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Una noche de Trabajo... por Alice_Sutcliff

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Notas del fanfic:

Bueno, es mi rpimer fic jaja asi que espero que les guste n_n un pequeño One-shot :DD espero sus comentarios y sugerencias n,n

 

Alice...

Era media noche, estaba de pie en su acera de siempre platicando con algunos de sus amigos que solían esperar por clientela en ese mismo sitio. No hablaban de nada en particular, la noche era fría, el iba cubierto con una gabardina roja que tenía detalles negros, pantalones negros ajustados y una camisa tinta, llevaba zapatos negros, sus gafas rojas que le daban una personalidad más sensual, o eso creía él y su cabello pelirrojo amarrado en una coleta de caballo alta, llevaba una mochila negra de lado donde cargaba sus accesorios.

Tenía veinte años y se había visto obligado a trabajar de sexo servidor, pero no era algo que le acomplejara, el sabia su situación y no era una persona que se dejara vencer por simples cosas, si tenía que salir adelante lo haría a coste de lo que fuera, su cuerpo era su instrumento de trabajo. 

-. Miren, ahí viene un auto –dijo uno de los chicos que era rubio-

-. No creo que venga por servicios… -musito otro

-. Nunca se sabe –dijo el pelirrojo encogiéndose de hombros y cruzándose de brazos- Quizás hoy sea tu día de irte primero, Alois -bromeo dándole un codazo amistoso al joven de dieciséis años-

-. Si claro –respondió entre risas-

El auto se detuvo frente a ellos y bajo el cristal de la ventana, dejando ver al sujeto que iba dentro.

-. Hola… -saludo el hombre de la camioneta mirando al pelirrojo ante la mirada de los demás-

-. Hola ¿Qué tal? –saludo desde donde estaba-

 

-. ¿Trabajas aquí? –Dijo levantando la ceja-

 

-. Si… -dijo levantando la ceja también cruzándose de brazos- ¿Por qué? –los demas lo miraron-

-. No lo tomes a mal, es que no lo parece, te vistes… bueno, no te vistes así… -apunto a chicos que iban muy provocativos-

 

-. Mmm… ya –sonrió y se encogió de hombros- Trabajar en eso no significa tener que tener mal gusto –se rio y el hombre se rio también-

 

-. Cierto… ¿Cómo te llamas?

 

-. Grell –respondió amable-

 

-. Muy bien Grell… ¿Te gustaría tener algo de trabajo esta noche? –le dijo divertido-

 

-. Pues claro, hay cuentas que pagar… -dijo divertido-

 

-. Entonces por favor, sube –dijo abriéndole la puerta del copiloto-

 

Grell lo miro un segundo y después de despedirse se subió no sin antes notar las miradas de un grupo que estaba frente a ellos. Cuando subió sintió el aire fresco que había dentro, el olor casi imperceptible a tabaco mezclado con un perfume sutil y dulce que le gustó mucho. Observo al hombre que conducía, además de tener una voz profunda y suave, tenía el cabello negro, parecía alto, de tez blanca, llevaba una camisa negra de vestir que tenía mangas largas pero que estaban arremangadas hasta sus codos, acompañado de un pantalón de mezclilla y tenis que aprecian ser Converse de botitas. Iban en silencio, el cual era disipado solamente por la música que llevaba en el reproductor. Tuvieron que detenerse por la luz roja del semáforo y fue cuando Grell se inspiró a iniciar una conversación.

 

-. ¿A dónde iremos? –pregunto tranquilo-

 

-. Vamos a un hotel… -contesto arrancando pues ya estaba en verde- oh es cierto, aun no te cuento como estará tu trabajo –le sonrió-

 

-. ¿Mmm? ¿Cómo que como estará? –dijo intrigado-

 

-. Veras, no estarás conmigo.

 

-. ¿A no? –Parpadeo- ¿Entonces con quién?

 

-. Uno de mis primos me llamo, me dijo que le gustaría tener compañía esta noche, veras, él está aquí por negocios, ha tenido una semana difícil y le gustaría relajarse un rato, pero como no puede salir, me pidió el favor de llevarla a alguien, debo mencionar que cuento con tu discreción –le miro y le sonrió-

 

-. Oh ya veo –dijo sorprendido-

 

-. No te preocupes por el pago, te pagara el triple de lo que ganas en una noche por quedarte hasta que él quiera.

