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He's a monster por Kirtasha

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Notas del fanfic:

Bueno, esto es un one-shot con la relación fraternal de Escocia e Inglaterra desde mi punto de vista.

Diez minutos. Solo le había bastado con diez minutos y ya había perdido el control. Y es que, cuando se trataba de su hermano, cualquier acción o detalle-por pequeño que fuera-que le molestara un poco hacía que su ira se desatara y la descargara sobre el rubio. En apenas cinco segundos se había levantado de la silla y le había cruzado la cara ante la sorpresa de este. Daba igual los años que pasaran, Inglaterra no se defendía, no contraatacaba. Se quedaba impasible, como si ya lo tuviera asumido. Había dejado una marca roja en su mejilla izquierda pero no tenía suficiente solo con eso. Le dio una patada en el pecho que le hizo caer al suelo y seguidamente perder la respiración unos segundos. No pudo evitar que una macabra sonrisa surcara sus labios al verle en el suelo. Era como tener a su presa acorralada, y eso le encantaba. Ni siquiera se acercó a él, le daría un poco de tiempo para levantarse.
El rubio se arrastraba a duras penas hasta la mesa, donde alargó un brazo y se apoyó en él hasta levantarse. Tragó saliva, humedeciéndose la garganta. Ahí estaba otra vez, en frente suya. La bestia pelirroja que le había maltratado desde niño, el hombre que siempre le había odiado y del que nunca saldría algunas palabras de afecto hacia su persona. Su hermano. Alzó la vista en enfrentándose con su mirada impasible y su boca torcida que daba otra calada al cigarrillo que tenía en la mano. Espiró el aire y apoyó el cigarro en el cenicero de la mesa, cosa mala. Ese simple gesto significaba que el tiempo de ventaja se había acabado y que estaba preparada para dar el golpe siguiente.
El escocés se acercó a él peligrosamente, sin perder su mirada tranquila. Cada paso que daba el mayor, era uno que retrocedía el rubio. Hasta que se encontró con la pared. Se revolvió inquieto cuando sintió la respiración del pelirrojo tan cerca de la suya pero, dejó de moverse enseguida cuando notó la mano de Escocia agarrando su cuello. Maldito olor a tabaco. La mano del mayor se iba cerrando más y más, haciendo que el corazón le empezara a latir fuertemente en el pecho.
-Scott... Por favor, n-no lo, hagas...-escupió la última palabra dejando escapar el poco aire de sus pulmones con ella. Llevó las dos manos sobre la que apretaba su traquea, intentando separarla en vano.
-Dame una buena razón para no hacerlo.-dijo escuetamente, sin dejar de mirarle.
Inglaterra se tomó unos segundos para pensarlo, aunque sabía perfectamente qué decir, lo que siempre funcionaba para que al final lo acabara soltando. Intentó coger un poco de aire-acción que le resultó bastante difícil-antes de responderle.
-P-porque, soy tu... hermano.
Aquella simple frase le había salvado miles de veces. La utilizaba desde que descubrió que era efectiva.

Cuando era pequeño, las palizas de Scott eran constantes. Recordaba una noche en la que su hermano llegó borracho a casa. El pelirrojo se balanceaba haciendo eses hasta su despacho, apoyándose en las paredes para no caerse. Lo observaba medio escondido en el pasillo, pensando si necesitaría ayuda para llegar hasta su estudio. Oyó un ruido y una maldición por su parte, seguramente se habría chocado con la mesa. Siguió los pasos de su hermano. Había dejado todo el pasillo con olor a alcohol.
Ahí estaba, manteniéndose en pie como podía. Se puso nervioso, quizás no debería estar allí. El pelirrojo notó una respiración diferente a la suya y se giró rápidamente. ¿Por qué le miraba con tanto... odio? No había hecho nada malo. Empezó a temblar cuando Scott se acercó a él. No debería haber ido, aunque ya era demasiado tarde para arrepentirse. Le cogió del cuello del pijama, zarandeándolo bruscamente.
-¡¿Qué coño miras?!-le espetaba con los ojos llenos de rabia, haciendo que los del rubio se empañaran.
No podía hablar. No podía. El miedo le había paralizado y las palabras no salían de su boca. Además, temía que dijera lo que dijera Escocia le pegara igualmente.
-Yo-yo... solo...-era imposible. Al igual que apartar los ojos de aquella furiosa mirada.-Quería...-ni siquiera le dio tiempo a articular la frase entera. El mayor le había lanzado como un despojo al suelo, haciendo que su pequeño cuerpo se estrellara con la librería. Algunos de los libros cayeron sobre él. ¡Qué susto! Su respiración se agitó notablemente. Le había destrozado la espalda... Se fue incorporando y los libros sobre su espalda cayeron de nuevo. Pero, ¿por qué le miraba así? ¿Por qué le odiaba tanto? ¿No podía comportarse como Gales o Irlanda? Ellos también le atacaban de vez en cuando pero, no con tanta brutalidad como Scott. Antes de que pudiera incorporarse del todo el pelirrojo le agarró del cuello. Subió su cuerpo hasta que los dos rostros quedaron a la misma altura. Arthur pataleaba desesperadamente e intentaba alejar aquella mano de su cuello.
-¡No! Para... Scott.
-¿Por qué?
Podía ver la locura en sus ojos. Terrorífico.
-Porque... Soy tu hermano.

Maldito sea aquel escocés. Le había hecho mistos el cuello. ¿Por qué le habría abierto la puerta? Si ya sabía lo que le esperaba. A pesar de los años que habían pasado, le seguía visitando solo para pegarle. ¿Cuándo le dejaría en paz? Si eran hermanos, deberían llevarse bien... Debieron llevarse bien desde el principio.
Notas finales:

Espero que os haya gustado.


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