En la pizarra de aquella aula llena de jóvenes universitarios, que se dedicaban a escribir aquel montón de letras, con relación registros y documentación de procesos artísticos, porque según su profesor era necesario aprender la teoría para poder entender su materia, apresurados aquellos jóvenes en terminar antes de que a su malhumorado profesor decidiera borrar todos aquellos esquemas. En el aula, solo se escuchaba el constante pasar de las hojas y el leve murmullo de los estudiantes, pero todo aquel silencio fue interrumpido por un sonido, mientras que un chico castaño se apresuraba en apagar aquel endemoniado aparatito ¿Por qué demonios tenían que llamarle precisamente en esa clase? Tomo aquel aparato colgando la llamada que tenía en aquel momento y levantando la mirada encontrándose con la desaprobadora de su profesor –Señor Lee- llamo irritado –creo que deje bien en claro, al empezar el semestre que no quería este tipo de interrupciones en clase- le miro con el ceño fruncido, mientras el castaño sentía todas las miradas de sus compañeros sobre él –Lo siento profesor, fue un accidente olvide apagar mi celular- se disculpo tímidamente, pero no por eso se salvaría –Salga de mi clase- ordeno tajante –Pero profesor, por favor- replico el castaño algo avergonzado –Salga, o estará reprobado en el parcial- el castaño derrotado, tomo sus cosas y se dirigió a la salida del aula, bajo la mirada de sus compañeros, hasta que el profesor dio un fuerte golpe en la mesa haciendo que todos volvieran a al apunte.
Por los pasillos, ahora vacios, de la universidad, se paseaba algo desganado un chico de cabellos castaños, dirigiéndose a la azotea de unas de las aulas, subió las escaleras abriendo la puerta que llevaba a dicho lugar, encontrándose con la sorpresa de que alguien ya se encontraba ahí, inconscientemente, y debido a la fuerte corriente de aire que había en el lugar, dio un portazo haciendo que el chico que se encontraba tranquilamente con los audífonos puestos, diera un pequeño salto en su lugar, volteando rápidamente retirando los audífonos de sus oídos, haciendo que el castaño se pegara a la puerta avergonzado y bajando su mirada –Hey- llamo el extraño, acercándose al más bajo –Eres del área de artes ¿cierto?- pregunto con una sonrisa, mostrando sus dientes, el castaño sonrio, el chico le recordaba a una ardilla –Ah sí, soy JungHwan, siento haber interrumpido- se disculpo haciendo una pequeña venia –No importa, soy SunWoo un gusto- despeino los cabellos de aquel lindo chico -¿Qué haces por acá? ¿No tienes clases?- buscaba un tema de conversación, mientras se sentaba en una de las bancas invitando al castaño a sentarse junto a él –Si tengo, pero el profesor me saco porque mi celular sonó en medio de la clase- suspiro mientras recordaba ese vergonzoso momento –¿Como sabes que mi área es artes?- pregunto curioso, mirando al chico-ardilla –Que mala suerte- rio un poco observando el lindo puchero que hacia –Tienes pinta de ser de artes, eres algo aniñado- fue la brillante respuesta del pelinegro, haciendo que JungHwan frunciera el seño –No soy aniñado- inflo sus mofletes, haciendo que el otro chico riera a carcajadas –No, claro que no, eres la madurez andante- sonrio mientras se levantaba y acariciaba de nuevo sus cabellos –Debo irme Hwannie, no hagas que te saquen de clases ¿sí?- le dedico una última sonrisa, mientras abandonaba el lugar, dejando con un ligero sonrojo al de labios rosados.
