Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Father vs Son por Spectrum

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como siempre, aclarar que los personajes de Marvel NO nos pertenecen, pero qué bonito sería el mundo si así fuera... 

Les recordamos que este fanfic puede tener uno que otro spoiler inofensivo de la saga Marvel, en concreto de Capitán América, Iron Man y Avengers.

Para este capítulo utilizamos algunas inspiraciones tales como canciones y una que otra imagen.

El ringtone de Tony es el siguiente: http://www.youtube.com/watch?v=xRQnJyP77tY

 

Mientras que Jarvis ya no es más un simple programa inteligente. Para este fanfic Tony terminó su construcción, quedando físicamente de esta forma: 

J.A.R.V.I.S

¡Que lo disfruten! :)

Capítulo 2.- Encuentro.

 

¿Cuánto había pasado? No lo sabía, se encontraba perdido completamente. Lo último que recordaba era una explosión en la nave que conducía y posteriormente la oscuridad en la que se hundía cada vez más al ingresar en la nieve. Jamás creyó volver a ver la luz de esa manera, le enceguecía y sus ojos ardían. ¿Dónde estaba?

Por fin pudo enfocar la vista en algún objeto en particular. Giró el rostro hacia la mesa de noche a su lado, encontrándose con un extraño aparato receptor y una luz intermitente en él. Dentro de la pantalla del objeto veía el escrito; "Tiene tres llamadas perdidas".

Frunció el ceño y se acarició ambas sienes de manera insistente. Parecía que jamás hubiese tenido una jaqueca tan grande en su vida. Tomó el extraño aparato comunicador y lo guardó en su bolsillo antes de percatarse de toda la maquinaria conectada a su cuerpo.

— ¿Qué es esto? —Miró los aparatos que colgaban de sus brazos. Una sonda conectada a su piel para transmitir sus signos vitales, otra para otorgarle hidratación. ¡¿Dónde rayos estaba?!
Se quitó todo aquello sin mayor esfuerzo, arrojándolo lejos mientras buscaba el equilibrio en sus pies para poder levantarse. 

Todo se le hacía sumamente raro, los objetos que le rodeaban, la habitación en sí; nada era un recuerdo de aquello que vivió. Todo había... cambiado. Se sentía un extraño en un mundo nuevo... ¿Acaso había dormido tanto?

Ya de pie, fue aumentando la velocidad de sus pasos, caminando desorientado hasta conseguir deshacerse de la prisión en la que se encontraba. Con su fuerza descomunal rompió la perilla de la puerta y se abrió paso hacia un largo pasillo con exagerada iluminación. El piso de cerámica inmaculado le alertó. Sintió entonces que podía tratarse de un hospital, de esos que alguna vez Howard le comentó que construirían como proyecto futuro para tratar a los soldados de guerra, todo un sistema más tecnológico y avanzado que dejaría en la ruina a la competencia. Le cabía la duda de qué tan rápido podrían haber construido aquello... Pero vale, Howard era un hombre inteligente y en un par de años lo habría tenido todo listo.

— ¿Capitán Rogers? —Escuchó una voz a sus espaldas. Una mujer vestida de uniforme militar. Claro, eso sí se le hacía más familiar.

— ¿Dónde estamos? —Se tomó la frente, cuando una fuerte punzada le había invadido hasta lo más profundo de su memoria.

[ . . . ]

—... A las 8 en punto, no te atrevas a llegar tarde -Escuchó la voz de la agente Carter resonar por su cabeza justo antes de poder vislumbrar la enorme planicie de hielo, cada vez estaba más cerca del impacto- No llegues tarde, en el Club Stork el próximo sábado —Sus manos se alejaron del mando, buscando en el bolsillo interior de su traje una imagen arrugada aunque cuidada de lo que parecía ser un hombre sonriendo.

Rogers... —Una voz más masculina se coló en su mente. Lo sabía, todo terminaría para él. No quedaba más que resignarse. — Capitán Rogers —Lo recordó entonces. La última vez que hablaron... Odiaba haber tenido que partir en la misión sin siquiera haberse despedido, sin haber dicho "Lo siento", "Soy un idiota", "Hablaremos en la cena, todo estará bien"; ahora aquellas imágenes solo se mantendrían en su memoria.

¡STEVE!

