Yukina fue a recoger a Kisa a la editorial, quería darle una sorpresa & también quería conocer el lugar en donde trabajaba. Estaba de vacaciones en la universidad, era su día libre en el trabajo & mañana no tenía que levantarse temprano. Definitivamente tenía que aprovechar días como esos junto a su novio.
Según habían acordado con el pelinegro, se encontrarían a las 6:00 pm cerca a la librería & después verían que hacer. Kisa le había dicho que saldría a eso de las 5:00 ya que el manuscrito había sido terminado, corregido & demás.
Se había situado frente a la puerta principal de la editorial. Yukina ya quería ver la cara de sorpresa de su amante pondría, no podía esperar más.
5:15
- Kisa-san no sale, que raro :c
5:20
- ¿Se habrá complicado todo su trabajo? Pero de ser así ya me hubiese avisado – el mayor ya se estaba inquietando ante la situación.
5:30
Las puertas se abren & sale un chico de ojos verdes & cabellos castaños junto a un pelimarrón & en el medio de ambos estaba su amado, pero… esta con una sonrisa de oreja a oreja, algo que él nunca le ha visto antes.
- Aaaah! Estoy muerto – decía el ojiverde
- Es normal, Ricchan, ha sido un proyecto enorme – comentaba el ojinegro.
- & saber que dentro de unas semanas tendremos más proyectos me hace sentir más cansado – agregaba el tercero.
- ¡Cállate Mino-san! – dijeron al unisonó los dos chicos.
- Tenemos que ir a tomar todos juntos para relajarnos – dijo Kisa con una amplia sonrisa.
- Siempre andas de buen ánimo, Kisa-san – respondió Ritsu.
- Tenemos que ser personas alegres, Ricchan – explicó rodeándole el brazo & pegándose junto a él.
A Yukina le parecía raro ver a su Kisa-san tan alegre saliendo del trabajo, pero al ver como se cogía del brazo de otra persona lo mataba de celos.
- ¡Kisa-san! – alzó la voz llamando la atención del grupo, cruzó la pista para llevárselo de ahí.
- Mierda – murmuró Kisa – Chicos, yo me quedo acá, nos vemos mañana.
- ¿Está todo bien, Kisa-san?
- Todo está bien, es un conocido mío.
- Bueno, nos vemos.
Mientras los dos chicos se iban Yukina alcanzó a Kisa, lo tomo del brazo de manera brusca lo cual molestó a este último.
- ¡Suéltame! Me duele. Además, ¿para qué has venido?
- Kisa-san, ¿me estas engañando?
- ¡¿Haaa?! ¿Qué estás diciendo? ¡Claro que no!
- ¿Entonces por qué andas abrazando a aquel chico? También es joven & es apuesto.
- ¡No seas loco! Es mi compañero de trabajo ¡Nunca me involucraría con alguien del trabajo!
- Entonces si no fuera del trabajo, ¿estarías con él?
- Deja de hablar sandeces & vámonos de aquí.
Yukina no respondió pero caminó a la par con Kisa dirigiéndose a un servicio de comida rápida. No se dirigieron la palabra en todo el trayecto. Al entrar, cada uno ordenó lo que querían comer & se sentaron en lugar junto a la ventana algo apartado de las otras mesas. Seguían sin decirse nada. Ya estaban por terminar de comer cuando Kisa no pudo aguantar más silencio.
- Oye, qué te pasa?
- Nada – respondió parcamente Yukina mirando a otro lado.
- Estas muy callado.
- Solo te parece.
Kisa: Esto va mal, es la primera vez que lo veo así de molesto. Me siento algo culpable… Aunque, ¡yo no he hecho nada!... ¡Se está enojando por gusto!
Yukina: ¿Cómo sería si él me llamase de manera cariñosa: Yuchan, Yukichan? ¡Aaaah! ¡Mierda! ¡Realmente me molesta sentirme así! ¡Rayos! Sé que no debo meterme con el trabajo de Kisa-san, pero es tan alegre con sus compañeros. No quiero que me lo quiten, él es mío.
Siguieron callados hasta que terminaron de comer, en eso Kisa recibe una llamada.
- ¿Aló? Habla Kisa. ¿Takano-san?... Sí, el material esta en mi casa. En cuanto llegue lo envío por fax… Está bien, nos vemos.
- ¿Qué paso? – Yukina seguía molesto & confundido pero quería pasar ese día junto a su novio.
- Algunos informes que tengo que enviar que están en mi casa, ¿vamos?
- Bueno.
Siguieron igual, sin hablarse hasta que llegaron al apartamento donde Kisa tuvo que buscar varios papeles que envió por fax & hacer algunas llamadas.
- ¡Aaah! ¡Terminé! ¡Qué cansado es todo esto!
Yukina salía de la cocina con un plato de comida.
- Ten, Kisa-san. Para que recuperes tu energía.
