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GIROS DEL DESTINO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el final de esta historia, espero que le sguste en lo que acaba, les quiero agradecer en el alma porque este fic paso de los 200 reviews, muchisimas gracias por haber seguido esta historia y sin mas preámbulos espero que disfruten el capitulo final

Capítulo 16.- Un hijo tuyo y mío…

 

Todo era silencio en un departamento ubicado en el centro de la ciudad, era temprano en la mañana y era domingo, todos los habitantes de aquella casa dormían profundamente hasta que uno de los niños despertó y fue al cuarto de sus padres, se subió por el pie de la cama y se abrió espacio intentando no despertar a sus papás pero fallando en el intento

- Qué pasa angelito? – preguntó el peliazul médico haciéndole un espacio en la cama a su último retoño que se cobijó con las mantas y abrazó a Ikky luego de besarle la nariz

- Teno fío papito – respondió la pequeñita que sonrió porque su otro papá se volteó y la abrazó por la espalda

- Tienes frío?, te hacemos sánduche? – preguntó el castaño medio dormido todavía

- Si… - dijo la pequeña poniendo su manito sobre la mano de Seiya que la abrazó y los tres se volvieron a dormir hasta que sus dos terremotos mayores despertaron y también fueron a su cama, ahí si ya no pudieron volverse a dormir, Ben tenía 7 años y era un pequeño demonio, había heredado el carácter arisco de su padre pero era muy parecido a Seiya, a decir verdad todos los niños eran  muy parecidos a Seiya pero todos tenían los ojos azules de Ikky, Max tenía casi 5 años y era un niño sumamente inquieto, era digno hijo de su castaño padre y se la pasaba molestando a sus hermanos en especial a la pequeña Althea que tenía 3 años y era la última hija de la pareja

- Papi… nos vas a hacer panqueques? – preguntó Max que estaba acostado literalmente sobre Seiya

- Quieren panqueques?

- Siiiiiiiiiiii – respondieron todos en coro (Ikky incluido), Seiya solo sonrió y se estiró en la cama, ok, comemos los panqueques y luego vamos a ver a Shun

- Sigue enfermo el tío Shun? – preguntó Ben que se levantó para ayudar a su papá a hacer los panqueques

- Si mi amor, el tío Shun sigue enfermo pero no te preocupes que se va a poner bien

- Ok papi

 

En otro departamento al otro lado de la ciudad un joven peliverde estaba acostado de lado pero no dormía, su esposo lo abrazaba pero nada le podía quitar la tristeza que lo invadía, era la segunda vez que le ocurría esto y Shun se quería morir, las lágrimas se le salían y estaba muy muy triste, Hades que estaba a su lado despertó y lo abrazó de mejor manera, Shun se volteó y lloró en los brazos de su esposo

- Tranquilo vida mía, no me gusta verte así

- Lo perdí Hades…

- No fue tu culpa, Shaka dijo que es una posibilidad, no te pongas así Shun, estas cosas pasan…

- Yo quiero un hijo Hades

- Tenemos dos Shun

- Lo sé y no me mal entiendas los amo con todo mi corazón pero yo quiero un hijo tuyo y mío

- Amor… a mí en cambio me preocupas tu, no quiero que por nuestra insistencia en tener un bebé se vaya a afectar tu salud, todo es muy traumático para ti y no hablo solo de la parte física

- Pero yo quiero darte un hijo

- A mí me gustaría mucho pero prefiero tenerte sano a ti y a mi lado, Shun yo quiero una vida contigo, si es una pena que no podamos tener un bebé nuestro pero mira el lado positivo, tenemos dos niños que nos aman y nos llaman papá, mi amor… tenemos una hermosa familia, no se centres en lo que no podemos tener porque no vas a poder disfrutar de lo que si tenemos – Hades limpió las lágrimas de las mejllas de su esposo y le dio un suave beso en los labios, Shun se acurrucó en su pecho un poco mas tranquilo, estuvieron en silencio por unos minutos hasta que Shun se  movió para mirar al pelinegro a los ojos y con un pequeña sonrisa decirle:

- Tienes razón…, me traes a mis pequeñitos?

