadamente.

 

-Sasuke, entiende que son asuntos confidenciales y que soy el Hokage, me puedo cuidar el culo solito.- y sin más, el Rokudaime Hokage se adentró en la torre seguido de Nara Shikamaru, dejando a Sasuke enfurruñado y con mirada asesina.

 

 

 

 

 

 

 

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En la torre con Naruto.

 

 

Al entrar, encontró algo raro en el ambiente de la sala. Había algo que preocupaba a los presentes, y con presentes me refiero a la Godaime Hokage y su consejero Nara Shikaku, el Godaime Kazekage ( Sabaku no Gaara ) y su consejera Sabaku no Temari, a demás de los señores feudales de ambas aldeas ( Konohagakure y Sunagakure ).

 

-Por favor, Hokage-sama, tome asiento.- Shikamaru le indicó una silla vacía justo al lado de Tsunade, y Naruto obedeció.

 

-¿A qué viene todo esto?- preguntó extrañado el Hokage.

 

-Es algo de suma importancia, Naruto.- dijo Gaara con voz grave, era el único que no le llamaría Hokage-sama.

 

-Takigakure está a punto de declararnos la guerra.- declaró al final Tsunade.- Todo el País de la Cascada nos va a declarar la guerra.

 

-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó en voz de grito el Hokage. Tsunade se enogió de hombros.

 

-Necesitan más recursos. Su economía se va a pique, tienen más terreno que nosotros pero cada día sus habitantes pasan hambre.

 

-También influye el factor Yamato, como lo llamamos nosotros.- añadió Shikamaru.

 

-¿Qué quieres decir con eso?

 

-Antes de ser miembro de Akatsuki, a Kakuzu se le asignó la misión de asesinar al Shodaime Hokage para así obtener el Elemento madera.- prosiguió el consejero menor.

 

-Ya que mi abuelo murió hace bastante, van a aprovechar que la aldea cuenta con alguien que consta con ese elemento.- explicó Tsunade.

 

-¿No podemos hablar con el kage de esa aldea?

 

-No creo que Shibuki...- comentó Tsunade.

 

-Tenemos que intentarlo, Hokage-sama.- dijo Gaara, refiriéndose a Tsunade.

 

-Espera un momento dattebayo.- Naruto frunció el ceño, confuso.- Entonces, ¿qué pinta Gaara aquí?

 

-Naruto, si Konohagakure entra en guerra, Sunagakure ayudará.- argumentó el Kazekage, decidido. Naruto asintió en gesto de agradecimiento, aunque no estuviera de acuerdo con la decisión de su am igo. Gaara siempre estaría ahi, a demás de que la Cuarta Guerra Shinobi había valido para endurecer los lazos entre las dos aldeas.

 

-No podemos descartar la idea de que el kage de Takigakure cambie de opinión.- recordó el padre de Shikamaru.

 

-Bien, pues, propongo algo.- todas las miradas de la sala se dirigieron a Tsunade.- En un principio, Sunagakure va a tener que apartarse del asunto.- Gaara puso mala cara.- No queremos que nuestros aliados creen tensiones con otras aldeas por nuestra culpa.- Naruto asintió, de acuerdo.- Mis guardias, Shikaku y yo partiremos al País de la Cascada para comunicar nuestro tratado de paz.

 

Parecía un plan razonable. Después de todo, defendían Konoha y apartaban a Suna de los conflictos de su aldea vecina.

 

-Me parece buena idea, Hokage-sama.- dijo uno de los señores feudales de Sunagakure. Uno a uno, casi todos asintieron ante la propuesta de Tsunade. Todos excepto Gaara.

 

-Gaara, sabes que será mejor así.- le dijo su hermana. Al final, Gaara aceptó a regañadientes.

 

-Decidido, partiremos mañana con el alba. Naruto, no quería habértelo pedido por tu estado, pero debes hacerte cargo de la aldea mientras no esté aquí.

 

-No hay ningún problema, Obaa-chan. Es mi aldea, tengo que cuidar de ella dattebayo.- Tsunade sólo suspiró en respuesta.

 

 

 

 

 

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Fuera de la torre con Sasuke.

 

 

-¿Por qué no han salido aún?- Sasuke se movía como un felino enjaulado, de aquí para allá con las manos tras la espalda.

 

-Cámate, Sasuke-bastardo. Seguro que están a punto de salir.

 

-¿Tú no te lo preguntas?- preguntó, ignorando el insulto de Sai.

 

-¿El qué?

 

-¿Cómo que el qué?- preguntó Sasuke indignado, como si fuera la cosa más fácil del mundo.- ¿Por qué se han reunido así tan de repente? ¿Por qué tenían tanta urgencia?

 

-Claro que me lo pregunto, pero no es como si pudiera saber las respuestas a todas las preguntas que rondan por mi cabeza. Esos temas no me conciernen, ni a ti tampoco. Si hay algo que nos tienen que contar, lo harán. Por algo somos Anbu, y tú con más razón, ya que eres el Anbu personal de Naruto.

 

Sasuke quedó pensativo ante las palabras de Sai. Unas palabras en la cuales se filtraba la verdad. Aunque le costara muchísimo ( MUUUCHOOO ) admitirlo, Sasuke sabía que Sai tenía razón. Pero aún así, no podía dejar de preocuparse. Naruto era la persona a la que más amaba en el mundo, y dentro de él, estaba creciendo el fruto de su amor. Si por alguna razón los perdía, él no podría seguir viviendo en este mundo.

