Capítulo uno
“Oh… por Dios… ¿qué les cuesta lavar un plato y unos cuantos servicios para no ensuciar más? Pero no, como soy yo el que lava, les da igual.” Pensaba mientras ordenaba la pila de platos, un contenedor lleno de cucharas, tenedores y más… ¡y solo éramos cuatro personas en esta casa!
Desperté con frio… claro, eran las cuatro con treinta cuando lo hice, tenía que estudiar. ¿Quién hace eso estando en el instituto? Nadie… solo que yo no voy al instituto. Soy un estudiante universitario. Mi nombre es Joe, tengo diecinueve años y soy bisexual. Es decir, que soy hetero cuando estoy con una chica… y que soy homosexual o gay o… maricón cuando estoy con un chico. No me gustan las etiquetas, prefiero decir que me gustan las personas y solo hay dos tipos de sexos en este mundo asique es más bonito. Solo somos dos hermanos, yo soy el mayor pero el enano es más alto que yo, ley de la vida. Mis padres son homofóbicos así que mi orientación sexual no se habla mucho, me echan de la casa si se enteran y no, aún no, recién voy en mi segundo año, no quiero morir con pulmonía debajo de un puente. No, gracias. Mi padrastro tiene cincuenta y tantos años… pero parece un dinosaurio porque es como una chimenea: fuma todo el día; y mi madre es diez años menor, profesora… y la vida no la ha tratado muy bien. “Ni hablar… su hijo mayor le salió fallado… ñee… tampoco es como si yo lo hubiese tenido fácil” Pensé, embetunando los platos aceitosos con detergente. Me siento mal a veces por… mi condición sexual… siento y pienso que mi madre no se lo merece, no obstante, mi mente me persigue diciéndome que no desperdicie mi vida pensando en esas cosas si no tengo voluntad de cambiar. Porque es verdad, no quiero cambiar.
En fin. En mi primer año de universidad estuve solo la gran parte del año, pasaba en la biblioteca, estudiando o no, de cualquier forma, a finales de año logré hacerme de algunos amigos y estoy bien con ellos, es decir, ¿qué hacen las personas que tienen más de cinco amigos? ¿Cómo logran regalarles algo a todos? ¿Acordarte si quiera de las fechas? No, yo no sirvo para esas cosas, me basta con tres amigos y muero feliz. “Aunque moriría feliz si alguien me dijera –te amo- de forma sincera… si… ummm… aaaagh… pensamientos estúpidos no arruinen mi limpieza” Si, esa es la verdad. Quiero enamorarme y no lo malentiendan, soy un chico… un macho recio y todo el cuento, no soy de esos niñitas –sin ofender- que realmente quieren ser una mujer. No, yo soy un hombre, me gusta estar arriba o que me monten… y eso no significa que no pueda ser romántico. “Soy… un saco lleno de ideas cursis y rosas” Me dije, abriendo el grifo del que salía un chorro de agua y empecé a enjuagar los platos, vasos, etc.
Detesto mi pasado. Quería enamorarme y cometí varios errores y… aaah… es un asco. Di mi primer beso a una… Por respeto a las mujeres, no lo diré. Perdí mi virginidad con ambos –un seme nace luego de ser uke por un tiempo- y… así anduve perdido muchos años. Nah, mentira, fueron como tres años que andaba de estúpido. Ya ha pasado más de ocho años desde aquellas… cosas-feas-infecciosas-de-la-vida. Lo que si… no he podido dejar atrás son mis personalidades.
Oh no, no, no, no, nada de eso. No sufro de personalidades múltiple, ni nada paredico a una enfermedad psicológica. No confío en nadie y las veces que necesitaba conversar con alguien… lo necesitaba tanto que creaba diálogos en mi cabeza. Vamos… se que no soy el único que lo hace. La diferencia, es que yo empecé a ponerles características a esos diálogos convirtiendo sombras en personas, luego en personalidades. Asique, en base a eso, puedo decir que soy Joe, soy Moro y… Hei. Simplemente son nombres, pero ahora como que ya casi no hablamos. Cuando uno tiene amigos con quienes hablar, esas cosas se guardan en un cofre, y de vez en cuando salen a preguntar quién-sabe-que-cosas.