- Gracias, Yukina – respondió el ojinegro en tono tristón
Kisa: A pesar de todo, es bastante atento.
- Kisa-san, ¿por qué no me llamas Yu-chan o Yuki-chan? – soltó de golpe.
- ¿Qué? ¿Por qué quieres que te llame así? No eres un niño – Kisa no entendía qué era lo que pasaba en la mente del mayor.
Yukina hizo un gesto de molestia: Ni siquiera lo consideró por unos segundos.
Al ver que Yukina se volvía a callar, Kisa comenzó a recordar que cuando Yukina estaba frente de la editorial él le dijo Ricchan a Ritsu: Puede ser que por esa razón haya dicho lo anterior. Está celoso… en cierta manera me hace algo feliz… Qué raro que soy, joder.
- Esto... Yukina, esto es un poco raro, pero ¿estás celoso del chico al que llamé ‘Ritchan’? – preguntó temeroso.
- Sí, estoy muy celoso – respondió mirando directamente a los ojos de Kisa.
El mencionado no esperaba que su novio fuese tan directo por lo que no supo que decir. Yukina no dijo nada, comenzaba a sentirse culpable por haberse metido con su trabajo.
- Olvídalo, Kisa-san. No tiene importancia – se limitó a decir con gesto triste.
Pasaron los segundos que fueron una eternidad para Yukina, en ese tiempo Kisa asimilaba lo que acababa de escuchar.
- Yukina, tonto – el mencionado levantó la cabeza con gesto de sorpresa – lo llamó así porque él es nuevo en el trabajo, es como un niño. Llegó sin saber nada de edición en manga.
- A-ah, ya veo. Debe ser como tu pupilo, ¿no? Jajajaja.
- De cierta forma. A-además yo no podría llamarte ‘Yuki-chan’ o ‘Yu-chan’, no te veo como un niño, t-tú eres…
- ¿El hombre que te excita? – preguntó Yukina con sonrisa seductora.
Kisa se puso rojo ya que no esperaba que su novio dijese algo así. Tampoco es que no fuese cierto, pero decirlo de esa forma tan directa era demasiado para él. Aunque… ahora que lo había dicho, ¿por qué no seguirle el juego?
- S-si tú lo dices…- respondió Kisa mirando a otro lado tratando de sonar algo tentador pero por los nervios no se pudo.
- ¿Eeeh? ¿Acaso no lo soy? – Yukina no había captado la supuesta leve insinuación de Kisa & estaba al borde del colapso. Se acercó al sitio del pelinegro, lo tomó por los hombros & con cara de angustia le preguntaba ‘¿Por qué no soy el hombre que te excita?’ repetidamente. Kisa llegó al límite de su paciencia.
- ¡Claro que me excitas! Por algo me gusta estar contigo, ¡tonto! – le gritó sin percatarse de lo que decía. Yukina se quedó estático tras escuchar tales palabras las cuales asumió como una declaración, mientras Kisa se lamentaba haber dicho lo que dijo.
- ¡Kisa-san, eso me hace tan feliz! ¡Te amo! – se abalanzó sobre el menor.
- Oye, quítate. Pesas mucho. ¡Yukina!
Entre forcejeos Yukina comenzó a desabrochar la camisa de Kisa & a juguetear con el ombligo de su amado.
- Kisa-san, ¿puedo?
Kisa estaba perdido, estaba adentrándose en el mundo del placer. No entendía como ese chico, 8 años menor que él, lo ponía tan alterado: Es porque estoy enamorado… Decidió dejar de pensar para dejarse llevar por sus instintos: pasó sus brazos alrededor del cuello del mayor para acercarlo & darle un beso húmedo.
Kisa-san… era lo único que pasaba por la mente de Yukina.
Poco a poco fueron quitándose las prendas, comenzando aquella batalla de cuerpos para encontrar el punto exacto de excitación. Coordinación perfecta que los hacía tocar el cielo. Combinación de lujuria, placer, amor, dolor & hasta algo de vergüenza: todas esas sensaciones en su máximo grado de perfección.
Los gemidos & jadeos de la pareja resonaban en la habitación. En la calidez de aquel lugar, ambos llegaron al clímax en perfecta sincronía como si se tratase de una prueba de su amor. Descansaron un rato, tratando de regular sus respiraciones & ordenando la cabeza.
- Kisa-san – dijo el mayor rompiendo el silencio que se había formado – lamento haberme molestado por cosas de tu trabajo. Sé que aún soy inmaduro & no entiendo mucho de eso.
Kisa se conmovió ante esto, pero no sabía qué decir. Meditó un rato antes de emitir respuesta.
- No te preocupes. Si eres tú, no importa. Moléstate todo lo que quieras – respondió con los ojos cerrados & rojo hasta las orejas porque esa era la cursilería más grande que había dicho en sus 30 años de vida.
Yukina le dio un beso en la frente, después ambos se quedaron dormidos en el frio suelo aunque ninguno sintió frio alguno.