Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Club de Acción Fujoshi por Miny Nazareni

[Reviews - 332]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! estoy muy emocionada del recibimiento de esta historia!!! moría de ganas de actualizar y por ello me esmeré :D muchas gracias por los reviews, en verdad me hacen feliz!! y ahora sin más, los dejo...

Disfrutenlo...

Fujoshi Pervert-El secreto de Morina-Parte 2

 

Morina Kanojo salía del salón 123 cuando los vio. Shouta ya sabía lo que venía, la chica iba a golpearlo verbalmente hasta que se sintiera cansada y aunque creía merecerlo, en ese momento no se podía dar el lujo de entretenerse. Llevaba en brazos al inconsciente “Kaori” y debía llevarlo lo más pronto posible a la enfermería.

                —¡Shoutaro! ¡No puedo creerlo! ¡Cómo has podido hacerme lo mismo el día de hoy!—la chica comenzó una rabieta y él suspiró. ¿Acaso no notaba la situación?

                —Morina… sé que tienes todo el derecho de gritarme hasta de lo que voy a morir, pero… verás… ahora…

                —¡Cierra la boca! ¡El profesor de física ya amenazó con reprobarte si no…!—al parecer Morina se dio cuenta de lo que pasaba—¡Dios mío! ¡Satou-kun! ¡Qué ocurrió!

                —¿Conoces a este chico?—Shouta comprobó sus teorías

                —Claro que lo conozco, es el chico nuevo. Nos hicimos amigos y compañeros de equipo en la clase física—ni ella podía creer lo que acababa de decir. “Somos amigos”, pues sí, parece que lo somos.—¿Pero que le pasó?

                —Se desmayó en gimnasia.

                —Eso es irreal. Espera…—sacudió la cabeza sin creerlo—¿Tú llegaste a gimnasia? Usualmente solo llegas a la última hora. ¿Qué rayos pasa contigo? ¿La chica te sacó de su casa temprano?

                —¡Oye! Hieres mi orgullo, eso no pasó. Ya te daré detalles si los deseas, pero permíteme llevar al desafortunado chico nuevo a la enfermería, vale.

Morina reaccionó y asintió preocupada.

                —¡Oh sí claro! ¿Quieres que vaya contigo?

                —¿Te saltarías la última hora conmigo?—la miró suspicazmente. La célebre Kaichou volándose las clases por un chico. Aquello sonaba increíble.

                —¡Tonto!—le reclamó ella, sabía muy bien, lo que había pensado—Llévalo por favor y cualquier cosa avísame.

                —Despreocúpate—sonrió como todo un galán y la miró fijamente a los ojos, pero Morina era inmune a tal gesto.

                —¿Qué tanto me ves tonto? ¡Apresúrate!

Él encogió los hombros y ella lo vio irse completamente extrañada. ¿Por qué la miraba tanto? ¿Qué demonios estaba pasando? Se dirigió a su salón siendo ajena a los pensamientos de su mejor amigo.

Shouta no era tan despistado como parecía. Si bien, ahora había notado la preocupación de Morina por el chico nuevo y su conversación había girado en torno a ello, él no lo olvidaba. Ella salía del salón 123 cuando se encontraron. Ese maldito salón, ese maldito secreto, se dijo molesto. Odiaba que Morina le ocultara cosas, lo hacía sentirse mal. ¿Por qué no le contaba que hacía en ese lugar? ¿Tan poca confianza le tenía? ¿Era tan malo el asunto?

Demonios. Su molestia era injustificada, pero no podía evitarla. Daría cualquier cosa por descubrir ese secreto, haría cualquier cosa… cualquier cosa.

****

Abrió sus ojos con dificultad. La luz blanca le molestaba muchísimo y se sentía bastante descansado. Al menos, pude disfrutar el sueño, pensó y rápidamente recordó lo qué había ocurrido antes de desmayarse. Hito… Hito… él…

                —Menos mal que despiertas, empezaba a preocuparme.

Shouta estaba sentado en una silla cercana a la camilla de la enfermería. Leía una revista médica con poco interés y esbozaba una brillante sonrisa. Al verlo, Satou brincó asustado. Al principio había creído que se trataba de Hitono, pero después comprendió que estaba en la enfermería y que un desconocido le había llevado. El mismo desconocido que te salvó, se dijo y al instante se sintió nervioso. ¿Pero qué demonios?