- Ya te los traigo – Hades besó a Shun una vez más y se levantó, al salir vio a sus dos niños que reían divertidos mientras le daban de comer a su perro

- Qué le están dando a Ralf? – preguntó el pelinegro que caminaba descalzo por la casa, su hijo mayor escondió lo que tenía en las manos y sonreía pícaramente, su niña en cambio seguía en cuclillas intentando que Ralf abra el hocico pero el perrito no quería saber es nada, Hades llegó hasta ellos y se arrodilló en el piso para ponerse a la altura de su hijo mayor

- Galletas papi pero no le gustan las oreo – confesó un risueño niño de ocho años, tenía los cabellos negros y los ojos negros, piel canela y era algo gordito, era un niño muy hermoso al igual que su hermanita, la niña tenía 6 años y era muy parecida a su hermano mayor

 

Ambos habían quedado huérfanos cuando sus padres que eran traficantes de drogas murieron en una redada, Hades fue el detective del caso y él mismo sacó a los niños de aquella casa luego de la balacera, eso había pasado hace casi cuatro años, la ley determinaba que los menores debían ser entregados al estado para que los pongan en hogares sustitutos hasta que puedan ser adoptados pero los pequeños tenían muchos problemas de salud, presentaban un caso de mal nutrición y exposición a las drogas que preparaban y comercializaban sus padres, a Hades se le partía el corazón solo de pensar en lo que esos pobres niños sufrirían porque lo primero que haría el estado era separarlos, ninguna pareja los hubiera adoptado a ambos así que lo habló con Shun el que aceptó todo con solo verlos una sola vez y él mismo empezó a hacer los papeles para adoptarlos

 

La teoría de Shun era que los niños con ellos encontrarían todo el amor y la paz que una verdadera familia les podría brindar y con la ayuda e influencia de Hades dentro del departamento de policía lo pudieron hacer así, las primeras semanas fueron complicadas porque hubieron muchas visitas al hospital, chequeos, tratamientos y muchas cosas mas pero Shun con gusto se amanecía junto a sus camitas velando su sueño y hasta que se acostumbren a su nuevo hogar el peliverde estaba siempre pendiende de sus niños y estaba siempre presto para abrazarlos en las noches, acurrucarse con ellos, cantarles, leerles cuentos o lo que sea si tenían miedo o frío para que puedan dormir, a criterio de Hades sus hijos no pudieron encontrar mejor papá que Shun, él hacía su parte pero Shun fue fantástico para ellos y ellos fueron fantásticos para él porque llenaron ese vacío en su vida

 

- A mi si me gustan las oreo papi – dijo la pequeñita abrazando a Hades y besando su mejilla

- A mí también, me das una?

- Está? – sonrió pícaramente Mika al ofrecerle la galleta que tenía en sus manos a su padre

- No no no, esa galleta está toda baboseada del perro, yo quiero una galleta nueva

- Ok – la pequeña fue saltando a la cocina a traer la caja de galletas y le puso una en la boca a Hades que se la comió y luego la besó

- Vamos a ver a papito – dijo el mayor tomando la mano de su niña

- Ya se siente mejor?

- No… está triste pero me dijo que solo sus ángeles lo podrían hacer sonreír así que vamos a verlo

 

Los dos niños fueron por el pasillo y entraron a la habitación de Shun que en verdad al verlos sonrió, los dos niños se subieron a la cama y lo abrazaron, se acomodaron los tres primero en la cama tapándose con las cobijas y acurrucándose muy juntitos y luego con Hades que igual se volvió a acostar, era cierto… Shun quería con toda su alma a sus dos pequeños, Tom y Mika que llegaron a sus vidas para alegrarlas aunque al principio hayan necesitado muchos cuidados ahora eran niños sanos y alegres, ellos sabían que eran adoptados pero eso no impedía que amaran a los que consideraban sus padres

 

A media mañana Ikky con Seiya y sus tres monstritos llegaron a la casa de Hades y Shun, les habían traído el almuerzo, Shun había estado hospitalizado algunos días luego de que perdiera el bebé que estaba esperando pero ahora ya estaba en casa, el pequeño departamento de la pareja se llenó de bulla, risas y gritos cuando se juntaron todos los niños, ellos se veían frecuentemente porque iban a la misma escuela y se llevaban muy bien aunque de vez en cuando si había bronca por algún juguete o algo, niños son niños y pues si los primos no pelean pues no son primos…

