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Secret of the past por hikari shindou

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Notas del capitulo:

Aquí actualizando antes del fin del munco

¡Enjoy! 

 

Solo un poco más, solo un poco más y saldré de vacaciones. A tan solo tres semanas de mi tan ansiada libertad, siento la presión sobre mis hombros sumamente pesada. Y no solo en la universidad, sino también en el trabajo.

Esta semana son trabajos finales por entregar, la próxima son exámenes y para la última semana nos entregaran calificaciones. Puede que la última semana no sea tan pesada, simplemente llena de estrés, angustia y ansiedad por saber los resultados. 

Y eso es solo en la universidad.

En el trabajo, Sasori, sus padres y yo estamos avanzando sumamente rápido la producción. Teniendo como consecuencia salir dos horas más tarde de lo habitual. Las entregas que se tenían previstas cerca de las fiestas están siendo adelantadas. Debido a que la familia  Akatsuna No, saldrá de vacaciones y no queriendo dejar ningún pendiente y así disfrutar de sus vacaciones familiares sin ninguna interrupción.

Siendo los padres de mi amigo consientes que  en la universidad la teníamos un poco difícil, decidieron pagarnos el doble todo el mes. Lo cual para nosotros era sumamente gratificante.

Llegue a casa alrededor de las ocho de la noche totalmente agotado. Ni ganas de cenar tenía. Mi único objetivo era mi cómoda cama. Recuperar un poco del sueño perdido era lo que necesitaba.

Me disculpe con mi familia por no acompañarlos a cenar. Ellos asintieron comprensivos.

Cuando entre a mi habitación tenía toda la intención de tirarme a la cama. Sin cambiarme de ropa ni cobijarme. Simplemente caer rendido. Pero rápidamente recordé que el irresponsable de mi hermano menor, hizo lo mismo la semana pasada y termino con una fiebre. Lo que menos necesitaba en estos momentos era caer enfermo.

Pesadamente me dirigí a sacar ropa más cómoda de unos de los cajones del peinador. Me despoje de mi abrigadora ropa para así colocarme una playera de manga larga, un pequeño short y unos calcetines muy calientitos. Ropa algo contradictoria, pero no me preocupaba mucho, tan solo encendería el calentador por unos minutos y no habría problema alguno.

Una vez cambiado, me dispuse acostarme en mi deliciosa cama. Totalmente listo para descansar.

 

~*~*~*~*~*ITACHI~*~*~*~*~*~*

¿Hijo?  –  Escuche la voz de mi madre llamándome. Gire mi cabeza para verla apropiadamente.  – ¿Ya te vas? – Pregunto confundida, al ver que presionaba el botón del ascensor.

-           Así es. Termine todo mi trabajo por el día de hoy, así que me iré primero. – Respondí tranquilamente. Ella siguió observándome confundida ya que la mayoría de las veces regresábamos mis padres y yo juntos a casa. – Tengo planeado hacer una pequeña visita.

 

-          ¿La conozco? ¿Tardaras mucho? ¿Dónde vive? ¿Quiénes son sus padres?  – Sus preguntas llenas de dudas no querían ceder. Aun cuando ya tenga veintidós años, trabajara y fuera una persona totalmente responsable mi madre siempre se pondrá en modo detective cuando se preocupa.

Sonreí ante ese gesto.

-          Madre, no tienes de que preocuparte. Solo iré a visitar a Deidara. Últimamente no nos hemos vistos. Claro, nos mantenemos en contacto por mensajes y llamadas, pero quisiera ir a verlo personalmente. – Mikoto me dedico una sonrisa llena de felicidad, demasiada diría yo.

 

-          ¡Oh, pero que hermoso! – Llevo sus manos a sus mejillas, tratando de contener la felicidad – ¿Quién hubiera imaginado que mi hijo fuera todo un romántico? – Comento con euforia. – Ya no te robare más de tu tiempo. Vete, vete. – Dijo, empujándome dentro del ascensor que justo acababa de llegar. – No llegues con las manos vacías ¿De acuerdo? – Asentí obediente.

 

Las puertas estaban a punto de cerrarse cuando ella las detuvo. Imagino que para darme otro consejo. Pero su mirada ansiosa y temerosa me hizo desechar ese pensamiento.

-          Mándale mis saludos…Por favor. – Suplico. Sé perfectamente a quien se refería. Las puertas se cerraron completamente. No pude responderle, pero obviamente lo haría.

