El manto negro de la noche caía sobre la gran ciudad de Japón; mientras que muchos regresaban a casa después de un arduo trabajo y otros salían a divertirse con amigos o pareja; un hombre alto, muy bien vestido y un puro en la boca, caminaba sin rumbo alguno; trataba de despejarse antes de … entregar su obsequio a su pareja, tan sumido estaba en sus pensamientos que no se percato del otro pelinegro acercándose a él…
-Buenas noches Crocodile-san-
-¿Eh?... Buenas noches Ace- respondió al darse cuenta del otro.
-¿No debería estar en algún lugar?- dijo en tono de burla, provocando en el otro un molesto sonrojo.
-Eso no es de tu incumbencia-
-Lo es… fue usted quien me pidió ayuda en el regalo de Luffy-
-…-
Ante el silencio del mayor siguió hablando –Puede que en el día, haya recibido muchos regalos y felicitaciones… pero, de quien más espera es de usted- sonrió –Aunque sea una caricia- esto último lo dijo con un tic en el ojo y conteniéndose.
Ace es mayor que Luffy por casi tres años y lo único que quiere es ver feliz a su hermano; casi le da un infarto al saber que estaba saliendo con alguien mucho más grande.
El pelinegro mayor estaba en silencio, no sabía que decir; es cierto que le había pedido al pecoso ya que era el primer cumpleaños que pasaban juntos y por ello quería darle algo especial. Tras muchas opciones desechadas y otras posibles… solo llegaron a una, en la que el mayor era capaz de realizar.
-Sera mejor que se apresure- le dijo el pecoso –o será muy tarde-
El mayor se puso serio ante las palabras del otro, ¿acaso alguien…
-No me refería a eso- respondió ante la expresión del otro –se hará tarde- dijo mientras tocaba su reloj, dándole a entender que a lo que se refería era al tiempo.
El otro más aliviado, respondió –tienes razón- exclamo pasando una mano por su cabello –me tengo que ir…gracias Ace-
-Nos vemos- y sin nada mas que decir, ambos continuaron con su camino.
El mayor, mas despreocupado y relajado, regreso a su departamento, mientras preparaba las cosas y esperaba por su pareja.
Ese mocoso sí que le hacía hacer cosas que nunca se imaginó hacer; desde que lo conoció, quedó atrapado por su sonrisa y forma de ser…
-Flash Back-
Las empresas Baroque Works, una de las mas grandes u poderosas de Japón, son lideradas por Crocodile. Todos aquellos que trabajan para el o que lo rodean, saben de su carácter serio y estricto. Todo lo quiere a la perfección y nunca acepta fallos.
Una tarde después de un arduo trabajo y casi llegando a desplomarse por el cansancio, es obligado a ir a descansar por su socia y mano derecha, Nico Robín.
-Grrrrr- iba gruñendo, literalmente por el camino. Le molestaba que le dieran ordenes, pero tratándose de ella –Si no fuéramos primos ya te hubiera despedido Robín- estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta que iba en dirección al parque, pero fue sacado de ellos bruscamente al recibir el impacto de una pelota en la cabeza.
-aaaaah- se quejó, más por el susto que por el golpe.
-Lo siento, lo siento shishishi- se acercó –ha sido culpa mía-
-Ten más cuidado para la próxima- lo vio de arriba abajo –niño-
-Ya no soy un niño- exclamo enfadado, mientras inflaba sus mejillas, haciendo un puchero.
-Si tú lo dices- sonrió, la actitud del chico le pareció muy tierna. Vio a su alrededor y no reconoció el lugar -¿En dónde me he metido?- dijo para si mismo.
-¿Señor, se ha perdido?-
-No-
-¿Entonces por qué pregunta dónde está?-
-Eso no te incumbe-
-Bueno-
El mayor aprovecho para recorrer el lugar en el que se encontraba, mientras que el otro lo seguía. Le pareció gracioso.
-¿Por qué me sigues?-
-Por gracioso-
-Ha… no tengo nada de gracioso-
-Si lo tiene-
-¿Y que tengo de gracioso?-
-Todo-
Ante la respuesta del menor le dio un tic en el ojo, era la primera vez que alguien le decía eso.
-Señor-
-No soy señor- respondió –Mi nombre es Crocodile-
-Oh, yo soy Luffry- Sonrió.
-¿Qué ibas a decirme?-
-¿Quiere un helado?-
-No-
-Yo si…¿me lo quiere invitar?-
Esas palabras descolocaron al otro, ese mocoso realmente tenia agallas para decirle todas esas cosas, ¿acaso no sabía quién era?