— Howard—Murmuró en respuesta. Segundos después se sintió el fuerte impacto contra el glaciar destruyendo todo a su paso y enterrando la estructura de hierro en lo más profundo de hielo. Jamás podrían encontrarlo...

« Lo siento Howard... No me esperes despierto »

[ . . . ]

— ¡¡Capitán Rogers!! —Steve abrió los ojos con pesadez, todo se veía borroso y la voz de la mujer a su lado se distorsionaba. Le dolía... le dolía el pecho. Jamás se había sentido tan desvanecido y débil.

La mujer tomó su teléfono y marcó rápidamente.

— Necesito una enfermera de inmediato, el Capitán Rogers ha despertado y... —Se detuvo dudosa. Bajó su celular dejando hablar a la asistente al otro lado de la línea. Algo le había desconcertado.

#SHOOT TO THRILL, PLAY TO KILL. I GOT MY GUN AT THE READY, GONNA FIRE AT WILL#

Resonó por los pasillos el sonido estrepitoso de una canción poco merecedora de un hospital. El sonido provenía desde el bolsillo del capitán Steve, más bien de un celular. La mujer sacó con cuidado el celular del bolsillo del pantalón del rubio para contestar con un leve titubeo en su voz mientras colgaba la otra llamada.

— ¿D-diga? ... —Sintió un par de pasos a su espalda, y luego una figura la ensombreció.

— Gracias preciosa, creí haber perdido esto. Puedes irte —Le quitó el celular a la chica militar, guardándolo en su elegante chaqueta para voltear a ver a lo que parecía ser un deplorable Capitán América.

— Buenos días Capi, te ves bastante mal ¿eh? —Se arrodilló a su lado, alzándole el rostro desde la barbilla para verlo a los ojos. Se trataba de Anthony Stark, heredero de las industrias Stark.

Rogers solo atinó a mirar confundido hacia la voz grave que le llamaba la atención. De inmediato sus mejillas agarraron un color carmín delator. Esa mirada fija en sus ojos se le hacía más que familiar. Trató de articular pero las palabras se trababan en su boca. Conocía a ese hombre de algún lado quizás, no lo recordaba. Lo cierto era que el castaño lo ponía bastante nervioso.

— ¿Te encuentras bien? —Tony más que ansioso por su descubrimiento se hallaba preocupado. Todas las pruebas médicas habían dado el visto bueno a la situación de Steve, así que por ahí no iba el asunto. Probablemente algo más psicológico... Claro que no podía ponerse en su situación y mostrar empatía; él jamás había estado en una situación tan traumatizante como hundirse por setenta años en un cubo de hielo, a lo más despertar en Tijuana con una cantidad vergonzosa de tequila en las venas.

— ¿Cuánto tiempo estuve durmiendo? —Respondió Rogers evitando su mirada. Por fin había conseguido calmarse pero le seguía la interrogante del cuándo, dónde, por qué. ¿Quién era ese sujeto frente a él?

El castaño se acarició la barba fingiendo una expresión pensativa, sin embargo estaba bastante consciente de cuánto tiempo había pasado desde que Rogers se hundió en el ártico.

— Te tomaste una larga siesta Capi —Guardó una pausa, mirándolo a los ojos fijamente— Desde que te encontramos, media semana. Desde que tu nave se estrelló... Unos 70 años, más o menos —

— ¿Más o menos?.... —Sus ojos azules se abrieron de par en par. Setenta años había dormido, ya todo lo que conocía, aquellos con los que compartió, la vida que vivió ya no existía. Todos estaban muertos... Incluso ÉL. Tragó saliva amargamente. Era la peor noticia que podrían haberle dado.

— Hey, HEY —Chasqueó sus dedos frente al par de orbes azules. Steve parecía sin poder creérselo.

—... Chico bandera, sígueme —

Stark se levantó sin más. Sacudió su pantalón de tela y comenzó a caminar con ambas manos en los bolsillos.

— Steve Rogers —Corrigió el rubio levantándose con dificultad para seguirlo. Tenía el presentimiento de que aquel sujeto era importante, o al menos la personalidad tan altanera que presentaba le hacía pensar eso. — ¿Y usted es...? —

— Anthony —Lo miró sobre su hombro- Pero dime Tony, más corto para los amigos. Y no me hables de "Usted", suena algo descarado considerando que tienes noventa años -Presionó el botón del ascensor mientras se colocaba unos lentes oscuros. Steve guardaba silencio y lo veía con atención.

