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Todos quieren a Milo por Nikiitah

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaaaa!!! aqui de nuevo, poniendo el segundo capitulo!! (seee estuve bloqueada con este fic @.@)

Camus: Te tardaste >.<

Niki: QnQ se me bloqueo el cerebro

Camus: Como si tuvieras

Niki: Q.Q Malo buaaaaaaaaaaaa TnT

Milo: Camus

Camus: Esta bien lo siento u.u

Niki: QuQ

Camus: Continua y pon el capitulo >n<

Niki: shiiiiiiiiiiiiiiiiii

Capitulo 2: ¿Dónde esta Milo?

La mañana transcurrió silenciosa, Camus no dejaba de buscar a Milo, lo amaba de eso estaba seguro, pero ahora, luego de haberse entregado ambos en su primera vez y luego que este desapareciera sin decir nada, le hacia dudar. Siguió caminando hasta llegar al coliseo. Busco con su mirada la melena azulada de Milo o por lo menos esperaba escuchar la voz del hombre que le robo el corazón con una sola sonrisa, pero nada, ni un rastro de él.

Desde la mañana que se encontró con Aioria había tenido un mal presentimiento acerca de Milo, a decir verdad ahora que lo pensaba, el de escorpio no era el único que se comportaba raro ayer, Shion y la misma Athena parecían ocultar algo junto a Milo. Y no solo ellos sino también Deathmask y Afrodita, que de un momento para el otro habían discutido, algo no tan extraño ya que solían discutir casi siempre, rápidamente descarto la idea de su cabeza.

Siguió caminando, pero esta vez rumbo a las doce casas, ya estaba anocheciendo, esperaba que el santo de escorpio haya regresado a su casa. Al llegar a escorpio activo su cosmo para anunciar su presencia, pero no obtuvo respuesta, eso solo incremento la preocupación que sentía, se adentro a los aposentos privados y encontró a quien menos esperaba, Aioria.

Camus: ¿Qué haces aquí? –hablo seriamente.

Aioria: Buscando alguna nota o dirección que el bicho haya dejado –dijo rebuscando las cosas del Escorpión, el acuariano veía toda la escena con recelo, se acerco al de leo y lo jalo hasta la salida.

Camus: Lárgate Aioria –dijo fríamente, al sacarlo lo empujo haciéndole caer de trasero.

Aioria: auch –se quejo el quinto custodio- ¿Qué te pasa?

Camus no dijo nada, estaba furioso, no soportaba que nadie más entrara a la casa del Escorpión y menos a sus aposentos privados, excepto el.

Aioria no tuvo otra opción y se fue a su templo, suspiro pesadamente, entro a la habitación de Milo, todo estaba igual como cuando se acostaron, excepto por el desorden de Aioria. Frunció un poco el ceno, se iba a dar media vuelta hasta que escucho unas voces que se acercaban al octavo templo, disminuyo su cosmo y se oculto en una de las columnas. Se asomo un poco para poder ver a los dueños de las voces y vio a Dohko y a Shion.

Shion: pero Dohko era lo correcto –dijo casi suplicando Shion, el francés noto que por alguna extraña razón el gran maestro estaba enfadado con el patriarca.

Dohko: ¿lo correcto? Estas escuchándote –el libriano lo miraba a un mas enojado, Shion bajo la mirada avergonzado- Shion como patriarca debiste avisarle a Camus sobre Milo –al escuchar su nombre y la de Milo, el francés apretó los puños, el patriarca sabia donde estaba su bicho y no quería decírselo.

Shion: sabes que no puedo, se lo prometí a Athenea y lo sabes Dohko  -el libriano lo miro y se dio media vuelta rumbo a su templo.

Dohko: tú sabes que ese par se ama, sino Milo nunca hubiera aceptado el trato –dijo sin mirarlo, se disponía a irse, pero un cosmo helado se lo impidió, ambos asombrados se voltearon y vieron a Camus.

Camus: ¿Dónde esta Milo? –pregunto sin dejar de mirarlos, Dohko volteo a ver a Shion pero este desvió la mirada y se quedo callado.

