Necesitaba pensar, y en estos momentos, estaban tratando de que me comiese algo que no me gustaba, ¿como mierda se suponía que debía pensar? Teníamos que hacer el proyecto, por lo usual soy solo, pero el profesor ha dicho que esta vez no, que por ser el nuevo, y yo que siempre hago solo mis trabajos, tendría la "suma amabilidad" de ayudar al rubio.
Suspire pesadamente, la nieve frente a mi se derretía, lo peor es que ese color cafe opaco era lo que menos me agradaba, y no era para menos, el helado era de chocolate. Si bien podían torturarme con querer hacerme comer algo dulce, no se como le habrá hecho este tipo para encontrar una de las cosas que mas odio: las cosas dulces.
–Oh vamos que es poco, es de brownies –dijo sonriente el rubio, por un momento, quise echar una cucharada a su boca y callarlo con eso, pero el parecía querer o al menos que le gustaba el sabor, se le notaba en su mirada. Rasque mi nuca y pase saliva.
–¿Por que no mejor te lo comes tu? –pregunte tratando de parecer molesto, pero seguramente solo me habría salido el ceño fruncido, pero no exactamente molesto, si no nada mas que una mera expresión en mi rostro.
–Ah me pregunto por que, ¿Será acaso por que estamos jugando a verdad o reto, y te he retado a comerte todo este helado de chocolate? No, quizás es otra cosa –dijo irónico, entonces solo hice una mueca de asco, aparte aquel helado, y se rió ligeramente divertido, ese tipo quería tocarme los cojones, y sin saberlo lo estaba logrando. Me cruce de brazos. Ya ni siquiera recordaba como mierda llegamos a este juego infinitamente absurdo e idiota.
–Bien, cambio a verdad –dije como ultimo recurso. El pareció de alguna manera feliz, agarro el helado y le hundió la cuchara de plata, para después sacar el mismo y meterlo a su boca, donde pareció degustarlo con suma felicidad, por que sonría con la cuchara en boca. Mire aquellos labios llenos de aquel dulce, y de un momento a otro el probarlo no se me hizo una idea tan mala, siempre y cuando fuese en aquellos labios, me gustaría probarlo. Relamí mis labios a conciencia y me miro, se saco la cuchara, y puso su mentón sobre sus manos, las cuales tenían los dedos entrelazados, y sus codos estaban apoyados en la mesa negra de aquel lugar.
–Mmm ¿por que tu pelo es de ese color? –pregunto divertido, por pura rabieta agarre el tenedor y se lo lance con intención de darle tan siquiera en la frente, el se escondió y el tenedor dio cercas de un mesero, el cual salió despavorido ante aquello, algunos pocos que estaban ahí, se nos quedaron viendo.
–¡¿Que acaso te quieres reír de mi?! ¡Maldito idiota! –dije estampando mis manos en la mesa. Las personas cuchichearon, pero poco me importo, el levanto sus manos como tratando de decirme que me calmara, pero esa sonrisa mostrándome sus perfectos dientes me hacia sentirme raro, y eso lo detestaba, no quería sentir mi cabeza caliente, enojada, o al menos así me siento cuando me enojo, solo que con ganas de salir corriendo esta vez, por raro que pareciese.
Yo nunca corría cuando me enojaba, solo golpeaba las cosas por lo usual, me desquitaba con mi alrededor y los demás, pero trabajaba en ello y ya estaba mas controlado. Quizás fuese por lo que paso hace años... Mmm quien sabe. Solo quería vivir tranquilo ahora.
–No me estoy riendo de ti, lo pregunto enserio, ¿por que es así? ¿No te lo pintas o algo, que no va contra las reglas de la escuela pintarselo? –pregunto mientras veía hacia atrás, donde el tenedor estaba encajado en una pared y uno de los meseros intentaba sacarlo, pero no podía, sonrío ligeramente, entonces bajo aquel pijama que llevaba puesto, algo vi, y me extraño.
–No me lo pinto, siempre ha sido así, oye ¿estas bien? ¿Que tienes ahí abajo? –pregunte curioso, mientras miraba con mas atención aquella parte, ¿eran vendas?... Era demasiado delgado ya, ¿lo era aun mas entonces? Me rasque la nuca e hice una mueca, el se volteo y se acomodo en el lugar.