— ¿Eso es...? —Finalmente su vista cayó en el reactor en el pecho del castaño. Iluminaba bajo su camisa de forma peculiar. Por un leve segundo le recordó el teseracto.

— Mi corazón —Lo pensó un segundo, volteando a verle- Literalmente. No estoy siendo cursi. Es un reactor ARC —El rubio fruncía el ceño. Probablemente Tony le hablaba en chino mandarín y aún no se percataba de ello. —Quiero decir; que es un electromagneto, mantiene alejada una metralla de mi pecho. Sin esto moriría en cuestión de segundos. —El ascensor marcó el nivel inferior del edificio, donde Stark mantenía estacionado en primera fila su deportivo último modelo, no menos que eso.

—Adelante primor —Le extendió la mano para que avanzara delante suyo.

Steve lentamente comenzaba a armarse una buena idea cómo era su nuevo amigo Tony. Arrogante, egocéntrico, bromista empedernido. Se acercaba bastante a la descripción de alguien que recordaba de aquellos años.

— ¿Dónde vamos? —Rogers seguía sin confiar del todo en el heredero de los Stark. ¿Quién lo haría? Venía despertando de un sueño eterno y la única persona que se le había presentado era Tony. Ni los militares, ni el gobierno, ni siquiera alguien remotamente considerado una autoridad. Se le hacía sospechoso.

— No te asustes, no pienso raptarte. Tenías tus dudas respecto de dónde estabas y eso quiero mostrarte —Manejó imprudente, solo como él sabía hacerlo y terminó estacionándose frente al centro del Times Square.

Las luces iluminaban toda la manzana. Las propagandas en los enormes edificios, la cantidad de gente cruzando las calles, el tráfico de vehículos y el sonido de las construcciones y contaminación, todo era demasiado para el rubio. Prácticamente vivía el paso de setenta años entrando de una vez por sus ojos. Era demasiado para procesar. Pero claro, ahora estaba más que seguro que Tony decía la verdad... Realmente había dormido bastante.

De pronto se escuchó una melodía desde la chaqueta de Tony.

#SHOOT TO THRILL, PLAY TO KILL. I GOT MY GUN AT THE READY, GONNA FIRE AT WILL#

—Tendré que cambiar el ringtone —Carraspeó antes de contestar, alejando de inmediato el teléfono ante un grito inminente que salió desde el aparato.

"ANTHONY EDWARD STARK, ¡¿TE HAS VUELTO DEMENTE?!”

— Vale vale, ya te oí. Solo quería sacarlo a pasear —Rodó los ojos. Desde el otro lado de la línea un sujeto de parche en el ojo y un porte tétrico le gritaba a los cuatro vientos lo incompetente que resultaba ser el castaño.

— Relájate, respira. Tómate el día libre; sale a pasear o cámbiate el parche para combinarlo con tu hermosa capa. Lo tengo todo bajo control. El capitán está aquí conmigo, lo llevaré a la torre Stark cuando acabemos —

"¡¡STAAAAAAAARK!!....." *Click*

Cortó la llamada antes de escuchar el siguiente reproche, Fury solía ponerse como bestia cuando sus subordinados no acataban las órdenes tal como él las dictaba. Lo último que deseaba es que un tanque lleno de militares fuera a derribarle la puerta.

— Bien, ¿Listo para ver Nueva York Capitán? -Se volteó buscando con la mirada al rubio sin embargo se halló solo entre la masa de gente que se desplazaba de un lugar a otro.

— ….  Mierda —

 

[ . . . ]

 

Respiraba agitado, sosteniéndose de sus rodillas. Al menos había pasado tres horas buscando incansablemente el Capitán de pacotilla. Si no hubiese sido por la ayuda de Jarvis probablemente le hubiese tomado otro par de horas extra.

— ¿Sabes Capitán…? —Se quitó el sudor de la frente mientras buscaba retomar la compostura- Si tanto deseabas ir a pasear por las calles podrías habérmelo dicho. No es que te tenga instalado un transmisor para localizarte si te pierdes –Aunque admitía que eso no sonaba nada mal.

— Lo siento —Murmuró sintiéndose como niño regañado. Podría disculparse por su imprudencia, sin embargo no se arrepentía, no perdió el tiempo vagando por las calles y en cambio pudo conocer bastante de aquello que no existía en su época.