Dohko: Camus, Milo se encuentra en el Olimpo, ya que él se ofreció a cambio de ti.

La confesión lo dejo pasmado, a que se refería que a cambio de él, iba a hablar pero Dohko continuo.

Dohko: Zeus había pedido a la reencarnación de Ganimedes, y pues ese eres tu.

Camus: ¿Yo? –Se quedo mirándolo fijamente- Eso es imposible –dijo fríamente.

Dohko: Se que es difícil de creer pero es verdad. –noto que el francés se empezaba a quebrar iba a decirle algo mas pero Shion lo interrumpió.

Shion: Camus se que has estado escuchando la conversación, así que no te puedo ocultar mas –suspira derrotado- todo ocurrió el día que resucitamos.

Flash Back:

La luna estaba en lo más alto del cielo, los dioses presentes en aquel reino, un lugar donde solo los dioses podían estar, el Olimpo, hace ya más de 2 meses que se inicio la guerra contra Hades, siendo Athena la vencedora. Ahora se encontraba ellos en un tiempo de paz, reunidos los Doce Olimpos, alzaron cada uno sus armas representativas y activaron sus cosmos, una luz cálida los rodeo, trajeron los cuerpo de aquellos caídos en las guerras. Zeus miro maravillado a un chico en especial, “Ganimedes” como él le decía, Hades estaba listo para traer sus almas, el rey de los dioses estaba listo, iba a pedir su recompensa por haber permitir revivir a los caballeros.

-Lo quiero a él –dijo señalando a un joven de cabellos aguamarina oscuros- quiero a Ganimedes –dijo firme.

-Padre ese hombre no es Ganimedes, es uno de mis santos dorados, se llama Camus de Acuario –dijo Athena- no te lo puedo dar.

Una luz brillante apareció ante ellos, era cálida, se acerco a los dioses, la luz empezó a disminuir poco a poco dejando ver la silueta de un hombre de cabellos azules, piel bronceada y ojos turquesas.

-No permitiré que se lleve a Camus –dijo seriamente- Athena vio sorprendida a su santo.

-Milo –susurro- sabes ¿con quién hablas?

-Zeus rey de los dioses –dijo con la mirada fija en el, esto sorprendió a Zeus y a Hades, que sonrió interesado en ese hombre- como ya dije, no permitiré que se lleven a Camus.

-¿Qué significa Camus para ti Milo? –dijo Hades, que miraba de reojo a Zeus.

-Lo amo y daría cualquier cosa por el –dijo seriamente.

-¿Cualquier cosa? –dijo Zeus, sonrió y se levanto. Se acerco al muchacho y le toco la mejilla- Incluso tomarías su lugar.

-Lo haría –dijo sin apartar la vista del dios- incluso daría mi propia alma.

-De acuerdo –dijo Zeus, alzo su mano y un collar apareció y se puso en el cuello del peliazul.

-¿Qué es esto? –pregunto mirando el objeto.

-Es un collar, el mismo que uso mi hermano Hades para tener el cuerpo de sus encarnaciones –dijo tranquilo- ese collar te hará recordar que tu me perteneces para siempre –el griego sintió un nudo en la garganta, pero acepto.

-De acuerdo –dijo fríamente, Zeus sonrió e indico a Hades que trajera las otras almas, pero que primero trajera la del patriarca, cuando Shion apareció, Atena le informo el cambio que vendrá en el santuario, el lemuriano no dijo nada y vio a Milo.

Fin del Flash Back

-Eso fue lo que paso –dijo apenado Shion- lo siento Camus –susurro mirándolo.

El francés no supo ni que decir se dejo caer, en sus ojos varias lagrimas salieron de sus ojos, tenía que hacer algo, tenía que recuperar a su Milo. Pero ¿Cómo luchar contra un dios? ¿Cómo enfrentar al rey de los dioses?