 

Cinco minutos después de la “larga” charla entre Sai y Sasuke, la puerta de la torre se abrió, y de ella salieron los de Suna.

 

<<¡Gaara también está aquí!.-pensó Sasuke.- Esto me da muy mala espina.>>

 

Casi pisándole los talones a Gaara, salió Naruto mirando hacia el suelo como pensativo. El Kazekage se giró hacia el joven Hokage y murmuró unas palabras que sólo ellos dos escucharon. Naruto asintió y fue en dirección a Sasuke. Antes de levantar la cabeza, compuso una gran sonrisa que dejaba al descubierto dos hileras de blancos dientes.

 

-Es tarde, vámonos a casa.- instó. Sasuke sólo lo miró con gesto crítico, pero hizo lo que su marido le había pedido.

 

 

 

 

 

 

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Ya en la casa Uchiha-Uzumaki.

 

Naruto se encontraba en la cocina, preparando la cena, mientras que Sasuke revisaba montañas de papeles y un montón de rollos y pergaminos en la mesa baja del salón. A su lado, reposaba un vaso marrón humeante, y cada veinte segundos el moreno pegaba un sorbo del amargo té que éste contenía.

 

Sasuke no se había atrevido a preguntar sobre la conversación que había tenido el rubio con la Hokage y el Kazekage. Sabía que se estaría metiendo en asuntos que no debía, tal y como había dicho Sai, pero no podía evitar calentarse la cabeza con eso.

 

-Sasuke.- gritó Naruto desde la cocina.

 

-¿Qué pasa?

 

-Recoge la mesa. La cena está lista.

 

-Está bien.- dijo en un susurro.

 

Estando los dos ya sentados y comiendo, el silencio llenaba la estancia. Sasuke miraba la comida pero de vez en cuando miraba a Naruto de reojo. Éste último se dedicaba a contemplar la habitación sin más preámbulos. No era un silencio incómodo, pero sí pesado.

 

-Ejem..- el rubio fue el primero en romper el silencio, carraspeando.- ¿Qué tal...

 

-Naruto.- lo interrumpió el Uchiha. Naruto lo miró con cara de sabía-que-esto-pasaría. Sasuke dejó sus palillos al lado de su plato casi intacto.- ¿Qué es lo que ha pasado esta tarde en la torre?

 

-No ha pasado nada de importancia...- mentira. El Hokage mentía. Se le notaba a la legua: su cara era de fingida alegría y se rascaba la nuca con impaciencia. Puede que a otro podría haberlo engañado, pero no a Sasuke.

 

-¿Pretendes mentirme así de mal y que me lo crea?- la expresión de su cara seguía siendo de indiferencia, pero por dentro, el Uchiha sólo estaba preocupado por su familia.

 

-Sasuke...- suspiró.- Sabes que no puedo decirte nada sobre ello, son asuntos secretos de las villas.

 

-Lo único que quiero saber es si vas a estar bien, si es algo que concierna a mi familia.- su voz había adquirido un deje de seriedad.- Tú y el bebé sois mi familia.

 

-Sí, sí es algo que concierna a la familia.- Naruto decidió contárselo a Sasuke. Él era su Anbu personal, después de todo. E rubio también dejó sus palillos a un lado, dejando de comer.

 

-¿Qué ocurre?- el moreno vio las intenciones de Naruto de sincerarse.

 

-El País de la Cascada nos quiere declarar la guerra.

 

-¿Qué?- Lo primero que pasó por la cabeza de Sasuke fue la imagen de Naruto tirado en el suelo y cubierto de sangre, su bebé...- No voy a dejar que participes en una guerra, ¿me has oído? Si eso ocurriera, tendrías que irte a algún lugar seguro.

 

-Está es mi aldea, tengo que quedarme y protegerla-ttebayo.- replicó con todo amenazante. Sasuke se puso en pie como un rayo y golpeó con los puños la pequeña mesa, haciendo que parte de las bebidas se derramara.

 

-¡¿No me has escuchado?!- gritó colérico.- ¡No participarás en esto! Estamos esperando un bebé, Naruto. Parate a pensar un momento: si tú sales herido, el bebé también. ¿Es que no lo comprendes?

 

-No vale la pena traer un bebé a un mundo destrozado, donde me encuentre solo, Sasuke. Tengo que luchar para protegeros, el futuro del bebé y a ti.- se le quebró un poco la voz, pero consiguió mantener el mismo tono que el Uchiha.

 

-No me pasará nada. No tienes que preocuparte por mí. ¡Maldita sea! ¿Por qué siempre te preocupas más por los demás que por ti mismo?

 

-No es algo seguro, Sasuke. Mañana Tsunade viajará al País de la Cascada para llegar a un acuerdo de paz dattebayo.- intentó calmarlo Naruto.

 

-Aún no has respondido a la pregunta.- dijo el moreno con voz fría y cortante.

 

-Porque no sería un buen Hokage, un buen marido, un buen amigo y un buen... padre, si no lo hiciera.- Sasuke se dejó caer sobre su cojín y se pellizcó el puente de la nariz.

 

-Estás a punto de dar a luz, Naruto.- su voz sonó mucho más relajada, más madura y cansada.- Que Tsunade se vaya quiere decir que debes tomar el cargo, y no es bueno que te estreses.