— Olvídalo —Tony suspiró agotado— Súbete al coche, tengo que llevarte de regreso antes de que vuelvan a llamarme para preguntarme dónde estás —Resultó ser que después de una larga tarde “compartiendo” con el Capitán se dio cuenta que más que compañía, estaba siendo un niñero. Rogers no era en nada parecido como su padre lo describía, lo cual resultaba ser una real decepción.

Llegaron en cuestión de minutos a la torre Stark; la estructura más imponente de toda la ciudad. Las luces del edificio bastaban para poder iluminar gran parte de Nueva York. Allí yacía la gloria de la familia Stark. Años de innovación y superioridad científica, militar, toda una potencia económica. Tony se había encargado de llevar a la cima a su familia aún después del deceso de su padre. Con tan solo quince años logró graduarse con honores del Instituto Tecnológico de Massachusetts en la carrera de Ingeniería Mecánica. Desde entonces no se detuvo y construyó sobre sus hombros un imperio. Estaba claro el porqué de su personalidad ególatra.

No se podía pedir más de Tony Stark; Genio millonario, playboy, filántropo.

Estacionó el coche frente al edificio donde su jefe de seguridad lo recibió, cobijándolo de las cámaras indiscretas de la prensa, dado que bueno, por ser él, el gran Tony Stark, siempre era recibido por una cantidad apabullante de camarógrafos dispuestos a obtener una primicia.

Una vez dentro de la torre Tony guio al Capitán Rogers hasta el ascensor, para posteriormente subir hasta el Penthouse de la edificación; “Los cuarteles de Iron Man”, para darle un toque más dramático.

El castaño arrojó las llaves de su coche sobre la mesa de entrada y de inmediato se dirigió al bar, mientras que Rogers atónito no se dejaba de sorprender por la avanzada tecnología del siglo XXI.

— ¿Gustas de algo? —Preguntó Tony sirviéndose una copa de whiskey desde su bar. Miraba de reojo la figura del capitán paseándose de un lado a otro tocando todo aquello que le llamase la atención. Parecía niño en navidad.

— No, gracias…—Se acercó hasta donde Tony servía los tragos, apoyándose con los codos sobre la barra- A cambio quisiera pedirte un favor.

— ¿Un favor? —Alzó una ceja. Era primera vez que lo veía con un semblante tan serio. Sin notarlo su piel se había erizado ante la cercanía del Capitán. “El efecto de Steve Rogers”.

— No sé cuánto años debo llevar sin tomar un baño, por lo que realmente lo necesito —Comentó tocándose atrás del cuello. Para entonces Tony había tomado testimonio del perfecto cuerpo del Capitán América. No sabía cómo no lo había notado antes. La fotografía que le había robado a su padre desde pequeño no le hacía justicia en lo absoluto.

A través de la ceñida camiseta blanca que el rubio vestía podía ver el nacimiento de su clavícula, su abdomen marcarse perfectamente, e incluso notar el movimiento de su torso al respirar.

— ¿Tony? —Se vio interrumpido por la voz de Rogers, obligándolo a dejar de rebalsar su vaso de whisky.

—Claro, sí —Dijo rápidamente para no dejarse en vergüenza— Puedes ducharte en el baño de mi habitación, encontrarás toallas y todo lo que necesitas… Con respecto a la ropa, tendré que mandar a mi asistente a conseguir algo de tu talla —Lo miró de reojo. Al menos con la altura que tenía y sus músculos marcados le sacaba unas cuantas tallas extra.

Steve miró hacia sus espaldas. El lugar era enorme, tardaría otros setenta años más en encontrar la habitación del genio. Bastó ver su rostro confundido para que Tony se ofreciera en acompañarlo a su cuarto.

— Bueno Capi, creo que aquí no tendrás problemas, la puerta del baño es aquella y si no me equivoco en tus tiempos el azul también significaba frío y el rojo caliente. No necesitas nada más para utilizar la ducha… Yo… —

Entreabrió los labios. El Capitán ya había comenzado a desvestirse sin esperar a que Stark saliera de la habitación. No pasó mucho para que un fuerte sonrojo se apoderara de su rostro. Tosió un par de veces y se volteó para darle privacidad.