 

-. ¡¿El triple?! –dijo totalmente sorprendido-

 

-. Así es –dijo tranquilo-

 

-. ¡Wou!… eso no me lo esperaba –musito mirando al frente- y… ¿Puedo preguntar porque tardaste en escoger a alguien?

 

-. Mi primo es un poco, especifico, no le gusta que se vean corrientes… de hecho me sorprendí  mucho encontrarte, vas tan bien vestido que creí que estabas perdido o algo… -solo una risilla-

 

-. Pues ya ves que la vida da sorpresas ¿No? –se rio también-

 

-. Así es… agradables sorpresas –le sonrió-

 

Siguieron el camino y después de unas cuantas vueltas llegaron al umbral de un gran hotel. Era un edificio muy alto, gente que aprecia de mucho dinero entraba y salía por las puertas automatizadas custodiadas por algunos botones. Se detuvieron justo en la entrada, un botones se acercó y abrió la puerta, del lado donde estaba Grell.

-. ¿No te bajaras? –pregunto al ver que no se movía-

-. No, yo me iré a casa –le sonrió-

-. ¿Y cómo sabré a quien buscar? –Dijo cuando estuvo de pie fuera del auto a punto de cerrar la puerta-

-. Pero que tonto –se rio dando un golpecillo en la frente- es cierto…

-. No pues así uno no puede trabajar –soltó unas risillas-

-. Lo siento, lo siento, ya todo está arreglado, mi primo ya hablo a recepción, podrás pasar sin ningún problema.

-. De acuerdo –cerro la puerta- ¿Y por quién pregunto?

-. Sebastián Michaelis.

 

*******************

 

Entro por las puertas automatizadas, de alguna manera estaba familiarizado con ese ambiente, había tenido clientes ricos antes que gustaban de llevarlo a ese tipo de lugares, por lo que simplemente actuó con naturalidad, ajusto su cabello atado en la cola de caballo y se acercó a la recepcionista.

 

-. Buenas noches –saludo amable-

 

-. Buenas noches ¿Quiere una habitación? –Contesto igual de amable la chica-

 

-. No, alguien me espera, vine a preguntar el número de habitación –dijo apoyando los codos en el mostrador-

 

-. Ah, muy bien, en seguida, solo dígame por favor a nombre de quien esa la habitación…

 

-. Sebastián… Sebastián Michaelis –miro como la mujer hacia movimientos en el monitor-

 

-. Aquí esta, es la habitación 419, en el sexto piso –le sonrió- El señor Michaelis también indico que se le diera una llave… -explico mientras le tendía una tarjeta que servía a modo de llave-

 

-. Muchas gracias, linda –dijo a modo de despedida mientras tomaba la tarjeta-

 

Fue al elevador caminando tranquilamente y se subió a él, se estiro un poco y se recargo en la pared con brazos cruzados esperando que el elevador se abriera. Un piso, Dos pisos, tres pisos, hasta que llego al piso que le habían indicado, se bajó y camino buscando el número de habitación hasta que lo encontró, era el último cuarto del corredor. Se paró frente a la puerta y suspiro para después tocar.

 

-. ¿Hola? –Musito al no obtener respuesta-

 

Toco por segunda vez y opto por usar su llave, deslizo la banda magnética por la ranura codificadora y la puerta se abrió. Al entrar se dio cuenta de que estaba todo oscuro, entro y cerró la puerta detrás de sí, trato de ver pero todo estaba muy oscuro así que prendió la luz. No había nadie. Miro la pequeña antesala que había costada de dos sillones individuales y una mesa de centro, lo que parecía ser el baño y una puerta cerrada que supuso, era la habitación.

 

Se quitó la gabardina roja y la coloco en el respaldo de uno de los sillones dejandola junto con su mochila, para después dirigirse a tocar la puerta de madera que estaba cerrada. Toco una vez y no hubo respuesta, toco dos veces y no hubo respuesta tampoco. Opto por entrar, quizás su cliente había salido, pero cuando abrió vio una figura en la cama boca abajo, se sorprendido un poco y se acercó encendió la lámpara del buro que estaba de espaldas al sujeto en la cama para que la luz no le diera directamente y después rodeo la cama de nuevo para observarlo hincándose a un lado de la cama.