 

En la habitación estaban los cuatro mayores, Shun no tenía ánimo de levantarse, le había agarrado la depresión y fuerte, él se había hecho tantas ilusiones, estaba entrando al segundo trimestre y se sentía genial, todo estaba bien y de la nada empezó con dolores en el vientre y Shaka no pudo hacer nada, perdió al bebé y nada de lo que hicieron lo pudo evitar

- Te vas a poner bien… solo date tiempo… - dijo Seiya tomando la mano de su cuñado, quien más que él para entender lo que estaba pasando Shun

- Shaka aún no sabe si podré intentarlo nuevamente

- Es importante que sanes, y ototo… si no puedes pues no puedes, no te puedes poner en riesgo, estás consiente de eso verdad?

- Si Ikky… Shaka me lo explicó

- Tu eres lo importante, a mí me preocupa las consecuencias que esto puede tener – dijo Hades y en verdad que su tono era de preocupación

- Voy a estar bien, no te preocupes amor – dijo Shun y acarició el rostro de su esposo que le besó la mano

- Bueno… voy a calentar la comida, me ayudas? – dijo Ikky poniéndose de pie

- Claro… - Hades se levantó también y ambos fueron por el pasillo esquivando los juguetes que estaban regados por todo el piso, al perro que andaba por ahí y a las niñas que estaban correteando y reían, Seiya ayudó a Shun a levantarse y a cambiarse de ropa, a lo que salieron de la habitación los dos hijitos de Shun y Hades fuero como imán hacia su padre y lo abrazaron, Shun sonrió y besó ambas cabecitas y todos fueron juntos al comedor

 

Esa noche Shun estaba recostado en la cama y estaba cepillando el cabello de su niña mientras veían la televisión, Hades estaba jugando ajedrez con su hijo mayor cuando una noticia llamó la atención de los mayores, había habido una revuelta en la penitenciaría del sur, ocho muertos como resultado y aún estaban contando los heridos, Shun frunció el ceño y miró a Hades que solo se encogió de hombros y volvió a concentrarse en el juego con su hijo, hace mucho tiempo que Shun no pensaba en Radamantys, el solo hacerlo lo ponía de mal humor entonces intentaba borrarlo de su mente pero esa noche si se puso a pensar en el rubio, por más que Shun había hecho todo por cambiar el rumbo de su vida, por más que ahora las cosas para él fueran abismalmente diferentes las consecuencias de su pasado lo perseguían y atormentaban, el bebé que perdió hace unos días era prueba de ello, por más tratamientos que se había hecho, por más cuidados que tuvo las palabras y temores de Shaka se hicieron realidad, él podía concebir pero no podía llevar a término su embarazo, eso era terrible para Shun porque a la final él decía que sentía a la criatura en su interior para que luego la vida se la arrebatara…

 

***

Mas o menos 6 meses después Shun estaba acostado en la camilla en el hospital, tenía cita con Shaka y el peliverde estaba nervioso, este sería su último intento, si no funcionaba ya no lo intentaría más, había hablado mucho con Hades y su esposo estaba de acuerdo, este sería el último intento…, el abogado estaba usando solo una bata y se moría del frío pero su hijo mayor le tomaba de la mano, Tom le había acompañado a la consulta porque Hades no había podido salir de la estación de policía y Mika se había quedado con Seiya

- Papito…

- Si mi vida?

- Si tienes un bebé, ya no nos vas a querer a nosotros?, nos mandarás de tu casa?