                —¿Quién… eres?

                —Qué bueno que lo preguntas, no sabía si serías consciente o me seguirías llamando “ángel caído del cielo”

Satou enrojeció. Ya recordaba lo que había dicho en su inconsciencia.

                —Yo… yo no dije eso.

                —Claro que sí, pero descuida, nadie lo sabrá—guiñó el ojo y el sonrojo en el chico aumentó. ¿Qué demonios le estaba pasando?—Para tu tranquilidad me presento, soy Shouta.

                —¿Shouta?

                —Sí, no preguntes mi nombre completo, no quieres saberlo—había un ligero tinte de amenaza en su voz y Satou comprendió que en verdad no debía preguntar—¿Y tú eres…?

                —Satou… Kaori Satou.

Shouta sabía el nombre de este chico, pero quería que se lo dijera. Parecía realmente nervioso, pero descubrió para su placer que Kaori Satou era adorable.

                —Bueno, ahora que ya sabemos que estás bien, podemos irnos, la enfermera de este lugar estaba preocupada, no despertaste después de cinco horas.

                —¡Cinco horas!

El asombro en los ojos de Satou era visible y Shouta no pudo evitar lanzar una carcajada. Este chico era tan ingenuo, mira que creerse semejante mentira.

                —Eres un tonto—dijo entre risas—No ha pasado tanto tiempo, solo media hora, pero te la has creído y bastante.

Ahora estaba molesto. No importaba que él le hubiera salvado, acababa de decidir que “Shouta” le desagradaba. Era molesto y burlón.

                —Idiota.

                —Huh, eso fue fuerte. Has destrozado mi autoestima.

                —Eres un… un… ¡Argh!—Satou se había quedado sin insultos y se levantó de la camilla con furia. Ese tipo era horrible, horrible en verdad.

Shouta contuvo otra risa, Satou-kun era verdaderamente adorable y susceptible. Hacerlo enojar sin duda era todo un pasatiempo. Acababa de encontrar un nuevo tipo de diversión y no la soltaría, claro que no.

                —¡Oye! ¡No te vayas! ¡La diversión está empezando!

                —¡Largo! ¡Déjame en paz!

                —¿Y por qué haría algo así? Me agradas, sin duda tu y yo seremos buenos amigos—se le ocurrió de repente lanzar una de sus miradas seductoras al decir esas palabras y el resultado que buscaba apareció frente a sus ojos.

Kaori Satou enrojeció como un tomate ante tal gesto y se quedó sin palabras. O al menos, soltó las más torpes.

                —Ol… olvidalo… tú no me agradas a mí.

                —¿En serio? ¿Te he de recordar que soy tu “ángel guardián”? Por supuesto que te agrado, soy irresistible—farfulló el chico y Satou se recuperó al instante.

                —Eres un fanfarrón, eso es lo que eres y aparte un presumido.

                —Ouch—fingió dolor y le sonrió nuevamente provocando un sonrojo más—Te diré algo exponiéndome a tu ira.

                —¿Qué?

                —Actúas como si fueses una chica. ¿Nunca te han confundido con una?

Y en efecto, Satou se enfureció. De todas las cosas que le pudo haber dicho ese idiota tuvo que elegir la que más le hacía enojar.

                —¡Qué basura estás diciendo?

                —Eso, pareces una chica. Quiero decir, tu rostro es muy bonito, tus ojos son grandes y con pestañas largas. Hasta el tono de tu voz es un poco dulce y qué decir de tu nombre, incluso es un nombre de chica—jadeó sorprendido mientras Satou le miraba con una mueca—¡No será que eres una chica fingiendo ser un chico! Eso podemos averiguarlo.

El mujeriego se acercó a Satou y metió su mano por debajo de su camisa. Estaba por palpar cuando los ojos del chico se abrieron con horror y lo apartó con verdadera brusquedad. Se cubrió al instante con los brazos y comenzó a respirar con dificultad. Fue entonces, cuando Shouta comprendió que había cruzado la línea.

                —Oye… cálmate… está bien… entiendo. No volveré a hacer eso. Te pido una disculpa. ¿Está bien?

Kaori Satou comenzó a relajarse y luchó contra las lágrimas que amenazaban por salir. Entonces le miró con verdadera ira y le insultó.