 

-Ya estoy estresado. Demonios, Sasuke, ¡casi estamos en guerra!- esta vez fue el turno del rubio para enfadarse.

 

-Entonces, habla con Shikamaru. Él puede ocupar tu lugar mientras Tsunade esté ausente.

 

-Ni de coña dattebayo.

 

-Naruto...

 

-No, Sasuke. Soy el Hokage y haré mis funciones de Hokage. Ya las he dejado apartadas demasiado tiempo.

 

-Dijimos que mientras te encontraras en este estado, dejarías a un lado tus funciones de Hokage y te centrarías en el embarazo.

 

-Esta es una urgencia. No puedo fallar a la villa. A demás, no es como si tuviera que luchar estando al cargo por unos días de la villa. Sólo tengo que administrar unas cuantas misiones, firmar unos cuantos papeles y ya está.- Naruto estaba perdiendo los nervios. Se retiró el pelo de la cara, pero éste volvió a su estado inicial. Suspiró pesadamente y contó hasta diez.- No voy a dejar que Shikamaru ocupe mi lugar.

 

-Me pones de los nervios, lo único que hago es preocuparme por ti y tú tiras por el garete todos mis intentos.- Sasuke volvió a su subir el tono de voz. Naruto sintió impotencia al ver cómo su pareja le gritaba y casi le obligaba a hacer lo que decía. Cubrió su rostro con las manos y dejó escapar un ligero sollozo, mientras dos lágrimas se escapaban de sus ojos.

 

Sasuke lo miró con ojos tristes. Lo que más odiaba en el mundo era ver a su amor llorar, y más le dolía si era por su culpa. Se acercó a él yo rodeó con los brazos. Esto sólo provocó que el ligero llanto del rubio aumentara. Las hormonas...

 

-Shhh. Ya está, Naruto.- Sasuke intentaba tranquilizarlo. Recorría con la punta de los dedos la espalda temblorosa de su marido.- Tranquilo, mi amor.

 

El moreno apartó las manos que el rubio apresaba contra su precioso rostro y le limpió las lágrimas con los labios. Por último, besó a su rubio en la boca. Al principio con ternura, pero al cabo de un momento, Naruto abrió la boca y dejó que Sasuke introdujera la lengua en ella, saboreando así el gusto salado de los labios de Sasuke ( restos de las lágrimas que había intentado eliminar ).

 

 

 

 

 

 

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

 

 

 

 

Dos horas más tarde.

 

 

Naruto y Sasuke se encontraban en su cama, tapados únicamente por una fina sábana, ya que era verano, un verano muy caluroso. El rubio apoyaba su cabeza en el fornido pecho de su moreno y éste le acariciaba los cabellos con la mano. Acababan de hacer el amor. Una buena reconciliación.

 

-Sasuke.- Naruto habló en un susurro.

 

-¿Sí, Naruto?

 

-¿Qué nombre te gustaría ponerle al bebé?- aunque no pareciera cierto, estos dos padres primerizos no habían decidido qué nombre le pondrían a su hijo o hija. Ni si quiera se lo habían parado a pensar.

 

-Bueno... pues...- la pregunta había pillado de improvisto al mayor.- La verdad es que no lo sé. Supongo que si fuera chica, me gustaría que llevara el nombre de mi madre. Y si fuera chico...

 

-Yukio...- se apresuró a decir Naruto.

 

-Es precioso.- dijo, bajando para besar la cabellera de su amor.

 

-Ouch...- se quejó el rubio, haciendo una mueca de dolor.

 

-¿Qué ocurre?- el moreno se tensó.

 

-Tranquilo, lo que pasa es que tu hijo o hija está inquieto esta noche. Se nota que el hijo tuyo, tiene mucha fuerza.- Sasuke sonrió y bajó su cabeza hasta pegar la oreja en el abultado vientre de su marido.

 

-Es igual de hiperactivo que tú.- rió.

 

-Será un gran shinobi, como sus padres.- acabó murmurando Naruto, y dejándose llevar por la inconsciencia del sueño.

 

 

 

 

 

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

 

 

 

 

A la mañana siguiente.

 

 

Sasuke apartó la fina sábana que lo había tapado a él y a Naruto durante la noche. Se desperazó y frotó sus ojos para que se acostumbrasen a la luz de la mañana que se filtraba por el gran ventanal. De pronto se dio cuenta de que estaba solo en la cama. Palpó un lado y el otro para asegurarse. Se incorporó y vio que así era: no había rastro de Naruto en la habitación. Saltó desde la cama y se dirigió al salón. Ni rastro. Espera. Encima de la mesa había un papel doblado. Con suma delicadeza, Sasuke lo cogió y lo desdobló. La nota decía:

 

 

 

 

Sasuke

 

 

He salido a despedir a Tsunade. Hoy marcha a Takigakure. Tengo la esperanza de que pueda hacer algo al respecto. Te he dejado el desayuno en el horno. Si te has despertado muy tarde estará frío, así que caliéntalo si hace falta. Tienes una misión después de comer. Podrías hacer la compra antes de marcharte. Por favor, ten cuidado. Y no te enfades conmigo por haberme ido a la torre a trabajar, sabías que lo iba a hacer de todos modos.

 

 

Te amo.

