Capítulo 2
Intervención de la suerte
El menor había sido aventado sin casi ningún cuidado alguno a la casa donde estaban montón de mujeres, seguían dormidas y solo había una cama al final en medio de dos camarotes el pelinegro suspiro y camino hacia la cama donde se logró acomodar sin despertar a nadie. A la mañana siguiente Bill abrió sus ojos lentamente escuchando algunos murmullos restregó sus ojos lentamente al momento de mirar al frente solo un grito bajo y retrocedió al ver como una docena de mujeres viéndolo que se murmuraban entre sí.
— ¿Hola?—pregunto, todas las chicas gritaron y retrocediendo— ¡No!, esperen no les hare daño se los juro—rogo.
— ¡haber apártense! —se escuchó un grito detrás de las chicas una mujer iba apartándolas cuando las aparto se dejó ver una mujer de color, con cabellera negra amarada con una cola muy alta, era gorda con una gran busto un collar y una túnica.
—Oh no…—hizo una mueca de disgusto
— ¿Y tú quién eres?, ¿Por qué alborotas a mis chicas? —dijo con disgusto en su tono de voz
—Yo…pues me mandaron para acá señora….disculpe
—mmm…— la señora se acercó con el contoneo de caderas que traía la señora quedo plasmado a la par de la cama— ¿Quién te mando para acá jovencito? —pregunto poniendo sus manos sobres sus caderas.
—Am..no se su nombre era un chico rubio y.. —no termino de decir
— ¡Ah! Gustav ese sin vergüenza haha oh querido bueno mi nombre es kiya—respondió amablemente cambiando la imagen seria que tenía a una actitud maternal
—Mi nombre es Bill su Namun encantado—saludo de mano haciendo que la mujer lo saludara apretándolo y sacudiéndolo demasiado.
—Bien pequeño es hora de darte un baño—la mujer aplaudió y todas las mujeres se llevaron a Bill, luego de dejarlo casi medio desnudo lo tiraron a la tina de agua fría.
— ¡Esta helada! —abrazo sus hombros empezando a temblar.
—Pues que esperabas ¿agua caliente? No tenemos la suerte de vivir como faraones.
—Ugh… y es necesario que me bañen—dijo con algo de temor viendo que las mujeres agarraban sus brazos y piernas para restregarle.
—Oh querido agradece que estas rodeado de chicas—guiño el ojo, poniendo nervioso al chico— ¿Quién te esta protegiendo?
— ¿Protegiendo? —termino de decir antes de su cabeza fuese hundida para lavar el jabón—no tan fuerte—rogo con delicadeza
—Te enviaron con las mujeres y no con los hombres viste a alguien de la realeza, al faraón, la reina, los príncipes
—Estuve con uno de los príncipes—Las chicas que lo restregaban se apartaron un poco de el al escuchar que estuvo con unos de los príncipes
— ¡Que! —Exclamo kiya—¿Quién?
—No sé su nombre
—¿El de pelo largo o el de trenzas?
—El de trenzas—las chicas hicieron sonido de asombro al saber que estuvo con ese príncipe ¿Qué tenía que estuviera con él?.
—Con Tomhotep ¡Oh! es un hijo de del misma diosa de la belleza, ¿no crees que es guapo?
—Creo que no estoy en una buena posición para decirlo
—Es increíble que te proteja, creo que le interesaste—levanto y bajo sus cejas con picardía
— ¡Claro que no! —grito sonrojado—Yo no le eh de interesar a vuestro príncipe él dijo que si escapaba me mataría
—Pero sigue siendo asombroso que le haya interesado alguien, él es muy arisco con las personas —suspiro triste—así nunca encontrar a alguien, pero parece que tu le gustas—volteo a bromear.
—No le gusto y él no me gusta—aclaro, una de las chicas que se encontraba ahí se acercó a la oreja de kiya y le susurro algo en el odio la mujer se dio la vuelta y camino hacia la salida.
—Y ahora qué quieres Gustav
—Cuidado con tu boca Kiya puedes ser jefa de todas estas mujeres pero sigo teniendo más poder que tu—la mujer rodeo los ojos—mira al grano dale esto al chico—le tiro ropa y accesorios—los manda el príncipe Tomhotep dice que los vista, hasta luego—se dio la vuelta el chico dejándole la ropa, la señora vio la ropa y sonrió pícaramente volviendo a donde el chico estaba.
—Bill su namun tu príncipe te envía un regalo así que sal de la bañera te va arrugar de tanta humedad—dijo dejando la ropa a un lado y envolviéndolo con una toalla.
—No es mi príncipe…además ¿Qué me ha enviado?
