Kyuhyun observó a la nueva pareja con ojo cínico. El señor y la señora recién casados, con los anillos a juego brillando a la luz del sol, el brazo de él alrededor de los hombros de ella, manteniéndola estrecha contra si. Él sólo podía ver sus espaldas a medida que se introdujeron en el vecindario de los buitres, pero Jesús, el hombre era alto, construido como una casa de ladrillos. Su esposa era pequeña comparada con el Sr. Recién casado, apenas llegándole a los hombros, sin embargo, desde la perspectiva de Kyuhyun era ella quien le mantenía a raya, con los dedos enganchados con firmeza, a los lazos de su cinturón. Ella no iba a dejarlo ir en cualquier momento pronto. Kyuhyun no podía oírlos, pero él pudo ver al tipo riendo por alguna broma que Jessica había hecho.
Él sabía cómo eran estas cosas. Una invitación a una barbacoa, un intercambio de sonrisas corteses, entonces desaparecerían detrás de la puerta principal, sólo saldrían para el trabajo y las compras. Nadie tenía realmente amigos aquí, no a menos que tuvieras hijos, y luego estaban las reuniones de juego, viajes en grupo, y ginebras disimuladas a las dos de la tarde. Aún así, él tuvo que fingir que seguía las órdenes de Jessica para los principiantes.
Si había un pensamiento en la cabeza de Kyu acerca de alguna de estas fiestas del vecindario, seria como él podría escapar. No importaba cuanto bebiera, o lo mucho que tratara de encajar, cada fiesta era larga y tediosa, aun después de haber acordado con Hyorin que, después demostrar buena voluntad, pudiese retirarse a su cuarto oscuro. Estaba tan cansado de pretender ser algo que él no era. Cho Kyuhyun, esposo modelo, padre y el fotógrafo de la ciudad. Miró su reloj. Media hora, entonces podría dejar a los vecinos con sus diversiones y desaparecer de nuevo en la habitación oscura. Veintinueve minutos y treinta segundos.
Tomó un trago de su cerveza. Distraídamente, se preguntó cuánto tiempo habían estado casados. ¿Un mes? Seis semanas como mucho. Él pronosticó era que en nueve meses habría unos pocos recién casados con un cochecito, o... ¡espera!
Tal vez la próxima semana, ¡a juzgar por el tamaño de ese estómago!
Kyuhyun se encontraba paralizado por el tamaño del vientre de la recién casada cuando se dio la vuelta. O bien había estado practicando antes de la boda o su intuición había ido muy lejos.
Escondido en una esquina, fue capaz de mirar libremente a la mujer. Teniendo en cuenta sus tobillos ligeramente hinchados atrapados en las tiras de sus sandalias de tacón alto, se sorprendió de que ella pudiera seguir adelante. A pesar de su avanzado estado de gestación, era una mujer delgada, con delicada estructura ósea. Kyuhyun podía ver lo atractiva que era. Entonces por primera vez consiguió darle una mirada apropiada al marido. Mierda, era joven. Demasiado joven para estar casado y esperando un niño. Se veía como un atleta universitario en su primera cita, con todo el pelo desgreñado y los músculos ondulantes, con hombros anchos y músculos marcados.
— ¿No se ven lindos? Todos los corazones y flores. Es taaaaaan encantador.
Kyuhyun miró a su esposa. Hyorin estaba mirando con disgusto la escena, sus largos dedos envueltos con tanta fuerza en torno a la copa de vino que sus nudillos estaban blancos. Él suspiró en voz baja. Ellos nunca habían sido así. Él observó como el hombre, tan joven y enamorado, tenia una gran sonrisa en su rostro mientras abrazaba a su esposa cerca de su cuerpo. Kyuhyun sintió una emoción que no había experimentado por un tiempo muy largo. Estaba celoso, envidioso del amor que se demostraban entre sí, y las sonrisas y el cariño de mierda y ¡maldicion! Él y Hyorin nunca se habían mirado el uno al otro de esa forma.
— Espera hasta que las noches de insomnio los golpeen, entonces los corazones y las flores no contaran mucho después.
Kyuhyun miró la copa de su esposa. Estaba vacía, como de costumbre. Se preguntó cuántas copas se había tomado.
