Bleeding scars por marr_yayoi

Mire por la ventana, la noche era oscura y fría en el exterior y el vacío que me consumía reflejaba todo eso en el interior de la mansión en la que habitaba. En la cama, mi compañero yacía sumido en sueños con su colorado cabello esparcido por la almohada y su aroma cítrico que invadía toda la habitación.
En mi interior, me sentía solo a pesar de su cercanía y un secreto que me acompañaba y no me dejaba verle a los ojos me atormentaba. Me levante y rebusque entre mis útiles de dibujo un sacapuntas, metálico, afilado. Desenrosque el tornillo que sujetaba la afilada navaja que el mismo contenía y la tome entre mis manos.
Movimientos rápidos y repetidos deslizando el filo sobre mi piel permitieron una vez más que la sangre brotara dejándome un sabor agridulce en la boca mientras veía escurrir mi vida a modo de un líquido color carmesí.
Era delicioso sentir el dolor y desconectar mi mente, era amargo y era dulce y se sentía tan bien y tan mal que me desconectaba.
Termine de cortarme conteniendo las lágrimas que pujaban por salir de mis ojos y deslice la hoja afilada en su lugar volviéndola a sellar con el tornillito miniatura como si nada hubiese pasado, la deje caer entre mis útiles y camine al baño a limpiarme y poner una gasa contra las sangrantes heridas que chorreaban constantemente en mi brazo, presionando, cortando la hemorragia.
Cerré los ojos un momento con mi cuerpo parcialmente desnudo frente al espejo del baño, no me dolía verme allí herido, dolido, llorando, me dolía ver a mi reflejo e imaginar que en lugar de mi era mi hermano quien se encontraba en esa posición lastimosa.
¿Por qué era que me afectaba tanto él? Bien, la respuesta a eso es muy simple y conlleva consigo muchas verdades que no son apropiadas, muchos deseos que están prohibidos, un amor más allá del racional y moralmente aceptado, porque el siempre estuvo allí y siempre fue mío, solos los dos contra el mundo…
Volví a la cama en silencio y me tumbe al lado de mi hermano espiándolo dormir de reojo ya que no podía enfrentarlo cara a cara. Mi mano izquierda, herida y cubierta por una remera de manga larga que utilizaba como pijama además de los shorts estaba a su alcance deleitándose por un roce inexistente que me permitía disfrutar solo por el hecho de su cercanía a mi lado en la cama King size.
Sentí entonces una presión en mi muñeca y no pude evitar aullar ante el punzante dolor no solo por la presión que mi gemelo había infringido sino por sus penetrantes ojos juzgándome tras desnudar mi piel y descubrir el vendaje que ocultaba las sangrantes heridas.
No fue necesario que preguntara “¿por qué?”, no fue necesario que le dijera “por ti” creo que en los ojos de ambos podíamos leer más de lo que podríamos decir en cualquier caso.
Gemí al sentirle tironear del vendaje exponiendo mis múltiple heridas, las mismas sangraban con intensidad ante sus ojos y yo no pude más que contener el aliento.
Su áspera lengua recorrió una a una las cortadas en mi muñeca lamiendo el metálico liquido que las recubría y que no paraba de brotar, sus ojos dorados me perforaban en reproche y con la mano que no me sostenía se deslizo por debajo de mis ropas encontrando más cicatrices y heridas en mi abdomen y piernas…
Dolor, deseo, se dio cuenta que en esa mirada solo podía arder pasión hueca pero que su hermano no sentía, no podría sentir jamás amor y el rechazo en esos ojos a pesar del calor sexual que podían compartir… No, realmente él jamás le amaría.
Cubierto de deseo, atrapado por esas suaves lamidas se levanto tenso y separo de aquella lengua que recorría cada marca que se había infringido por dolor y desesperación, lo miro a los ojos tomando una de los cuters de su cartuchera, lo clavo deslizándolo sobre el último de sus amados cuadros con esos delicados trazos que los representaban a ambos y luego de matarle decidió frente a él deslizarlo acariciando con el filo su piel.
Presiono con fuerza haciendo que las heridas fueran profundas, escribiendo el nombre de su hermano en su piel y cayendo de rodillas debilitado al dejar todo ir…
Entonces todo colapso, todo se puso negro…
Entonces termino todo sin un adiós simplemente como último recuerdo el calor de sus labios y la humedad de su lengua sobre las heridas con las que intento expiar el dolor de su alma al amarlo.