—Esta vestimenta—le ofreció la ropa, el pelinegro la miro con algo de curiosidad y luego fue detrás de una cortina para cambiarse mejor, al momento de ponerse la túnica quedo algo enojado al ver que la parte de arriba era muy grande asi que alcanzo una cuchilla cerca cortando asi la parte de arriba en dos cuando se la coloco dejando en una forma de X la parte de arriba dejando mostrar mucha piel la falda le llegaba hasta los tobillos se puso sus sandalias y el collar azul con dorado que le habían regalado, abrocho a ponerse su corona con hilos de ceda y delineo bien sus ojos.
Salió ajustando los brazaletes que le habían regalado y vio como todas las chicas lo veían totalmente flechadas el chico tenía un hermoso cuerpo.
—Bebe eres precioso—dijo kiya juntando sus manos—¡Bueno niñas dejen de ver al chico como unas bobas y a poner la comida en la mesa—las mujeres se tropezaban entre si y fueron así otro cuarto—ven lindo—llamo al moreno que camino a ella alegremente lo llevo de los hombros así la el comedor donde todas estaban sentadas empezando a comer kiya sentó al chico junto a ella y empezaron a comer tranquilamente.
—Es muy interesante estar aquí ustedes son muy coordinas y ordenadas—alago, al terminar de comer la todas la mujeres se fueron ya que tenían que trabajar asi que Bill salió de la casa para no aburrirse empezó a caminar sin rumbo lo que si sabia era que estaba cerca del lugar de construcción eso implicaba que había grandes nubes de humo así que decidió tapar su rostro.
[En otra parte del palacio]
—Solo te la pasas viendo lo lejos de Egipto hijo—hablo la reina viendo a su hijo de trenzas que estaba en el balcón sumamente concentrado en el paisaje que brindaba Egipto.
—Bueno pues mi padre aun no me da permiso de estar en el lugar de construcción—dijo con seriedad
—Haz que confié en ti
— ¿Cómo? —su madre se acercó y toco su hombro.
—Demuéstrale que puedes confiar en alguien
— ¿¡Que!? —exclamo enojado ¿confianza con alguien? —no puedes confiar en alguien sabes que te pueden traicionar en cualquier cosa.
—No seas tan desconfiado hijo dale oportunidad a alguien de ganar tu confianza que sea tu mano derecha, a veces me pregunto si llegaras a tener esposa—dijo angustiada cruzando los brazos
— ¡Madre! —grito sonrojo de lo molesto—mejor me iré a acabalar eso tal vez me tranquilice—dijo sobando su cuello y salió del balcón.
Mientras Bill caminaba cerca del lugar de construcción Gustav lo sujeto y le dio un cántaro de agua y lo jalo adonde estaban otras dos chicas ellos estaban bajo la sombra mientras los esclavos eran sometidos a la tortura del castigo de Ra.
— ¡Tu! —llamo Gustav con su típica seriedad— ¡Ven aquí! —Ordeno, Bill se movió rápidamente hacia el esperando alguna orden o señal—Dale de beber a el—señalo a un pobre esclavo sumamente cansado Bill frunció el ceño en gesto de preocupación y le dio de beber rápidamente al dejarlo el esclavo siguió cargando la pesada canasta llena de rocas que traía en la espalda, en casi a la par de ellos un capataz le dio un latigazo a uno de los esclavos asustando a Bill haciendo que se le cayera el cántaro.
— ¡Oh cielos!, perdone—disculpo rápidamente.
—Se nota que no sirves para nada—menciono cruzando sus brazos— ¿Qué esperas? Levanta eso—ordeno con seriedad el de rastas se agacho con cuidado para recoger las piensas de la jara rota. Las patas de un caballo se oían cada vez más cerca de donde se encontraban ellos.
— ¿Qué está pasando aquí? —Todos voltearon a ver al imponente príncipe subido en un caballo negro que relinchaba con mucho furor.
—Mi príncipe—hizo un referencia el rubio—solo que parece que al esclavo le dio miedo el sonido de los látigos y dejo caer la jara de agua.
— ¿Y yo te puse a que el trabajara?, ¡El no debe trabajar aquí! —Grito furioso— ¡Tu!, ven conmigo—le ordeno, el pelinegro dejo lo pedazos del cántaro a un lado y se quedó a la par del caballo—Espero que esto no vuelva a pasar Gustav —advirtió.
—Si alteza—hizo una referencia, Tom bufo dándole vuelta al caballo
—Camina.. .. —dijo, haciendo que ambos salieran de ese polvoso lugar—¡Tu! —señalo a un guardia cuando estaban en la frontera del palacio—ah.. —bajo del caballo—llévatelo.