— ¿Quieres otra? —Él agitó la botella hacia ella.
Ella asintió con la cabeza.
— Sí, ¿por qué no? El alcohol es lo único que hace soportable el día de hoy. Voy a averiguar dónde está Jino. Estaré de regreso en un momento.
Kyuhyun tomó su vaso, y luego se alejó hacia la cocina. La casa de Teuk y Sora era igual que la suya, todos los aparatos de un blanco brillante en el mismo lugar. Él abrió la nevera encontrándola surtida de arriba a abajo con vino. Sora era bien conocida por tomarse estas barbacoas muy en serio. Tomando una botella abierta de vino blanco, rellenó la copa de Hyorin hasta el borde, sabiendo que de lo contrario ella sólo se quejaría, y cerró la puerta de la nevera para ir a buscar el cubo con la cerveza.
— ¿Hay ahí una para mí?
Kyuhyun buscó hasta que metió la mano en el agua helada para conseguir una botella. El Sr. recién casado le sonreía, con una expresión de esperanza en sus ojos.
— Claro.
Le dio la que él había estado buscando, a continuación, consiguió otra para si mismo.
— Gracias. —Dijo el hombre mientras abría la botella y tomaba un largo trago, su gemido de placer cuando el líquido frío golpeó la parte trasera de su garganta fue casi obsceno. Kyuhyun trataba de no mirar.
— Dios, necesitaba eso.
De repente, el hombre pareció recordar sus modales, y limpiándose
la mano en sus pantalones, se la tendió.
— Choi Siwon. Acabo de mudarme al número diez - Kyuhyun abstuvo su deseo de reírse de él, simplemente sacudió su mano
— Cho Kyuhyun… Mi esposa Hyorin y yo vivimos en el número trece. —
Kyuhyun se consideraba alto, pero este hombre lo empequeñecía tanto en altura como en físico, su apretón de manos era firme, pero sin aplastarle los huesos. Ociosamente, se preguntó como se vería el hombre en blanco y negro, sin camisa y húmedo. Quizás mientras lavaba el coche. Kyuhyun prefería tomar sus fotos cuando la gente estaba haciendo algo. Se dio cuenta de que estaba sosteniendo su mano durante mucho tiempo cuando vio la expresión divertida de Siwon.
Riendo nerviosamente, trató de entablar una pequeña charla.
— Entonces, ¿has conocido a todos ya? ¿Recuerdas todos sus nombres?
— No, ni uno solo. Tú eres Justin, ¿verdad? —él sonrío cuando Kyuhyun le dio un resoplido apreciativo—. Si te digo la verdad, es un poco abrumador. Nosotros sólo hemos estado aquí cuarenta y ocho horas.
— Puedes apostarlo. Aún así, pronto llegaras a conocer a todos, y serás arrastrado a estos eventos con la suficiente frecuencia. Sora y su amor Teuk, no creen que todos seamos buenos vecinos. —Fiesteros alborotadores.
Siwon frunció el ceño, tratando de recordar quiénes eran.
— ¿Pequeña, morena y delgada y el tipo de la risa escandalosa?
— Sí. Ellos componen el programa de vigilancia vecinal. El resto de nosotros simplemente caímos en la línea.
— Huh. Bueno, me hago una idea. — Siwon miró a su botella. Estaba vacía. Él la agitó esperanzado hacia Kyuhyun — ¿Hay alguna posibilidad de conseguir otra?
Kyuhyun movió su mano en dirección al cubo. —Sírvete tu mismo.
Nunca te iras a casa sobrio de una de estas reuniones. No, si quieres mantener la cordura. —Él observaba, como Siwon removía con entusiasmo el cubo buscando otra botella—. Así que, ¿esperas tu primer
hijo pronto?
— ¿Te has dado cuenta? —Su vecino parecía estar saltando de emoción ante la perspectiva—. ¿Ositos de goma? —Sacó una bolsa medio vacía de caramelos de su bolsillo.
Desconcertado, Kyuhyun asintió con la cabeza y cavó en la bolsa.
Sacando uno rojo él inclinó la cabeza hacia atrás y lo lanzó en su boca.
— Sicca parece que va explotar en cualquier momento. Espero que no. Explotar, quiero decir —agregó a toda prisa ante la mirada de desconcierto de Kyuhyun.