                —¡Eres un imbécil! ¡No te me vuelvas a acercar nunca!

Salió de la enfermería a toda prisa y tratando de calmar esos sentimientos. Maldito idiota, maldito idiota, se decía una y otra vez.

                —¡Hey! ¡Vamos! ¡Entiendo que metí la pata! ¡Debí saber que reaccionarías de esa forma! ¡Después de ver las cosas con Susumiya debí intuirlo!

Abrió los ojos sorprendido y se detuvo de repente. ¿Qué tanto sabía Shouta de él? Shouta dejó de correr y le miró con comprensión. Era la primera vez que no había burla en su mirada y tenía que admitir que a simple vista parecía un buen tipo. Y uno muy guapo.

Sacudió la cabeza antes de considerar aunque fuera un poco tal pensamiento.

                —¿Qué tanto escuchaste de eso?

                —Lo suficiente para saber que le tienes pavor a Hitono Susumiya. Pero lo que no sé es el motivo. Tal vez… quieras decírmelo.

                —¿Y por qué habría de hacer eso? No te conozco siquiera y eres molesto.

Shouta lanzó una carcajada y Satou tuvo un tic nervioso en el ojo. Ese tipo le molestaba en verdad, le irritaba. Esa aura de encanto, soberbia, chanza y autoconfianza era intolerable. Y pensar que estuvo a segundos de creerlo una buena persona. Idioteces, nada más.

                —Eres malo. ¿Le negarás la información a tu “ángel guardián”?

                —¡Ya basta con eso! ¡Déjame en paz! ¡En serio!

                —Satou-kun, no te dejaré en paz nunca, no hasta que me lo digas, has despertado mi curiosidad con ese asunto y cuando yo pongo el dedo en el renglón, no lo suelto hasta conseguir lo que quiero.

Bufó molesto. ¿Era en serio? ¿En verdad no lo dejaría en paz? No tenía ese derecho, nadie en su vida le había fastidiado tanto como Shouta.

                —No puedes obligarme a decírtelo.

                —Tienes razón—miró al techo de la escuela pensando concentradamente en algo y al final chasqueó los dedos—Tengo una gran idea, escucha.

                —¿Qué haces?

Se colocó delante de él y le tomó las manos como si conjuraran algo en contra de otra persona.

Lo harían.

                —Ya que eres muy cercano a Morina, haremos el siguiente trato. Sé que ella tiene un secreto y no quiere decírmelo. Si lo averiguas y me lo dices, yo te dejaré en paz para siempre.

                —¿Qué? ¿Me estás chantajeando?

                —Tómalo de ese modo si quieres—sonrió con suficiencia y en ese preciso instante Kaori Satou le odió.

Era un idiota, un idiota total. Usar a su mejor amiga y su secreto para poder molestarlo. Eso era ruin, él no tenía la habilidad para descubrir el secreto de Kanojo y mucho menos era un chismoso como para andarlo contando.

                —Llevo menos de una hora de conocerte y ya pienso que eres despreciable—le dijo con verdadero reproche. Shouta le sonrió.

                —Pues yo creo que eres adorable—Satou volvió a enrojecerse, pero bien no se podría definir si era por la vergüenza o la ira—¿Entonces vas a hacerlo?

                —Idiota—lo empujó lejos y comenzó a caminar por el pasillo sin decir nada más.

                —¡Tomaré eso como un sí!

Kaori Satou levantó la mano y le hizo una señal obscena, específicamente, con el dedo.

Shouta no pudo más que reír.

****

Compró un café cargado de camino a la escuela.

No había sido su mejor día. No pudo dormir por muchas cosas. La mayoría era su culpa. Se desveló hasta las cuatro de la mañana leyendo manga, de los de la colección de su madre. Esa noche en especial, la señora Kanojo se había mostrado benévola con su amada hija y después de platicar extensamente sobre el pasar de su día, le había recompensado con tal regalo. “Toma el que desees corazón” le dijo con una sonrisa cargada de ternura y la niña sonrió emocionada mientras revisaba el catálogo de dicha colección. Eligió el más largo y emocionante solo para poder leerlo en una noche entera. Dos horas de sueño restantes no sirvieron de mucho, no cuando dedicó una para preocuparse por su reciente amigo Kaori Satou. ¿Habría llegado con bien? El idiota de Shouta no le mandó mensaje alguno y cuando llegó a la enfermería se dio cuenta que ya no había nadie.

