- Te amo –
Esa fue la frase de aquel estudiante, estaba levemente sonrojado, su cabello verde era algo corto, su contextura fuerte, seguramente practicaría algún deporte. El hombre lo miró unos momentos y le dio la espalda.
- Lo siento, pero no me gustan los mocosos –
*5 años después*
Mihawk se levantó como de costumbre, temprano en busca de una taza de café, su apartamento era lujoso y acogedor, después de todo era un gran escritor, en diez años había logrado ser el mejor, por no decir también el más guapo, del momento. Sus libros se vendían rápidamente, las firmas de autógrafo eran un verdadero campo de batalla, donde el tiempo era lo más preciado.
Bebió su café tranquilamente y miro por el ventanal del salón, la ciudad comenzaba a despertarse para comenzar el día. Terminó su café y dejo la taza en el fregadero, un ruido fuera del apartamento llamó su atención pero decidió ignorarlo. El ruido continuo otro rato mas y, molesto, decidió salir para ver de qué se trataba.
Al abrir la puerta se encontró con un montón de cajas y, entre ellas, a un tipo con cabellera verde. La mirada de ambos se cruzó por un momento. El peli verde le miró y le dio la espalda, tomó una caja y entró al apartamento contiguo. El ojiamarillo le miró un rato, le reconocía, salió de su asombro y le encaró.
- ¿Qué haces aquí? –
- Me estoy mudando ¿no ves? –
- Ese apartamento no está en venta –
- No, porque es de mi padre, pero ahora es mío –
- ¿no puedes meter menos ruido? – pregunto molesto.
- Mira como lo intento – dijo soltando la caja que sostenía de golpe, provocando mucho ruido.
- Sigues siendo un mocoso – dijo Mihawk entrando a su apartamento.
Furioso, Mihawk se encerró en su estudio, tratando de escribir un nuevo libro, pero en su mente estaba aquel peli verde que sería su vecino, había olvidado su nombre, desde hace años que no lo veía, muchos años.
~Mihawk flash back~
Otro día de firma de autógrafos, no creía que ese libro se vendiera, seguramente era porque él era el autor, solo por su firma o por una mirada. Las admiradoras seguramente no leían ni entendían sus libros. El evento terminó y se estaba retirando cuando un chico salió a su encuentro.
- La firma ya terminó – le dijo el ojiamarillo mientras caminaba sin mirarle.
- Lo… lo sé – dijo nervioso – yo… esto… ¡te amo! –
El ojiamarillo se giró, eso le había tomado por sorpresa. Le miro detenidamente, aun era un estudiante, joven, quizás dejado llevar por las hormonas. Se volteó y le hablo.
- Lo siento, pero no me gustan los mocosos – y se alejó en dirección al auto.
~fin Mihawk flash back~
Tocaron la puerta y el pelinegro no tuvo más opción que levantarse y abrir. Fuera se encontraba una bella mujer de cabello negro, con un pequeño bolso.
- Hola Mihawk –
- Hola Robin, pasa –
La pelinegra entró y Mihawk cerró la puerta, sin darse cuenta que cierto peli verde les miraba mientras tomaba más cajas.
- Pareces molesto ¿es por tu nuevo vecino? – dijo con una perturbadora sonrisa.
- Cállate, el libro aun no está terminado –
- Fufufufu valla, tal parece que aun no te olvidas de él –
- Robin, investiga que hace él aquí –
- Así yo no trabajo – dijo la morena.
- Ten, aquí está el primer capítulo – dijo molesto entregándole unas hojas.
- Valla, me siento alagada de ser la primera en leer parte del nuevo libro del gran Dracule Mihawk – dijo triunfante – bien, resulta que su nombre es Roronoa Zoro. Su padre murió el mes pasado, en su testamento decía que dejaba su apartamento y su dojo a su único hijo, tal parece es un gran espadachín como lo fuiste tú, va al instituto One Piece, pero desde hace 5 años al parecer tubo un considerable aumento en su desempeño tanto escolar como atlético, al mismo tiempo que su autoestima bajaba. En verdad lo lastimaste esa vez Mihawk – dijo sonriente la morena.
