Capítulo 8 A destiempo
Llamó a la única persona que le tenía la suficiente confianza como para hablarle de sus problemas amorosos, que lo escucharía sin juzgarlo y podría darle un enfoque distinto de su situación, su prima Hinata.
-No debí dejarlo ir.
-Lee tiene asuntos que arreglar con él, además, Lee es perfectamente capaz de cuidarse a sí mismo.
-Sí pero ambos sabemos que ese tipo es un maniático en potencia, es peligroso.
-Sí empiezo a creer que a Lee le gustan los chicos perturbados.
-¡Hey! No es gracioso- se quejó mientras escuchaba la suave risa de su prima al otro lado del teléfono.
-Tranquilízate Neji Lee estará bien confía en él.
-Eso espero.
-Sabes siento cierta envidia.
-¿Qué de qué hablas?
-Dos chicos lindos que se disputan tu amor, Lee está viviendo el sueño de toda adolescente.
-Hinata esto es serio.
-Lo sé creo que me cortare el cabello en forma de tazón.
-¡Hina!
-Sabes que no me gusta que me llames así.
-Entonces ¿Nata? Eso suena a algo con lo que harías un pastel.
-¡Neji!- ahora el castaño quien reía.
-Sabes prima si no fueras tan distraída te darías cuenta que de hecho ya hay dos chicos que se mueren por ti pero no hacen nada al respeto por la amistad que tienen el uno con el otro.
-Gracias por intentar animarme.
-Gracias por escucharme.- sabía que aunque le dijera que Kiba y Shino la miraban como algo más que amiga ella jamás lo creería.
-Espero que estés más tranquilo.
-Sí lo estoy.
-Ahora enciende la televisión y espera a que llegue tu príncipe azul.
-¿Me estas llamando princesa?
-Pues si no quieres ser llamado así córtate el cabello hippie.
-Olvídalo Hinata no importa cuanto lo intentes jamás tendrás el cabello más largo que yo.
-¡Rayos! No caíste, es decir lo digo por tu propio bien.
-Buenas noches Hinata.
-Buenas noches Neji.
Las estrellas brillaban en lo alto y la luna las acompañaba con la misma intensidad, lo encontró sentado en las escaleras de la biblioteca principal, sabía que lo encontraría ahí el pelirrojo continuaba con la mirada baja, de repente los escalones eran la cosa más interesante del paisaje, cuando sintió como el pelinegro se sentaba a su lado comenzó a hablarle suave.
-Cuando de te conocí no parabas de hablar, hiciste que nos echaran de la biblioteca pensé que eras la persona más irritante del colegio, intenté alejarte fui indiferente, grosero e incluso violento y tú simplemente no te fuiste. Un día me di cuenta de que disfrutaba de tus incoherencias y tu brillante sonrisa. Empecé a entender un poco eso que llamabas amistad. Nunca pensé que algún día la perdería.
-Gaara ni mi muerte podría arrebatarte nuestra amistad.- la sonrisa del aludido fue corta y amarga. –No sé qué está pasando pero estoy a tu lado como siempre.
-Se equivoca jamás supe lo que sentías por mí, jamás quise herirte.
-La verdad es que ni yo sabía lo que sentía por ti hasta que empezaste a salir con Sai.
-Si tú no lo sabías ¿cómo se su ponía que lo sabría yo?- el silencio se mantuvo entre los dos por varios minutos hasta que el genio del trabajo duro se decidió a hablar nuevamente, ninguno se veía a la cara preferían mantener sus ojos en el horizonte.
-Debo confesar que no fue aquí la primera vez que te vi ya te había notado vagando por el campus, siempre solitario, por lo que decidí que sería tu primer amigo y tú sabes que cuando me pongo una meta.
-No lo entiendo entonces ¿por qué renunciaste?
-¿Qué´?- cuestionó confundido el chico de las grandes cejas dirigiendo su mirada a su amigo.
-Eres la persona más perseverante que conozco, cuando descubriste lo que sentías ¿por qué te diste por vencido? ¿Por qué abandonaste la idea de lo nuestro? ¿Por qué no luchaste por nosotros?