Cuando empezaba a quedarse dormida recordó que tenía actividades en el CAF que aún no había planeado. El día anterior Kobashi se había lucido mostrando una exposición fotográfica de posibles parejas homo en un reconocido parque de la ciudad. Su habilidad como acosadora no tenía límites. Este día le tocaba a ella organizar algo, ya que al día siguiente, la dulce Hana mostraría sus bocetos de parejas en plena acción. Esa niña tenía futuro como dibujante yaoi, era un hecho.

Así que en realidad, la joven Morina no durmió más que media hora, lo que cual no servía mucho, por ello llevaba las ojeras más marcadas que un mapache y más de 6 litros de cafeína en el cuerpo. Sólo así rendiría el resto de día.

Entró al salón esperando encontrarlo vacío, pero para sorpresa suya, Kaori Satou ya estaba ahí, sentado en su pupitre y con una cara que denotaba molestia y confusión. Al verla su gesto se compuso y le sonrió brillantemente.

                —¡Hey Kanojo! ¿Cómo amaneciste hoy?

                —Creo que bien—respondió cautelosamente. Un Satou-kun saludándole de forma amistosa era más extraño que un Satou-kun amargado y mezquino. ¿Por cuantos cambios de personalidad pasaba este chico?

                —Eso me alegra muchísimo, aunque te veas cansada.

                —A mí me alegra que tu estés bien—replicó ella recordando uno de los motivos por los que no había pegado el ojo.

                —¿Yo?

                —Sí, vi cuando Shouta te llevaba a la enfermería después de que te desmayaste en la clase de Gimnasia. ¿Has considerado cambiar de actividad recreativa? La gimnasia es una asignación general, pero puedes tomar otra si lo deseas.

Satou-kun no prestó atención a la plática superficial que Kanojo había empezado a darle. Kanojo lo había visto desmayado y al parecer, Shouta no le había dado detalles. Le había guardado el secreto. ¿Por qué ese idiota se comportaba de esa forma tan considerada? ¿Por qué de repente el calor había inundado sus mejillas? Ese tipo, hiciera lo que hiciera, era desesperante.

                —¡Dichosos los ojos que te miran Shoutaro!—gritó Kanojo interrumpiendo sus pensamientos y miró hacia la misma dirección que la chica.

Shouta entraba al salón con su particular y hermosa sonrisa de galán en el rostro, la cual se volvió una mueca dirigida a la presidenta del consejo.

                —¡Morina! ¡Cuántas veces he de decirte que no me llames así!

                —¡Oh vamos! ¡Me la debes! ¡Y hasta me estoy comportando benevolente al no decirlo completo!

                —No te atreverías—dramatizó el joven y Satou enarcó una ceja.

                —Claro que sí, pero ya no estoy tan molesta como ayer.

La mueca en el rostro de Shouta se borró al instante en que vio a Kaori Satou. El aludido tragó saliva con nervios. ¿Era capaz de cumplir su amenaza?

                —¡Satou-kun! ¡Mi amigo favorito! ¡Estoy emocionado de verte!

Sí, lo era.

Le abrazó con efusividad y Satou no pudo evitar sonrojarse. El tipo estaba muy cerca, pero extrañamente, no lo alejaba, no como el día anterior, no como con el resto de la gente. Morina no pudo evitar notar eso, era extraño. Satou-kun había dejado muy claro en su discurso ególatra que no le agradaba que lo tocaran. Pero Shouta extrañamente se las había arreglado para poder hacerlo y aún más raro, el chico no estaba molesto sino… ¿Nervioso? Como un uke que es abrazado efusivamente por un seme.

¿Qué?

La imagen vino a su cerebro antes de que pudiera detenerla. Kaori Satou, desmayado en la enfermería; Shouta velando su sueño; solos en una habitación, la enfermera misteriosamente había desaparecido; Shouta se acerca al femenino rostro de Satou-kun y no puede evitar notar lo lindo que es; acerca peligrosamente sus labios a los del inconsciente uke; le roba un beso; el chico despierta confundido; ambos se besan y las caricias suben de tono; Shouta se despoja de su camisa y Satou-kun hace lo mismo; comienzan los besos más apasionados; las caricias y después los juegos con la lengua; Shouta comienza a desabrochar el pantalón del lindo uke y entonces…

                —Chicos… yo… yo… ¡Necesito ir al baño con urgencia!—gritó cubriéndose la cara con las manos y salió corriendo del salón dejando a ambos perplejos.