 

 

 

 

 

Suspiró y sonrió al mismo tiempo mientras terminaba de leer la nota que le había dejado su marido. Hizo lo que le había pedido en la nota: fue hasta la cocina, al comprobar que ya estaba frío, calentó el desayuno y se lo tomó mientras leía un periódico. Cuando hubo terminado, se vistió y salió en dirección de la tienda de comestibles. Compró tres kilos de tomates, veinte botes de ramen instantáneo y algo de verduras variadas.

 

Como bien había dicho Naruto en su nota, Sasuke tenía una misión después de comer. La misión consistía en encontrar y acabar con la raíz de una célula de ninjas rebeldes que habían detectado el día anterior por la tarde. En su misión lo acompañarían Kiba junto a Akamaru, Sai y Neji.

 

Terminó las compras y fue a casa. Le sobraba tiempo para comer y marchase, así que decidió hacerle una visita a su queridísimo Hokage.

 

Llegó a la torre y Shizune le abrió la puerta del despacho de Naruto. Dentro de la estancia, no se podía ver al rubio tras el escritorio, pues montañas y montañas de papeles lo inundaban.

 

-Por Kami-sama, Shizune-san. Dejo de venir durante cuatro meses y esto está patas arriba.- gritaba desde algún lugar del “desfiladero” de papeles. Más bien, hablaba solo, ya que Shizune hacía rato que no estaba allí.- Tendría que haberme pasado por aquí al menos, a comprobar que Obaa-chan no nos hubiera hundido en la miseria por sus deudas con el juego.

 

-Menudo dobe...- dijo Sasuke. Unos rayos de sol aparecieron tras la parte más alta de la pila de papeles [ con esto me refiero a que Sasuke ve el pelo de Naruto, es una bonita metáfora ]. Sasuke sonrió al ver a Naruto intentando ver a través de los folios.

 

-¿No tenías cosas que hacer, teme?- reclamó con una ancha sonrisa.

 

-Es que no soy tan dobe como tú... ni tan lento.- el moreno le sacó la lengua. El rubio lo miró con un tic en el ojo, pero pronto cambió de expresión y soltó una breve carcajada.

 

Sasuke se acercó a Naruto, esquivando los documentos del Hokage y lo rodeó con los brazos. Naruto giró la cabeza y juntó los labios con los de su marido.

 

-Buenos días.- susurró.

 

-Te he echado de menos en la cama cuando me he despertado... a mí que me apetecía una ronda más de lo que hicimos anoche... para desayunar...- susurró con tono pícaro en la oreja del rubio. Éste sabía perfectamente a lo que el moreno se refería.

 

-Cá-cállate, teme.- Naruto estaba más rojo que los tres kilos de tomate juntos que había comprado Sasuke.

 

 

 

 

 

 

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Tres horas más tarde, con Sasuke.

 

 

Los cuatro Anbus corrían por el bosque. Todos vestían el uniforme Anbu y llevaban su propia máscara: Sasuke llevaba un gato; Kiba, un pájaro; Sai, un jabalí y Neji, un tigre. Juntos formaban un escuadrón de rastreo que había organizado el Hokage más joven, al enterarse de la situación con una célula de rebeldes. El capitán del escuadrón era Sasuke.

 

-Sasuke.- lo llamó Kiba.- Akamaru ha olido un rastro hacia el este. Es el mismo olor que el de la tela que nos han proporcionado.- Sasuke asintió.

 

-Neji.- el Uchiha miró al Hyuuga.- ¿Puedes ver algo desde aquí con el Byakugan?

 

Neji activó el Byakugan y revisó durante unos instantes la zona señalada por Kiba.

 

-Son nueve.- afirmó el Hyuuga.- Todos armados.

 

-Está bien, nos dividiremos. Sai formará un ataque aéreo, Kiba atacará el primero por el oeste, Neji atacará poco después por el este y yo por el sur.- cuando Sasuke terminó de dar las órdenes, todos se pusieron a ello.

 

Cada uno se puso un transmisor en la oreja para estar comunicados. Sasuke activó el Sharingan de inmediato y pasó volando por las ramas de los árboles.

 

-Estoy a cincuenta metros.- se oyó la voz de Kiba por el transmisor.

 

-A mi señal, Kiba.- ordenó el capitán.- Posición, Sai.

 

-Los tengo justo debajo, Uchiha-bastardo.- estaba demasiado concentrado en la misión como para que el insulto lo distrajese o lo enfadara.

 

-Posición, Neji.

 

-Sesenta metros.- Sasuke paró de golpe en cuanto escuchó unas voces riendo, gritando y hablando justo delante de él. Neji tenía razón, eran nueve y todos ellos estaban armados. Desde unos arbustos, notó el flujo de chakra de Kiba. Estaban preparados.

 

-Kiba, ¡ahora!

 

-¡Gatsuga!- se oyó dentro y fuera del transmisor. Kiba logró derribar a dos de ellos con un sólo golpe. <>.- pensó el capitán.

 

-Neji.- el Hyuuga se unió a la batalla.- Sai, comienza el ataque aéreo.- Sai, sobre un águila hecha con un Giga, descendió y comenzó su ataque.

 

Al poco, Sasuke se reunió con sus compañeros. Sasuke atacó a dos con un chidori. Los leones de tinta de Sai acabaron con uno. Neji y su puño suave dejaron fuera de combate a otros dos. Sólo quedaban dos enemigos que eliminar. Kiba fue directo hacia ellos, pero...

 

-No, Kiba, ¡espera!- Sasuke lo detuvo.

 

-¿Por qué?- preguntó irritado.