No soy un chico con mucha vida. Me aburren las fiestas y prefiero leer un libro antes que estar gastando mi tiempo con seres-que-sufren-diarrea-asquerosa-verbal. Me gusta estar con personas que saben hablar, y si bien, algunas son incoherentes, o prefieren hablar más estupideces que otra cosa, me siento bien con esas personas porque las conozco y sé que no sufren de esa enfermedad que nombré antes. También me gusta el animé y rolear. Es mi maldición y otra de las razones por las que no me llevo bien con mis padres ni con la gente “normal” o, mejor dicho, con la plaga de gente subnormal que se cree normal y que yo, por no discutir idioteces, digo “si, son normales… pff, si, super normales, sobre todo esas perras de allá que se han acostado con la mitad de la población de la universidad. Noooormal. O los perros que se creen los men de ricos, y no saben que abrir es sin hache” Ok, no. Lo último no lo digo en forma pública.
Subo a mi habitación y me siento en mi cama. Algo vibra bajo mi trasero.
- Oh!... bendito celular, como me excitas – Lo tomo de mala gana, mirándolo con cara de pocos amigos. Era “él” llamándome. Me sonrojo hasta las orejas al recordar lo que había dicho antes– Shit… - pongo el aparato al lado de mi oreja luego de contestar- Isa?
- Holi – Me dice con ese tono risueño y energético de siempre. Mi pecho empezó a doler y mi corazón a palpitar demás.
- H-hola… saluda bien hijo de tu madre. – Soy el chico duro con él. No puede descubrir nada de mí, menos esa parte.
- Yaa… super tierno. Oye ¿tienes planes para esta tarde? Salgamos juntos… trece-trece – Lo último me lo dice con un tono entre burlón y coqueto. Cómo lo odiaba, santo Dios.
- Déjate de geidades, estúpido. ¿A dónde quieres ir? – Me acuesto en mi cama con mi brazo libre pasándomelo por detrás de mi cabeza y flexionando mis piernas. Super sexy. Sonrío al pensar eso: soy un idiota.
- Nose, juntémonos en el centro y ahí vemos, vale?
- Dale… -le respondí y antes de cortarle escuché un “adiós cariño”
Que se vaya a la… aaaagh! Estúpido, estúpido Isaac. Estúpido nombre. Eres un saco de estupidez. “This is STUPID”. Tiro el celular a los pies de mi cama y me tomo el rostro con ambas manos, luego de suspirar con frustración, me levanto a ver la hora.
- … queda… más de una hora antes de juntarnos… - Veía en la laptop. Me senté en la silla y entré al grupo de yaoi-yuri al que pertenecía y me hacía el príncipe para la mayoría. Tenía unos cuantos “MP” y para perder el tiempo, empecé a revisarlos. La mayoría me pedían yaoi… otros MP más atrevidos me pedían hentai –si, para mí, ser atrevido, es rolear hentai, el yaoi es super sano- . Abro un mensaje de un chico que conocí hace como dos meses y solo hemos hablado unas cuatro veces… pero esas cuatro veces pasamos horas haciendo varias cosas.
- “K-konbanwa M-Moro-san… e-etto… “ –me gustaba esa parte tan uke de Kuro-chan- “M-me preguntaba s-si querías y s-si podías r-rolear de nuevo conmigo. N-no tengo con quien más… e-es decir! T-tengo p-pero contigo es más divertido. Que estes b-bien M-Moro-san”- Leí. Kuro-chan es tierno. Soy suave con él y no roleamos de sexo. Es genial, me divertía tanto en esta página, tanto con él y sin sexo. Él y unos cuantos más no requerían de sexo para divertirse en ROL. Le respondí que esta noche lo esperaba dócil. “Mmm… no, dócil no. Lo dejaré en que estaré esta noche”
Luego de responder a algunos MP, me volví a recostar en mi cama, hasta escuchar la voz de mi madre que llegaba de comprar con mi hermano. Hora de bajar al primer piso y después salir con Isaac.