–No es nada... –murmuro acariciandose, quizás inconscientemente, el lateral de su cuerpo, y entrecerré los ojos, odiaba que no me dijesen las cosas, pero odiaba mas cuando me mentían.
–¿Por que tienes una venda, estas herido? –pregunte, esta vez, serio, no jugaba y si el quería seguir con eso, no le dejaría. Lance un gruñido cuando el agarro la cuchara, y comenzó a comer.
–Lo siento, soy una molestia... ¿Cierto? –sonrió mientras el cabello rubio tapaba ambos ojos, y si se veían, lo poco que podían salir, era solo unos orbes opacos, algo había cambiado repentinamente, y no sabría si asustarme, o simplemente hacer como si nada. Optaría por la segunda opción. Aspire profundamente y después llame al mesero.
–Una limonada por favor –pedí con cierta amabilidad, algo raro en mi ya que por lo usual, era mas brusco y rudo. El mesero sonrío y salió a por ello.
–Debería regresar a casa y entregarme a los policías. Solo dejaría así de causarle molestias a mi padre, y acabaría con eso de una vez, me gustaría dejar de ser tan inútil –aquellos eran sus murmullos, bajas vocecillas de su parte, como si temiera ser escuchado, y estuviese hablando con alguien, pero solo estábamos él, y yo. De algún modo era escalofriante, pero de otro me atraía tanto, que no sabia como describirlo; no debería meter mis narices donde no me llaman, jamas lo hago, pero quizás este rubio me haga hacer una excepción con el.
–Si lo vas a hacer, que lo hagas sin arrepentimientos, seria malo que a mitad del camino salgas huyendo y asesines a dos policías solo por que te has arrepentido de decir algo, que a lo mejor has hecho, o a lo mejor no, pero que no tienen pruebas de ello –dije y suspire; el camarero trajo lo que pedí, poniendomelo enfrente de mi lugar.
–Aun cuando lo hayase echo o no, el hecho es que me acusan de algo que no hice, si hubiese sido en un pasado de otro caso, de otras cosas, si, esta bien, yo lo hice, incluso acepto lo que no... Pero, digo, acabo de llegar a esta ciudad, ¿como voy a asesinar a un tipo en tan solo la primera noche? Es simplemente estúpido, por que inmediatamente se vendrían conmigo por ser un inmigrante –dijo de manera ofendida, ¿ah? Ahora resulta que esta ofendido el tipo por lo que le he dicho, si claro. Y mi cabello es normal... Esta bien, callense voces extrañas, se que no es normal.
–Entonces deja de llorar –dije con fingida molestia. Pareció al principio verme de mala manera. Pero después solo suspiro pesadamente, y agarro la cuchara, hundiendolo en aquel cafe cremoso, llevandose una cucharada de nieve de brownies a la boca.
–No lloraba –murmuro mientras saboreaba el helado. Agarre mi limonada y le tome un poco por el popote, ya que no me agradaba demasiado empinarlo y poner mis labios en algo que pudieron ya haber usado. El popote era mucho mas efectivo para no tocar gérmenes que no eran míos. Aunque bueno, debía sacar estas ideas de la cabeza, o solo harían que no me tomase la limonada.
En eso, unos chicos entraron al lugar. Era un pelirrojo que de mala forma entro, azotando la puerta. Solo le vi de reojo, pero había llamado la atención de todos los demás. Entrecerré los ojos, si ese tipo me veía aquí, estaba metido en un lío, debía salir. Mire al rubio que parecía interesado en quienes entraban.
Había un rubio, otro tipo gótico, y otro mas; cuatro en total. Me levante sutilmente cuando todos los demás parecieron de nuevo meterse en sus asuntos, ademas de que aquel pelirrojo estaba distrayendo al camarero, aprovecho igual y no pagaba.
–Vamos, levantate –le dije mientras le tomaba del brazo y lo levantaba. Quiso alzar la voz, pero le tape la boca a tiempo.
–Escucha, estas en pijama en un restaurante, necesitas cambiarte, y ademas no traigo dinero, aprovecha para salir de aquí. Te doy la oportunidad de salir limpio, de todos modos no hay cámaras –aquello era una simple excusa. Pero al fin y al cabo, sabia que aceptaría, aquel chico tenia un historial criminal.
–Esta bien –dijo.