—Gracias por sacarme de ahí—hizo una referencia.
—Se supone que te dije que no trabajaras—regaño, empezando a caminar para alejarse del sol.
—El me jalo de mi brazo—explico siguiéndolo en su camino
—Ese trabajo no es para ti, tu piel se puede maltratar—dijo tocando el hombro semidesnudo del chico era algo interesante ya que Bill era bajo y tenía que agachar su cabeza para verlo—Ni con es trapo que tienes en la cara me oculta tu rubor—dijo arrancándoselo de mala manera como la noche anterior lo tiro al suelo y volvió a ver la cara del menor que veía con algo de preocupación su pañuelo tirado—no quiero que uses ese trapo en tu cara—dijo sin verle.
— ¿Por qué? —se atrevió a preguntar, el trenzado ignoro la pregunta del muchacho ingeniosamente Bill trataba que seguirle el paso caminaba muy rápido.
—Veo que modificaste la ropa que te envié—dijo notando que mostraba mucha piel.
—Sí, le di algunos ajustes—confeso creo que la parte de arriba era muy grande para mí y la recordé—desvió la vista y volvió a ver el perfecto perfil del príncipe—espero que no lo haya molestado.
—Al contrario—sonrió—fue muy ingenioso de tu parte—alago
— ¿A dónde nos dirigimos? —pregunto antes que s detuvieran enfrente de una puerta hecha de preciosas piedras y oro, la puerta se abrió de inmediato ambos entraron y se encontraron con un grandísimo salón el cuarto principal del palacio una pequeña piscina al final lleno de plantas pilares enormes con hermosas figuras el salón se veía entre dorado y azul gracias al zafiro y el oro— ¡Santo Amón! —exclamo sorprendido, en el fondo se encontraba dos grandes pilares en el fondo al gran dios Amón a la par de Ra también unas escaleras y que al final estaban dos tronos el del faraón y el de la reina más abajo estaban los tronos de los príncipes en cada parte del salón se podía encontrar varios esclavos.
—Pasa—dijo caminando con naturalidad, Bill entro rápidamente siguiendo a Tomhotep con algo de nerviosismo al ver al poderoso faraón que Sobre el pecho cruzaban el flagelo o cetro Nejej, y el cetro Heka o cayado de pastor, símbolos que representaban al dios Osiris, con un nemes en la cabeza de color azul con rayas blancas.
Para su desdicha de emociones ahí mismo estaba la reina y el príncipe menor, Tomhotep solo se sentó tranquilamente en el trono y ordeno a Bill que se sentara un escalón debajo de él, Bill su namun estaba aun con el corazón en la boca el salón era enorme y estaba sentado muy cerca de grandes e importantes personas el viento de los abanicos de plumas deban un poco de calma a pesar de sentir la mirada de Todos sobre él.
Al pasar un minuto Bill su Namun estaba aburriéndose así que tal vez no costaba nada preguntar.
—Príncipe—susurro
—mmm.. —expreso agachando la mirada
—Amm…no se esta aburriendo…. Digo no tiene entretenimiento—se armó de valor para preguntar ¿Qué solo se la pasaban sentados en el trono haciendo nada?.
—No lo se….¿qué quieres ver? —pregunto sin importancia
—Ugh….—se quedo pensando—¡Oh! …tienen bailarinas—pregunto emocionado.
—Bueno.. —paso su mano por el cuello riendo un poco— ¿realmente las quieres ver? —El chico asintió alegremente —de acuerdo—suspiro, dio Dos aplausos para llamar la atención—llamen a las bailarinas—uno de los hombres asintió y empezó a llamar a las mujeres el faraón la reina y el príncipe se quejaron bajamente.
—Tomhotep para que las llamas—dijo su hermano menor con algo de disgusto en su tono de voz
—Georg Masud trata de calmarte—dijo colocando su mano en su frente la verdad no sabe porque cumplió el caprichito de ese niño, las veinte mujeres habían llegado todas con un top y falda azul y un velo en su cabeza la música empezó a sonar y las mujeres comenzaron a “bailar” la cara de Bill su Namun después de tener una sonrisa de afortunado se desvaneció rápidamente esas mujeres son tan malas bailando son muy descoordinadas no tiene ninguna gracia pensó. Cuando termino las mujeres se retiraron y algunos aplaudieron.
—Es unos de los peores raks sharqi( danza del vientre) que eh visto—susurro con des animo—Son muy malas—dijo viendo al príncipe.
—Por eso te dije que si de verdad las querías ver—menciono con ironía y fastidio
—Yo las podría ayudar—exclamo risueño
— ¿Tu? —dijo con contrariedad.