Irresistible at first look
Capítulo 1
Odio el verano. Odio el calor. Odio sentirme pegajoso y agobiado. Pero las vacaciones son lo peor. La gente no tiene obligaciones, los chicos no van al colegio e invaden las calles. En ese tiempo no hay lugar donde puedas caminar un rato tranquilamente. Vayas a donde vayas hay niños corriendo, gritando y ensuciando. Chicos que apenas entran en la adolescencia, creyéndose grandes y maduros, mirándote despectivamente como si fueran los reyes del mundo. La gente de alrededor de veinte años yéndose de vacaciones con sus amigos o parejas, disfrutando de la libertad y la juventud.
Y después estoy yo. Un antisocial chico de veintiún años, que no hace nada más que estar en la computadora o jugar en la play station. Debido a mi padre, que tiene mucho dinero, nunca realmente necesité trabajar. Pero este año, luego de una seria discusión sobre mi futuro, me obligaron a hacerlo. Me consiguieron un puesto en un lujoso hotel frente al mar. Eligieron ese tipo de trabajo porque quieren que entienda lo que es esforzarse de verdad. Como si eso sirviera de algo.
Después de un largo viaje en micro, llegué al lugar donde estaría los próximos dos meses. Un hotel enorme, con una pileta gigante, un spa, cuatro saunas, y jacuzzis en cada habitación. Además el lugar tenía servicios de todo tipo. Incluso había un casino y una especie de boliche ahí adentro.
SuHo, un chico de pelo rojo, sonrisa amable y piel pálida, me recibió. Me mostró el lugar, me enseñó lo que tenía que saber para trabajar ahí y me dijo donde iba a dormir: Una habitación algo pequeña comparada con la que tenía en mi casa, pero con lo justo para que estuviera cómodo. No podía quejarme.
- ¿Entendiste todo?- preguntó SuHo amablemente.
- Si- respondí aburrido, mientras caminábamos hasta la recepción del lugar.
- Ah, me olvidé de decirte algo. Mañana llega un huésped muy importante- comentó. Lo miré con un poco más de interés -Es el sobrino consentido del dueño de este hotel. Viene desde China. Tenés que complacerlo en todo. Hace todo lo que te diga, dale lo que sea que te pida. En serio, un sólo berrinche de ese chico podría lograr que nos despidan a todos. Está en tus manos que eso no pase- asentí, tragando saliva con dificultad. No quería ser el responsable de tantos despidos, o ya me veía ahogado en el océano. Se posicionó detrás del escritorio y buscó algo debajo de éste.
- ¿Para tanto...?- cuestioné.
- Si- me dio una bolsa de papel -Tu uniforme- fruncí el ceño -Te recomiendo que vayas a descansar. Mañana empezas- suspiré pesadamente.
- Está bien...
- ¿BaekHyun?- lo escuché hablar y me giré para mirarlo.
- El chico se llama Zhang Yixing y tiene veintidós años. Llegará a eso de las ocho de la mañana. Tenés que recibirlo acá, acompañarlo a su habitación y ayudarlo a acomodarse. Tu trabajo sería más que nada ser su asistente personal. Para eso te contrataron- finalizó, anotando algo en una libreta.
Caminé hasta mi habitación, molesto. ¿Como había pasado de tener personas que hicieran todo por mí a tener que hacer todo por alguien? Y para colmo, ese chico sonaba tan... malcriado que ya me caía mal.
Debido al agobiante calor, no había logrado casi dormir y me había levantado tarde. Demasiado tarde. Corrí por los pasillos con el pantalón ajustado negro y la camisa blanca con varios botones desabrochados. Eran las ocho y media y todavía no estaba en el vestíbulo del hotel.
- ¿Donde estabas?- me preguntó SuHo en voz baja al verme, mientras me acomodaba la camisa -Yixing ya llegó. Andá, presentate y ayudalo. No creo que esté de muy buen humor- asentí, sintiendo mi estómago rogar por comida. Me acerqué a Yixing e hice una profunda inclinación.
- Soy Byun BaekHyun, y estoy a tu servicio- dije lo más amablemente que pude. Me enderecé para mirarlo. Llevaba anteojos de sol, una musculosa bastante suelta y un pantalón ajustado. Me observó unos segundos.
- Si, como sea- respondió, dándome su bolso, que apenas llegué a evitar que golpeara contra el suelo, y poniendo su abrigo en mi cabeza. Como si fuera un perchero. Con una mano me lo saqué de encima.
- ¿Pero que mier...?- me detuve, totalmente enojado, al ver la expresión de súplica de SuHo. Bufé y seguí a Yixing hasta su habitación, que era la misma que usaba cada vez que iba a ese lugar.