— ¿Debo suponer que este es tu primero? —Siwon se echó a reír. El tipo era como un niño pequeño.
— Ciertamente lo es. Esta previsto en cuatro semanas. —Le ofrecía los ositos de goma de nuevo.
Escogiendo uno verde, Kyuhyun mordió un poco los miembros del
osito antes de decapitarlo y tragar el cuerpo.
— Jesús, ¿qué te había hecho el oso? — Siwon había estado observando todo el proceso con fascinación.
— No tuvo oportunidad. Me lo comí primero —dijo Kyuhyun con aire de suficiencia, tomando un trago, aunque el sabor amargo de la cerveza realmente no combinaba bien con el sabor del caramelo.
— Recuérdame que no entre en contacto con tu lado malo —dijo Siwon arrastrando las palabras.
— Solo si me das una mano para escapar de aquí –
— ¿Cómo hacemos para escaparnos de aquí sin fingir que estas intentando golpearme? —
Siwon se abalanzó hacia delante para envolver a un sorprendido Kyuhyun en un abrazo de oso. Agitando los brazos, Kyu se sintió aplastado contra una camiseta de algodón. Aspiró el olor de detergente para la ropa, el sudor y debajo de eso, algo que no podía definir. Sus manos, trataron de agarrarse a algo sólido, aterrizando en a espalda de Siwon.
Diablos, este hombre estaba hecho de firme músculo. Hizo a Kyuhyun sentirse como un insecto palo.
— No te atrevas a huir, Choi Siwon. —Una brillante voz, cálida y femenina, tratando de sonar divertida pero con un hilo claro de irritación, los interrumpió.
Kyuhyun trató de separarse y conservar algo de su dignidad. Sintió
más que oyó una risita proveniente de Siwon, su pecho vibró bajo su
mejilla, y luego deslizó su brazo bajo su hombro y se volvió para atender a
Jessica. Aunque parezca extraño, Siwon no lo dejó ir, manteniéndolo en sus
Brazos.
— Ey cariño conoces a nuestros nuevos vecinos, este es Kyuhyun –
— Lo siento por mi marido, Kyuhyun. Él es como un cachorro que ha crecido con las mismas costumbres. Bájalo, Siwon — le ordenó, como si le hablase a un cachorro.
— A Kyu no le importa, ¿verdad? —Y Kyuhyun fue exprimido por un segundo abrazo, antes de que Siwon obedientemente lo dejara caer de sus brazos y se acercara a su esposa, inclinándose para besarla en la mejilla.
Kyuhyun se debatía entre señalarle a Siwon que si lo levantaba de nuevo en
sus brazos sus pelotas estarían en peligro, y pedirle que le abrazara otra
vez.
Otro brazo fue alrededor de su cintura, afiladas uñas se clavaron en
su piel.
— Así que, estaba esperando a que volvieses con mi bebida y en
cambio, te encuentro tanteando al nuevo vecino. Un rápido trabajo Kyunnie — Hyorin había seguido a Jessica a la cocina y había sido testigo de toda la escena.
Kyuhyun estaba determinado a no darle a su esposa la satisfacción de
verle ruborizado.
— Estas celosa —le contestó— por que yo he conseguido un abrazo
y tu no.
— Él zarandea a todo el mundo. —Ella dio un codazo en las costillas de su esposo —. Créeme. No entiende el concepto de espacio personal.
Siwon extendió sus manos como en señal de rendición.
— Solo soy demasiado amable. De todos modos, Kyu y yo tenemos una cita para que lo lleve hacia abajo.
— Yo sé que le encantaría que tu le zarandearas -- Alex se rió, sin darse cuenta de las corrientes de tensión entre sus nuevos vecinos – Kyuhyun se comprometió a llevar a su hijo al parque esta tarde.
Una amplia sonrisa dividió la cara de Siwon, haciendo que dos hoyuelos aparecieran en sus mejillas. ¿Es que este chico nunca dejar de sonreír?
— ¿Tienes un hijo también?
— Sí, Jino, él tiene nueve años —musitó Kyuhyun—. Entrara en cuarto curso el próximo septiembre.
