Era, probablemente, la emoción de la caza la que empezó todo, sonreía ante la ocurrencia. Jugueteando con una vieja entrada que tenía en su andrajosa billetera, sentía las memorias del pasado volver, no podía decir con exactitud si cambió, pero al fin y al cabo, sí mejoró. Después de todo, las cosas habían cambiado y él tenía una imagen que preservar.
Admitiéndolo, no era exactamente el más puro, con una cara así ¿Quién podría serlo? Solo una mirada y él sabría que le pertenecerías completamente. La escena undreground estaba llena de presas dispuestas, y Himchan era el único zorro astuto que siempre iba para matar. El manto de la noche fue una de sus mejores guaridas y la estridente vida nocturna de los clubs eran siempre sus mejores territorios de caza, pero últimamente, ni siquiera estaba cerca de una cacería. Por favor, todos eran demasiado fáciles. Demasiado fáciles para alguien como él.
Pero la escena underground se había vuelto cada vez menos y menos atractiva, todos eran muy fáciles. Nadie podía estar su altura. Así era, hasta que hubo uno.
-Jepp, este es Himchan.
Él lo conoció una noche, con su chaqueta del equipo universitario, su camisa suelta y sus pantalones holgados. Abiertamente estiró su mano para un apretón de manos, una cálida bienvenida a la nueva compañía
-Hey.- Él saludó.
El joven, tímidamente sonrió, rascándose la nuca, mostrando rastros de piel cuando levantó su brazo en el proceso. Himchan debía de preguntarse deliberadamente si el otro estaba mostrando su piel y su cuello, si lo estaba seduciendo había tenido bastante éxito, pero no realmente, no tomó demasiado tiempo antes que Himchan supiese el tipo de persona que era él. No era como él, era muy diferente.
Él lucía muy recto, muy puro, muy joven, muy inocente, muy incorromp… muy perfecto.
Muy perfecto para los juegos de Himchan
Hey, corderito.
Decía que su nombre era Jepp Blackman.
Recordando la manera en la que solían ser las cosas, Himchan musitó en lo dispar que él percibía a Yongguk ahora como entonces. Despojado de su personaje, Jepp Blackman, era muy diferente. En el escenario, fuera de este, más allá de los ojos de muchos, era muy distinto. Recordó que le tomó un tiempo averiguar el verdadero nombre del chico. Eso era un poco emocionante.
Las cosas quizás hayan cambiado, seguía siendo el mismo hombre carismático que había sido siempre, el aire de misterio se esfumó, pero una nueva curiosidad tomo su lugar. Recordó como Yongguk parecía tenerlo de aquí para allá, algo que él disfrutaba
Era muy diferente a cualquiera que haya conocido. Era el más joven de su crew, pero nunca actuaba lindo. Quería ser tratado como un igual, no superior, pero si a la par. Cuando Himchan se dio cuenta el trato que este chico tenía, se sintió aún más emocionado. Ese era su tipo de juego, atraer al chico hacia él, devorarlo completamente hasta que se arrodille sumiso.
Pronto serás mío.
Himchan tenía que cambiar algunas cosas para probarse a sí mismo digno del juego. Se compró pantalones anchos, incluso buscó las mismas chaquetas y gorros que el chico usaba solo para decirle que tenían el mismo gusto en ropas (pero francamente, él prefería desnudarlo antes que complementar su estilo) Cambió la forma en la que vestía e incluso desarrolló un interés en el tipo de música que el chico producía.
-¿De verdad? Nunca podría haberlo imaginado.- Yongguk sonrió a él una noche en el club.
-Sí, tengo todos los singles de Soul Connection.- Dijo orgulloso, después de haber hurgado en todos los sitios de subastas la noche pasada, lo había conseguido todo.
-Ho, genial, a mí me faltan algunos.
-Puedes venir a verlos a mi habitación cuando quieras.- Una invitación, muerde y serás mío.
Tuvo que escuchar los cd’s una y otra vez para asegurarse que sabía todas las palabras. Él pretendía que le gustaran. O al menos, pensaba que pretendía que le gustasen. No es como si la música de Jepp Blackman llegara a él. No, no para nada. Él es un chico más tradicional. Y nunca caería por canciones de amor en música optimista. Muchas veces el podrá celebrar el hecho de que es capaz de convencerse una y otra vez. Sin embargo, él se encuentra a sí mismo pateando su tocadiscos cuando se siente demasiado hinchado.
Esto se está volviendo obsesivo.
El primer paso es la aceptación, pero él ahuyenta el pensamiento.
-¿Bailar? No, nunca me ha gustado, siempre he sido promovido como rapero.- Yongguk dijo cuando Zelo y los chicos le preguntaron.
-Es porque necesitamos más tiempo para practicar.- Youngjae agregó a lo que todos asintieron.
Sí, él nunca fue realmente un bailarín.
Él se movía sin saber las cosas que hacía a su alrededor. Aquel baile en NO MERCY es una reminiscencia de todas las noches de agonía que himchan ha tenido que soportar en su día. Y estaba seguro que todos compartían la misma tortura durante esos días. Yongguk realmente no sabía cómo bailar, no conocía ninguno de los estilos, así que se mecía con la música, la manera en la sentía. Y él se balanceaba de esa manera.
Provocativa
Arrolladora
Pero él no sabía que era lo que hacía. En el centro del club, bailando, sus amigos acuden a él con Yongguk solo creyendo que todos se estaban divirtiendo. Cuando en realidad, Himchan veía los rivales potenciales en esa pequeña jungla. Chicas, chicos, hombres y mujeres; él era muy deseado y no lo sabía. Moviéndose, gritando y sonriendo debajo de las luces bailarinas de aquel club. Limpiando el sudor de su frente, cuello y pecho, con esa mirada en sus ojos, como si invitara a Himchan a una mordida. Pero este era el juego de Himchan, y Yongguk era la presa.
Él jura que no será consumido.
Al menos, no hasta que Yongguk haya sacado su lengua, lamiendo sus labios y sonriéndole a Himchan de una a manera que el visual solo podría soñar.
-¿Himchan, qué dirías si te digo que podría hacer tus fantasías realidad?
Juro que no seré consumido por ti.