Inmediatamente salimos corriendo, quise llevarme el helado, pero ni de chiste me dejo, me puso mala cara. Al parecer no le agradan los dulces. Me sonroje, pues ambos íbamos de la mano, entonces me afloró a la mente una pregunta importante.
–¿A donde vamos? –pregunte con cierta curiosidad, ya que yo lo que necesitaba era tener ropas para salir, nos vimos de un momento a otro en un lugar lleno de gente, con demasiadas tiendas alrededor.
–Creo que puedo al menos pagarte un pantalón decente, y unos.... Zapatos –dijo con cierta indecisión, parpadee seguidamente, entonces recordé que estaba en pijamas, cierto, lo estaba.
–Deberíamos preocuparnos mas por tu ropa –contesto. Tenia razón, al menos unos zapatos, en vez de esto..
El rubio salió de casa, vi como salió corriendo como perro con la cola entre las patas, junto con otra persona. Hombre también, pero de un extraño color verde en sus cabellos, ¿seria de pelo teñido? Ladee un poco la cabeza, entonces me aleje de la ventana y me dirigí de nuevo, a checar esta vez las habitaciones, o mas bien una en especifico, la del padre del chico.
Quizás el chico no era el problema, si no el padre. Aun cuando el chico fuera el que tuviera el historial criminal, había veces en los que era culpa de los padres, ya que los mismos eran duros con ellos, los maltrataban de formas inimaginables. Era horrible.
Paso por paso me acerque a una puerta, de madera, vieja y desgastada con un papel pegado en la misma, viejo, arrugado, que dice "for my daddy". Me preguntaba si eso seria de suma importancia, solo toque la perilla y la gire lentamente, aquella perilla color oro rechino al igual que la puerta al abrirse, entonces metí la cabeza, todo estaba demasiado obscuro como para poder ver algo, pero aun así no me rendiría. Entre, pasando mi cuerpo lentamente por aquella pequeña abertura que había hecho, ya que suponía que si la abría mas, haría mas ruido, y Smocker por suerte aun lo entretenía abajo.
Así trabajábamos ambos, el entretenía a quienes fueran los que estuvieran mientras yo buscaba alguna evidencia por la casa, siempre era así, ya que el no es que fuese bueno haciendo platica, pero era bueno escuchando y ademas no se tragaba todo tan fácilmente. Mientras que yo simplemente era bueno siguiendo pistas, o así me lo dejo el.
Entonces encontré algo extraño, en el suelo, un papel recortado, me acerque y vi que estaba debajo de la cama, solo lo había visto por pura casualidad y suerte, ¿seria suerte? ¿Casualidad? Cualquiera fuese el caso, lo vi, y me agache para recogerlo y después verlo mas detenidamente, tenia algo, pero estaba muy obscuro como para verlo, y ademas no era un escrito, era una imagen, y era mas duro que un papel. La textura era lisa en ambos lados, pegajosa de uno... Como el de las fotos.
Fotos... La víctima tenia una foto de ella misma sonriendo al lado de su buró, y ademas con una flecha señalando al la víctima, la cual había sido rayada con un plumón permanente negro, y con un mensaje "mirenme, miren el monstruo que ha llegado a su ciudad". ¿Había sido un mensaje para nosotros? Ademas aquella extraña flor... Por curiosidad de mi mayor tuve que investigar de donde vino, cuantas de ese tipo fueron vendidas y si se acordaban de las personas, a que hora había sido, si la persona era hombre o mujer, nada podía escaparsenos. No era que pensase como un asesino o que tuviese experiencia o algo, pero si fuese el, creo que volvería a atacar, no me conformaría con eso.
Mire con mas detenimiento aquella extrañeza pero me rendí y la guarde en mi bolsillo derecho del pantalón en la bolsa de atrás, no quería que se perdiese, me aseguraría de ello, de que esto que había encontrado fuese inspeccionado. Este hombre y este chico, solo eran el principio de nuestros problemas.
Salí de aquel lugar con la misma cautela que antes, quizás incluso mas, y cerré con cuidado, encontrar esto y llevarlo ahora eran mi prioridad, solo era una corazonada, pero sentía que eso que encontré nos ayudaría en demasía, no podía permitir que aquel asesino jugase a los detectives con nosotros, lo atraparía... Si, lo haría, y haría que se pudriese en la cárcel.
Mientras que aquel asesinato, había sido el que había desatado el principio del fin, de un infierno donde habria algo mucho mas obscuro que un asesino.