- What???, ven más acá mi amor, ven y mírame, Tom… tu hermana y tu han traído alegría y amor a nuestras vidas, ustedes son mis niños, son mis hijos, míos y solo míos, ok., Hades también un poco que ver pero si yo tengo un bebé eso no va a cambiar nada, ustedes son mis tesoros, la verdad no importa si no los llevé en mi vientre porque los llevo todos los días en mi corazón, yo los quiero con toda el alma, nosotros somos sus padres y juntos hacemos nuestra familia, nada de lo que pase cambiará eso, si puedo tener un bebé solo significa que tendremos uno más en casa eso es todo mi corazón, yo no quiero que te preocupes por esto, yo te querré toda mi vida, tu eres mi hijo es así de simple

- Yo te quiero mucho papito  y no quiero verte triste

- Ohhhh… no te preocupes amorcito, verás que todo va a salir bien, dame un beso y abrásame oye, no me has abrazado hoy – el pequeño niño abrazó a Shun que le empezó a hacer cosquillas y ambos reían juntos, en eso estaban cuando entró Shaka al consultorio y sonrió, nada que hacer, si hay personas que nacen para ser padres y a veces la naturaleza está en su contra, con mucha suerte y muy buen juicio Shun había encontrado en quien descargar todo el amor que podía dar cuando adoptó a ese par de niños, había salvado varias vidas en ese proceso, las de los pequeños y las de ellos como pareja

- Muy bien muy bien, pronto tendrán a alguien más a quien hacer arrumacos – dijo el rubio con una sonrisa, Shun sonrió maravillosamente y abrazó a su hijo mayor que lo abrazó también y puso con cuidado su mano en el vientre de su padre

- Pero no se va a parecer a mi como Mika – dijo el pequeño con un dejo de pena en su voz

- Claro que se va a parecer a ti, no importa si es niño o niña tu igual le vas a enseñar a jugar futbol, me vas a ayudar a enseñarle a hablar y caminar, se parecerá a ti en lo que en verdad importa, no en lo físico sino en el alma, si el bebé se parece un poco a ti o a tu hermanita será un ángel igual a ustedes

- Wow…

- Estas de 6 semanas Shun, tú sabes lo que eso significa, ahora como lo habíamos hablado esta es la última oportunidad así que no quiero correr ningún riesgo, tu tendrás reposo absoluto la totalidad del embarazo, este bebé no lo vamos a perder – el rubio apretó la mano del peliverde que sonrió y asintió, escuchó con paciencia todas las recomendaciones de Shaka y apenas a lo que salió llamó a Hades para darle la buena noticia, se les venían unos 7 meses complicados pero lo intentarían por el bebé pero sobre todo por Shun, él ya no resistiría otra pérdida así diga lo contrario

 

***

Ikky caminaba por los pasillos del hospital, acababa de salir de cirugía y tenía que ir a buscar a Hades que se estaba muriendo en la sala de espera, cuando el peliazul médico entró en la sala el detective prácticamente saltó de su asiento

- Cómo está Shun?

- Hubieron ciertas complicaciones, pero respira tranquilo que todo salió bien

- Qué complicaciones?

- El niño está bien, está en la incubadora y lo puedes ver más tarde si quieres, Shun está dormido por la anestesia, durante la cesárea se presentó un caso de hemorragia que les costó mucho controlar y le tuvieron que extirpar la matriz

- Ohhhh… y que tan grave es eso?

- Como Shaka diría, la matriz sirve solo para procrear y para molestar, en este punto y tomando en consideración los problemas que tuvieron para tener este bebé no hubieran vuelto por otro verdad?

- Claro que no

- Bueno entonces no hay problema, Shun no tendrá consecuencias ni mucho menos, solo tiene que tomar vitaminas por un tiempo y depende el caso tendrá que tomar hormonas pero eso lo pueden hablar con Shaka ya después, así que sonríe que ya eres papá otra vez

- Vamos a verlo, me muero de ganas de verlo – Ikky asintió y empezó a caminar por el pasillo del hospital acompañado de su cuñado y mientras caminaban seguían charlando

- Está todo arrugado y rojito, así nacen los bebés no me pongas esa cara, mi Althea parecía pasita, el tuyo tiene los dedos largos y flacos, el cabello algo verdoso pero en un tono más oscuro que el de Shun, ojalá herede sus ojos también, mis hijos todos tienen mis ojos

- Yo solo quiero que esté sano, no me importa a quien se parezca

- Eso dices ahora, ya te voy a ver después, mis hijos son muy parecidos a Seiya, solo por eso quiero otro que sea igualito a mi pero Seiya no quiere saber nada, dijo que tres es su límite – dijo el médico y suspiró meneando la cabeza