Los pasillos se le hicieron eternos, pero cuando logró entrar al baño, dejó de contenerse. Lanzó un gritito de emoción mientras el derrame nasal se liberaba. He ahí la fuente de su vergüenza. Morina Kanojo no puede evitar los derrames nasales una vez que ha imaginado una situación yaoi. Sin embargo, nunca le había ocurrido aquello. Shouta involucrado en sus fantasías boys love. Era imposible, el tipo era más mujeriego que Don Juan Tenorio. Pero ahora, gracias a Kaori Satou, ya no era tan imposible.

Dios mío, debo controlar mis fantasías, se dijo mientras limpiaba su rostro.

¿Realmente son fantasías? ¿Y si esos dos…?

                —¡Olvídalo! Ni siquiera lo pienses. No hay forma de que Shouta le pertenezca a una sola persona y no hay ser en la tierra capaz de domar a Satou-kun y su horrible carácter.

No había forma alguna de que ese par se juntara.

¿Verdad?

****

                —Espero que Kanojo se encuentre bien—comentó Satou al aire

                —Estoy seguro que lo está. Suele tener esa clase de episodios y es parte de ese extraño secreto—chasqueó los dedos mientras le brillaban los ojos—Por cierto… ¿Qué pasó con ese encargo? ¿Ya sabes algo?

                —¿Acaso eres idiota? Acabo de verla hace cinco minutos. ¿Esperas que en ese tiempo ya conozca su secreto? Además, ya te lo dije, no lo voy a hacer.

                —Entonces resígnate a tenerme a tu lado.

                —Jamás. Ya encontraré la forma de deshacerme de ti.

Morina eligió ese momento para regresar y alcanzó a escuchar las últimas palabras de Shouta.

                —Quiero verte intentarlo.

                —¿Intentar qué?—preguntó la chica inocentemente. Fuera pensamientos yaoi, fuera pensamientos yaoi.

                —Quitarme de encima a este tipo. En serio Kanojo… ¿Cómo puedes estar liada con semejante idiota? Siendo tan lista, agradable y razonable podrías tener mejores amigos que éste.

                —Lo sé Satou-kun—Shouta frunció el seño—Pero he estado liada con él desde el kinder, es como mi hermano, sinceramente no me imagino una vida sin este idiota.

                —¡Oye!—gritó Shouta fingiendo sentirse ofendido y Morina le sonrió con ternura.

                —Sabes que te quiero hermanito.

                —Y yo a ti hermanita—apretó sus cachetes para hacerla enojar y aquello mismo ocurrió.

Satou-kun no pudo evitar sonreír ante esto. Era verdad, Kanojo y Shouta eran completamente diferentes, pero eran esas diferencias las que los volvían tan unidos. Su extraña forma de convivir y quererse se antojaba tan autentica, como la que tuviera antaño con… no… ni siquiera debería recordarlo. Kanojo y Shouta eran como un par de hermanos que se llevan mal, pero que se adoran. Ojala esa amistad nunca se rompiera. Ojala estén juntos siempre.

Morina se acomodó en su banca entre reclamos hacia Shouta, el cual simplemente se quedó tranquilo, casi quieto. Era la primera vez, en el poco tiempo que llevaba de conocerle, que veía a Satou-kun reír. Era una sonrisa sencilla, pero al menos estaba ahí. Sus dientes blancos detrás de sus labios pequeños. Sin duda él parecía una chica y era tan lindo. Era bueno que Morina no lo hubiese visto, de haberlo hecho, estaría muerta de un derrame nasal general.

Satou-kun no dejaba de sonreír sumido en sus recuerdos y Shouta tenía un ligero sonrojo en sus mejillas.

Notas finales:

Santo Dios!!! empieza lo bueno!! (no, de hecho no ja) pero como podemos ver, la relación de Shouta con Satou-kun es extraña, a mi en lo personal me encanta esa forma de ser de Shouta (es molesto en verdad!!)

¿El secreto de Morina peligra?

No lo sabremos hasta el próximo capítulo...

Muchas gracias y si les agradó o tienen alguna pregunta no duden en dejar un review :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).