Si bien no estaba totalmente de acuerdo que ocultara la verdad, ayudaría a mi madre en lo que fuera. Lo que le sucedió no es algo fácil de contar y superar. Pero ella lo logro. A pesar de haber perdido a un hijo, mantuvo sus fuerzas para seguir criando a dos más;  A  Sasuke y a mí.

 

~*~*~*~*~*MIKOTO~*~*~*~*~*~*

Como deseaba el poder ir a visitar a Obito. Pasar tiempo con él. Pero el acercarme así tan de repentinamente sería muy sospechoso. Necesitaba una manera, un plan para acercarme y comenzar a crear un vínculo que siempre debió existir.

Necesitaba de ayuda, no podría lograrlo sola.

Creo que el destino lo sabía y es por eso que pienso que el que Itachi me haya escuchado en esa ocasión, resulto algo positivo.

-          ¿Ese era Itachi? – Me sobresalte por la voz a mi espalda. No era nada más y nada menos que mi esposo; Uchuha Fugaku.

¿Cómo reaccionaría al descubrir la verdad? ¿El conocer el lado siniestro de su hermano?

Preguntas como esas surcaban mi mente. El temor a su reacción era latente, aun con el miedo  presente, mi amor por él era mucho más intenso.  

-          Si, cariño  – Conteste, entrelazando nuestras manos.  

 

-          ¿A dónde va? – Pregunto con curiosidad al igual que yo, momentos atrás.

 

-          Tan solo va a visitar a alguien

 

-          ¿Y se puede saber a quién? – Nuevamente pregunto, solo que en esta ocasión disfrazaba su curiosidad con su porte serio. Sonreí. Él presiono el botón del ascensor.

 

-          A su pareja  – Respondí tranquilamente mientras entraba al ascensor. Fugaku tardó en reaccionar que por poco se cierran las puertas metálicas frente a sus narices.

 

-          ¡¿Pareja?! ¿Desde cuándo Itachi tiene pareja? – Dejando de lado su seriedad, mi querido esposo dejo abierta la puerta de la curiosidad.

 

-          Te lo diré todo una vez que lleguemos a casa ¿De acuerdo?

 

-          ¿Mikoto, me vas a dejar con la intriga todo el camino? –  No respondí, mi silencio era una respuesta obvia. Lo escuche suspirar derrotado.

 

 

~*~*~*~*~*ITACHI~*~*~*~*~*~*

Tres golpes fueron suficientes para que la puerta se abriera dejando a la vista un pelinegro, pelinegro que era nada más y nada menos que mi hermano menor. Ansió el día en que la verdad sea revelada, que lo tome de la mejor manera. Claro, eso es pedir mucho, pero espero que entienda y perdone a nuestra madre.

Me sonrió amistosamente, note la curiosidad en sus ojos. Él sabía a quién deseaba ver, más no esperaba mi visita a estas horas. O tal vez su curiosidad estaba centrada en las cuatro cajas que llevaba conmigo.

Entre saludos me invito a pasar, guardándose su pregunta.

Nos dirigimos a la sala donde se encontraba Ino leyendo un libro y Naruto en su laptop. Ambos rubios levantaron la mirada, sonriéndome a modo de saludo.

-          Sería tonto preguntar el motivo de tu visita – Comento Ino de forma picara. Tan solo sonreí por acertar. Es obvio que estoy aquí para ver a Deidara. No me malentiendan, la familia Namikaze me cae de maravilla, pero sinceramente ansiaba ver a Deidara.

 

-          Lamento decirte que tu conquista se fue a dormir temprano. Últimamente ha llegado más cansado de lo usual del trabajo. – Aclaro Obito, sentándose a lado de su prima. Sinceramente me deprime el no poder verlo. Pero debo ser comprensible, tampoco voy a comportarme en un papel demandante. 

 

-          En realidad es mi culpa por venir sin avisar.

 

-          Vamos, pero no te quedes ahí parado, siéntate. – Invito el menor, lo más probable es que le desespere verme parado en medio de la habitación. Asentí y me dirigí al sillón, justo a su lado.

 

-          ¡Oh! Casi lo olvido. Traje chocolates. – Le entregue una caja a cada uno y la sobrante la coloque en la pequeña mesa de enfrente.  – No sabía si preferían  chocolate blanco, con leche, negro o con relleno. Así que traje una caja de cada uno. – Los tres me miraron sorprendidos. – ¿No les gusta ninguno? – Pregunte al ver que no abrían ninguna.