—No sé tú, pero en esta época no es tan común quitarse la ropa delante de otros hombres —Se frotó la mejilla. Había visto miles de torsos desnudos en su vida, y estaba claro que su reputación de playboy no la ganó gratis. Pero en especial ese cuerpo le provocaba sensaciones que no cualquier otro despertaba. Otra razón más para no desear tener al Capitán América bajo su techo.

— Ah, lo siento, no creí que te fuese a incomodar —Steve por su parte, se limitó a verlo con curiosidad. Acomodó su cabello rubio hacia atrás y recogió la camiseta que anteriormente se había quitado.

—Rogers… —Se mordió el labio inferior. Ya había volteado a ver su torso desnudo, y rayos qué bien se veía sin su camiseta. Negó con la cabeza e inmediato clavo la vista en el piso. — Hablaré con mi asistente para conseguirte algo de ropa —No dejó que respondiera y cerró la puerta tras él, soltando un largo suspiro que venía ahogando desde que lo vio quitándose la playera por primera vez.

—Joder, el hielo te ha sentado bien Capitán…—Murmuró para sí mismo, sonriendo incrédulo ante aquello que acababa de decir. Jamás habría pensado que su interés por ese hombre traspasaría la barrera de la admiración y se transformaría en algo más carnal, en ganas de tocar su cuerpo con la yema de sus dedos y delinearlo cual obra de arte. Realmente estaba enfermo.

 

 

Señor —Stark inmediatamente retiró los pies de su escritorio. Había estado dormitando desde la última visión que tuvo de Rogers. Ahora Jarvis se encontraba con una muda de ropa en sus manos.

—Jarvis, cuántas veces te he dicho que toques la puerta antes de entrar. ¿Deseas usar el cono de la vergüenza como Babas? –Decía refiriéndose al brazo mecánico que siempre terminaba rociando a Stark con un extintor cuando algo salía mal, por lo que en forma de castigo era confinado a un rincón con un cono de papel dónde claramente se veía escrito; “Donkey”.

Señor, detecto un leve incremento en su temperatura corporal. ¿Se encuentra bien? —Su rostro se tornó completamente rojo, hasta su asistente robot lo había notado. Ahora sabía que sí estaba delirando a causa del estúpido Capitán bandera.

—Jarvis…. —Inhaló profundo, quitándole de mala gana la muda de ropa— No digas nada, sé un buen robot y encárgate de limpiar este lugar, parece que te doy mucho tiempo libre —Se quejó una vez más y salió exasperado de su oficina, caminando hacia su habitación con una simple idea en la cabeza; el torso desnudo de Capitán América.

—Ah… —Se quedó en shock. Steve ya había terminado de ducharse. Apenas vestía una toalla que le cubría lo necesario dejando muy poco a la imaginación. Su cuerpo se encontraba completamente mojado, por lo que las gotas que caían de su cabello se situaban entre las hendiduras de su marcado abdomen. — Creo que volveré luego—Sonrió como un idiota y trató de huir lo más pronto posible de la escena.

— ¡Espera! —Lo tomó del brazo. Miles de situaciones pasaron por la cabeza del castaño, siendo la última aquella donde Rogers lo sujetaba con la única intención de tomar la muda de ropa. Pero como siempre, él pensaría de más, le daría más vueltas al asunto y quedaría como un real pervertido.

—Sí, lo siento, olvidé lo de la ropa—Titubeó mirándolo casi por obligación.

En un rápido movimiento por parte del rubio para sujetar la muda de ropa, olvidó completamente que también debía sostener la toalla que se encontraba amarrada de manera inestable en su cadera. Como era natural, esta cedió y terminó por adornar el piso.  Steve Rogers se mostró de un momento a otro completamente desnudo frente al playboy del año.

Fue entonces cuando Tony Stark perdió la cordura…

 

Notas finales:

Esperamos les haya gustado! 

Es un "continuará..." por lo que en el próximo capítulo nos dedicaremos a darle acción a Tony y Steve ;)

Aceptamos críticas, tomatazos, cacerolazos, y por supuesto nos gustaría leer en reviews qué es lo que ustedes quieren ver en los próximos capítulos!

¡Gracias por leernos!

Saludooos~



PD: 

La imagen del día de hoy, no pude resistirlo, TENÍA que colocarlo. (Esta imagen me está comiendo el alma)

TONY


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).