 

-Necesitamos información.- el capitán avanzó hacia los enemigos y con un genjutsu cayeron inconscientes.

 

Veinte minutos más tarde, los dos personajes se despertaron desorientados y atados entre sí. Al principio forcejearon para desatarse, pero fue en vano. Al final, desistieron.

 

-Y bien...- dijo Sasuke con altanería.- ¿qué se supone que ibais a hacer contra Konoha?

 

-No tenemos nada en contra de Konoha.

 

-Konoha no tiene la culpa, la culpa la tiene ese engendro que tiene como Hokage. No entiendo por qué la gente ha dejado que un monstruo lidere la aldea.- el segundo hombre recibió un puñetazo de parte del capitán del escuadrón.

 

-Sasuke...- murmuró Neji, intentando tranquilizar a su capitán.

 

-¿En qué consiste vuestra célula rebelde?- preguntó Kiba.

 

-Sois unos imbéciles.- dijo el que tenía la cara demacrada.

 

-¿Eh?- Sai frunció el ceño.

 

-Katsumo no...

 

-Ya no importa, Ryu. Vamos a morir de todas formas. Crees mal si piensas que nos van a dejar con vida.

 

-¿Qué querías decir con eso?- dijo Sasuke con voz contenida.

 

-Que no estamos solos. Tenemos refuerzos de otra villa.- rió con amargura.

 

-¿Qué?- preguntó Neji.

 

-Takigakure nos ha ofrecido su ayuda para este plan.

 

-¿El País de la Cascada?- gritó Sasuke con los ojos desorbitados.

 

-Sasuke, ¿qué...

 

-Todo viene por ese Hokage que lidera Konoha. Es un monstruo...- el puño del Uchiha fue detenido por la mano de Neji.

 

-A demás de la buena recompensa que nos iba a dar Takigakure por capturarlo...- prosiguió el compañero.

 

-Ahora mismo otra patrulla de los nuestros se dirige a la torre del Hokage.

 

-¡Naruto!- Sasuke casi pierde el control. Comenzó a temblar y cuando estuvo a punto de marcharse corriendo, Neji lo retuvo.

 

-¡Capitán!, ¡órdenes!

 

-Deshaceos de ellos.- en un abrir y cerrar de ojos, Sasuke había desaparecido del campo de visión de sus tres compañeros, que rápidamente cumplieron las órdenes de su capitán para ayudar a su Hokage, salvar a su amigo.

 

Sasuke corría tan rápido cómo se lo permitían sus piernas. ¿Cómo podía no haberse dado cuenta antes? ¿Célula rebelde? ¿Aparece al mismo tiempo que la noticia de la intención bélica de Takigakure? Debería haberse percatado antes. Mierda. Mierda. Mierda. La vida de su marido y su hijo corría peligro, y él no había hecho nada para remediarlo. Todo había sido culpa suya.

 

Diez minutos después, el Uchiha entró en Konoha como alma que lleva el diablo. Se dirigió a la torre del Hokage, y se horrorizó al ver la puerta destrozada, hecha añicos en el suelo. <<No, no, no. Esto no puede estar pasando>> Entró en el despacho donde debería seguir trabajando su amor y se quedó allí, estático. No había nada, mejor dicho, nadie, ya que la montaña de papeles que antes coronaba la enorme mesa en la que se sentaba Naruto estaba esparcida por el suelo como si hubiese pasado un huracán. Sasuke soltó todo el aire de golpe al ver manchas de sangre en la moqueta. La imagen que el día anterior había cruzado su mente al oír la palabra guerra volvió a hacerlo: Naruto tirado en el suelo, cubierto de heridas, sangrando y bramando de dolor.

 

-¡Naruto!- el moreno entró en pánico.- ¡NARUTO!

 

Empezó a hiperventilar, y sus ojos ardían.

 

-Sasuke-kun.- se oyó una voz a lo lejos. ¿Shizune? El moreno siguió la dirección de la que había provenido aquella llamada.

 

La secretaria se encontraba sentada en el suelo, agarrándose la pierna cubierta de sangre.

 

-Shizune.- Sasuke no lo aguantó más, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas sin control.- ¿Qué ha pasado?

 

-No lo sé. Estábamos....- tuvo que parar, ya que un fuerte sollozo la inundó.- Estábamos trabajando... y de repente... de repente, han aparecido.

 

-¿Cuántos eran?

 

-Veinte como poco.- Mierda. Mierda. Mierda.

 

-Shizune, ¿y Naruto?

 

-Se lo han llevado.- sollozó. ¡NO!

 

-¿Sabes por dónde se han marchado?

 

-Hacia el sur.

 

-Bien, Shizune, te dejaré en la puerta del hospital e iré a...

 

-No.- lo interrumpió.- Ve a por Naruto.

 

-Pero estás herida y...

 

-Sasuke-kun, Naruto está en mal estado. Ve a por él. Me las arreglaré como pueda. Corre, por favor.- suplicó.- Sálvalo.

 

-Siempre.- alcanzó a murmurar el moreno.

 

 

Tras veinte minutos corriendo frenéticamente en la dirección que le había indicado la secretaria, Sasuke escuchó un grito. Un bramido de dolor. Y sabía perfectamente a quién pertenecía. Su Sharingan se activó solo.

 

-Naruto...- susurró con voz desesperada. No podía lanzarse así sin más. Por lo que había dicho Shizune, eran veinte o más. Y si habían podido atrapar al Hokage... eran fuertes.