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-Mamá…- tenía los ojos llenos de lágrimas que intentaba retener, no lloraría, no frente a ellos –Lo siento hijo, pero tu padre y yo tenemos muchas deudas, es la única solución- la mujer justificaba la crueldad de sus actos, de una forma poco aceptable –Prometo buscar un trabajo, puedo dejar mis estudios, pero por favor, eso no- el pobre muchacho negaba asustado, no quería volver a lo mismo, no de nuevo –Perdón cariño- y lo dejo, en el mismo lugar donde había donde hacía años había estado, reviviendo aquellos dolorosos recuerdos. `
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Se encontraba sentado, con la mirada perdida, tratando de ignorar el hecho de que en pocos minutos algún tipo pervertido pagaría para estar con él, soltó un suspiro al mismo tiempo que sentía como alguien le pasaba el brazo por los hombros y lo acercaba mas –Sandeul hyung- hablo animadamente aquel chico -¿Qué haces aquí? Pensé que a habías terminado de pagar la deuda de tu padrastro- susurro –Supuestamente, pero solicito otro préstamo que no puede pagar por supuesto- río irónicamente mientras se abraza al chico de cabellos oscuros que le devolvió el abrazo –Hyung, pronto se ira de aquí- trato de consolarlo, mientras que sentía las lagrimas de su amigo mojar su hombro –No chan, ahora es diferente- gimoteo –El contrato, decía que si no pagaba dentro de 6 meses, yo tendría que quedarme aquí- el menor apretó mas su abraza escuchando atentamente -¿Cuánto tiempo?- pregunto, con voz ahogada –Hasta que me dejen ir- susurro le mayor con los ojos llenos de lagrimas.
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GongChan observo cómo se llevaban a su amigo, al parecer le harían unos en cuanto a su look o algo así no había alcanzado a escuchar bien. Se dirigió a su habitación a esperar a los clientes que tendría que “atender” esa noche –GongChan- volteo al escuchar su nombre –Tienes un cliente esperándote hace 10 min en tu habitación, apresúrate- le dijo sin mucho interés aquel hombre, dejando aquel pasillo.
Entro a su habitación observando la poca luz que iluminaba esta, cerró la puerta tras de sí –JinYoung- susurro el pequeño, mientras sus mejillas se teñían de carmín -Hola pequeño- aquel chico de ojos rasgados y bonitos, cabello de una tonalidad rojiza, le miro esbozando una sonrisa lasciva –Volviste…- se lanzo a sus brazos escondiendo su rostro en su pecho, llenándose con el aroma del mayor –Lo prometí y también prometí sacarte de aquí mi pequeño cachorro- le alzo en rostro con su mano mientras que con el brazo libre le abraza por la cintura, devorando su boca.
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Sandeul se encontraba observando su imagen en uno de los grandes espejos de aquella habitación, un notable sonrojo cubría sus mejillas al mirar las ropas que llevaba puestas –No puedo- hablo mas para sí mismo que para la chica que se encargaba de acomodarle la ropa –Te miras muy mono, pareces casi una chica- acaricio las mejillas del ahora chico de cabellos naranjas mientras este aun mas avergonzado y mas sonrojado, si es que esto se podía, balbuceaba cosas inentendibles –Vamos, te llevare a tu habitación, si algún cliente quiere hacer algo que no esté permitido afuera se encuentra un guardia, además contamos con cámaras en las habitaciones para evitar cualquier accidente y – fue interrumpida por Sandeul al escuchar lo ultimo -¿Qué, que? ¿Cámaras? ¿Estarán observando todo?- dijo al borde del colapso – Oh sí, no te preocupes esos videos no salen de aquí a menos que quieras venderlos claro- sonrió como si nada la chica de manera despreocupada –No me anima mucho escuchar eso- murmuro –Eres tan mono, un completo uke- afirmo la chica con la mirada brillosa –Ah no, bueno…yo, es decir- desvió la mirada sonrojado -¿Dónde está mi habitación?- pregunto apresuradamente, debía huir, antes de que a la chica se le ocurriera hablar de mas –Es la número 92- señalo el pasillo que debía tomar y pellizco una de sus mejillas mientras dejaba al chico a su suerte.
Estaba hecho ovillo en la cama, su cabello formaba un ligero flequillo cubriendo su ojo izquierdo, sus labios de una tonalidad rosada, se miraba adorable, hasta que un sonido fuera de la habitación llamo su atención, -No, por favor, que nadie venga- enterró sus cara en las almohadas de aquella cama, escucho la puerta abrirse y un peso acomodarse a los pies de la cama –JungHwan ¿Qué haces aquí?- aquel chico que había conocido hace pocas horas en la azotea de la universidad… Era su voz, volteo el rostro rápidamente, encarándolo –SunWoo- murmuro mirándolo avergonzado…