— Hey, Siwon es profesor de cuarto curso. Él va a enseñar en la
— escuela primaria en Busan — Sicca miró a su marido con gran orgullo.
Para la sorpresa de Kyuhyun, Siwon se puso rojo brillante
— Yo estoy recién titulado. Este es mi primer trabajo —admitió.
— Ese es el colegio de Jino. Tu estarás enseñando en su curso. —
Hyorin sorprendió a todos al ir a la puerta de la cocina y gritarle a su hijo. Después de un minuto un niño delgado y desgarbado llegó a la puerta.
Llevaba pantalones cortos, sin camisa, y como de costumbre, estaba muy sucio. Incluso sus odiadas pecas, de las que se quejaba en cada oportunidad, eran prácticamente imperceptibles con la mugre que le cubría el cuerpo.
Su madre lo dirigió en la dirección de Siwon.
— Jino, conoce a tu nuevo maestro, el Sr. Choi.
— Wow, es gigante — Jino se quedo boquiabierto, mirando a Siwon.
A Kyuhyun le hizo gracia darse cuenta de que tanto profesor como alumno parecían muy avergonzados cuando todo el mundo se echó a reír.
— ¿Qué se dice? – Hyorin le dio un codazo al pequeño
— Encantado de conocerle, Sr. Choi —dijo cortésmente.
— Siwon, hasta que llegue septiembre, al menos. —Siwon le tendió la mano y Jino se la estrechó como le habían enseñado
— Vamos a volver a Sr. Choi. el primer día de clases, de acuerdo?
— ¿Me puedo ir ahora, mamá? Porfaaaaa -- se quejó Jino, desesperado por alejarse de sus padres y, peor aún, de su nuevo maestro. Todavía estaba de vacaciones. Así que, era demasiado pronto para pensar en la escuela.
— Diez minutos, luego tu padre te va a llevar al parque a jugar al fútbol. —Afirmó Hyorin.
Kyuhyun echo un vistazo a su reloj, suspirando para si mismo. De modo que no había posibilidad de que él fuera al cuarto oscuro en primer lugar. Había estado tan cerca de escapar.
Jino estaba fuera de la puerta de la cocina en el segundo en que consiguió el permiso, casi derribando a Teuk y Sora, que habían venido en busca de los nuevos vecinos. Ellos se echaron hacia atrás mientras él corría pasándolos, y luego entraron en la cocina, complacidos de ver a Kyuhyun y Hyorin haciendo un esfuerzo con Siwon y Sicca.
— Hola. ¿Que están ustedes haciendo? ¿Tiene todo el mundo algo de beber? Teuk hyung, necesitamos más cerveza. Siwon casi a terminado.
Como de costumbre, Sora se hizo cargo tan pronto como entró en la cocina. Era bastante más joven que su marido, pero no había duda de que era la fuerza impulsora en su relación. Teuk parecía contento de permitir a su locomotora ir por delante, y a cambio ella le dio una casa bien organizada y cariñosa, si, era mandona, y firme. Siwon les dio a todos su más amplia sonrisa. Kyuhyun estaba casi cegado por la forma en que la cocina de repente se iluminó.
— Estoy bien, gracias, Sora. No me importaría tener otra. Tengo que pasear a los perros esta tarde, y Kyu aquí me ha invitado a jugar al fútbol con él y su hijo.
Kyuhyun se atragantó con el último trago de su cerveza. A medida que farfullaba sus disculpas sin aliento, una enorme mano le dio una palmada en la espalda.
— ¿Estás bien ahí Kyu? ¿Estas intentando parecer debilucho fuera de nuestro juego? Dame diez minutos para cambiarme y recoger a los perros y estaremos de camino.
Kyuhyun levantó la vista para ver a Siwon dándole un guiño apenas perceptible. Junto a él, Sicca los veía divertida. Sora sonrió a todos. Esto era justo lo que más le gustaba, todos sus vecinos siempre estaban bien.
Él le devolvió la sonrisa a Siwon. ¿Una tarde en el cuarto oscuro escondido del mundo, o una tarde bajo el sol -pateando el culo muy bonito de su nuevo amigo- en el fútbol? No había discusión.
— ¿Crees que puedes vencernos a mi hijo y a mí? Vamos por todas.