- Quiero todo ordenado por tipo de prenda y color- informó, señalando el bolso -La ropa interior perfectamente doblada y los productos de higiene personal en el baño, alineados de mayor a menor- finalizó, quitándose los zapatos y los anteojos, para después arrojarse en la cama y mirarme divertido desde ahí. Noté, muy a mi pesar, que era un chico muy atractivo.
- ¿Tenés algún tipo de trastorno obsesivo compulsivo?- pregunté bruscamente.
- No- bostezó -Pero ya que mi tío te paga para esto, voy a sacarte provecho- sin responderle, empecé a desarmar su equipaje y a ordenar todo como había pedido -Traeme un jugo exprimido de naranja con tres de azúcar- pidió cuando casi había terminado.
- ¿Con hielo?- pregunté irónicamente.
- Sí, cuatro cubos y medio- agarró su celular y empezó a deslizar su dedo por la pantalla, sin notar que mi pregunta no había ido en serio. Alcé una ceja, intentando controlarme.
Bajé a la cocina, repitiendo en mi mente el pedido. Exprimí varias naranjas en un vaso grande, le agregué tres cucharas de azúcar y después cuatro cubos de hielo. Agarré un quinto y lo partí, tirando la mitad adentro. Lo mezclé bien y volví a la habitación.
- ¿Sos tonto?- cuestionó molesto, escupiendo adentro del vaso lo que había ingerido -Esta muy ácido. Te dije cuatro y media de azúcar y tres cubos de hielo. ¿Es muy difícil eso?- lo miré, con los ojos muy abiertos, sorprendido por su descaro al mentir. Estaba muy seguro de que había sido al revés.
- Pero dijiste que...- estiró su mano, dándome el vaso.
- Tomalo vos ahora- ordenó.
- Pero acabas de escupir ahí- le informé con asco. Se encogió de hombros.
- ¿Y? Tomalo... a no ser que quieras que llame a mi tío y de golpe tooodos los empleados de este enorme hotel estén en tu contra- respiré hondo, aguantando las ganas de insultarlo, y agarré el vaso, para después tomarlo de un trago, resistiendo las ganas de vomitar que me daba el pensar que parte de los ingredientes de ese jugo, era la saliva de ese ricachón idiota.
Para colgar los pantalones en el armario, me tuve que estirar hacia arriba debido a que no llegaba cómodamente. La camisa se levantó levemente, revelando un poco de mi espalda baja.
- Buena retaguardia- comentó Yixing. Me dí vuelta, sin poder creerlo.
- ¿Perdón?- cuestioné.
- De espalda te ves muy bien- respondió muy tranquilo -Me pregunto como te verías arrodillado en el suelo y buscando algo del último cajón- agregó, guiñándome un ojo. Mi mandíbula casi quedó desencajada al escucharlo.
- ¿Perdón?- repetí, incrédulo.
- Veo que sí sos medio tonto. Te dije que tenés buen culo, y que me pregunto como te verías en cuatro- me explicó, dejando de lado las sutilezas.
- Si, te entendí. Es sólo que no puedo creer que seas tan desubicado- le hablé cortantemente -Estoy acá trabajando, por favor no me lo hagas más difícil siendo desagradable. ¡Oh! Esperá... eso ya lo eras- le sonreí falsamente. Lo vi tomar su celular, negando con la cabeza.
- Me dijo desubicado, desagradable y no responde a mis halagos- comentó, mirando el aparato -¿Como era el número de mi tío? Siete...- abrí mis ojos grande.
- ¡No! Por favor, disculpame. No sos nada de lo que dije- mentí.
- ¿Ah no?- se llevó el celular a la oreja. En medio de un arrebato de pánico, salté en la cama, sobre él e intenté alcanzar el teléfono. Él lo mantuvo fuera de mi alcance.
- No, por favor no hables con tu tío. Prometo portarme bien- aseguré. Me miró fijamente unos segundos.
- Entonces sacame la ropa y haceme un masaje en todo el cuerpo- pidió, sonriendo con suficiencia al ver mi rostro sonrojado -Claro que podés dejarme en boxers si preferís. ¿Viste que bueno soy?- se lamió lentamente el labio inferior y después lo mordió. El chico era jodidamente sexy y lo sabía. Sentí un escalofrío recorrerme -Ahora, mejor salí o voy a abusar de mi poder para conseguir otros beneficios más... interesantes- guiñó un ojo. En ese momento noté que estaba sentado en su abdomen, y me salí rápidamente; cayendo de la cama.