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You por Himawari

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Notas del fanfic:

¡Feliz cumpleaños marida! Aunque no tengas celular ; ; llevo contando las horas para poder mandarte esto, espero que lo leas y que te guste mucho, como no vivo en Argentina esto es lo único que te puedo regalar. Está hecho con mucho amor y planeado desde hace tiempo *Le lanza besos llenos de babas amorosas (?)*

 

 

 

Cuando Kyuhyun se dio la media vuelta en la cama sintió la calidez que desprendía de ese lado e inmediatamente abrió los ojos pero no se atrevía a forzarlos para ver más allá de la oscuridad, una parte de él se reprochaba por ser tan cobarde y no afrontar lo que bien podía ser uno de sus compañeros, tenía un miedo, que por su oficio, le parecía casi normal y la mente le llenaba de ideas de quien podía estar acompañándolo, movió las sábanas y soltó un suspiro de alivio al ver que era Sungmin, la respiración pesada y la boca ligeramente abierta. Le aventó las sábanas con fuerza; le agitó de los hombros para que despertase y solo fue capaz de abrir un solo ojo, comenzó a murmurar palabras que no alcanzaban a llegar a los oídos de Kyuhyun y que además iban pegadas a hilillos de saliva que se esparcían por la almohada.

—¿Qué haces aquí? —Le preguntó—. Regrésate a tu habitación —Kyuhyun tomó el cuerpo del mayor y trató de rodarlo por la cama pero este se mostró renuente y decidido a quedarse a dormir ahí.

—No quiero… quiero dormir esta noche aquí —Replicó Sungmin aferrándose a toda costa a los bordes del colchón—. Deja de ser tan quejica y duérmete.

Kyuhyun cerró los ojos resignado y se recostó extrañado, pero no le dio más vueltas al asunto, después de tanto tiempo compartir habitación era obvio que se iban a extrañar, aunque fuera un poco.
Esa fue la primera noche que Sungmin durmió con él.

 

 

 

 

—Kyuhyun ¿Me veo bien? —Preguntó Sungmin al cruzar la puerta.

—Sí, bien —El maknae lo miró fugazmente y respondió, el mayor hizo un gesto de desagrado y se fue sin decir nada más, tenía que irse a la radio con Ryeowook, tenían el tiempo justo para llegar.

Una sensación bastante inusual se quedaba rondando por el cuerpo del menor, le inquietaba pero a la misma vez le relajaba, hacía que la temperatura de su cuerpo cambiara drásticamente, que fuera capaz de soltar todo lo que tenía en las manos y recrear con esa efímera plática una y otra vez sin detenerse. Algo estaba mal con él, pero no se sentía como si fuera algo malo, al contrario, terminaba ansioso porque llegara la hora de dormir y como un niño en navidad, dormir abrazando a Sungmin el resto de la madrugada.

 

 

 

 

Y fue entonces cuando las visitas pararon, Sungmin ya no iba a preguntarle por su apariencia o a preguntarle cómo le había ido la noche anterior en la radio, tampoco preguntar por su programa de televisión. Entonces un poco de locura de iba adentrando en Kyuhyun, no sabía que había hecho mal, Min no se portaba mal con él, pero simplemente todas esas cosas que le gustaba que le hiciera simplemente ya no aparecían, quería enfrentarlo ¿Pero qué podía decirle? ¿Qué quería seguir siendo acosado por la noche y por el día ser interrogado? ¿Qué le sonriera cada vez que llegasen de sus respectivas actividades como antes? No, pero su mente se dividía en dos, una pequeña que se daba una idea de lo que le pasaba pero que no era capaz de siquiera pensarlo y otra mayor, que opacaba a todo lo demás y era la desesperación de que pronto se iría al concierto de Super Junior KRY y que Sungmin no llegara en la noche para despedirse.

 

 

 

 

Abrió los ojos adormilados, revisó la hora en su celular y no eran más que las once de la noche, no podía mantener los párpados abiertos por mucho tiempo y sentía que necesitaba dormir un día entero para sentirse más relajado. La puerta comenzó a sonar con golpecitos que no cesaban, Kyuhyun se paró para abrirla y era Sungmin, en cuanto lo vio no pudo contener una sonrisa de alegría, la cual se hizo más notoria en cuanto este se dejó acostar en la orilla de la cama.

—¡Venga! ¿Qué no quieres dormirte ya? Si se te nota en los ojos que no aguantas —Se rió Sungmin, palmeó un poco y señaló el foco para que apagara la luz.

Kyuhyun, casi como si fuera costumbre apagó todo y se acostó a su lado, solo estaba el sonido de sus respiraciones.

—Kyu, mañana te vas ¿No es así?

—Sí, al mediodía sale nuestro avión.

El mayor se acercó más y ocultó su rostro entre su cuerpo, haciéndolo tan delicadamente como si quisiera fundirse con este y entonces le pareció que su pecho era más bien una bomba con poco tiempo de vida, cuanto más estaban juntos menos tiempo le quedaba.

—Sungmin, creo que me gustas —Kyuhyun habló, sin darse cuenta que esas palabras ya no iban solo para sí mismo, sino para el otro y entonces su cuerpo comenzó a temblar, lo sentía en sus manos, en su quijada, como cuando hace frío, a excepción que no lo hacía y se preguntaba el error que había cometido, la preciada amistad con Sungmin se iría al caño por esas palabras que escaparon de su boca en el momento menos indicado. El poco valor que le quedaba comenzó a flaquear al momento en que vio entre sombras que el mayor levantaba la cabeza.

—¿Qué has dicho? —Le escuchó preguntar.

Se le fue la respiración, miraba entre la penumbra y no sabía qué hacer. Pero nunca había sentido esa fuerte necesidad de mirarle a los ojos y hablar con él, del tema que fuera, pero hacerlo.

 

Un cosquilleo se coló por su mejilla y tardó unos segundos en darse cuenta que eran los dedos de Sungmin, escuchaba que se reía para su interior, por un instante creyó que se burlaba de él pero en cuanto sintió algo más apoyado sobre sus labios se dio cuenta que la realidad iba mucho más alejada de lo que él creía. Mientras sus labios se fueron soltando, pequeñas imágenes de Sungmin paseaban por su mente, todo lo que habían hecho desde el momento que afianzaron más su amistad hasta ese mismo momento donde los besos parecían más que un sueño a algo real.
Se sentía vivo, con el corazón en miles de trozos viajando dentro de su cuerpo. Se le quemaba su interior entre las emociones que eran completamente nuevas y que definitivamente no quería que se detuvieran.

—Creo que también me gustas —La voz de Sungmin sonaba tan lisa y especial. Pronto se tenía que levantar para hacer las maletas pero su mente prohibió pensar en eso, quería algo especial para llevarse consigo en esos días.

 Antes de poder seguir con sus pensamientos, los labios de Sungmin le besaron otra vez.

Notas finales:

Y una vez más ¡Feliz cumpleaños! <333


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