 

-          No, no es eso. Es decir  – La rubia buscaba palabras, pero ninguna oración completa salía de su boca

 

-          Lo que Ino trata de decir es; Gracias  – Ayudo Naruto. – Pero…

 

-          No podemos aceptarlas  – Concluyo Obito. Esa coordinación, esa manera de saber lo que pensaban sin necesidad de palabras me asombro.

 

-          ¿Por qué, no? Las traje para ustedes, así que provecho.

 

-          Itachi, no es necesario, además; Es demasiado. No tienes por qué exagerar.

 

-          Solo se tú mismo  – Comento alegre el más joven. Iba agradecer por sus ánimos pero un ruido en la cocina nos llamó la atención. Todos dirigimos nuestra atención a la puerta que daba justo enfrente a la cocina.

 

-          ¡Ino! ¿Sabes dónde están los medicamentos para los cólicos? – Pregunto un rubio de cabellera desordenada por la almohada, una playera de manga larga, esta le llegaba debajo de los muslos,  aparentando no llevar nada de la parte de abajo, si no fuera porque sostenía un vaso de agua que provocaba que la playera se levantara un poco dejando al descubierto un short corto, muy corto.

 

Al parecer ya no noto mi presencia ya que por que por poco escupe el líquido, y realizaba un intento inútil de bajar la playera cubriendo sus largas y desnudas piernas.

 

-          ¡Itachi! ¿Qu…qué haces aquí? Quiero decir…Hola   – Saludo tímidamente.

 

-          Vine a verte  –  Comencé a levantarme del sofá y acercarme a él. – Pero tu familia me dijo que te fuiste a dormir temprano. – Deposite un beso en su frente una vez que estuvimos lo suficientemente cerca.  ­Cercanía que me ayudo a ver su leve sonrisa. – Espero  y no haber sido importuno.

-          Cuidado en donde pones tus manos  – Amenazo Obito, mirándome suspicaz. Siendo un reflejo obedecí, inmediatamente aparte mis manos de la cintura de Deidara que no supe en que momento las coloque. El rubio solo se sonrojo avergonzado, desviando la mirada del pelinegro.

 

Esta situación es algo bizarra; Mi hermano menor que  no sabe que somos hermanos, me exige que no me propase con su hermano, que no es su hermano, hermano que  me gusta.

 

Situación complicada.

 

¿Por qué no simplemente decir de una vez la verdad? Aclarar toda esta situación y ser felices por siempre.

 

¿Por qué la vida tiene que jugar con nuestros destinos?

 

-          Tampoco exageres primito. ¿Quieres que te recuerde que tú en ocasiones rodeas de la cintura a Rin? – Comento malévolamente Ino. Ocasionando un bochorno en mí hermano.

 

Siendo que Obito, Sasuke y yo tenemos la misma sangre, es extraño ver como no actúa como la típica persona que porta nuestro apellido: Serio en todo momento que se le complica demostrar sus emociones si no es alguien de suma confianza. 

 

-          Eso no tiene nada que ver Ino – Fingió toser para encubrir su pena.

 

-          No te quieras hacer el de la doble moral – Se unió a la burla el menor de los presentes

 

-          Podrían por favor dejar ese tema por la paz

 

-          Tú empezaste – Comentaron los rubios del sofá.

 

-          En fin~~ –  Canturreo la mujer – Lamento decirte Deidara, pero se acabaron los medicamentos para los cólicos. – Agrego, de seguro al notar al igual que yo la mueca de molestia en su rostro, sumándole que tenía la mano en el vientre. No lo pensé dos veces

 

-          Iré a la farmacia a comprártelos – Tome su mano libre depositando un beso en ella. – No tardo.

 

~*~*~*~*~*DEIDARA~*~*~*~*~*~*

                Logré conciliar el sueño rápidamente gracias al cansancio, pero no paso mucho tiempo para que las molestias en mi vientre hicieran acto de presencia. ¡Hasta parece que mi organismo lo hace a propósito!

                Malditos cólicos, son un castigo divino por siempre llevarle la contraria a los varones.

Los                  donceles a comparación de las mujeres no menstruamos. Pero creo que desearía hacerlo, según las mujeres cuando están en su periodo suelen ser ocasiones en que los cólicos se presentan. Mientras que para nosotros los donceles no sangramos, simplemente nos dan unos cólicos siendo el doble de dolor que el de una mujer.

En verdad no me importaría sangrar mientras que los cólicos fueran menos intensos.