 

Respiraba pausadamente, estaba dormido, llevaba aun su camisa formal y sus pantalones grises que al parecer hacían juego con el saco gris que estaba tirado en el suelo junto a una corbata. Se sonrió a sí mismo al verlo ahí, su cara reflejaba tranquilidad, sus labios entre abiertos  aspiraban de vez en cuando y su cabello negro le cubría parte de la cara. Se quedó ahí mirándolo preguntándose qué debería hacer, si se iba sería una pérdida de tiempo y dinero, pero si se quedaba y el no despertaba también lo seria. Suspiro y lo miro de nuevo.

 

-. Esto no estaba planeado… -dijo para sí mismo pensando en voz alta y de repente el chico llamado Sebastián empezó a moverse-

 

-. Mmm… -musito entre dormido empezando a abrir los ojos y enfoco al pelirrojo que estaba frente a él, el cual lo miraba atento- ¿Quién eres? –Alcanzo a decir levantándose un poco desconcertado sentándose en la cama-

 

-. Ah… emmm Soy… Soy Grell… -musito nervioso al ver sus ojos clavados en él, unos ojos escarlata profundos que le observaban-

 

-. ¿Grell?

 

-. Si, su primo me trajo…

 

-. Ah… ah sí… Claude… lo siento –bostezo- Sigo algo dormido –se sonrió-

 

Grell lo observo un poco desconcertado sin saber que hacer dejándole espabilarse.

 

-. Pidamos algo de comer –dijo sin terminar de repente- Creo que me dormí desde las cuatro y no comí… tengo hambre, tu también debes tener hambre, ven… -le llamo tendiéndole una mano-

 

 

Grell la tomo sin comprender realmente pero simplemente se dispuso a hacer lo que le dijera, y debía aceptar que tenía hambre. Tampoco había cenado así que, comer un poco antes de la acción estaría muy bien. Sebastián lo condujo a la antesala y tomo de la mesita lo que parecía ser un menú ojeándolo con atención ante la mirada atenta de Grell, que se había sentado en el sillón donde estaba su gabardina.

 

-. Mmmm… que debería pedir… ¿A ti que se te antoja? –le pregunto bajando el menú mirándolo-

 

-. Ammm… lo que sea está bien… -le sonrió-

 

-. Mmmm de eso no hay… -se rio- a mí se me antoja un sándwich… de esos que llevan muchas cosas y papas fritas… ¿Te gustaría uno de esos? –le pregunto mirándole-

 

-. Sí, claro… -respondió como por inercia-

 

-. Pues que así sea –dijo con tono gracioso y marco a recepción para pedir la comida-

 

Pasaron minutos y después trajeron la comida. Sebastián la recibió y firmo el ticket. Ambos se sentaron y empezaron a comer, Grell se sentía un poco desubicado pues creía que iba a estar comiendo otro tipo de cosas y no un sándwich con papas fritas. Además de que su cliente era de alguna manera encantador, y sus ojos escarlata le habían fascinado, ese color que tanto le gustaba en un hombre que le gustaba hacia que le gustara aún más. Sintió la mirada del pelinegro y lo miro interrogante, a lo que este le contesto con una sonrisa.

 

-. ¿Te gusto? –pregunto terminando de comer-

 

-. Sí, pero me eh llenado mucho –dijo al mostrar el ultimo trozo en el plato junto con algunas papas-

 

-. Déjalo si ya no quieres –dijo amable- Quizás lo necesites después… -dijo sonriendo de medio lado guiñándole un ojo-

 

Comenzaba la acción. Grell se rio por lo bajo sonrojándose un poco ante la mirada que ahora, se veía un poco más ‘’amenazante’’.