 

Se asomó a una especie de claro donde se encontraban. Con el Sharingan contó los flujos de chakra. Eran veintitrés, y pudo captar el flujo de chakra de Naruto, estaba débil, y al parecer, también herido. Por fin lo vio. Estaba tirado en el césped, atado de pies y manos y con éstas intentaba proteger su abultado vientre, con heridas por todo el cuerpo, sangre... una mueca de dolor abarcaba su rostro, y temblaba notoriamente.

 

-Mirad a la putita gorda.- comentó uno de ellos entre risas. Le dio una patada a Naruto en un costado, haciendo que gimiera de dolor. A ese se lo reservaría para el final.- No sé cómo lo han dejado ser Hokage.- otra patada, otro gemido.

 

Y... Sasuke no aguantó más. Con el Susano'o ya fuera se lanzó contra todos ellos. Utilizó el Amateratsu con cualquiera que se le interpusiera, con todos menos aquel hijo de su **** madre que se había atrevido a insultar y pegar a su marido.

 

-Sasuke...- gritó el rubio aliviado y asustado.

 

Al final, sólo quedaba aquel atrevido en pie, y Sasuke lo miraba con cara de psicópata llena de su propia sangre por el Amateratsu y la de los compañeros de aquel cabrón que le había salpicado. El claro era un mar de llamas negras, cuerpos tirados y sangre.

 

-¿Cómo te has atrevido?- preguntó con voz contenida.- ¿CÓMO COÑO TE HAS ATREVIDO? Nadie, escúchame,- lo agarró del cuello.- NADIE hace daño a mi familia y sale bien airado. NO SERÁS LA EXCEPCIÓN.

 

Sasuke torturó a aquel hombre hasta que pidió morir. Pero no lo dejó morir, lo dejó medio muerto y lo tiró con los cuerpos de sus compañeros, para que sufriera agonía antes de morir. El moreno se miró las manos manchadas de sangre. Otro grito inundó el claro, el mismo grito que antes había escuchado.

 

-Naruto.- gritó, corriendo en su dirección. El rubio estaba peor de lo que el Uchiha esperaba.- Naruto, Naruto...- las lágrimas volvieron a acudir a sus ojos, y cayeron sin consuelo.

 

-L-lo siento.- susurró Naruto con voz amortiguada.- Tenías razón, Sasuke.

 

-Shhh, tranquilo, mi amor. Tranquilo, mi vida.- sollozaba una y otra vez el moreno.- Todo va a salir bien, tú vas a estar bien.- más parecía que quería convencerse a sí mismo.

 

-Sasuke.- lo llamó un poco más alto.

 

-Dime, dime.

 

-Creo que viene el be...- la frase fue interrumpida por un grito de agonía de parte del rubio.

 

-Tranquilo, mi vida. Te voy a ayudar, ¿de acuerdo?- no esperó respuesta.- ¿Recuerdas todo lo que te dijo Tsunade para cuando llegara el momento?- el rubio asintió. Tsunade lo había estado preparando para el día del parto ( algo así como clases de preparación al parto ).- Bien, mi amor. Ahora con cuidado te voy a quitar la ropa.

 

Sasuke dejó a Naruto desnudo de cintura para abajo. Naruto cogió la mano del moreno y la apretó con tanta fuerza que pensó que se la rompería. Un chillido atravesó la garganta del menor.

 

-Vamos, cielo, tú puedes.- Sasuke no podía parar de llorar. Naruto estaba sudoroso, y temblaba por el esfuerzo.

 

Una hora y media después, Naruto escuchó un leve llanto. Su bebé... Las lágrimas que seguían cayendo por el rostro del moreno, contagiaron al rubio. Levantó un poco la cabeza y alcanzó a ver a Sasuke mirando un pequeño bultito cubierto de sangre y pringue, lo miraba con adoración. Nuestro bebé...

 

-Sasuke, Sasuke, Sasuke.- dijo en un hilo de voz Naruto.

 

-Saluda a nuestra princesita.- Sasuke colocó a su niña en los brazos de su papi. El moreno no podía hacer otra cosa que llorar y sonreír. Y Naruto hacía lo propio.

 

-Hola.- saludó a su pequeña.- Uchiha-Uzumaki Mikoto. Eres lo más hermoso que he visto en mi vida. Lo siento, Sasuke.- hasta hacía poco, lo más hermoso que había visto Naruto era Sasuke, pero su niña...

 

-Sé que ella es lo más precioso que existe en el mundo. Eres su padre...- Naruto siguió contemplado el rostro mojado de su hija. Tenía los ojos cerrados, y lloraba desconsoladamente, dejando ver una boca sin dientes. Su pelo era negro oscuro, el mismo de su padre.

 

-Sasuke.- el rubio llamó a su marido.

 

-Naruto.- contestó el aludido, asintiendo para que le dijera lo que quería.

 

-Necesito que me prometas algo.- su rostro se descompuso en una mueca de dolor.

 

-¿Qué ocurre, Naruto?- preguntó alarmado.

 

-Necesito que me prometas algo.- repitió.

 

-Lo que tú quieras.- Sasuke ya no miraba a su hija, revisaba al padre con el terror escrito en los ojos.

 

-Prométeme que cuidarás de ella, que será la niña más feliz del mundo.- ¿Qué? Esto no podía estar pasando.