Estire mi mano a la mesa de noche de mi lado derecho en busca de mis pastillas, pero grande fue mi decepción a no encontrar ninguna.

Tal vez Ino podría ayudarme. Claro, el medicamento que tomo contiene una cantidad un poco más elevada de AINES, pero al final de cuentas reduciría el dolor, al menos a un dolor más considerable a soportar.

Muy a mi pesar me levanto de la comodidad de mi agradable cama, al abrir la puerta de mi cuarto escucho voces, doy por hecho que están todos en la sala.

Malditos cólicos.

Camino en dirección a la cocina, me sirvo un vaso de agua y comienzo a buscar por las gavetas, teniendo la esperanza de que por  alguna casualidad las puse allí y lo haya olvidado.

Pero no, mi suerte no es tan buena.

Ya completamente rendido, me dijo a la sala.

-          ¡Ino! ¿Sabes dónde están los medicamentos para los cólicos? – Tome un poco de agua, mi garganta se sentía un poco seca.

Casi escupo el líquido al verlo sentado tan tranquilamente platicando con mi familia.

 

~*~*~*~*~*MIKOTO~*~*~*~*~*~*

 

-          ¿Ya me dirás? – Vaya que no lo iba a dejar pasar. Apenas y avanzamos al recibidor.

 

-          Con lo que te dije hace un momento  – Comencé hablar nerviosa.

 

-          En realidad…  – Hable tímidamente – Todavía no son una pareja oficial. Su oscura mirada ansiosa me hizo continuar. – Itachi todavía está en el periodo de acortejarlo.

 

Suspiró aliviado.

-          Por ahí hubieras comenzado, Mikoto  – Se deshacía el nudo de la corbata, pero paro su acción repentinamente  – ¿Acortejarlo? No querrás decir acortejarla, querida.

 

-          No. Es acortejarlo. – Aclare deletreando la última palabra como diversión. Tener frente a mí ese rostro lleno de sorpresa e incredulidad, no se presentaba todos los días.

 

-          Oh por Dios. Dame un respiro Mikoto. – Con su mano peino su negro cabello. – Haber si entendí. Nuestro hijo mayor está a punto de tener una relación amorosa con un varón  – Rodé los ojos fastidiada.

 

-          Lo entendiste mal, Fugaku. – Cruce mis brazos molesta. – Itachi está acortejando a un doncel. Además, y si fuera un varón ¿Qué tiene de malo? – Mi molestia era evidente y él lo capto.

 

-          Lo lamento, lo lamento. – Froto sus ojos con sus dedos. – No es lo que quise dar a entender

 

-          ¿Entonces? – Anime a continuar. Mis brazos seguían cruzados.

 

-          Me importaría muy mínimo el hecho de que uno o dos de mis hijos tuvieran como pareja a un varón. ¡Por dios, Mikoto! Amo a mis hijos, no lo dudes ni por un momento. – Sus palabras llenas de comprensión, lograron que bajara mi barrera.

 

Froto sus dedos en su puente de la nariz.

 

-          ¿Qué es lo que te afecta? ¿Qué es aquello que te inquieta? – Mi voz sonó afligida. Al acercarme a él, lo envolví en un abrazo.

 

-          Es solo que me duele el hecho de que mi hijo no me tenga la confianza

 

-          ¡Oh, cariño! – Lo abrace con más fuerza, brindándole mi cariño. – Sabes que esto puede cambiar. –  Me separe de él, pero no por completo, mis manos descansaban en sus hambre. – Solo tienes que ser más expresivo con los chicos, pasar tiempo con ellos ¡Y no me refiero a temas de la empresa familiar! – Alce la voz adivinando el comentario que mi esposo haría.

 

-          Pero si no es de la empresa ¿Qué temas de conversación puedo tener con ellos? – Sonreí comprensiva.

 

 

-          Fugaku  – Ejercí fuerza en el apretón  – Eres un hombre inteligente, encontraras algo  de qué hablar con tus hijos  – Acomode el cuello de su camiseta. Puede que mi esposo sea inteligente en cuanto números, leyes, un empresario excelente y sea un líder nato, pero no es el mejor expresando sentimientos ¿Acaso nacer bajo el apellido Uchiha te hace perder el carisma?  – Pregúntales sobre sus gustos; ¿Qué les gusta hacer? Cuando los veas pregunta cómo les fue en el día, por sus amistades. Es más deberían ir a pescar algún día de estos.