 

-. Tengo una ropa que me gustaría que usaras –musito Sebastián poniéndose de pie-

 

-. ¿Ropa? –dijo Grell mirándole irse a la habitación-

 

-. Si… -Dijo desde la habitación y regreso con una bolsa de una tienda, como si la acabase de comprar- Toma, ahí está el baño, si quieres puedes tomar un baño antes…

 

-. De acuerdo… -dijo tranquilo poniéndose de pie dirigiéndose al baño-

 

-. Yo tomare una ducha en el baño de la recamara…

 

-. Ok –dijo Grell sonriéndole para después cerrar la puerta-

 

Se metió y miro el baño blanco con los típicos adornos que tienen los hoteles. Un espejo grande sobre el lavabo le reflejaba una clara imagen de él mismo. Se sonrió a si mismo orgulloso de si y empezó a mirar dentro de la bolsa quedando extrañado por lo que veía. Encontró unos pantalones de cuero, hasta ahí todo iba bien, y después unas orejas y una cola de gato color negro a juego con las orejas. No es que no hubiera usado disfraces extraños pero, no lo esperaba del tal Sebastián, pero bueno, era lo de menos, igual le había gustado el traje y se lo pondría para jugar un poco.

 

Abrió la regadera esperando el agua caliente mientras se quitaba la ropa, se encargó de atarse el cabello para que no se mojara y se metió a la regadera. Lavo su cuerpo y  después salió para secarse el cuerpo y cambiarse, supuso que no necesitaría la ropa interior puesto que no venía ninguna ahí, igual que no había nada de playera o algo por el estilo, así que solo se puso los pantalones, se ajustó la curiosa cola a un seguro que había en el pantalón y se colocó la diadema de orejitas. Cepillo un poco su cabello dejándolo suelto y se colocó sus inseparables gafas rojas saliendo por fin del baño.

 

Miro en la antesala y estaba Sebastián sentado llevando unos simples pantalones de pijama y bebiendo algo que parecía ser uno de esos caros whiskeys u otra cosa parecida. Cuando Grell salió del baño lo miro de pies a cabeza y dejo el baso en la mesilla sonriendo de medio lado y tendiéndole la mano para que se acercara. Así lo hizo mirándole pícaramente hasta que llego.

 

-. Te sentó perfectamente… -dijo sentándolo en el descanso del sillón-

 

-. ¿Tú crees? –dijo divertido el pelirrojo-

 

-. Me consta… eres un minino muy sexy -musito Sebastián cerca de su pecho desnudo empezando a acariciarle las piernas-

 

-. Miau… -dijo Grell divertido y Sebastián se rió también-

 

-. Ven aquí… -dijo dirigiéndolo al piso colocándolo entre sus rodillas mirándolo detenidamente- Me gusta más tu cabello así, suelto…

 

-. ¿Sí? –Musito sonriéndole mientras le miraba desde abajo apoyado en sus rodillas-

 

-. Si… -Sin decir más llevo su mano hasta los labios del pelirrojo acariciándolos para después meterlos dentro de su boca-

 

Grell soltó un suspiro y empezó a lamerlos y a succionarlos sin perder cuidado de Sebastián lanzándole miradas furtivas que parecían excitarlo. Sebastian parecía disfrutar de los jugueteos, mientras Grell se deleitaba mirando esos ojos clavados en el mirándole con deseo.

 

-. Ven –dijo Sebastian a Grell tomándolo del cabello un poco tosco atrayéndole a su boca-

 

Grell sintió el jalón en el cabello pero más que enojarse, eso le gustaba. Sintió el beso demandante de Sebastian obligándole a abrir la boca sintiendo su lengua imperiosa pidiendo la suya, propuesta que por supuesto no negó empezando a juguetear con su lengua. Sintió como las manos del pelinegro lo tomaban de las piernas acomodándolo sobre él y sintió como sus manos pasaban por su trasero masajeándolo. Empezó a moverse sobre las piernas de Sebastian frotando su miembro con cada movimiento y empezó a sentir como se iba notando más y más entre sus piernas.

 

-. Mmmm… -musito Sebastian jalándole de nuevo del cabello atinándole una fuerte nalgada-

 

-. Aahh… -musito Grell entre adolorido y excitado-

 

Sebastian llevo sus manos a la cremallera del pantalón de Grell y metió la mano acariciando su miembro que parecía también estar listo para jugar, luego llevo la mano del pelirrojo hasta su pantalón haciéndolo frotar su miembro sobre la tela y después meter la mano. Grell se relamió los labios sintiéndolo entero en sus manos, lo masajeo mirando la cara que tenía Sebastian, sin duda lo disfrutaba.