 

-No, Naruto. Tú no me vas a dejar. No, por favor. Naruto, mi vida.- rodeó con las manos sucias el rostro del rubio.- Te vas a quedar conmigo y con Mikoto. ¡Háblame, Naruto!

 

-Te amo, Sasuke.

 

-No lo digas como si te estuviera despidiendo. Todo va a ir bien. No dejes de hablarme.- los párpados del rubio temblaron.- No te duermas, Naruto.- Naruto reaccionó y los abrió con esfuerzo.- Háblame. Háblale a tu hija.- rogaba una y otra vez.- ¡AYUDA! ¡AYUDA!

 

-Mikoto...no seas quisquillosa con la comida... Come, crece mucho y sé un buena niña... Báñate todos los días... Ve a la cama temprano y duerme bien... Hazle caso a tu padre... Haz amigos... no importa cuántos... Sólo asegúrate de que sean amigos verdaderos en los cuales confíes, no importa si son pocos... Estudia bien ninjutsu... Siempre he sido un patán en la escuela, pero tu padre era, es y siempre será un genio. Así que debes de haber sacado eso de él... Todo el mundo es muy bueno y muy malo en algunas cosas... No te sientas mal si hay algo que no puedas hacer... Asegúrate de escuchar a tus profesores en la academia. No pidas prestado dinero... ahorra lo que ganes en tus misiones... no tomes Sake hasta los veinte años o arruinarás tu cuerpo... Este es un mundo de hombres y mujeres y algún día querrás tener un novio... Me hubiese encantado estar ahí para verte feliz con tu pareja. No escojas al primer chico que se te cruce en el camino y asegúrate de no escoger a uno rarito... encuentra alguien fuerte como tu padre... Recuerda quién eres... Encuentra una meta... un sueño... y nunca te rindas hasta hacerlo realidad... Hay tantas, tantas, tantas... cosas que quisiera decirte y enseñarte; quiero estar contigo, hija mía... TE AMO.- eran las mismas palabras que le había dedicado su madre al morir.

 

-¡NARUTO! Por favor. ¡AYUDA! ¡AYUDA!

 

-Sasuke, siempre has sido lo mejor de mi vida. Por favor, cuida de ella. Cuida de ti. Hazlo por mí. Te amo, mi amor, mi alma gemela. Te amo.- el rubio dejó caer los párpados, ya cansado de luchar...

 

-¡NO! ¡NARUTO!

 

 

 

 

 

 

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

 

 

 

 

 

Al día siguiente, en el hospital de Konoha.

 

 

-Tsunade-sama.

 

-Voy, voy.

 

El ajetreo era más que visible, todos corrían hacia aquí y hacia allá. Uchiha Sasuke se encontraba sentado en el suelo con la espalda pegada a la pared. Silenciosamente, lo acompañaban sus compañeros. Todos estaban allí, sentados junto a Sasuke, a excepción de Sakura, Ino y... Naruto.

 

La puerta frente a Sasuke se abrió, dejando ver a una sonrojada Sakura con un bulto en las manos. Su bultito. El bultito de Naruto. Su Naruto...

 

-Aquí tienes, Sasuke-kun.- dijo la pelirrosa con una ancha sonrisa, había restos de lágrimas en sus ojos y mejillas. El Uchiha se levantó por inercia y puso los brazos bajo su princesa. Todo desapareció de su vista. Todo excepto su niña.

 

-Hola, princesita.- la pequeña ya había abierto los ojos. Eran los ojos de Naruto. Esos ojos que lo hacían volverse loco. Los ojos más hermosos del mundo.

 

Sus amigos contemplaban la escena con ternura y tristeza marcados en sus rostro.

 

-Mi hermosa niña.- susurró Sasuke al borde de las lágrimas. Kakashi se acercó a él y le puso una mano en el hombro, mirando a la niña.

 

-Se parece mucho a ti.- comentó.- Es preciosa.

 

-Lo sé, es la hija de Naruto.- las lágrimas cayeron por sus mejillas, silenciosas.

 

-Sasuke-kun.- escuchó gritar a lo lejos a Ino, pero no hizo en menor ademán de moverse ni contestar.- Sasuke-kun.

 

-¿Qué ocurre, Ino?- preguntó Kakashi en su lugar.

 

-Tsunade-sama.- dijo intentando recuperar el aliento.- Naruto...- fue suficiente para que Sasuke reaccionara.- Sígueme.

 

Sasuke hizo lo que la enfermera le pidió y la siguió por el amplio pasillo. Los demás hicieron lo mismo. El moreno vio la figura esbelta de la Hokage y casi se abalanza sobre ella.

 

-Tsunade.- pidió, suplicó el Uchiha. La Hokage sólo asintió con una gran sonrisa en el rostro. Eso significaba que...

 

-Aún está inconsciente, pero está fuera de peligro.- un millón de gritos de alegría invadieron el espacio que ocubaban é y sus amigos.

 

No podría haber sido más feliz. Su Naruto... estaba vivo. Volvió a llorar, pero esta vez por motivos diferentes. Lloraba de alegría.

 

 

Una hora después el rubio despertó, siendo abrazado por miles de amigos, y por último, fue rodeado por lo brazos de Sasuke, que no se apartó de él en una semana. En cuanto tuvo oportunidad, Naruto cogió a su niña. Sasuke y ella eran lo mejor que le había pasado en su vida.