Olimpo

Zeus, el rey de los dioses se encontraba en su trono, dio inicio a una celebración, ese día, ese día presentaría a su amante, el ser que ocuparía el lugar de Ganimedes, su antiguo amor. Los dioses se encontraban ahí, incluso Atena. Hades se encontraba a lado de su hermano Zeus, Poseidón se encontraba a su lado, Hera estaba al lado de su esposo, por su expresión estaba molesta, y quien no lo estaría, si te enteras que tu esposo tiene un nuevo amante. Los dioses, hijos de Zeus estaban en otro lugar sentados en sillas de oro, mientras los dioses menores estaban sentados en sillas de plata. Afrodita, diosa del amor y la belleza tenía un mal presentimiento, a su lado estaba Atena, que se encontraba seria. Las ninfas, dioses menores, guardianes celestiales que estaban bajo la orden de Zeus, estaban impacientes por conocer al afortunado ser que se gano el corazón de Zeus. El rey se levanto de su asiento, junto a él, los presentes. Las grandes puertas del Olimpo se abrieron dejando ver a una silueta bien formada, un joven hombre de piel levemente bronceada, que resaltaba su bien trabajado cuerpo, unos ojos tan brillantes y llenos de vida color turquesas, unos largos y ondeados cabellos de color azul, vestía un corto traje griego que le llegaba debajo de los muslos. En la parte del pecho llevaba descubierto hasta la altura de la boca del estomago, mostrando su bien formado pecho, que hizo suspirar a todos los presentes, incluyendo a Era.

-Bienvenido Milo de Escorpio –dijo Zeus- de a partir de ahora serás reconocido como mi amante y por lo tanto, estarás conmigo para siempre, convirtiéndote en inmortal –hablo firme, bajo la mirada incrédula de Atena, Hades y Poseidón miraban sorprendidos la escena, de otra puerta salieron unas doncellas cubiertas el rostros, que eran parte de las mujeres de Dioniso, sus vestidos eran blancos como le traje del griego, se acercaron a él, dándoles una copa dorada, adornado con pequeñas piedras de colores, el dios del trueno miro al de escorpio y le indico que bebiera.

Cerro sus ojos, recordando su infancia, aquella infancia en la que era feliz, a pesar de ser engañado por Saga, recordó a ese hombre, por el cual había dejado todo, a ese hombre que le entrego su virginidad, su cuerpo, su alma y su corazón, para cuando se fuera a los brazos de Zeus, dio una rápida mirada a los presentes y vio a Atena que estaba preocupada, volvió de nuevo su vista hacia Zeus que sonreía ansioso de poder tener a su trofeo, supero de nuevo y empezó a beber el liquido rojizo, se sintió mareado, un enorme poder se apodero dentro de su ser, el poder de la inmortalidad.

-“Camus” –pensó y se desmayo, siendo sujetado por los dioses gemelos Thanatos e Hypnos.

-Señor Hades –dijo Hypnos- ¿A dónde lo llevamos? –dijo tranquilamente, vio de reojo a su hermano que no quitaba la vista de aquel muchacho.

Hades espero tranquilamente que su hermano diera alguna orden, este se agacho y acaricio la mejilla del griego- Llévenlo a su habitación –dijo tiernamente al ver al muchacho- Que descanse –diciendo esto se va, Thanatos lo cargo y se lo llevo, seguido de su hermano Hypnos.

-En que piensas Thanatos –su voz era la misma, mostraba tranquilidad y serenidad.

-En nada en especial –siguió mirando al griego y una leve sonrisa apareció- Sabes es extraño lo que puede pasar con un mortal.

-Así que de eso se trataba –sonrió levemente, Thanatos lo miraba sin entender a lo que se refería su hermano- Te gusta este hombre –dijo tranquilamente.

-Claro que no –un leve sonrojo apareció en sus mejillas, su hermano sonrió mas, el dios de la muerte lo miro y luego a Milo- Tal vez… tal vez si me guste.

Continuara

Notas finales:

Bueno hasta aqui mi segundo capitulo!! prometo no tardarme!! >u<

Bye, bye


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