 

-. Vamos… -dijo tomándolo de las piernas cargándolo-

 

Grell se asustó un poco y se aferró al cuello de Sebastian mientras este caminaba en dirección a la recamara. Al entrar, cerró la puerta con un pie y de dejo caer a Grell  a la cama. Sin darle tiempo a incorporarse o algo Sebastian se puso entre sus piernas y comenzó a besarlo de nuevo tomándolo por las muñecas. De su boca bajo a su cuello mordisqueándolo. En la habitación se escuchaban los jadeos de ambos.

 

-. Gira… -dijo Sebastian a Grell levantándose un poco-

 

Grell se dio la vuelta y Sebastian quito el cabello de su espalda comenzando a besarla y acariciarla, recorriéndola hasta su trasero dando algunas nalgadas que a Grell parecían gustarle. Ansioso, Sebastian le quito el pantalón al pelirrojo. Este lo miraba de reojo mientras lo acariciaba. Se inclinó un poco sobre el buró para tomar el lubricante que había dejado en él, se puso un poco en los dedos y los metió poco a poco.

 

-. Mmm… aaah… -musitaba Grell entre cortado sintiendo los dedos en su entrada-

 

Cuando Sebastian vio que ya estaba suficientemente lubricado se puso entre sus piernas así de espaldas como lo tenía, las separo bien y se introdujo de un solo estoque sintiendo el cuerpo de Grell vibrar bajo el. Escucho un ligero quejido de entre los labios del pelirrojo pero lo acallo empezando a moverse. Lo empujo de los hombros haciéndolo tocar la cama mientras su cadera estaba levantada.

 

-. Aaahhh aaaahhhh aaaaahhhh…. –musitaba Grell entrecortado-

 

-. Mmm… aah… ¿Te… te gusta verdad? Dime que te gusta… -dijo inclinándose sobre el empezando a masturbarlo-

 

-. Aaaaahhh sí, sí, me gusta, me gusta…

 

Grell sentía le respiración de Sebastian en su oído, cada embestida lo hacía vibrar, sentía que podría desmayarse en cualquier momento, aunque no era parte de los planes de Sebastian. Lo giro de nuevo y se colocó a un lado levantándole una pierna volviendo a penetrarlo mientras lamia uno de sus pezones.

 

-. Aahhh… -musitaba Sebastian al oído de Grell-

 

El pelirrojo estaba encantado, sentía la respiración fuerte de Sebastian en su cuello y eso le ponía aún más loco, era el mejor trabajo que había tenido en mucho tiempo, sin duda. Sentía su cuerpo ceder ante las caricias de aquel hombre de encantadores ojos escarlata. Tenía sensaciones que pocos lograban hacerlo sentir.

 

-. Aaahhh… Sebastian…

 

Sebastian esbozo una sonrisa al escucharlo nombrarle lo tomo de la cadera y lo hizo montarlo. Grell empezó a moverse arriba de él, moviendo la cadera de arriba abajo sosteniéndose del pecho de Sebastian.

 

-. Aah… si… mm… aah… -musito Sebastian sintiendo a Grell moverse- Espera creo que… aahh…

 

Sebastian puso de nuevo a Grell recostado en la cama pero esta vez boca arriba, lo empezó a penetrar más y más rápido sintiendo que terminaría, a la vez que masturbaba el miembro de Grell. Sin avisar, el espeso y blanquecino líquido salió de Grell llenando su pelvis de su propio fluido, cosa que hizo que Sebastian se viniera también para después desplomarse sobre él.

 

Se quedó un momento inmóvil, retomando la respiración y después si recostó a un lado. Grell también se repuso un poco y lo miro, ambos jadeando, sus cuerpo bañados en sudor… y otros líquidos. Grell estaba algo cansado, ya era de madrugada y entre cerro los ojos un poco. Sebastian lo miro y se rio por lo bajo, a lo que Grell lo miro extrañado. Sebastian lo tomo de la muñeca y lo atrajo hacia el mirándolo muy fijamente.

 

-. No te duermas aun… -dijo acariciando su cabello- El juego acaba de empezar…


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