 

 

-Mi amor, mi vida, mi cielo...- no cesaba de repetir Sasuke. Le importaba una mierda que estuvieran allí todos sus amigos presentes, no dejaba de besar a su marido y a su hija.- Te amo, os amo.

 

-Y yo a vosotros.- dijo Naruto con voz débil.

 

-Naruto.- lo llamó la Hokage.

 

-¿Mm?

 

-Sé que estás cansado y necesitas descansar, pero hay algo de lo que tenemos que hablar.

 

-¿Eso quiere decir en privado, Maestra?- preguntó Sakura.

 

-No, es mejor que os enteréis de todo lo que ha pasado.- la Hokage suspiró, para después coger aire y empezar a hablar:- Todo esto, aunque no lo creáis, lo han hecho Madara y Obito.

 

-¿Qué?- preguntó Kakashi.

 

-Bueno, será mejor que empiece. Hace unos días, recibimos información de que Takigakure, el País de la Cascada, iba a declararnos la guerra. Nos reunimos todos para encontrar una solución. La más nombrada era la de una guerra. Suna nos apoyaría. Pero, el Hokage propuso un tratado de paz, así que me dirigí hacia Takigakure para ello. Todo estaba planeado, ya contaban con que haríamos eso. Dejando así al Hokage embarazado desprotegido, que da la casualidad de que es el Jinchuuriki del Kyubi. Madara y Obito compraron los servicios de Takigakure. Y con ellos, a los rebeldes de Konoha. El objetivo desde un principio fue Naruto.

 

Todo eso ya le daba igual a Sasuke. De momento no se preocuparía más por esos dos imbéciles. Ya encontraría el momento de enfrentarse a ellos y que dejasen de ser una amenaza para su familia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Seis años después.

 

 

 

-Mikoto...- se quejaba un rubio de ojos negros cual carbón. Una niña estiraba los mechones rubios de su hermano.

 

-Mikoto.- la regañó un rubio.- Deja a tu hermano.

 

-Ha empezado él.- la niña de pelo largo y de color azabache y ojos azules puso morritos.

 

-Dejadlo ya los dos.- una nueva voz se oyó en la estancia.

 

-¡Papá!- los dos niños gritaron y se tiraron a los brazos abiertos de su padre.

 

Naruto no podía más que sonreír ante la escena que se repetía casi todos lo días. Sasuke se separó de sus hijos y se acercó a su amor para así darle un delicado beso en los labios.

 

-Deaj.- exclamaron los dos niños a la vez. Naruto se separó levemente de Sasuke y soltó una carcajada.

 

-¿Qué tal al academia, Mikoto?- preguntó el moreno a su hija.

 

-Genial, ¿sabes? Hoy he ganado a Emi.- la niña sonrió orgullosa, era igual que su padre.

 

-Esa es mi chica.

 

-Emi es muy buena.- argumentó Naruto. Emi era la hija de Sakura y Lee.

 

-Pero no lo suficiente para una Uchiha-Uzumaki.- presumió, era igual que su padre.

 

-¿Y tú, Yukio? ¿Qué tal el día?

 

-Mu mien. Papi me ha llevado a su tabajo. Shizune-san me ha dado gaetas, y el tío Kohamru y yo hemos estado trenando lanzando Shu... shuikes.- el niño sólo tenía tres años, y aún le costaba pronunciar algunas palabras, por no decir que no hablaba del todo bien.

 

-Nadie es mejor que papá en eso. Deberías pedirle ayuda a él.

 

-Si quieres mañana te puedo enseñar.- se ofreció Sasuke.

 

-No necesito que me enseñes, sólo es entrenamiento.- dijo con altanería el niño. Naruto rió. Sus dos hijos tenían el mismo carácter que Sasuke.

 

Unos fuertes y precipitados golpes en la puerta interrumpieron lo que fuera que iba a decir Yukio sobre los Shurikens y el entrenamiento.

 

-Ya voy yo.- dijo Naruto sin perder la sonrisa. El rubio abrió la puerta y tras ésta entró Sai cansado e intentado recuperar el aliento.

 

-Naruto...- fue lo uno que pudo decir tras los jadeos que escapaban de su boca abierta. Una sensación extraña recorrió la boca del estómago del rubio. Era como un.. .deja-vu.

 

-¿Qué ocurre, Sai?- preguntó Naruto alarmado. Dentro, Sasuke, que lo había oído todo, se acercó a sus hijos y los rodeó con los brazos de manera protectora. Su familia. Miró hacia donde se encontraba Naruto.

 

-Nos han declarado la guerra.

Notas finales:

Sé que soy muy mala.... Lo siento, lo siento. Pues sí, lo he dejado así. Y sí, por un momento os he hecho pensar que mi Naru-chan había muerto. Pero eso NUNCA, Naru-chan nunca puede morir...

Por favor dejadme algún RV

 

Me pensaré si hago una continuación, depende de vosotros...

 

NOTA:

A ver, ahora mismo es 9 de abril, estoy mirando el fic y tal... y he decidido hacer una continuación, la DEFINITIVA. No habrá más. Intentaré que quede bien concluso todo. Quería saber si la pongo como un capítulo más ( haciendo que fuese un TWO-SHOTS ) o hago otro fic con un título distinto pero que fuera la segunda parte. Bueno, decidme. Lo que sí tengo claro es que va a ser bastante larga, tengo muchas ideas en la cabeza. xD También se aceptan sugerencias.

BESOOOOS

 con mucho love VeraHK


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