 

-          Mikoto, es invierno. No creo que pesquemos mucho. – Fruncí el seño

 

-          Pero que hombre de mala fe. – Coloque las manos en mi cadera. – Te estoy dando opciones, deberías agradecerme por ello. Al ver que no iba a ceder, lo hizo.

 

-          Lo lamento cariño. – Sonreí complacida.

 

-          Tan solo haz tu mejor esfuerzo para acercarte a tus hijos. – Dándome la razón, asintió sonriente. Beso mis labios de manera tierna, tomo mi rostro entre sus manos, recordándome a esos bellos momentos en los que éramos tan solo una pareja de novios.

 

Logrando que notara con más claridad el cariño muto que nos tenemos. Si después de tantos años esa llama no se ha apagado es por algo llamad amor….Amor puro y sincero.

 

Tal vez, solo tal vez no sería mala idea seguir el consejo de Itachi; Decir la verdad.

 

~*~*~*~*~*DEIDARA~*~*~*~*~*~*

No tuve oportunidad alguna de decirle que no era necesario ir a la farmacia, podía prepárame un té de canela o de manzanilla para alivianar el dolor.

Sin embargo por ser demasiado apresurado no me permitió decirle y justo ahora se encuentra en quien sabe que farmacia, comprando quien sabe que medicamento.

Ya había transcurrido más de media hora y todavía no llegaba. Espero y no llegue con mil cajas de medicamentos para cólicos como lo hizo con las cajas de chocolate, según me comento Ino.

-          ¿Creen que consiga las pastillas adecuadas? – Pregunto en general mi hermanito.

 

-          Yo también me pregunto lo mismo. No olviden cuando enviamos a Obito a la farmacia por lo mismo,  Deidara y yo no estábamos en condiciones de ir y Naruto se encontraba fuera con sus amigos. – Agrego la rubia, dejando escapar al final una carcajada. Yo me uní a ella, ya sabía a donde llevaba aquello.

 

-          El tarado de Obito jajaja – Naruto no pudo terminar la frase, también se había contagiado de la risa.  

 

-          ¡¿Quieren callarse?! – Alzo la voz  el pelinegro, cruzo sus brazos mostrando su molestia, pero más que nada era por el bochorno al recordar ese momento. Según él, llego como el héroe del día, solo para después darse cuenta de su error ¡Su grandísimo error!

 

-          El…el tarado – En un triste intento por concluir entre risas la oración –  El tarado…de Obito jajajaja–  Naruto lo único que lograba era hiperventilar y tener espasmos de la risa.

 

-          No lo digas – Amenazo señalándolo con el dedo un índice

 

-          Trajiste medicamentos para la gastritis y supositorios en vez de tampones. – Revele estallando más en carcajadas al igual que los demás rubios.

 

-          ¿Cómo es posible que alguien confunda tapones con supositorios? – Ino estaba que lloraba de risa y a mí me faltaba poco para estar en la misma condición que ella.

 

-          Y creí que yo era el tarado de la familia – Hablo Naruto, el tono de burla era imposible no usarse en esa situación.

 

-          ¿Cuantas veces debo de repetir que entre en pánico? – Elevo la voz para hacerse escuchar entre tantas risas. La frustración de ver que no  cesábamos ocasiono que despeinara su cabellera. – La trabajadora y varias mujeres que se encontraban en ese pasillo me estaban mirando sospechoso.

 

-          Solo era tu paranoia – Limpie una lágrima que se había logrado escapar.

 

-          Dios, si Itachi llega con pastillas para la gastritis o colitis ahora si moriré de risa.

 

-          Concuerdo contigo, Naruto. Es más, yo diría que eso no es algo que un Uchiha pueda hacer. Como lo es Itachi y Obito.

 

-          ¡Ino! – Le reproche, sabía que a Obito le disgustaba el hecho de le recordaran que por sus venas tenía linaje Uchiha.

 

-          ¿Qué acabas de decir?  – Nuestras risas cesaron abruptamente cando escuchamos la voz tras nosotros. ¡¿En qué momento había llegado Itachi?! ¡Oh Dios mío! ¡Itachi escucho! ¡Itachi escucho! Ninguno de nosotros menciono palabra alguna, el miedo y el desconcierto atravesaba todo nuestro sistema.

 

~*~*~*~*~*ITACHI~*~*~*~*~*~*

 

-          Dilo de nuevo. –  Ordene serio.