-Oye mocoso… ¿acaso sabes quién soy para decirme esas cosas?-
-Si se quién es- respondió –Es Crocodile y está perdido- dijo sin preocupación alguna.
Era más que obvio que el chico no sabía ni quien era, el mayor suspiro resignado y se dirigieron a comprar el helado. Al final, ambos resultaron comiendo helado, platicando, y aunque parezca mentira, riendo.
Llego l ahora de despedirse y ambos prometieron volver a verse. Bueno, el pequeño obligo al otro para que se juntaran de nuevo, a lo que el otro acepto ya derrotado.
Los días se convirtieron en semanas, luego en mese. La actitud de Crocodile fue cambiando y eso lo noto todo el mundo.
Siempre que el menor no podía juntarse con Crocodile por alguna tarea en grupo o salida con amigos, se molestaba, mejor dicho, se ponía celoso. Hasta que un día no lo aguanto más y se lo llevo cargado, para luego confesarle lo que sentía.
El chico sonrió feliz, ya que sentía lo mismo. Pero como el otro era mayor, prefirió ocultar sus sentimientos y conformarse con su amistad.
Ese día (por ser viernes) lo secuestro para hacerlo suyo y asi, si alguien se atrevía a tocarle, le mataría.
-Fin del Flash Back-
Crocodile había terminado de preparar todo para la llegada de Luffy, se había sentado para descansar pero se quedó dormido sin darse cuenta.
Comenzó a sentir ligeros escalofríos por todo su cuerpo; como era envuelto en una calidez familiar, ligeros reces en su cuello, pecho y cintura. Abrió los ojos con lentitud y se sobre salto al darse cuenta que era lo que pasaba; Luffy había llegado y al encontrarlo dormido, aprovecho la oportunidad.
Había comenzado a desabrocharle el pantalón y abrirle la camisa, mientras sus manos tocaban, sin pudor alguno, cada centímetro de su cintura y pecho; mientras sus labios disfrutaban del cuello expuesto y sin protección, del mayor.
Sin duda alguna estaba más extasiado ahora que estaba despierto, pero debía de controlarse, ya se desquitaría después.
-Luffy… espera-
-¿Qué sucede?- dijo sonriendo, sabía que el mayor pronto cedería.
-¿Debo darte algo?- se sonrojo.
Esa acción no paso por alto del chico y le presto toda su atención; sentía curiosidad por saber el porqué de dicha reacción.
-Escucha- suspiro –Yo… he hecho algo para ti- se puso de pie y se acercó a un piano que le habían llevado esa tarde, por la falta de atención del menor, no se había dado cuenta hasta ese momento.
-¿Sabes tocar el piano?- obteniendo como respuesta un sonrojo mas visible que el de antes. Era la primera vez, en mucho tiempo, que se acercaba a un piano.
Sin decir palabra alguna y con un nerviosismo enorme, se sentó y comenzó a tocarla melodía. Cada nota iba cargada de sentimientos, la dulzura de cada una llenaba al menor de una alegría tan grande que sentía que las lágrimas saldrían sin su consentimiento. Era la primera vez en su vida que alguien le daba algo tan… hermoso.
Por otra parte, Crocodile se sentía tan nervioso, pero conforme iba tocando, esos nervios fueron desapareciendo. Al terminar, se quedó allí en donde estaba, viendo hacia el piano, no quería ver a su pareja en ese momento.
Se sorprendió al sentir como el otro lo giraba y se aferraba a su cuello, dándole un cálido abrazo; el tiempo que pasaron asi fue corto, pero ambos lo sintieron largo.
-Es hermoso- susurro –gracias-
Sonrió –Feliz Cumpleaños Luffy… es algo que solo tu podrás disfrutar de ahora en adelante- le dio un beso en la cabeza -¿Quieres comer algo?-
-Ya estaba comiendo- dijo viéndolo.
-¿Qué estabas comiendo?- no recordaba haberlo visto comer algo.
-A ti-
Ante esas palabras, Crocodile beso los labios de Luffy de una manera hambrienta y desesperada, mientras sus manos lo despojaban de todas sus prendas.
Luffy se aferró a su cuello, profundizando el beso y sus piernas hicieron lo mismo en la firme cintura del otro, haciendo que sus miembros se rozaran, aumentando la excitación en ambos.
-Ahora que recuerdo- dejo separándose ligeramente –te estabas aprovechando de mi ¿no es asi?-
-shishishi, estabas indefenso- respondió –no quería perder esta oportunidad-
-Cierto- beso la comisura de sus labios –ahora es mi turno- Y dicho esto, cargo al menor, llevándolo hacia la habitación; comenzando de esa manera el segundo regalo del chico y una noche activa para ambos.
-Fin-