-Yo ….. Creí que si eras feliz yo también lo sería.
-No soy feliz. No sin ti.- Los ojos de Lee se nublaron mientras veía el rostro consternado de la cereza del desierto.
-Lo lamento Gaara yo……
-¿En verdad lo quieres?
-Sí lo amo de verdad.
-¿Más que a mí?- preguntó fijando su mirada en los ojos negros.
-Sabes que eso no es justo.- un par de lágrimas rodaron por sus mejillas sin que las pudiera contener.
-Lo siento.- El chico de ojos turquesa se levantó y comenzó a bajar los escalones dándole la espalda. –Ya que tú no lo hiciste lo haré yo, voy a luchar porque haya un nosotros.
-Gaara.
-Ya verás tarde o temprano estaremos juntos.- le sonrió el pelirrojo al joven deportista girándose para verlo de frente, aquella promesa sonaba como algo que el mismo podía haber dicho pero esas palabras pronunciadas por el chico del desierto sonaban con un tenue eco psicópata, el corazón de Lee salto dentro de su pecho a veces olvidaba la imponente fuerza de Gaara por lo que tuvo que ocultar el leve temblor de su cuerpo al verlo alejarse.
Cuando regresó a su habitación encontró a su eterno rival dormido sólo con los boxers puestos y abrazado a una camisa suya, se acercó hasta él y lo beso en los labios.
-Tonta Hinata.- se quejó aún somnoliento.
-Ok eso no era lo que esperaba.
-No es nada sólo que acaban de arruinarme un momento romántico. ¿Está todo bien?
-Sí eso creo.
-¿Me dirás qué paso?
-Después.
-¿Quieres acostarte conmigo?
-Sí quiero.- habló lascivo besándolo profundamente mientras acariciaba el hermoso cuerpo del castaño. –Y esta vez quiero estar arriba.- susurro en su oído mientras se colocaba entre las piernas de su amado.
-Mmmnh no mm Lee no estoy seguro.
-Yo sí.
De repente todo fue apremiante, no supo cómo o en qué momento Lee se deshizo de la única prenda que lo cubría, sintió sus labios recorrerlo por completo, todo su cuerpo temblaba y su mente no alcanzaba a reaccionar, fue entonces cuando el pelinegro con mucho más apuro del que él hubiera deseado introdujo dos ensalivados dígitos en su interior.
-¡AAAAAAMMNNH! No mmmnh Lee e….espe….ra aah- su amigo continuaba moviendo aquellos dedos invasores mientras sollozaba.
-Intenta relajarte.- susurro sobre sus labios introduciendo un tercer dedo a dicha angostura gruño de puro placer al sentir como el castaño se contraía.
-¡MMMMNNNH! ¡LEEEE!
-Suficiente…. Gimió el genio del trabajo duro retirando de golpe sus dedos para entrar de una sola estocada en aquel palpitante agujero.
-¡LEEEEEEEEE!-gritó aferrándose a las sabanas y enterrando su cabeza en el colchón.
-¡NEEJII!- gimió al notar como tan sólo había logrado introducir la mitad de su virilidad para con un fuerte empujón entrar por fin por completo, beso las lágrimas de su eterno rival y comenzó a moverse lentamente mientras jugaba con sus pezones. Escucho atentamente cada uno de los gemidos del de ojos lilas notando las leves variaciones entre el dolor y el placer que reflejaban, cuando notó que la mayoría se producían por este último comenzó a acelerar el ritmo.
-Aaamnh Aaah Lee…. Aah….
-Neji ¡aaahh!
-Ya no pueee ¡Aaaahmmn!- gimió el capitán de Judo al venirse entre el abdomen de su amante y el propio.
-¡Nee…ji!- terminó el de las cejas pobladas en el interior del castaño al sentir como el otro le apretaba aún más al llegar al orgasmo, enterrando su rostro en el cuello de su amante permaneció unos segundo así hasta dejar caer el peso de su cuerpo sobre su amigo.
-Te amo Lee.
-Y yo a ti.- se besaron dulcemente antes de caer dormidos.
¿Fin?