- Lo siento – Hades frunció el ceño, en verdad había escuchado a Ikky decir muchas veces que quería un niño que se parezca a él pero sus hijos habían heredado solo sus ojos

- No lo sientas mucho porque mi Seiya está de encargo otra vez, él no lo sabe todavía pero yo estoy casi seguro que si – contestó Ikky con una sonrisa muy divertida

- Qué método anticonceptivo usa? – eso lo preguntó Hades porque en todo lo que había conversado con Shun nunca le había dicho que Ikky y Seiya estaban intentando tener el cuarto en discordia

- Inyecciones, pero quién crees que lo inyecta – ahí Ikky sonrió con malicia y Hades abrió mucho los ojos, vaya… su cuñado era de armas tomar

- Eres perverso amigo

- No… solo práctico, a mí me gustan los niños y ya cuando Seiya se dé cuenta que está de encargo no le va a importar nada y amará con locura al nuevo bebé, así es él, dice que no a todo pero ya el rato de la verdad sale a flote su instinto paternal y no le importa nada por el bienestar de nuestros hijos y por el mío, Seiya es genial

- Si… has tenido suerte y yo también, ohhh ese es mi bebé? – ambos llegaron y estaban de pie frente al cristal de la sala de neonatología en una de las incubadoras estaba un bebé dormido y era uno de los recién nacidos, Hades se pegó al vidrio y sonrió

- Si, ese es tu bebé – dijo Ikky palmoteando la espalda de su cuñado que lo abrazó con alegría

 

Esa noche cuando Shun despertó Hades estaba en la habitación y le estaba shusheando a un bultito en sus brazos, Tom y Mika estaban uno a cada lado de su padre mirando a la criatura que estaba despierta en sus brazos, el peliverde intentó moverse pero le dolió hasta el alma y con el quejido que escapó de su garganta todos lo regresaron a ver

- Papito mira… - la pequeña Mika señaló al bebé en los brazos de Hades que se puso de pie y puso al bebé en la cunita, fue hasta la cama y acomodó a Shun incorporándolo un poco arreglándole las almohadas para que pudiera tomar a su hijo en brazos

- Dámelo por favor – dijo el peliverde todo emocionado y Hades puso en sus brazos al pequeño bebé que estaba despierto y amenazaba con llorar, Shun si lloró de la emoción de al fin poder cumplir uno de sus sueños, tenía en sus brazos un hijo de sus entrañas que fue concebido con amor, a su lado estaba el hombre que amaba y sus dos tesoros, Shun se sentía como el hombre más feliz del mundo cuando dijo lo que siempre quiso decir:

- Hola bebé… yo soy tu papá…

 

***

Los años no habían sido gentiles con él, sumido en la oscuridad de su propio infierno veía los días pasar, las noches llegar con un solo objetivo en la mente…  “libertad”… pero la revuelta dentro de la prisión de hace algún tiempo había acabado con sus esperanzas de alguna vez salir de ese agujero, lo que el rubio mas extrañaba eran las cosas sencillas que uno erróneamente da por sentado, como el sentir el calor del sol en su piel, la suave brisa en verano, el caer de las ojas en otoño y hasta la nieve en invierno, esas cosas estarían vetadas para él porque nadie lo defendería, ahora nadie lo ayudaría y el hecho de que sea abogado no cambiaba las cosas porque podría demostrar hasta la saciedad que en defensa propia había matado a tres reos en aquella revuelta, pero eso no impidió que lo encerraran en solitario por casi dos meses y a punta de golpes le habían hecho firmar una confesión la que ayudó a determinar que él había sido el responsable de esas muertes y como consecuencia le habían añadido 20 años a su condena, ahora estaría dentro 45 años y sin posibilidad de rebaja, libertad provisional ni nada, si salía alguna vez de ese hoyo ya sería un anciano, un anciano…

 

- Abran la 18 – se escuchó que uno de los guardias gritó, esa era la celda de Radamantys que se puso de pie para ver qué era lo que pasaba, ahí vio a uno de los guardias que venía acompañado de un tipo grandísimo que miró al rubio de arriba hacia abajo y sonrió lascivamente

- Qué significa esto? – reclamó el reo temiendo lo peor

- Tienes un compañero nuevo de celda – dijo el guardia con una sonrisa torcida

- Y qué le pasó a Bian?