- Tu… ya lo tenias todo planeado – dijo el ojiamarillo sorprendido.
- Pues si – dijo levantándose – y por cierto, ya supéralo, él no es un chiquillo –
Robin se fue dejando a un perplejo Mihawk, tenía razón, debía dejar el pasado atrás, pero no quería ser dañado otra vez. Miró la mesa y notó que faltaba el manuscrito del primer capítulo. Salió para buscar a Robin pero lo que encontró lo dejo helado. Ya no había cajas, al parecer la molesta mudanza había terminado, en su lugar se encontraba el peli verde abrazado por una chica de cabello azul. Un calor inundo el cuerpo de Mihawk, sin pensar lo que hacía, agarró la mano de Zoro y lo arrastro a du apartamento, dejando a la peli azul confundida en el pasillo.
- ¡¿pero qué…?! – no pudo terminar pues los labios del mayor invadieron los suyos.
El mayor comenzó a quitarle la polera al menor, viendo una cicatriz que cruzaba todo el pecho del peli verde.
- ¿y esto? –
- Después de que me rechazaras me metí en muchas peleas – dijo evidentemente avergonzado – durante una me distraje y paso esto, estuve tres meses en el hospital –
- Ha debido dolerte mucho –
- Más me dolió tu rechazo – dijo con los ojos vidriosos.
Mihawk comenzó a besar la cicatriz del menor desde su hombro, bajando lentamente por su pecho hasta su cintura, donde comenzó a desabrochar los pantalones del menor, arrojándolos en algún sitio del salón. Tumbo a Zoro en el sofá, donde volvió a besarlo desenfrenadamente, mientras le besaba comenzó a desabrochar su propia camisa, dejando lucir su pecho bien torneado.
- No dejare que te olvides de mi – le susurro al oído – dejare tu cuerpo tan marcado que te será imposible vivir sin mi –
- Márcame de una vez entonces – dijo besándole fuertemente.
Entrelazaron sus cuerpos con deseo y pasión, besándose desesperadamente. Mihawk lo preparo a conciencia, entre besos y caricias, y comenzó a introducirse dentro de él. El menor ahogó un grito de dolor al sentir la intromisión y se aferró fuertemente a la espalda del pelinegro. Mihawk espero a que se acostumbrara al tamaño y comenzó a moverse lentamente, hasta que los gemidos de Zoro comenzaron a escapar de sus labios, aumento el ritmo mientras le seguía besando, dejando escapar los gemidos de ambos a medida que su miembro rosaba aquel punto que volvía loco al peli verde. No tardaron mucho en venirse, Zoro entre ambos vientres y Mihawk en su interior. Salió con cuidado del menor y se vistió, le entrego la ropa al peli verde y un silencio incomodo reino sobre ellos unos momentos hasta que el menor habló.
- ¿Por qué? – fue lo único que pudo decir – ¿Por qué ahora? ¿estás jugando conmigo? Justo ahora que me comenzaba a resignar… - dijo mientras unas silenciosas lágrimas bajaban por sus mejillas.
- Disculpa – dijo el mayor sin mirarle – simplemente no me pude contener al verte con aquella chica –
- ¿Kuina? – pregunto sorprendido – ella es solo una compañera de práctica, vino a ver como estaba, que no me hubiera equivocado de habitación o algo así – dijo ruborizado.
- Pues no parecéis solo amigos – dijo algo molesto.
- ¿estás celoso? –
- ¿y que si es así? – dijo acercándose a los labios del menor, mirándolo fijamente con sus penetrantes ojos amarillos.
- Te amo, aun ahora te sigo amando –
- Espero que sea cierto, pues has logrado que me enamore de vos – dijo besándole con pasión.