KangIn es el típico chico rudo, el cual prefería recurrir a los golpes antes de analizar las situaciones, con un orgullo gigantesco el cual nunca le permitirá admitir sus errores y mucho menos pedir una disculpa, prefería tomar lejía antes de pronunciar esas palabras. Pero todo esto contrasta cuando se le conoce realmente, ese instinto protector que pocos tienen la dicha de conocer, la manera pura e inocente de amar a los que lo aman. Es toda contradicción. Viviendo según sus momentos y sus reglas; con ese sentido de justicia tan particular, ese que lo llevo a proteger a un chico, el cual estaba siendo molestado por un grupo de futbolistas tontos en uno de los pasillos desolados de su instituto.
KangIn no dudo en comenzar a lanzar golpes a todas direcciones y posesionarse frente al chico que estaba en el suelo hecho un ovillo; aunque él era fuerte sabía que tenía todas las de perder, enfrentarse a tres gorilas no era cualquier cosa, pero aun así lucho hasta que con un poco de suerte pudo romperle la ceja a uno y golpear a los otros en el estomago, cuando los vio que trataban de tomar aire, supo que era su oportunidad para escapar.
Por instinto tomo al chico que seguía en el suelo, y sintiendo la adrenalina correr por todo su cuerpo, se lo hecho al hombro y salió disparado hacia la cafetería, la cual estaba vacía y suficientemente cerca de los pasillos que llevaban a los salones de clase.
Se dejo caer a un lado de una máquina expendedora, recuperando el aliento, bajo al chico y lo sentó a su lado y lo miro respirar entrecortadamente, ¿Por qué respiraba así, si yo fui el que hizo todo el esfuerzo? Se pregunto internamente.
-¿Te encuentras bien?- le pregunto aún entre jadeos, el otro solo asintió mientras se incorporaba.
- ¿A dónde vas?- El chico siguió caminando y KangIn maldiciendo se levanto para comenzar a seguirlo. El chico entro a los servicios, una vez adentro se observa en el espejo y se lleva agua al rostro, sabía que tenía los ojos hinchados por las lagrimas retenidas, y comprueba que esta mas pálido de lo normal, y se siente patético ante su reflejo, mientras tanto su “salvador” se recargo un la pared.
- Deberías de agradecerme por lo menos- le dice mientras se levanta la camisa, para mirarse el abdomen que se va marcando con bonitos hematomas ahí donde había recibido los golpes, y hace una mueca cuando ve uno grande que se está extendiendo por su costado izquierdo, lo toca suavemente y evita un gemido de dolor- Vaya pensé que estaría mejor, ¿Eres Leeteuk, verdad?
El chico solo asintió de nuevo y sus ojos se volvieron a llenar de lagrimas, mientras baja el rostro y se abraza a sí mismo, una lagrima cae y KangIn se alarmo, si a algo le teme es a las lagrimas.
-No llores, no lo hagas- trato de ser delicado, pero Leeteuk lo tomo como reclamo, y sin poder evitarlo comenzó a gimotear- Si sigues llorando me marchare- trato de ser amable y no funciono así que probaría suerte amenazando y para su fortuna el chico comenzó a calmarse.
-¿Por qué te molestaban esos chicos?- Pregunta queriendo sonar despreocupado.
- Porque no soy de su agradado, supongo- Leeteuk respondió en un susurro.
-Los rumores sobre ti, ¿son ciertos?- KangIn sentía verdadera curiosidad por ese tema, no es que fuera de vida o muerte, pero ya que tenía la oportunidad ¿por qué no aprovecharla?
Leeteuk sonríe con tristeza.
- Depende de cuales hayas escuchado- KangIn lo medito unos segundos.
-En realidad solo me interesa saber la esencia de todos esos rumores, ¿lo eres?
-No te entiendo- Los nervios regresan a Leeteuk y se retuerce las manos. KangIn rueda los ojos.
-¿Eres gay?- lo suelta así, sin pensarlo demasiado, total no importa cuánto la adorne, al final la pregunta sonará brusca, viniendo de él.
A Leeteuk se le abren los ojos, nunca nadie se lo había dicho, ni preguntando tan directamente y por un momento sintió miedo, él sabía de la fama de matón que KangIn cargaba, pero si este lo había salvado de los deportistas ¿Por qué le haría daño ahora?
-¿Cambiaria la manera en la que has tratado hasta este momento?- pregunta con voz temblorosa. KangIn lo observa por unos instantes en silencio.
-En realidad no, estoy hablando contigo, no me interesa tras de quien estés o que hayas hecho.
-¿No dirás que soy raro, marica o algo así?- Leeteuk lo mira con clara confusión.
- No tengo por que hacerlo, te diré algo pero si lo comentas lo negare y te golpeare- amenaza KangIn- Creo que no elijes lo que eres, simplemente lo eres y punto; y si no lo aceptas el de el error eres tú- Leeteuk escucha en silencio, y después sonríe.
-¿Y si me tiro a tus brazos y te pido tener sexo aquí?- Leeteuk dice mientras intenta ser seductor y mira encantado como KangIn abre y cierra la boca intentando decir algo, para después soltarse a reír, provocando que se desconcertara, ¡se está burlando de él!, ¡él muy maldito se está doblando de risa!, que casi al instante se transforma en un gemido de dolor, se ha olvidado de los golpes en su abdomen.
Leeteuk se acerca a él lo ayuda a incorporarse y el otro sonríe en agradecimiento. El silencio se apodera de ellos, se miran a los ojos y de pronto KangIn se acerca a él lentamente cuando sus respiraciones se mezclan instintivamente cierran los ojos.
Leeteuk espera impaciente ese contacto en los labios pero antes de obtenerlo KangIn susurra:
-¿Realmente quieres tener sexo aquí? ¿Ahora?- Pregunta sobre sus labios, Leeteuk se estremece y asiente rozando su nariz con la de KangIn y este le toma de las caderas –Tengo que decirte algo- Leeteuk siente como su corazón se detiene al escucharlo, acaso ¿lo rechazaría?
-Me acostaré contigo, cuando tú quieras, cuando estés listo, no en este momento que me lo has propuesto, que te has ofrecido para comprobarte algo, para hacerme creer que lo que dicen sobre ti es verdad, para que crea que esto eres, pero tengo el presentimiento de que te estás ocultando y no hare nada hasta que seas sincero contigo mismo- termina KangIn y le da un pequeño beso de tras del oído y suelta a Leeteuk, mientras este abre los ojos desconcertado. KangIn se dirige a la puerta y antes de salir, se vuelve y sonríe.
-Nos vemos después, cuídate y aléjate de los gorilas- gira de nuevo pretendiendo salir, pero Leeteuk lo abraza por la espalda y susurra:
-¿Por qué?- KangIn sonríe aun más aunque Leeteuk no pueda verlo, porque ha enterrado la cabeza entre sus hombros.
-Aún es pronto y necesitas tiempo para aceptarte, creo que aun no es el momento para que algo así suceda entre nosotros, cuando estés listo búscame, tal vez ese sea el momento correcto- Se ha girado para quedar de frente, le da un pequeño beso en los labios y se despide agitando la mano, dejando a Leeteuk con una sonrisa boba, el corazón latiendo descontroladamente y esa promesa de una oportunidad juntos.