 

Termine de comprar los medicamentos para Deidara y fue una casualidad que la puerta de la residencia estuviera abierta. Bueno tal vez fue mi culpa por que al salir  no coloque el seguro.

Y me alegro de no haberlo hecho.

Tenía ya el conocimiento que Obito era mi hermano y tenía los exámenes de laboratorio que me respaldaban.

Al escucharlo precisamente de la familia Namikaze aproveche para encararlos frente a frente. Conocer su versión de la historia. Unir los puntos sueltos en esta historia. Darle respuestas a nuestras incógnitas.

 

-          Ita…itachi… – Deidara pronuncio mi nombre con miedo.

 

-          Dime ¿A qué se refería tu prima? – Camine dos pasos a su persona pero Obito se interpuso, evitando más la cercanía. Ambos nos miramos desafiantes. Lo cual era mala idea si quería que hablaran.

 

-          No te acerques – Ordeno Obito serio. Sin protesta alguna obedecí,  mi oscura mirada observo a  cada uno de manera interrogativa. ¡¿Por qué ocultar la verdad?! No ven que eso complica más las cosas.

 

-          No me acercare – Levante las manos en son de paz. – Tan solo quiero escucharlo nuevamente. Escuchar de nuevo que Obito es un Uchiha.

 

-          No sé de qué esas hablando – La actitud y voz no cambiaron en Obito. Los ojiazules reflejaban miedo y angustia en sus ojos. ¡Dios, no haré nada malo!

 

-          ¿Quieres que finja que no escuche nada? – Una sonrisa irónica surco mis labios. – Dios mío, ella trato de hacer lo mismo. – Dijo más para mí mismo que para ellos. Recordando el momento que accidentalmente escuche a mi madre revelar tal secreto. Creo que se me da bien el llegar al momento justo.

 

-          De ser posible, si por favor. – Comento el menor.

 

-          ¿Y por qué debería hacer eso? ¿Acaso es tan malo ser parte de la familia Uchiha? – Aunque mire a cada integrante de la familia esa última pregunta estaba dirigida al otro pelinegro. Mas sin embargo este no respondió. – Responde por favor ¿Es tan malo ser un Uchiha? – Mi voz seria cambia a una dolida. Si la respuesta era afirmativa sería muy difícil convencerlo en que vuelva con su verdadera familia, a lado de su madre biológica y hermanos.

 

 

-          Lo es si el apellido conlleva a la manipulación y extorción. – ¿Manipulación? ¿Extorción? ¡Oh por Dios! Lo sabe. Sabe de la manipulación que Madara tuvo con nuestra madre. No, eso no puede ser posible, si tuviera ese conocimiento no mantendría ese comportamiento natural con mama. Necesito calmarme, pensar con claridad, si me apresuro a sacar conclusiones terminare por revelar cosas que no me corresponden a mi decirlas. Lo que ocasionaría más trabas en este drama familiar.

 

Suspire sonoramente para tranquilizarme y despejar mi mente.

 

Más que nada mama debe de hablar con Obito. Esto no puede seguir así.

 

Si no es mañana que logro convencerla que revele la verdad lo hará esta semana. Ya estoy cansado de ocultar el hecho de que Obito es mi hermano.

 

Obito Uchiha

 

No suena nada mal.

 

-          Es mejor que me valla antes de que diga algo que a mí no me corresponde.

 

-          ¿Qué es lo que sabes? – La mirada de sospecha que Deidara me dedicaba no lograba provocar un dolor en mi pecho. No perderé la poca confianza que hemos estado contrayendo.

 

 

-          No diré nada más. Porque necesito que todos los implicados estén presentes.

 

-          ¿Todos los implicados? – volvió hablar Deidara

 

-          ¿Quién más podría estar implicado en este drama? ¡Eh! – Exigió mi hermano

 

-          Por favor, solo tengan paciencia y sobre todo  – Mire directo a los ojos de Deidara  – Confianza.  – Era más que obvio que por su mente pasaban pensamientos extraños de que tal vez los pudiera traicionar con mi tío. Una mente con miedo podría formular hasta la idea más loca. –  Sé que ahora todo es caos y confusión pero tengan por seguro que les diré todo lo que sé – Teniendo que apartar la vista del azul cielo de Deidara, levante la bolsa donde se encontraban lo que fui a comprar, colocándola en el sillón más cerca,  me di la media vuelta  y me despedí  – Aseguren bien la puerta  – Agregue antes de salir. 

 

Notas finales:

¿Qué les parecio? n_n 

23.Sep.17


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