- Lo movimos al segundo piso, este es Aldebarán, pero oye Rada… déjame decirte un secreto… - el guardia caminó dentro de la celda haciendo retroceder al rubio y dándole entrada al gigante que dejó sus cosas en la litera de arriba pero no estaba prestando mayores atenciones al guardia y a su compañero de celda porque estaba ocupado haciendo algo que el rubio no alcanzó a distinguir

- Cuál?

- Alde estaba en la sección de máxima seguridad y ha estado ahí por casi cinco años, lo sacamos por buen comportamiento pero tiene tendencias homicidas muy fuertes y ha matado a todos sus compañeros de celda luego de violarlos y golpearlos, tiene cadena pertetua por lo que es uno de nuestros huepedes de honor, yo te recomiendo que si quieres mantenerlo tranquilo tienes que ser extremadamente “complaciente”… tu entiendes a lo que me refiero… - el guardia sonrió al ver la cara de indignación del reo, en todos estos años le habían hecho de todo en la prisión pero nunca había dado el culo a nadie y todos los sabían

- No no no… llama a Death y lo arreglamos – Death Mask era el jefe de los guardias y era muy amigo de Radamantys y por lo regular se beneficiaba de sus favores, pero aparentemente ahora ya no era el caso

- Esta vez tu buen amigo Death no podrá ayudarte, veras… no nos agrada que nos agredan – el tono del guardia pasó de la falsa amabilidad a la furia

- Yo no los he agredido

- Eso díselo a Eo que ya salió del coma en el que estaba lo malo es que no puede hablar todavía y sigue en la enfermería pero escribir si puede y la memoria no le ha fallado en reconocerte a ti como el mal nacido que lo lanzó del segundo piso en la revuelta en la que mataste a esos pobres infelices también, así que… Alde viene como regalito de parte de todos los guardias pedazo de desgraciado, prepara ese culo y espero  que lo disfrutes

- No… espera no… - el guardia salió de la celda, Rada lo iba a seguir pero una inmensa mano lo detuvo y una muy varonil voz le susurró al oído:

- Tranquilo bonito, te va a gustar

- Cierra la 18 – gritó el guardia y caminó por el pasillo con una sonrisa en el rostro

- No, no suéltame… 

- Cállate o te irá peor… busca algo para morder porque lo que dicen del tamaño es cierto y a mí me gusta meterla hasta el fondo

- Noooooooooo…

 

Alde corrió la sábana que había estado entretenido amarrando a los barrotes de la celda para tener un poco de privacidad con su reluciente juguete y sin mayores miramientos lanzó a su nuevo compañero de celda a la litera de abajo, le bajó los pantalones y lo penetró con fuerza, el rubio mordió la almohada para ahogar en algo sus gritos de dolor y humillación, con una sola de sus manos Aldebarán sujetó ambas manos de Radamantys para tenerlo quieto mientras lo embestía desgarrando sus tejidos, haciéndole sangrar y acabando con algún vestigio de dignidad que pudo haber conservado, los gemidos de dolor del agredido y placer del agresor retumbaron en los pasillos de la penitenciaría estatal, Rada era manipulado y manoseado cual muñeco de trapo sin voluntad mientras aguantaba impotente esta violación y la paliza que le siguió por haberse quejado

 

Cuando finalmente el gigante se cansó de jugar con su nuevo juguete, el rubio que estaba tirado en el piso de la celda bañado en su propia sangre y con un ojo cerrado de la hinchazón que se le iba formando no pudo evitar y recordó a Shun, recordó todas las veces que lo dejó en el mismo estado, recordó las veces que lo habío violado, que lo había golpeado y los hijos que le hizo perder, una amargura le llenó el alma… esa ahora sería su vida, nada que hacer, el Karma… es Karma… 

 

Notas finales:

Muchas gracias por haber seguido esta historia hasta el final, nos vemos por ahi en otras historias, un abrazo, bye


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